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Un futuro distópico ¿muy real?

«La sociedad se extrema hacia un individualismo que desertifica los lugares del afecto, pero el amor seguirá encontrando sus espacios»

 

Chema Risko, Clara Oliver y Felipe Muñoz son los tres integrantes de Asociación Endaiak, una compañía que ha llamado la atención con su primer espectáculo: Nostalgia 2175. Con una sola voz nos hablan de este texto original de Anja Hilling, una reconocida dramaturga alemana apenas representada en España. Esta obra habla sobre un futuro distópico en el que los seres humanos no pueden tocarse y en la que se preguntan si habrá cabida para el amor en esas complicadas condiciones de vida. Puede verse en OFF Latina.

 

Nostalgia 2175 en el OFF Latina

 

Por Sergio Díaz

 

Un buen momento para regresar con vuestra obra que habla sobre el colapso del mundo, ¿no?

Sí. Lamentablemente, el mundo está ahora más cerca que nunca de ese colapso, así que el público tendrá que hacer un esfuerzo menor para situarse en la distopía casi post-apocalíptica que plantea la obra. Lo que antes era ciencia ficción hoy es más realidad. Esto puede ser terrorífico, pero el texto deja abierto un camino de esperanza; cada espectador tendrá que tomar el suyo.

 

Y todavía no estamos en ese momento, que llegará, pero quizá el público sí sea más consciente ahora de lo que se nos viene encima que hace 2 años cuando estrenasteis la obra…

Totalmente, y esto hace que el público esté más cerca de plantearse la pregunta que nosotros nos hacemos con este texto; ¿hay esperanza para el amor bajo cualquier escenario posible de la humanidad? ¿Puede el amor con todo?

 

Pero volvamos al principio. ¿Cómo dais con este texto de Anja Hilling?

Durante el verano de 2018 leímos cientos de obras con la idea de encontrar un texto sobre el que desarrollar nuestro primer montaje profesional. Gran parte de los que leímos los obtuvimos del archivo de dramaturgos alemanes que tiene traducidos al castellano el Goethe Institut. Un día dimos con Nostalgia 2175 y…

 

¿Fue un amor a primera vista? ¿Fue leerla y sentir que teníais que llevarla a cabo?

Completamente, hubo varios textos que nos llamaron la atención, pero con este fue inmediato, lo supimos con la primera lectura. Es curioso, porque la complejidad de la dramaturgia, de la historia y del mundo que plantea Anja Hilling hizo que ninguno entendiese mucho con esa primera lectura. Fue más adelante, con un análisis profundo, cuando fuimos entendiéndolo todo, aunque aún a día de hoy seguimos comprendiendo cosas con cada pase. Lo que sí es cierto, es que desde el primer vistazo y sin haberlo hablado, cada uno tuvo claro cuál iba a ser su personaje.

 

Hay algo que no se suele explicar nunca y es cómo conseguir los derechos para montar una obra. ¿Cómo fue ese proceso es vuestro caso?

Era la primera vez que nos enfrentábamos a este proceso. Nos dirigimos a la sede del Goethe Institut en Madrid y ellos nos pusieron en contacto con la editorial. Tras una gymkana de mails, conseguimos establecer un contrato con ellos y el Goethe Institut, interesado en la difusión de la cultura alemana en otros países, nos ayudó económicamente con el pago de los derechos. Actualmente nos sigue apoyando con el coste que suponen los derechos por cada vez que hacemos la función.

 

Anja Hilling es una destacada dramaturga alemana que ha conseguido muy buenas críticas con sus obras, pero aquí en España no me suena haber visto otras adaptaciones suyas. ¿Qué nos podéis contar de ella? ¿Habéis leído más trabajos suyos -como los más conocidos Mi joven corazón idiota o Protection-? ¿Tenéis en mente alguna otra adaptación suya?

Conocemos también su maravilloso texto Negro Animal Tristeza, que tiene una oscuridad y una desesperanza que se comunican muy bien con Nostalgia 2175. Hasta donde nosotros hemos indagado, esta es la primera vez que se monta un texto suyo en España, a pesar de que Nostalgia 2175 sí se ha montado en casi todos los países de Europa y en muchos de Latinoamérica, y a pesar de que, curiosamente, el director del primer montaje del texto en Hamburgo fue Rafael Sánchez, un director suizo de procedencia española.

 

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Clara Oliver en ‘Nostalgia 2175’

 

La adaptación de la pieza es de vosotros tres. ¿Anja intervino algo en el proceso? ¿Ha visto el resultado final?

Lo cierto es que ni siquiera la editorial nos ha podido facilitar su contacto. Nos hubiera encantado hablar con ella, no solo por invitarla a venir a ver la pieza, si no porque el texto tiene misterios y recovecos que, en su mayoría, hemos ido llenando de sentido, pero aún hoy nos quedan algunos sin resolver. De modo que, Anja, si estás leyendo esto ponte en contacto con nosotros, por favor (risas).

 

Y con respecto a la obra original, ¿Cómo de fieles habéis sido?

Tan fieles que hemos mantenido algunas frases a pesar de, en un principio, no entender qué querían decir exactamente. Para muchas hemos encontrado un sentido a lo largo del proceso pero alguna sigue siendo un enigma, como hemos dicho, es un texto complicado…

Más allá de la adaptación de la traducción (de la mexicana Claudia Cabrera) al castellano de España y la reordenación de algunas escenas, hemos mantenido el carácter narrativo del texto de Anja. A pesar de esto, las características de su dramaturgia (ausencia total de signos de puntuación y acotaciones, saltos temporales, convivencia constante de diálogo y narración) hacen que al completar el texto con las herramientas de la escena haya una enorme libertad para la dirección; se podría montar piezas radicalmente diferentes siendo absolutamente fiel a la palabras de la obra. Por eso, dentro de esas libertades que teníamos para poner en pie el texto de mil maneras diferentes, creemos que el resultado es una pieza personalísima.

 

¿Cómo es la puesta en escena? ¿Cómo habéis elaborado la dramaturgia?

Es una pieza muy narrativa, muy textual, el principal vehículo es la palabra; pero con fuertes apoyos en un lenguaje escénico multidisciplinar (artes plásticas, audiovisual, teatro físico… ). La escenografía y el vestuario son minimalistas y monocromáticos, aquí la intención es reflejar ese mundo de 2175 en que ha desaparecido la fuente de color primigenia: la naturaleza. El mar, las plantas, los animales, y hasta nuestra fuente de luz original, el sol, han desaparecido.

De la misma forma que estos personajes de 2175 ya solo pueden acceder a estos elementos naturales a través de la imaginación y de la nostalgia, el público de esta pieza debe completar las imágenes por sí mismo. En un mundo blanco y funcional el espectador debe imaginar muchas cosas en esta historia, porque igual que en 2175, no existirán en el escenario.

 

A grandes rasgos, ¿Podéis explicar la trama principal de la obra?

Situándonos en este escenario post-apocalíptico, donde la ciencia y la tecnología nos permiten sobrevivir, pero la belleza perdida del mundo solo se recupera con la nostalgia, el texto presenta a sus tres protagonistas: Posch es un empresario que cree que esta nostalgia puede salvarnos, él construye paredes que nos protegen de la radiación del planeta y Taschko, el artista principal de su plantilla, está encargado de pintar esas paredes con imágenes del pasado, imágenes que no volverán a existir en la Tierra. Pagona trabaja en el café al que Taschko llega para hacer su primer trabajo y ambos se enamoran, pero hay un problema, jamás podrán tocarse.

En estas circunstancias sucede algo imprevisto, un milagro, teniendo en cuenta que la concepción natural en este ‘nuevo mundo’ es prácticamente imposible. Un embarazo. Una nueva vida. Un futuro bebé que trae consigo tantas esperanzas como preguntas. Y, de nuevo… el amor, en todas sus representaciones posibles.

 

¿Es un alegato contra el cambio climático? Porque caben muchas lecturas dentro del texto…

De alguna forma el mensaje de alarma por el colapso climático que va a venir y que muchos científicos aseguran inevitable está en la obra, pero no creemos que sea el tema principal. Más bien es el contexto en el que se produce la pregunta sobre el amor, si el amor seguirá existiendo sin límites detrás de ese ‘deadline’; si el amor lo puede todo.

 

¿El Dermaplast tiene algo en común a las mascarillas?

El Dermaplast© es un material sucedáneo fabricado con restos de piel humana que se confirma como única posibilidad de proteger a las personas de la radiación y temperatura de la Tierra tras el colapso climático. De este material están compuestas las paredes y los trajes protectores que deben ser llevados en todo momento.

A raíz de todo lo que ha ocurrido, hemos reflexionado sobre esto y está claro que en ambos casos se trata de un elemento que ha aparecido de golpe en la vida de las personas y que tenemos que utilizar obligatoriamente para protegernos de un agente externo. Igual que hay gente trabajando en una vacuna, en este mundo hay gente como Posch trabajando para crear espacios, habitaciones protegidas en las que se pueda producir el encuentro entre dos personas sin necesidad de usar su traje protector. La sorpresa que nos produce ver el rostro de alguien a quien no hemos conocido sin mascarilla, cuando se la quita, nos puede ayudar a hacernos una idea de lo que sentirían estos personajes si pudieran, por un rato, encontrarse con otro cuerpo sin necesidad de usar su traje.

 

La música de Iñaki Simón García es casi como un personaje más de la obra, cuenta muchas cosas, ¿no?

En nuestro proceso creativo siempre hemos considerado la música como un elemento vital y dado que nuestra estética escénica es minimalista, la música llega a ser, de alguna forma, un elemento que ayuda a impulsar la atmósfera  y la imaginación de los espectadores, casi como otro personaje.

 

En estos dos años de andadura con este texto, ¿cómo sentís que ha crecido/evolucionado la obra? ¿Y qué respuesta tiene el público cuando la ve?

Pues estos dos años han supuesto un gran cambio en cada uno de nosotros, desde lo artístico hasta lo personal; nuestra experiencia, nuestra ambición y nuestra perspectiva han crecido, se han expandido en este tiempo. De modo que igual que los personajes de la obra ‘se adaptan a las circunstancias y al cambio del cuerpo’, nosotros hemos ido modificando el montaje a nuestro propio cambio. Cada semana solemos revisar la última representación y nos surgen nuevas ideas que probamos en la siguiente, de forma que lo que mostramos en el teatro siempre es, de alguna manera, un ‘work in progress’. Creemos que esa forma de trabajar, mantener siempre abierta una línea de investigación, da mucha frescura al trabajo y nos permite descubrir cosas nuevas cada día.

El público nos ha dicho de todo sobre la obra, como es una propuesta con una escenografía tan reducida que da mucha importancia a la imaginación del espectador, cada uno se monta su película. Al salir te encuentras a la gente con los ojos muy abiertos, como si hubiesen salido de un viaje astral. También suelen hacer muchas preguntas, sales de la sala y te los encuentras hablando y debatiendo sobre la obra. Eso es guay, porque creemos que significa que remueve cosas; cuando algo no remueve sales del teatro y enseguida pasas a otra cosa, deshechas lo que acabas de ver; aquí la gente parece que se va a casa dándole vueltas a algo.

 

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Los tres componentes de Asociación Endaiak: Chema Risko, Clara Oliver y Felipe Muñoz

 

Habladnos un poco de Asociación Endaiak. Cómo os conocéis, de dónde venís…

Mientras Chema y Felipe estudiaban en la Facultad de Matemáticas de la UCM y Clara en la de Físicas, Chema creó Teatruko, un grupo de teatro Universitario que se convirtió en una familia teatral donde nos conocimos. Desde el principio, los tres conectamos tanto artística como personalmente y así fue como, paralelamente al crecimiento del grupo, nuestra afición se convirtió en pasión y la pasión en profesión. Poco a poco nos dimos cuenta de que era esto lo que nos llenaba y por eso tuvimos la necesidad de montar nuestro primer proyecto profesional fuera de la universidad.

 

En un momento dado decidís autoproducir este montaje. ¿Qué os impulsó a tomar esa decisión?

Fue una decisión casi obligada. Teníamos muchísimas ganas de dar el salto a lo profesional pero no teníamos ni medios económicos, ni contactos, ni previa experiencia así que decidimos ponernos manos a la obra, nunca mejor dicho. Fue un “yo me lo guiso, yo me lo como» en el que los tres íbamos aprendiendo durante el proceso, siempre con mucha inquietud y ganas de trabajar ya que desde el principio hemos tenido claro que las cosas no suceden si nos quedamos quietos esperando que ocurran. Para nosotros, este  proceso es muy valioso porque no solo ha sido un montaje sino también una formación de producción teatral. Empezamos sin tener idea de nada y ahora tenemos esa gran experiencia de cara a montar y producir otro proyecto en el futuro.

 

No sé si vivís de las Artes Escénicas, pero nos podéis explicar, para que la gente sepa, ¿Cómo es montar un espectáculo como este en sala de teatro independiente madrileña? ¿qué esfuerzos/sacrificios/recompensas os lleva?

Los esfuerzos son enormes, pero las recompensas son infinitas. Vivir de esto es muy complicado, actualmente ninguno de los tres tenemos esa suerte. Nuestra profesión siempre ha estado rodeada de una incertidumbre enorme, pero ahora más, estamos viviendo un mal momento para el teatro. Por eso, cuando echamos la vista hacia adelante y nos preguntamos cómo seremos capaces de seguir si no nos acompaña la suerte y las oportunidades, la respuesta es, en palabras del texto, «el amor, el amor de una forma absolutamente complicada». No creemos que haya otra forma de mantener una vida dedicada al teatro sin un amor interminable.

Por otro lado, el mal momento que está pasando el teatro es en términos de público, de economía, pero más allá del dinero el teatro, hoy, es necesario, más necesario que nunca. En ese sentido se podría decir que no ha vivido un momento mejor.

 

¿Qué tipo de teatro os interesa? y ¿Cuál es vuestro siguiente proyecto?

Cada uno ha ido cambiando mucho desde que empezamos en este proyecto, nos hemos ido formando por un camino distinto, pero después compartimos y fusionamos todos esos conocimientos e intereses diferentes y eso es lo que define nuestro estilo.

Pensando en nuestro siguiente proyecto nos motivan compañías como [Los número imaginarios] y Grumelot; también somos devotos de Angelica Liddell, ¿y quién no? Nuestro siguiente proyecto toma como punto de partida algunas preguntas en torno al amor que nos están atacando a raíz de este montaje. Pero sospechamos que será algo muy distinto, en primer lugar no parte de un texto ya escrito, la dramaturgia está creciendo desde nuestros encuentros, desde un punto mucho más personal, desde nuestros conflictos con respecto al amor, con respecto a nosotros mismos, más cercano a la autoficción.

 

Os he leído una frase que me gustaría que ampliarais: “Nuestro lenguaje es el resultado de nuestra convicción de que el teatro es un aglutinador de artes”. ¿Cómo es ese lenguaje que os sirve como seña de identidad?

Según fuimos profundizando en el texto y en la manera de contar esta historia que íbamos encontrando, fue el propio proceso el que pidió a gritos elementos provenientes de otras disciplinas artísticas que a nosotros nos quedaban lejos. Así, Iria Rodriguez entró a participar en los ensayos para crear junto a nosotros, pero desde la plástica, y así nacieron los cuadros que Taschko ‘pinta’ en la obra. Iñaki también fue uno más creando la música de forma simultánea al desarrollo de la pieza. En el caso de lo audiovisual, encontramos la herramienta perfecta para plasmar todo aquello que, aun no pudiendo existir en 2175, ocurre en la mente de los personajes.

En general, creemos en el teatro como un espacio en el que puede y debe convivir toda forma de arte, de hecho siempre ha sido el espacio en el que más dialogan las diferentes disciplinas. El teatro es para nosotros, como diría el personaje de Posch, «un espacio vital seguro para concebir esa simbiosis» entre diferentes formas artísticas.

 

Y ya para terminar con las conclusiones finales de la obra, tal y como estamos evolucionando como sociedad, antes de la pandemia, ¿estamos viviendo en un planeta apto para el amor?

La sociedad se extrema cada vez más hacia un individualismo que desertifica los lugares del afecto, pero aún con eso, el amor sigue encontrando sus espacios. El mundo tendría que irse mucho más a la mierda para que el amor lo tuviese difícil. Quizá tanto como en Nostalgia 2175, quién sabe.

 

Y a vosotrxs, como gente joven que sois, ¿Cómo está afectando esta pandemia al amor, a vuestras relaciones?

Precisamente es el amor lo que nos ayuda a sostenernos bajo las consecuencias de esta situación, el amor que nos tenemos entre nosotros tres nos permite seguir haciendo esta obra pese a todas las dificultades. Por otro lado, nuestra generación está viendo cómo surgen nuevas formas de definir el amor entre dos personas, entre más de dos personas, entre una persona con otra cosa… nuevas concepciones que hacen tambalear la propia definición que teníamos del amor. Sobre esto también estamos pensando de cara a nuestra próxima pieza.

En cualquier caso, en nuestra ficción de 2175 dos personas no lo tienen nada fácil para encontrarse a solas en una habitación y poder desnudar sus cuerpos durante toda una noche, pero hoy sí podemos. Mientras nos quede ese refugio, el amor seguirá siendo fuerte en nuestras vidas, tanto como para atravesar pandemias, crisis, temporales y cualquier adversidad.

 

 

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