Las Niñas de Cádiz continúan con la exitosa gira de su espectáculo El viento es salvaje que, tras más de 200 funciones en toda España, llega el 12 y 13 de enero al Teatro del Barrio de Madrid.

El viento es salvaje, que se alzó en 2020 con el Premio Max al Mejor Espectáculo Revelación, es una versión libérrima e hilarante de los personajes trágicos grecolatinos Fedra y Medea. Se trata, en palabras de la compañía de «una historia de pasiones universales contada desde nuestro pequeño lugar en el Sur del Sur. Os proponemos una tragedia atravesada por la carcajada, luminosa y salvaje, narrada con un lenguaje propio que aúna tradición clásica, vanguardia y cultura popular sin ningún pudor y con grandes dosis de libertad».

Fedra y Medea hablan con acento andaluz, carecen de peplos y túnicas azafranadas, viven vidas aparentemente anodinas en el Cádiz actual, rodeadas del perturbador viento de Levante, el coro de los vecinos, la flauta del afilador, la presencia de un circo en las afueras de la ciudad… Elementos que presagian la fatalidad. Dos heroínas al sur del Sur. Sin embargo en Las Niñas de Cádiz la tragedia está entretejida con la risa, una risa a veces amable y otras  transgresora.

 

 

El viento es salvaje es una reflexión, lúdica y jonda a la vez, sobre la suerte, sobre los celos y la culpa, las pasiones y los amores prohibidos”, señala la compañía. “Al contrario de lo que sucedía en nuestro espectáculo Lysístrata, el humor tiene aquí una raigambre resquebrajada, dolorosa… Podemos decir que con nuestra Fedra y nuestra Medea, el humor se hace mítico y jondo, y por el contrario la tragedia adquiere una dimensión cotidiana”.

Las Niñas de Cádiz han querido en esta ocasión que el peso de la función recaiga en el texto y en la interpretación de unas actrices que no abandonan nunca el escenario. La puesta en escena es así austera y parte del verso (creación de Ana López Segovia) recitado o cantado, que marca el ritmo impasible de la tragedia. Estrofas denominadas cultas por la tradición literaria como el soneto, la lira, los tercetos, los pareados o la décima conviven con las populares como el romance, la quintilla, o las cuartetas típicas del romancero carnavalesco gaditano.

Las Niñas de Cádiz deben su nombre a las Puellae Gaditanae, artistas del Imperio Romano, y tienen su origen en La Chirigota de las Niñas. La compañía fusiona la cultura popular y la tradición culta, siempre con el humor como seña de identidad.

En El viento es salvaje han contado con la asesoría del director, actor y dramaturgo José Troncoso que junto a Ana López Segovia dirige la obra. El vestuario estilizado y minimalista corre a cargo de Miguel Ángel Milán; el espacio sonoro es de Mariano Marín; el diseño de Iluminación de Agustín Maza. El aliento épico de la obra lo aportan las canciones Señor de Nervión, de Francisco Ortiz Morón y Francisco J. Serén, interpretada por la Banda de cornetas y tambores de Nuestra Señora del Rosario de Cádiz, y Wild is the wind, en versión de Nina Simone. Sobre el escenario, Alejandra López, Rocío Segovia, Ana López Segovia y Teresa Quintero o Alicia Rodríguez.

 

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