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Sororidad y reivindicación ©A Panadaría

«La lucha organizada de las camareras de piso y trabajadoras de la limpieza nos inspira»

 

Las tres creadoras que forman esta compañía gallega, Areta Bolado, Noelia Castro y Ailén Kendelman, llegan por primera vez al CDN y lo hacen con Las que limpian, una obra que da voz a las camareras de piso en su lucha por conseguir unas condiciones laborales justas y dignas.

La obra ha sido creada, dirigida e interpretada por la propia compañía A Panadaría, y ha sido coproducida junto al Centro Dramático Nacional. Una de sus integrantes, Areta Bolado, nos habla de cómo han creado esta propuesta que podrá verse del 20 de abril al 15 de mayo.

 

 

Las que limpian, en el Teatro María Guerrero

 

 

Por Sergio Díaz

Fotos: Leticia T. Blanco

 

Antes de que las maravillosas Tanxugueiras llegasen a nuestras vidas, otras tres mujeres gallegas ya habían epatado a la comunidad artística. Es cierto que con menos revuelo mediático que sus compatriotas pandereteiras, pero su aparición también provocó que se removieran los cimientos teatrales gracias al viento de componente noroeste que se levantaba a su paso. Son las chicas de A Panadaría, que ya nos dejaron con la boca abierta con su anterior montaje Elisa y Marcela, la historia del primer matrimonio homosexual documentado en España. Y nos maravillaron con su enorme trabajo escénico, con la originalidad con la que estaba escrita, con su trabajo físico sobre el escenario, y porque siendo una obra que abordaba un tema duro y complejo, supieron ponernos una sonrisa en la boca consiguiendo que este montaje fuera imborrable. Y es quizá por ese recuerdo que dejaron y que aún perdura en el tiempo por lo que les han brindado la oportunidad de llegar al Centro Dramático Nacional con un nuevo espectáculo.

 

Los ecos de Elisa y Marcela

A Panadaría es una compañía que está formada por Areta Bolado, Noelia Castro y Ailén Kendelman. Andan a mil cosas, desbordadas estos días ante el desembarco en el Teatro María Guerrero, igual que si tuvieran que ir a Eurovisión, pero consigo que Areta me brinde unos minutos de su valioso tiempo para explicarme qué es lo que nos van a ofrecer con su nueva creación, pero antes tenemos que echar un poco la vista atrás. “Elisa y Marcela es un viaje largo que empezó a finales de 2016 con el proceso de creación y continuará, como mínimo, hasta 2023 con la gira. Es nuestro espectáculo más longevo y nos ha traído mucha alegría, muchos encuentros y reconocimiento. Fue un proceso de creación colectivo de nosotras tres junto a Gena Baamonde en el que siempre sobrevolaba la idea de contar la historia de estas dos mujeres con respeto, rigor y alegría. Podemos decir que lo conseguimos pero no imaginábamos que iba a tener este éxito de público y crítica”, nos dice Areta. Y este éxito al que ya nos hemos referido les ha abierto las puertas del Olimpo escénico español -o uno de ellos-, algo que debe generar una mezcla de enorme felicidad y vértigo… “Pues sí, nos genera un poco de ambas cosas, claro. La propuesta de coproducción con el CDN nos sorprendió muchísimo, por inesperada, pero es maravilloso que este espacio público se esté abriendo a propuestas más periféricas geográficamente hablando y que tenga cabida el Teatro en todas las lenguas cooficiales del estado. Nos da una felicidad inmensa, así que me quedo con la primera de las sensaciones que mencionas”.

 

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El futuro es de las que limpian

Su anterior y exitoso montaje les seguirá acompañando al menos un año más como nos dice Areta, pero ahora ya hay que preguntarle por lo nuevo que nos traen: Las que limpian (As que limpan). “Esta obra está inspirada en las camareras de piso. Nos hemos entrevistado con ellas y en función de lo que nos han ido contando y sobre lo que nosotras hemos ido investigando ha ido tomando forma la dramaturgia. En el espectáculo vamos a ver a mujeres de diferente edad, procedencia y condiciones laborales, porque no es lo mismo ser galega y con contrato fijo que migrante y contratada como eventual por una empresa multiservicios”. Es inevitable, al hablar de un tema así, mencionar el movimiento de Las Kellys, unas mujeres que han alzado la voz y que han dado su caso a conocer gracias a su esfuerzo. ¿Les habrá servido de inspiración? “Por supuesto, toda la lucha organizada de las camareras de piso y trabajadoras de la limpieza nos inspira, sea desde la plataforma de Las Kellys o desde otra organización. Ellas supieron y saben visibilizarse y exigir una revalorización de su trabajo, sorprendiendo con estrategias muy poco habituales y muy creativas. Su lucha es crítica y divertida, empapada de sororidad”. Y sobre lo que reivindican estos colectivos, Areta nos comenta que «las que mejor pueden hablar de esto son ellas, al fin y al cabo, pero creemos no equivocarnos cuando decimos que su principal reivindicación está en la reducción de la carga de trabajo. Como decimos en el espectáculo, ellas no pueden hacer 50 camas al día y mantener la salud. Esta sobrecarga y trabajo a contrarreloj provoca innumerables lesiones y enfermedades, el 70% de las camareras de piso se medica para soportar su día a día en los hoteles».

 

Modelo equivocado

Todo esto es debido a los graves problemas provocados por el modelo de desarrollo turístico que tenemos y, en general, es un ejemplo más de la deshumanización a la que somete el capitalismo salvaje a las trabajadoras. «El modelo turístico español vampiriza la vida, la de las personas y la del territorio. Queremos un apartamento en primera línea de playa, ir con el bus turístico alrededor de un volcán, campos de golf en zonas desérticas y salir de la habitación del hotel a las doce y cuarto. Detrás de todo eso hay un ecosistema, hay personas. Tenemos que preguntarnos ya si hay otra manera de hacerlo o si el problema es el turismo en sí mismo. Y por supuesto, es la punta del iceberg sobre ese capitalismo salvaje en el que estamos inmersas, pero este ritmo de consumo y el abuso de los recursos del planeta tiene los días contados. Por eso nos parece interesantísimo poner la lupa en ellas, son un ejemplo perfecto de cómo organizarse para buscar soluciones».

Y en momentos muy cercanos en el tiempo, en los que aún estamos inmersos -no se nos olvide, que hay olas acechando en la orilla-, y en los que nuestra vida ha cambiado debido a una pandemia, se puso el foco en aquellas personas cuyo trabajo hemos denostado siempre por considerarlos ‘menores’ pero que de repente se convirtieron en vitales para mantener cierta normalidad en nuestras vidas como lxs reponedorxs, los comerciantes y todo el personal de limpieza que nos ayudaba a estar más protegidos de los virus. En esta conversación me surge la duda sobre los trabajos esenciales, y así se la traslado a Areta, sobre si se deberían considerar estas labores que realizan las mujeres que limpian, esenciales o no. «Quizás deberíamos preguntarnos antes si las trabajadoras de la limpieza cobran menos por ser mujeres o si por ser mujeres acabamos en trabajos en los que se cobra menos, eso lo primero. Y segundo, es que el valor que le damos a las labores de limpieza y cuidados, esenciales para la vida y desempeñados en su mayoría por mujeres, no se corresponde ni en prestigio social ni en condiciones laborales. Es el mundo al revés y, en este caso, hay mucha mierda debajo de las moquetas de los hoteles».

 

 

Mensaje claro y conciso

Una lucha y reivindicación que A Panadaría pone sobre las tablas con un objetivo muy claro: “Queremos que se hable de las que limpian en los hoteles pero también de las que limpian en una casa sin estar dadas de alta, de las amas de casa que trabajan todo el día pero su trabajo ni es trabajo ni tiene salario, de la que tiene que pelear con su marido por un reparto equilibrado de las tareas del hogar. Querríamos generar una reflexión sobre esto y abrir la puerta a imaginar alternativas posibles y mejores, porque las hay. Las que limpian es una sátira utópica, intentamos imaginar un futuro así, alguna alternativa posible a esta brecha y a este suelo pegajoso sobre el que caminan las mujeres que limpian el techo de cristal».

Y de imaginación y creatividad ellas están sobradas. Y estas son las luchas que remueven conciencias hoy en día, las que están hechas con ingenio pero no se arrugan; las construidas a base de sororidad pero que no dan ni un paso atrás. “Nuestro teatro es político, abordamos historias silenciadas e invisibilizadas. Damos voz a mujeres y a personas y causas que pueden generar debate. Nos gusta comer tortilla, bailar escuchando a Flow do toxo y la justicia social. Nos gusta divertirnos y pelear. No pensamos que el teatro vaya a cambiar el mundo pero sí pasa que mucha gente se sienta en una butaca y, durante ese rato, compartimos qué cosas nos preocupan, nos mueven o nos hacen dudar”, concluye Areta Bolado.

Ya les digo que cuenten conmigo siempre en A Panadaría. 

 

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