El Teatro de La Abadía presenta el programa de actividad del primer semestre de 2021-22 y adelantan algunos títulos del segundo, en una temporada en la que convocan a un público diverso dispuesto a disfrutar de una programación diversa y transgresora.

 

Nueva temporada Teatro de La Abadía

 

Por Redacción

Foto de portada: MaríaLaCartelera para Cada átomo de mi cuerpo es un vibroscopio.

 

En la nueva temporada que han presentado el día 15 de julio, los espectadores/as encontrarán en el Teatro de La Abadía un conjunto de obras del Repertorio universal en convivencia con piezas de creación contemporánea, en las que la palabra tiene la misma presencia que la plástica o la corporeidad. Porque ir al teatro es dejarse llevar por lo inesperado, descubrir diferentes maneras de hacer y de ver.

Una programación que deja hueco para lo imprevisible bajo una filosofía que les conduce a trabajar desde la consciencia de que el teatro necesita de flexibilidad para adaptarse una y otra vez a lo que la vida pone en su camino. En los próximos meses, La Abadía espera a los espectadores para ofrecer un teatro inquieto, con una actividad inquietante.

Entretejido en esta actividad y la programación expandida, cabe recordar también el vínculo con los creadores asociados, cuyas ideas y energía han contribuido a resignificar La Abadía en el panorama de las artes escénicas de Madrid y de España.

 

Relecturas y nuevos lugares para los clásicos

Así, en la temporada que arrancará el septiembre, presentarán relecturas de varios grandes títulos del teatro occidental: un reencuentro con Mio Cid, espectáculo dirigido e interpretado por José Luis Gómez, figura esencial en la historia de nuestro teatro, y que a lo largo de esta temporada que cerramos ha disfrutado de una larga gira; y con Nise, la tragedia de Inés de Castro, de Ana Zamora y Nao d’Amores, que vuelve a la Sala Juan de la Cruz con una disposición diferente de las butacas en busca de una nueva experiencia.

 

 

Marianella Morena, prestigiosa directora uruguaya, ofrece en Fuenteovejuna un acercamiento singular a la obra de Lope de Vega al situarla en los pasillos de un supermercado, mientras que la Companhia do Chapitô ‘inadaptan’ a Shakespeare en Hamlet al sustituir el castillo de Elsinor por la oficina de una multinacional. En el segundo semestre, ofrecerán una versión de El pato salvaje de Ibsen, que no se ha representado en Madrid desde 1982. También habrá piezas breves de Calderón, Moreto y Quiñones de Benavente en Andanzas y entremeses de Juan Rana, dirigida por Yayo Cáceres y a partir de una versión de Álvaro Tato para que Ron Lalá traigan a escena una fiesta de piezas breves con música en directo para reflexionar sobre los límites del humor y homenajear a una figura esencia del teatro clásico español.

Federico García Lorca estará por partida doble, con el recital de Carmelo Gómez, que mezcla a Lorca con textos áureos, en A vueltas con Lorca, y, ya en el segundo semestre, con el Retablillo de don Cristóbal de Nao d’amores.

 

Miradas y compromisos con el presente

Estos ‘clásicos’, aunque transitados desde miradas disruptivas y transgresoras, convivirán con creaciones que ahondan en otros lenguajes escénicos e inciden en nuestra realidad y su complejidad, problematizando algunas de sus características. La compañía hispano-suiza L’Alakran actúa por primera vez en La Abadía con Makers, en la que con dos actores en escena, Juan Loriente y Oscar Gómez Mata, toman como punto de partida El hacedor de Agustín Fernández Mallo, que a su vez se basaba en Borges, para crear una pieza sobre lo cotidiano en esta época de fragilidad, de contornos borrosos e inciertos.

En Cada átomo de mi cuerpo es un vibroscopio, inspirado en la vida y obra de la escritora sordociega Helen Keller, Rakel Camacho dirige a Eva Rufo y Esther Ortega, adentrándose en la diversidad con un espectáculo que es un poema existencial sobre los límites de lo visible e invisible. Gerardo Vera era el director previsto para la obra Para acabar con Eddy, pero su triste fallecimiento dejó huérfano el proyecto en la pasada temporada. Ahora, José Luis Arellano se hará cargo de la dirección de una obra que adapta la novela de Édouard Louis, en versión de Pamela Carter, sobre el acoso que sufre un joven homosexual en una pequeña ciudad obrera.

Ana Vallés y Matarile regresan a La Abadía con El diablo en la playa, con Celeste González y Claudia Faci, para hablar de la fragilidad, el caos, las tentaciones y el desarraigo, en una pieza que usa el lenguaje como simulacro y habla de la autorrepresentación, las identidades falsas y las relaciones fantasmales generadas por el deseo.

Suspensión, de la Compañía de Circo Nueveuno, es un espectáculo llamado a transmitir, a conmover, a través de los testimonios personales de sus creadores, los juegos de malabares, las coreografías.

 

Y además…

La memoria de nuestro país estará presente con la adaptación de Anatomía de un instante de Javier Cercas por parte de Àlex Rigola, sobre el 23-F, que llegará a nuestro teatro al comienzo del segundo semestre. También lo harán Casa, con texto y dirección de Lucía Miranda, y el nuevo espectáculo de Pont Flotant.

En abril, siguen dando continuidad a la relación estable con el Teatro Real, a través de una propuesta de Agrupación Señor Serrano a partir de dos misas del siglo XVII de Joan Cererols, bajo el título Extinción.