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Tito Asorey dirige la versión teatral de ‘Fariña’

El FIOT, Festival Internacional Outono de Teatro, en Carballo, cerrará el 1 de noviembre con un broche de oro espectacular, de la mano de la versión teatral de Fariña, el libro de Nacho Carretero que ya fue llevado a las pantallas con la serie homónima y que entra a saco en la realidad de todo lo que rodeó y rodea al narcotráfico gallego. Hablamos con el director del montaje, Tito Asorey, que participó como actor en la serie, junto a Xosé Antonio Touriñán, que además de estar en la obra teatral como actor también, es el productor y principal impulsor de este proyecto. El resto del reparto lo conforman María Vázquez, Cris Iglesias (las dos participaron en la serie también), Marcos Pereiro y Sergio Zearreta. El estreno absoluto tendrá lugar este 25 de octubre en el Teatro Colón de A Coruña.

 

Por Álvaro Vicente / @AlvaroMajer

Foto superior: Marcos Martínez

 

¿Cuándo y cómo se os ocurre llevar Fariña al teatro? ¿Fue durante el rodaje de la serie donde tú y Touriñán estabais como actores?

En realidad, la primera conversación la tuvieron Touriñán y Nacho Carretero, Touriñán tuvo esta idea y se la propuso a Nacho, y Nacho dijo que adelante. Ahí me contactaron y me propusieron dirigirla, y dije que sí inmediatamente porque me pareció un proyecto alucinante para embarcarme en él.

 

El rastro que deja la serie es importante y es legítimo pensar en términos comerciales que una adaptación teatral tiene mucho trabajo, al menos de promoción, ya hecho. Pero más allá de eso, me gustaría saber qué aporta la obra para seguir profundizando en estas historias tan íntimamente vinculadas a la sociedad gallega.

Yo leí el libro en 2015, antes de hacer la serie, y antes de que se supiera incluso que se iba a hacer la serie. Me lo leí porque me llamó la atención ya que hablaba de lo que hablaba, y es un tema que aquí en Galicia hacía muchos años que no se trataba con un libro así, de estas características. Había habido ficciones, Manuel Rivas escribió mucho sobre narcotráfico, pero un estudio periodístico, sociológico, tan interesante como este sobre el narcotráfico, después de la Operación Nécora, no había salido nada así. Y cuando lo leí lo pensé: aquí hay un espectáculo de teatro documento muy potente, porque lo lees y entiendes todas las ramificaciones que tiene este problema, de todo lo que implica a nivel social, político, económico, en este país, y propone una manera de encontrar las raíces más profundas de una problemática que sigue existiendo hoy en realidad. Fariña no es una historia del pasado, en el sentido de que ya pasó; no, sigue pasando, claramente, ante las narices de todos, y esto lo que hace es buscar la raíz del problema. A partir de eso, la obra de teatro parte del libro, no tiene nada que ver con la serie, más allá de que compartamos actores, pero asumo que la gente que vendrá a ver la obra, muchísimos habrán visto la serie, con lo cual me tranquiliza porque hay un montón de historias que no tienes por qué contar. En la obra nos interesaba más la historia colectiva, lo que tiene que ver más con un paisaje social, no lo que tiene que ver con historias y dramas personales. Es más paisajística en ese sentido, los 5 actores asumen una serie de roles y se van transformando al tiempo que se transforma este paisaje de ciudadanía gallega.

 

Pero por lo que dices entiendo que es teatro documento, que no hay ficción, no hay dramatización, como en la serie.

Bueno, la obra tiene una parte de teatro documento importante, pero también tiene una parte de ficción, aunque es una ficcionalización que tiene más que ver con la sátira que con el drama. Nosotros enfocamos la obra desde la retranca, desde el humor negro, desde el espejo deformante casi, muy valleinclaniano muchas veces, que para eso Valle era de Vilanova de Arousa. Y no fue premeditado, pero empezamos a trabajar y un día el ayudante de dirección me dijo: te das cuenta de que estamos haciendo una sátira, ¿no? Y sí, joder, nunca había pensado en esa palabra, pero es así, no me disgusta nada mezclar el teatro documento con la sátira política, con la sátira jurídica, la sátira social y la sátira al hablar de los narcos. Me parece que esto ha sido una enorme fiesta en la que todo el mundo ha pillado cacho y se han beneficiado muchísimo, menos las víctimas que han sufrido los horrores de toda esa generación perdida, y eso ha sido un drama brutal para este país y para Galicia en particular.

 

Detrás de la sátira siempre hay un poso de tragedia.

Claro, sí, y en la tragedia también es donde aflora el humor negro. El dramaturgo, José Prieto, es un maestro del humor negro, y en ese sentido hunde mucho las raíces en nuestro humor, en ese darle la vuelta a las cosas y tratarlas con una amargura cómica.

 

Tito Asorey dirige la versión teatral de 'Fariña' en Madrid

 

Has nombrado a Valle-Inclán y yo siempre me pregunté si Valle inventó el esperpento o el esperpento ya estaba allí.

No hay más que salir a la calle muchas veces para comprobarlo.

 

Entonces, entiendo que la obra fusiona realidad y ficción, por decirlo así.

Sí, es un espectáculo que, por contraste con la serie, que es audiovisual, siendo teatro solo se podía contar de esta manera, había que hacer teatro y usar todos los aspectos de la teatralidad, teniendo en cuenta esta tendencia actual del teatro documento, que nos está llegando desde fuera y está pasando aquí, es una corriente que en Latinoamérica y el resto de Europa lleva un tiempo y está evolucionando, y aquí igual vamos un pasito por detrás, estamos todavía investigando. Pero como te decía antes, no diría que lo que hacemos es cien por cien teatro documento, es una obra que tiene que llegar a mucha gente y nuestra pretensión era hacer un espectáculo que ante todo fuese lúdico, divertido, y dejara un poso de debate y reflexión. Hora y media de goce estético e interpretativo, pero saliendo con muchas ganas de hacerse preguntas sobre el mundo en el que estamos viviendo. Sobre todo sobre la responsabilidad social de cada uno de nosotros para que este se haya permitido, para mí tiene que ver con eso, el enfoque está ahí, en la responsabilidad de toda una sociedad para darle cabida a este drama, esos pequeños actos cotidianos que permitieron y siguen permitiendo que esto ocurra.

 

¿Hay personajes, los 5 actores asumen varios de ellos, están retratadas todas esas familias, los Charlines, los Oubiña…?

No son personajes realmente, más bien los actores van asumiendo roles, es un ejercicio muy metateatral que se plantea desde el principio, como un juego, los actores hacen de ellos mismos y van asumiendo según las necesidades del relato distintos roles, para tratar de explicar y reflexionar y aportar un poco de luz ante toda esta maraña de información. Asumen unos 10 roles cada uno, es un espectáculo muy dinámico y muy loco en ese sentido, y van pasando por los ámbitos policiales, los ámbitos judiciales, contamos la Operación Nécora, el paso del tabaco al hachís… pero en realidad los narcos es lo que menos se trata, porque precisamente es lo que más se trató en la serie, no profundizamos demasiado porque ya está contado allí, y hay tanto que contar… sobre todo a la hora, como te decía, de poner el foco en la responsabilidad, en la sociedad, en los habitantes de esos pueblos… Casi es un ejercicio en el que la gente, el público, puede intuir: este podría ser Oubiña, este podría ser Sito Miñanco, pero no se encarnan a modo de personaje, ni se dicen los nombres, porque creemos que eso ya está súper tratado. El enfoque está en otro lado.

 

El libro de Nacho Carretero tuvo sus problemillas, por decirlo así, con eufemismo, y cuando asumís vosotros enfrentar un proyecto así, tan anclado a la realidad y al presente, donde se trata un tema que tiene que ver con organizaciones criminales, ¿no os da a veces un poco de vértigo o un poco de miedo, por qué no decirlo? También pensando en Roberto Saviano, por ejemplo, y sus investigaciones sobre la Mafia italiana…

No he pensado nunca en esa posibilidad. Igual al haber estado en la serie y residir cerca de todo esto, pues es como familiar. Cuando me ha contactado alguien, después de la serie, donde hice el personaje del abogado de los narcos, era para decirme que lo había hecho muy bien. No hay miedo, es una historia que está ahí, que hay que contar y no creo que a nadie se le ocurra… no sé… sería perjudicial para ellos mismos.

 

¿Esto habla quizás de la madurez de la sociedad gallega en este sentido, que se puede enfrentar a un trauma colectivo como este, cara a cara, incluso desde la sátira?

Sí, incluso para seguir denunciando que esto sigue ahí, que no se acabó después de la Operación Nécora. Hace nada conocíamos noticias sobre Sito Miñanco y un tema de blanqueo de capitales, sigue habiendo alijos… Es un problema, y está íntimamente ligado al neoliberalismo, Saviano lo cuenta en CeroCeroCero, dónde explica cómo la coca gobierna el mundo, establece un paralelismo muy grande entre el neoliberalismo, el libre comercio y la cocaína, es el producto estrella, no sometido en ningún aspecto al control de los estados, no hay injerencia alguna, es el sueño de todo neoliberalista, que los productos circulen libremente sin control de los estados.

 

Bueno, para terminar, ¿hay un gran componente musical en la función, no?

Hay música en directo todo el tiempo, el montaje tiene un gran componente musical, sobre todo porque en los 80 la música era importante como modo de expresión de una generación y retrato también de todo aquello que estaba pasando. Y además tenemos el temazo que ha compuesto Novedades Carminha especialmente para el montaje, que interpretamos de dos formas distintas.

 

Temazo total, que suena un puntito tropical… muy del estilo BSO de Narcos

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