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Lupe Estévez, historias para generar empatía

“Es una obra para adultos perfecta para adolescentes”

 

El estreno absoluto de la obra Donde siempre, siempre en Espacio Abierto es una oportunidad perfecta para conocer a Lupe Estévez, una artista multidisciplinar que lo mismo diseña vestuarios, atrezzo, títeres o ilustra un libro, que se convierte en una narradora de cuentos nada convencional y crea piezas escénicas. En esta ocasión, el montaje que presenta aborda cuatro historias que se mueven entre la infancia y la vejez que nos hacen reflexionar sobre las mentiras que contamos para proteger a los que consideramos frágiles.

 

Pasión por el arte en todas sus facetas

 

Por David Hinarejos

Fotos de Donde siempre, siempre: Iván Caso.

 

Una vida profesional dedicada a la creación, al arte y a la narración, ¿por qué tan enfocada a la infancia?

La verdad es que coincidió bastante con el hecho de ser madre. Vi las carencias en la formación de los niños y en lo que se les transmite. Al ver mucho teatro con ellos me surgieron las ganas y el darme cuenta que podía aportar cosas. Además, a mí los títeres me han gustado mucho de siempre

 

Nos remontamos más atrás, ¿cuándo empiezan tu relación con el arte y con la narración?

Estudié Bellas Artes en la especialidad de pintura, pero creo que el gusanillo siempre estado ahí. Incluso estudiando me orientaba mucho al tema de los muñecos y las telas y la costura. Al teatro, precisamente, llegué por ahí, diseñando vestuarios. El mundo de los cuentos también siempre ha estado, de pequeña me fascinaban las historias clásicas y es algo que he retomado con mis hijos, pero ya desde un punto de vista adulto.

 

Para tus dos proyectos más importantes han sido fundamentales dos compañeras de viaje. Háblanos primero de Maribel Ganso y Laboratoria.

Laboratoria surgió porque Maribel Gansó y yo coincidimos en un proyecto donde se relacionaba el arte y la naturaleza y fue revelador para las dos. A mí me fascinó el contacto con los niños y poder transmitirles tantas cosas. Empezamos a querer desarrollar un proyecto en este campo y nos surgieron opciones relacionadas con la animación a la lectura. Nos tiraba mucho el hecho de contar una historia que te metiese en un ambiente y a partir de ahí crear. Hemos trabajado mucho desde entonces ese tipo de formato, donde es más querer dar una experiencia especial uniendo a adultos y niños. Al final es situarles fuera de lo cotidiano, del ritmo del cole, los horarios… para que creen algo juntos. Siempre de una forma transversal, uniendo lo plástico con el movimiento y la narración. Podría decirse que lo que llevamos a cabo en Laboratoria son básicamente experiencias creativas y cuentos teatralizados creados por nosotras. Ha habido algunos, como por Páginas en blanco, que hemos hecho ya cientos de veces. Además, hemos publicado el libro Éranse muchas cosas, que fue un proyecto para La Casa del Lector sobre el universo de la ilustración. Con distintas formas de ilustrar componíamos un collage que hacía cada página diferente. El texto nacía de una poesía mía y las dos ilustrábamos.

 

 

Y luego llegó Luisa Hedo para formar la Compañía de Lupe y Luisa y dar el salto a la escena.

Luisa es una amiga de siempre, una compañera de vida, muy vinculada al teatro. A raíz de ver ambas tantas propuestas teatrales para la infancia quisimos aportar ciertas cosas. A partir de ahí, construimos una pieza de títeres y objetos, En el bosque, que nos ha traído muchísimas alegrías. Eso sí, tardamos mucho en crearla porque tuvimos que combinarlo con la crianza y fue complicado.

 

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¿Hay una fórmula mágica para conectar con los más pequeños?

No creo que sea algo que tengas que buscar. Yo siempre sido una persona muy tímida y siempre había desechado, por ejemplo, dar clases de arte. Sin embargo, a raíz de los distintos proyectos me di cuenta que me fascinaba captar la atención de los niños y, además, lo hacía de una forma natural. Puede sonar pedante o presuntuoso, pero de verdad que lo sentí así desde un principio. Yo fui la primera sorprendida.

 

¿Puede ser un factor importante la forma en la que tú misma vives esa experiencia?

Seguramente, porque yo soy la primera que se sumerge completamente en las historias y creo que esa pasión se transmite.

 

Donde-siempre-siempre-godot-06Ahora das otro saltito más con Donde siempre, siempre, una pieza creada para adolescentes. ¿La conexión debe ser de otra forma?

Sin duda va a cambiar. Está por ver si lo consigo. Es cierto que en julio hice un pase para amigos y conocidos con adultos y algunos jóvenes y fue bien, creo que puede interesarles. A ese pase también vino Beatriz de Torres, directora artística de Espacio Abierto Quinta de los Molinos. La invité por que ya había estado con propuestas anteriores en el centro y quería saber su impresión. Hablando con ella después estuvimos de acuerdo en que era importante que los jóvenes vieran la obra para generar el germen de la empatía, el sentir lo que siente el otro. En estos tiempos y en ciertas edades es fundamental.

 

¿Con qué temas haces aflorar esa empatía?

La obra nació como un proyecto pensado para adultos a finales de 2019 en el que quería hablar del tema del paso del tiempo, de la vejez, en las mujeres sobre todo, y del reconocimiento de la belleza en esa edad. Pero llegó la pandemia y surgió otro tema: el hecho de que ante las fatalidades, a los que consideremos frágiles como a los niños, jóvenes o personas muy mayores, se les oculta la realidad o se les miente. Yo me empecé a cuestionar si eso era ético o no. Lo que surgió de ahí, y veremos en el escenario, son cuatro historias diferentes que comparten estas cuestiones y cierta iconografía y elementos de los cuentos. Al final, es una obra para adultos que es perfecta para adolescentes.

 

¿Cómo toman forma estas historias?

El texto se combina con el manejo de títeres y objetos. Casi todo lo que aparece en escena está construido con lana porque es un material suave y natural que te lleva a cosas antiguas y da cierta calidez. Me parecía interesante como contraste a las historias que, a veces, son duras.

 

¿Algún elemento o parte de las historias ha sido más complicada de montar?

Pues aparte de esa nueva dirección que tuve que tomar por la pandemia, tengo que decir que Magdalena Labarga (con quien comparte la dirección de la pieza) me ayudó mucho para sacar adelante la herramienta actoral y también con su visión más desde fuera, en el engranaje de las historias, en la búsqueda, guiándome hasta darle sentido a las cosas que a mí me nacían de manera más visceral. Magda es maravillosa haciéndote sacar más de ti, creo que es porque tiene mucho dentro.

Una cosa que se complicó, por ejemplo, fue que yo estaba empeñada en crear un número de danza contemporánea protagonizado por una mujer muy mayor. Entonces empecé a trabajar el títere, pero claro una cosa es lo que tú quieres crear y otra cosa es el movimiento que el títere te da. Tuve que asumir que ese muñeco, ese ser, no se movía como yo me lo había imaginado y tuve que adaptarme. En esa adaptación se generaron otras cosas, como una coreografía muy bella generada por movimientos cotidianos de cuidados, de mimos, de atenciones…

También ha sido muy interesante ver cómo la realidad ha atravesado la pieza porque una de las historias habla sobre un éxodo sin situarlo en ninguna época o lugar concreto. De repente, con lo que está pasando, está completamente de actualidad.

 

También en Espacio Abierto realizas el taller de Lana y Aguja, el 9 y 10 de abril, para adolescentes entre 13 y 18 años acompañados de padres o abuelos. ¿Cómo se le vende a un adolescente que se anime con un taller para tejer?

Pues hay que liarles un poquito (risas). Quiero intentar generar un contacto entre generaciones que en la vida diaria no se da. Se da en los aspectos prácticos del día a día, pero un momento de conexión más profunda es difícil. He podido comprobar que cuando compartimos la experiencia de aprender algo con alguien se establece un vínculo especial y eso es lo que busco.

 

Y además en abril en Espacio Abierto…

Podremos disfrutar el 2 y 3 de abril de Geologie d’une fable (Geología de una fábula), un espectáculo de teatro de objetos para niños a partir de 6 años de la compañía libanesa Collectif Kahraba sobre las fábulas persas que inspiraron a Marie de Francia y a Jean de La Fontaine. Y los días 23 y 24 llegarán las marionetas de Partículas elementares con O nabo gigante (El nabo gigante) para peques a partir de 3 años. Basada en un cuento de Tolstoi, combina momentos de alegría, ternura, empeño, dedicación y amistad en una sola historia.

 

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