Foto portada: Reserva espiritual de Occidente

 

El próximo 15 de febrero Réplika Teatro nos ofrece Mirror Festival: una experiencia para abandonarse a la escucha, envolverse en la materialidad del sonido y en las imágenes que evoca en nuestra mente.

En esta 3º edición el Festival cuenta con la participación de Amorante, Elle Belga y Reserva espiritual de Occidente, tres grupos que se encuentran en continuo crecimiento y componen un frente de artistas dispuestos a ofrecer una experiencia sonora diferente y única.

 

Programación

Amorante

Iban Urizar ha sido el responsable de una de las sorpresas más gratas y emocionantes de los últimos tiempos; una colección de cinco canciones que han supuesto la sobresaliente puesta de largo de su proyecto Amorante.

El etnomusicólogo guipuzcoano, multi instrumentista forjado en numerosos y diversos proyectos, da un paso al frente y se alinea con ese refrescante frente de artistas dispuestos a despojarse de prejuicios y sacar del armario la tradición musical, desde Niño de Elche hasta Los Hermanos Cubero, pasando por Lorena Álvarez o Pablo und Destruktion. Su propuesta destila una cantidad de géneros que descoloca al oyente pero lo sitúa en territorios conocidos.

Desde Euskalherria pero con la vista puesta en el horizonte, Amorante tinta sus composiciones con aires orientales, flamencos, todas las músicas caben en un discurso sugerente y lleno de matices.

 

Mirror Festival en Madrid
Amorante

 

Elle Belga

Fany Álvarez y Jose Luis García son Elle Belga y Euforia es su último trabajo hasta la fecha. Hay algo en el talento de José Luis García y Fany Álvarez que les entronca con su tierra, Asturias.

La raigambre norteña se cuela en Euforia de la misma manera que ocurría en sus tres trabajos anteriores: 1971 (2009), 1507 segundos prestados (2012) y Refugio (2013). Hay letras que conectan al individuo con la realidad circundante y que tratan conflictos desde una óptica luchadora y optimista. Como ellos dicen, “Euforia es la banda sonora de nuestra guerra de trincheras”. Grabado entre los estudios ACME de Avilés y la casa familiar de Elle Belga, sustituye los enjambres sonoros de Refugio por una producción más minimalista que juega con la dinámica y que combina su pulsión por lo experimental con la belleza de sus composiciones.

Con la necesidad de reivindicar la euforia como una herramienta política y social. En el objetivo de reafirmarse en unos principios vitales y musicales innegociables. Entender que muchas veces menos es más y que el silencio puede ser tan poderoso como el ruido…

El cuarto disco de Elle Belga confirma su estatus de grupo absolutamente único en el panorama español y lo hace con una colección de canciones emocionantes, serenas y profundas. Melodías que suenan populares y actuales, es decir, atemporales.

 

Mirror Festival en Madrid
Elle Belga

 

Reserva Espiritual de Occidente

REO, que también ha compuesto bandas sonoras para películas, documentales y performances artísticas, ha actuado en cuevas telúricas y salas de arte contemporáneo, en multicines y nidos de ametralladoras de la Guerra Civil, incluso en la pasarela Cibeles; y es en esas ceremonias telúricas y macrocósmicas, en sus directos, donde mejor nos atraviesa la fuerza sanadora de su música, el milagro de su inspiración.

Igual que un conjuro polifónico que se amalgama en un mantra sin fin, El Cristo de la Atlántida comienza donde terminaba el anterior LP, La Noche Blanca.

La voz prístina y mirífica de Svali, unas veces acunada por melódicas guitarras y orfeones candorosos, otras envuelta en fanfarrias descomunales, también vapuleada al ritmo de percusiones hipnóticas y arrebatadas, es el canto de sirena que embelesa, el hilo redentor de Ariadna. Su simbiótico alter ego Wences Lamas, en cambio, encarna la fuerza gravitatoria que nos ancla a la tierra, el Teseo que, tras haber aniquilado al Minotauro, nos toma de la mano para guiarnos en el arduo peregrinaje hacia la luz.
Las primeras etapas instrumentales de Franco Battiato, la experimentación desprejuiciada de Pierrot Lunaire o la psicodelia inteligente de Opus Avantra; retazos de glorias patrias como Música Dispersa, Asfalto o Lole y Manuel; el romance pausado de Joaquín Díaz o el carácter extático-místico de Kiko Argüello; la tristeza atávica de las voces de El Caurel y de la copla; la brutalidad descarnada de Swans, la oscuridad y el fango de Sunn O))) e incluso una aproximación a lo orquestal que otea desde la distancia a Henryk Górecki o Krzystof Penderecki son algunos de los destellos que alumbran los caminos del inconsciente colectivo que Svali y Wences Lamas transitan en El Cristo de la Atlántida.

REO es la materialización del amor entre Svali y Wences Lamas.