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Violencia intragénero: Una realidad invisibilizada

«El heteropatriarcado oprime a más gente de la que puede parecer a primera vista»

 

El 19 y 20 de noviembre, el colectivo de creación contemporánea Quemar las Naves estrena en la Sala Tarambana, en el marco del Festival de Otoño, Bob o nunca nadie: La questione del consenso (BNNQC). La pieza, escrita, dirigida e interpretada por Carlos Pulpón, es una ponencia performativa sobre el consentimiento sexual dentro del colectivo LGBTIQ+.

A partir de una vivencia personal y de testimonios que recogió en un proceso de investigación previo, Pulpón abre un debate más que interesante, pero sobre todo necesario, sobre los límites del consentimiento y las experiencias que rozan el abuso sexual. Con motivo de este estreno, profundizamos sobre este proceso de creación creativo que lleva años cocinándose a fuego lento.

 

 

Bob o nunca nadie: La questione del consenso

 

 

Por Ka Penichet

Foto de portada: Carlos Pulpón. ©Fernando Roca

 

¿Qué supone para ti estrenar esta pieza en el Festival de Otoño?

Cuando sales de la nada y de repente formas parte de un festival al que has ido tantas veces y en el que han trabajado artistas a las que admiras, es un honor y una situación muy inverosímil. Yo he llegado gracias al Festival Surge de 2021; en concreto, a la categoría Emergentes, que estrenaron esa misma edición. Por todo ello, no puedo evitar sentir cierto síndrome del impostor y que estoy de chiripa. Y seguramente sea verdad, pero estoy intentando disfrutar la situación lo máximo posible. Espero que esta visibilidad pueda servir para llegar a más gente y ampliar la proyección de la pieza y de Quemar las Naves. Estoy muy agradecida.

 

Abordas el consentimiento sexual desde una perspectiva de violencia intragénero, ¿por qué?

Quiero pensar que lo abordo desde el «sí es sí» más entusiasta; pero cuando me acerco el consentimiento desde la violencia intragénero lo hago porque es la única perspectiva en la que he encontrado un atisbo de semejanza con mi vida, pese a que a menudo sirve para denominar la violencia de género en parejas LGTBIQ+, cosa que no tiene nada que ver lo que me pasó a mí. Ahora bien, no conozco otros referentes ni otras palabras. De pronto, la violencia intragénero era la única opción a la vista para investigar el tema con la máxima honestidad y con algo de rigor. Además, como apenas hay referentes sobre la violencia sexual entre ‘marikas’ (al menos yo no los he encontrado), Bob o Nunca nadie: La questione del consenso (BNNQC) viene no a suplir esa carencia, sino al menos a ponerla sobre la mesa sin copar el discurso ni invisibilizar otras violencias. De todas formas, he procurado que la pieza fuera lo más amplia posible porque creo que el problema de raíz es el mismo. Naturalmente, la violencia de género y la intragénero tienen sus problemáticas propias y sois desde luego las mujeres quienes más sufrís en concreto la violencia sexual; pero pienso que el heteropatriarcado oprime a más gente de la que puede parecer a primera vista.

 

¿Qué problemas judiciales existen actualmente en torno al reconocimiento de la violencia intragénero?

No soy jurista, pero me parece que está bastante invisibilizada en general. No hay ninguna mención al tema en la actual Ley Orgánica de garantía integral de la libertad sexual. Yo imagino que muy poca gente denunciará y que gran parte tendrá que soportar discriminación estructural.

 

GODOT-Carlos-Pulpon-02Para construir el texto llevaste a cabo una encuesta, ¿qué dato fue el que más te sorprendió?

Al final más que construir el texto con la encuesta, la encuesta ha pasado a formar parte del texto. Los datos que se han incorporado al texto me los han dado en persona. Pero, hojeando los cuestionarios, he visto de todo, de todo, de todo. En general, es muy interesante cómo cada une define el concepto de ‘consentimiento’. Recuerdo un formulario en el que un hombre gay recalcó mucho que sus prácticas y deseos eran opuestos a los míos, como reivindicándolos; y me pareció muy divertido.

 

¿Qué tienen las piezas maricas para que no te gusten/atraigan?

(Risas). Esa frase es más que nada un eslogan que me hace gracia, sin más. Aunque cierto es que la única obra de temática LGTBIQ+ que me gusta a bote pronto es Ángeles en América (desde aquí hago un llamamiento al mundo de que yo me moriría por hacer de Prior Walter). En general, las obras maricas no me parecen lo bastante ‘marikas’ o cuir, y encuentro que se quedan o bien en una cosa normativa, con escasa crítica o autocrítica, que no habla de nadie y que parece que se montan para pasar el rato la noche del sábado antes de salir a un garito al que no dejan entrar a tías, o bien en obras graciositas y buenecitas que dicen obviedades generalistas y básicas (tristemente necesarias aún hoy) para manufacturar una representación correcta de cómo debe ser el colectivo. A mí me gustaría ver una representación ‘transmaribibollera’ problemática, enfangada y humana. Vamos, lo que sí se les ha permitido a las heteras toda la vida. Pero, vamos, que no es más que mi gusto personal y me parece bien que haya de todo en la viña del Señor. Y desde luego existen honrosas excepciones.

 

Entonces, ¿por qué decidiste contar esta historia?

Después de lo que me pasó, sentí una necesidad imperiosa de contárselo a todo el mundo. Se lo conté a amigas cercanas y a otras no tan cercanas, que debieron flipar un poco. Era algo casi kamikaze en su candidez. Pero yo necesitaba comprender y compartir lo que me había sucedido. Poco después, empecé la Escuela de Invierno en Conde Duque y mostré un pequeño embrión de lo que sería BNNQC; sin embargo, hasta que de casualidad no volví a ver Fuego camina conmigo (la película de Twin Peaks) tiempo más tarde, no me cayó la ficha de conectar el consentimiento y la serie.

 

¿Por qué sientes la necesidad de que la gente te conteste si te estás apropiando de un espacio que no te corresponde políticamente?

No soy yo nadie para afirmar a quién le corresponde ese espacio, pero precisamente por eso pensé en abrirlo. Es más, una de las premisas de la pieza es que el saber humano es como una biblioteca a la que todas vamos contribuyendo con nuestras vivencias. Además, me resulta más interesante poder plantearnos preguntas juntas; para mí, las preguntas formuladas en sí ya entrañan cuestionamientos personales profundos. Y ya se sabe que lo personal es político.

 

Llevas el peso de la dramaturgia, de la dirección y de la interpretación, ¿no consideraste delegar la dirección a otra persona?

Es curioso porque muchas veces me he preguntado por qué no ampliar el elenco, pero nunca se me ocurrió delegar la dirección. Desde el inicio intuía que debía empezar yo sola con mis tiempos y mi proceso. Y al final me lie. Eso sí, me ha acompañado un equipo maravilloso que me ha sostenido a lo largo del tiempo. Las comparaciones son odiosas, pero sin la entrega inagotable de David Herráez no estaríamos aquí ahora.

 

¿Ha cambiado algo tu percepción sobre el consentimiento tras este trabajo?

Ha cambiado toda ella de manera profunda. También te diré que me reafirmo cada vez más en no juzgar las prácticas de nadie siempre y cuando sean consentidas, aunque a veces nunca está de más plantearse con pensamiento crítico por qué nos gusta lo que nos gusta y de dónde viene.

 

¿Con qué herramientas o dispositivos has contado para no hacerte daño contando esta historia?

BNNQC deja marca, pero efectivamente hay herramientas: unas dramatúrgicas y otras más bien de a pie. Desde el principio, tuve claro que necesitaba hincarle el diente desde la razón y no desde el desgarro, que también lo hay. También tenía clarísimo que la pieza debía aspirar no a tratar de mí, que es muy fácil, sino a tratar de todas, y que yo no debía ser el centro. En ese sentido, poder proyectar en la figura de Laura Palmer me sirvió. Al mismo tiempo, como buscaba generar pensamiento y no una catarsis o algo así, seguí algunas características del teatro de Brecht de siempre y una idea de mis admiradas Sleepwalk Collective: ¿cómo hacer que la pieza tenga lugar en la cabeza del espectador?

Aparte de todo esto, intento cuidarme durante la pieza: tengo agua, comida, paracetamol, estiro después de las partes físicas más exigentes… Siento que, dentro de, me trato con delicadeza.

 

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