La exposición, que estará hasta el 1 de marzo de 2021, está organizada por el Museo Reina Sofía y el Stichting Kunstmuseum den Haag con la colaboración de la Comunidad de Madrid. En ella se aborda la obra del artista holandés Piet Mondrian en el contexto De Stijl, un movimiento junto al que marcó el rumbo del arte abstracto geométrico desde los Países Bajos e imprimió un cambio drástico de la cultura visual después de la Primera Guerra Mundial. La concepción de la belleza de Mondrian, basada en la superficie, en la estructura y la composición del color y las líneas, conformó un estilo novedoso e innovador que pretendía derribar las fronteras entre disciplinas y rebasar los límites tradicionales del espacio pictórico.

 

Por Redacción

 

Mondrian, el artista moderno por antonomasia

 

La muestra, que se enmarca dentro de la conmemoración del 30 aniversario del Museo Reina Sofía, revisa desde esta perspectiva la trayectoria e enorme influencia de Mondrian (1872, Amersfoort – 1944, Nueva York), considerado junto a Picasso como la gran figura de referencia de la Modernidad. Una idea que corrobora en el catálogo de la exposición su comisario, Hans Janssen, al señalar que “existen razones de peso para afirmar que Piet Mondrian, un héroe en las artes visuales, es el artista moderno por antonomasia”.

Mondrian y sus compañeros de De Stijl operaban en un mundo en el que también se desarrollaban otras corrientes artísticas. De ahí que en cada una de las nueve salas de la exposición se ponga en diálogo la filosofía de este movimiento con otras iniciativas de la época que perseguían crear un arte genuinamente contemporáneo. Así, el público que visite la exposición podrá contemplar 95 obras, 35 de Mondrian y 60 de artistas de De Stijl como Theo van Doesburg, Bart van der Leck, Georges Vantongerloo o Vilmos Huszár, entre otros, así como diversa documentación de la época (ejemplares de De Stijl, correspondencia, fotos, catálogos, etc.).

 

Los inicios de Mondrian

'Mondrian y De Stijl' en el Museo Reina SofíaLa exposición inicia su recorrido con una sala dedicada a los primeros pasos de Mondrian como artista, quien comenzó su carrera en 1892 como pintor de bodegones y paisajes holandeses, un género clásico que durante casi veinte años le permitió adquirir una increíble pericia pictórica.  Para explicar el entorno en que se desenvolvía Mondrian y las influencias recibidas antes del desarrollo del movimiento De Stijl, en una segunda sala se aborda también la fuerte sensibilidad que existía en esta época en Holanda en relación a la función social del arte y, en particular, respecto a la disciplina de la arquitectura.

El siguiente espacio vuelve a retomar la obra de Mondrian mostrando trabajos como Noche de verano (1906-07) o Paisaje grande (1907-08) que señalan a un artista que cree en el progreso, en un mundo que puede ser mejorado a través del arte.

Para concluir este apartado dedicado a las distintas etapas de Mondrian previas a su vinculación con De Stijl, la muestra indaga en la búsqueda de la “belleza universal” que perseguía el holandés y que le motivó a viajar a París en 1911. Composición No. II (1913), exhibida en la cuarta sala de la exposición, es una de las primeras pinturas que le satisfizo en este sentido. Según el comisario de la muestra, Hans Janssen, “nació entonces un nuevo lenguaje plástico que, cuatro años después fue bautizado como Neo-Plasticismo, el arte de De Stijl”.

 

Propuestas rompedoras

'Mondrian y De Stijl' en el Museo Reina SofíaDurante la Primera Guerra Mundial, Mondrian se siente parte de una multiplicidad de intentos de desarrollar un lenguaje plástico que sea al mismo tiempo sencillo y estructurado, y que haga patente el espacio ilusorio de la obra de arte como realidad accesible para cualquiera.  Como se puede apreciar en las tres siguientes salas de la exposición, centradas ya de lleno en el movimiento De Stijl, en aquel momento otros creadores como Gerrit Rietveld, Vilmos Huszár o Georges Vantongerloo coinciden con Mondrian en esta búsqueda de un nuevo arte completamente abstracto que apele directamente a las emociones. Es entonces cuando Theo van Doesburg consigue aunar estas fuerzas en la revista De Stijl, nacida en 1917.

Para todos ellos, las formas de expresión tienen como único objetivo la modernidad. De esta manera, una maqueta de arquitectura, como las que se pueden contemplar en esta parte de la exposición de Théo van Doesburg y Cornelis van Eesteren, o incluso una silla, pueden convertirse en esculturas. Este aspecto experimental y la diversidad de un trabajo colectivo realizado como si se tratase de un taller virtual de debate, fue la fuerza del movimiento, pero también, como se descubriría al poco tiempo, y como refleja la exposición, su debilidad. De Stijl entró en declive a mediados de los años 30. Solo Mondrian siguió destacando en el panorama artístico internacional.

 

Un arte siempre nuevo

'Mondrian y De Stijl' en el Museo Reina SofíaLa exposición se cierra con dos salas dedicadas a las últimas etapas de Mondrian quien, aunque en 1922 pensaba que el experimento abstracto había acabado ya, siguió trabajando con el reducido repertorio de recursos visuales que manejaba (líneas horizontales y verticales que delimitan planos de color blanco, rojo, amarillo o azul) para descubrir con asombro la infinitud de oportunidades compositivas ocultas que eran posibles.

Su gran habilidad consistió precisamente en el uso de estos recursos limitados. Así, al final de los años 20 le fascinó cada vez más engarzar formas, pero en la década de los 30 sustituyó el equilibrio más clásico de sus composiciones por un equilibrio dinámico, como puede advertirse en Composición C (nº III) con rojo, amarillo y azul (1935). Finalmente, en 1940 Mondrian emigró a los Estados Unidos, donde se llevó diecisiete pinturas que había realizado durante su estancia en París en los años anteriores, en las que se superponían densas cuadrículas de líneas horizontales y verticales, como el espectador puede apreciar en Cuadro II, (1936-43). Mondrian comenzó a cambiar estas pinturas y su lenguaje visual una vez más, introduciendo bloques de pintura de color que se movían libremente para complicar la estructura rítmica de su arte, algo que persiguió hasta el final de su vida.

 

Imagen de portada: Visita de la Exposición Mondrian y De Stijl. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía 2020. De izq a der.: Composición en rombo con ocho líneas y rojo (Pintura nº III), Composición C (nº III) con rojo, amarillo y azul (1935) y Composición en azul y blanco (Piet Mondrian). Fotografía: Joaquín Cortés / Roman Lores. Archivo fotográfico Reina Sofía.