La creación más pura y libre en Teatro Pradillo

 

Por Sergio Díaz

Foto de portada: Anatomía del sentimiento, de Lucía Marote

 

Ser libre no es fácil. El sistema no tolera bien a los versos sueltos, porque no riman en la consonancia que la métrica impuesta requiere. Ser libre requiere criterio, trabajo, capacidad crítica y músculo económico para combatir los envites del destino. O despojarse de todo en la versión más extraordinaria de la libertad. Ser libre es dedicarte a las Artes Escénicas sin importarte lo que opinen los demás o las modas imperantes. Ser libre es crear por ti mismo y dar al mismo tiempo cobijo, calor y pan a los creadores para que se expresen como quieran. Ser libre es Teatro Pradillo en esta ciudad.

 

Creación y pensamiento

La icónica sala madrileña ha presentado su programación para esta temporada de invierno 2021. Una programación en la que, como siempre, prima la creación contemporánea, la investigación escénica y la comunicación a través de las nuevas formas de relacionarnos. Creación e innovación que abre el pensamiento, nuevos mundos ante nuestros ojos que nos ayudan a expandir el conocimiento y que trascienden las formas tradicionales de expresión sobre un escenario.

Cuatro serán las propuestas que nos ofrecen para este mes de febrero. La primera es un programa doble que está dentro del marco de Colaboración que Teatro Pradillo ha establecido con el Certamen Coreográfico de Madrid, y las obras que podremos ver son Caer Caer Caer y Aliasing (4, 5 y 6 de febrero). La primera es una creación del coreógrafo y bailarín tinerfeño Richard Mascherin en la que trata de desentrañar las consecuencias físicas y emocionales de esas caídas que todos tenemos en el día a día. En la segunda, la compañía TR3STR3INTA propone a Sau-Ching Wong, Alfonso Riera y Adina L. Velázquez el desarrollo de una pieza cuyo punto de partida gira en torno a la dilatación del tiempo y las infinitas posibilidades que este concepto ofrece.

Los días 11, 12 y 13 de febrero serán para Ikue Nakagama, bailarina de danza moderna que llegará a nuestra ciudad con Nakami, un trabajo en el que busca destruir lo que las representaciones culturales y de género le han ordenado ser: su cuerpo como una bailarina educada, su cuerpo como una hija, una mujer, una madre, una mujer japonesa, un emigrante japonés… Así, bailará en el escenario lo que su cuerpo nunca quiso.

La tercera propuesta será Anatomía del sentimiento (18, 19 y 20 de febrero), de Poliana Lima y Lucía Marote, que nos ofrecerán un acto poético de entrega absoluta, sin reservas, sin miedo (o a pesar de él), en el que dos mujeres se buscan, se comparten, se apoyan, se funden, se disuelven, desvelando la historia escondida entre los pliegues de la piel, en forma de poesía escrita sobre los cuerpos. La belleza de dos cuerpos que se muestran con crudeza y honestidad.

Y cerrará el mes Myris, Alejandría año 340 DC (26 y 27 de febrero), de Marianela León y George Kokkinaris, dos artistas que han hecho de la poesía la base de su relación artística y que en este nuevo trabajo juntas se adentran en los escritos de Constantinos Kavafis, de modo especial, en Myris, Alejandría año 340 DC, el poema más extenso del corpus kavafiano.

El camino de un caballo salvaje que se aleja del rebaño es complicado. Está lleno de obstáculos, incompresión, negación y frío. Los caballos salvajes generan temor y miedo. Y su futuro probable es el rechazo y la soledad. Por eso es tan importante que existan espacios como Teatro Pradillo, un lugar al que acudir cuando un espíritu indomable necesita romper las cadenas que le atan.