Jácara para un pícaro o La España negra

 

 

Por Alberto Morate

 

Le llamaron Barroco porque realmente era retorcido. Un desencanto del Renacimiento haciéndolo todo más enrevesado y lleno de peligros. Pero, la pobreza era la misma. Y hubo autores que denunciaron, con literatura, estos hechos. No podían quedarse impasibles ante tamañas desventuras.

Quevedo fue uno de ellos. Incisivo, crítico, punzante, (eso le valió la prisión), ponía en tela de juicio las desvergüenzas de un imperio, el de Felipe IV, y otras ‘herejías’ literarias que le pusieron en lo alto de las miras políticas, sociales, artísticas.

Y de eso se vale la compañía LaGriot’te, así escrito, para gritar, para representar, para traernos a colación aquella época que no dista mucho de la nuestra. La España negra o la Jácara para un pícaro, pero al revés, o dada la vuelta, es decir, mostrando los entresijos de un aire de podredumbre, de picaresca, de engaños y subterfugios, de inmovilidad progresista.

Me hace plantearme, ¿ha cambiado algo desde entonces? Pues resulta que Quevedo se echaría las manos a sus lentes homónimos para limpiarlos y ver que no estaban sucios, sino que la suciedad es lo que veía.

Sandra Gade se deja de sueños y zarandajas, y en plan bululú femenino, haciendo voces, desgarrándose la garganta, girando sobre sí misma, multiplicándose,… viene de lejos, del siglo XVII, y lanza al escenario multitud de personajes a los que pone voz, alma, cuerpo y espíritu (no sé si por ese orden) y nos dice, fijaos en mí, tengo 350 años y siguen pasando las mismas cosas y seguimos lo mismo.

La acompaña Álvaro Revuelto, que es un río de sonidos, trompeta, teclado, percusión,… es el sonido del ambiente vivido, el compás de la voz, la compañía para un solo interpretativo.

Y lo dirige, con dramaturgia de él mismo, Nazan L. Bamio, barroco eterno, amigo de Francisco (de Quevedo); lo sé, porque lo trata con mucho cariño.

Se iniciaron en Surge y van surgiendo, trayéndonos lo satírico, lo rufián, lo humorístico, la hilaridad mezclada con la crítica social, el teatro muy bien entendido.

 

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