Foto de portada: Coral Ortiz
Llevábamos sin verte estrenar en teatro desde 2019, ¿qué tiene este proyecto para querer volver a las tablas con él?
Desde el 2019, que estrené en el Clásico, El gran mercado del mundo, no había vuelto a estrenar en Madrid. Bueno, miento, porque acabo de estrenar un espectáculo concierto teatral en el Teatro Infanta Isabel que se llama Blues & Roots, no sé si has oído hablar de él.
Claro que sí, ¿cuéntanos cómo está siendo esta experiencia?
Es un espectáculo concierto en el que hago mi primera incursión como directora de escena, dramaturga y compositora musical. He tenido la posibilidad de componer algunas partes del poema El rey de Harlem de Poeta en Nueva York con música de Blues. Estoy segura de que, cuando Lorca escribió el poema, pensaba en un blues porque el final tiene los doce compases del blues genuino, y eso es porque él, de alguna manera estaba pensando en clave de blues cuando lo escribió. No lo puedo asegurar porque él ya no está pero tengo ese pálpito y pondría la mano en el fuego. Ha sido Lorca el que me ha dado alas para animarme a componer por primera vez. Hace poco visité Nueva York y tuve la posibilidad de estudiar el poema en las calles y las avenidas de Harlem. Eso me ayudó a estar más conectada, a ponerme en su piel y entender lo que tuvo que ser para una persona que venía de España. Aún me queda una función el 10 de diciembre que daremos en la sala Clamores de Madrid interpretando la función concierto del espectáculo y, en febrero del próximo año, participaré en el ciclo Animales Mixtos de Naves del Español, que es un ciclo de conciertos de actores que tienen sus propias bandas musicales.
Retomando la pregunta anterior, ¿qué te cautivó de La Florida, para querer participar en él?
Me pareció un texto muy original, no se parece a nada de lo que he leído y he visto en los últimos años. Tiene humor, pero con una gran profundidad. Es un texto que retrata todas las grietas y las frustraciones que tenemos los seres humanos. Creo que es un texto con muchos matices, muy diferente. A mi me enamoró esa mezcla de lo más sórdido del mundo que retrata, a través de un hecho policíaco, que resulta ser un pretexto para hablar de los personajes que habitan La Florida, que es un edificio de apartamentos en una población de la costa en invierno. No sé si es Benidorm, pero es un lugar que en verano está a rebosar y en invierno está absolutamente abandonado. Es toda la tristeza que emana en estos personajes, cada uno de ellos es un mundo por descubrir.
Háblanos un poco de Lola Fargas, el personaje que interpretas en la función.
Es una mujer trasnochada, una cantante pop que triunfó cuando era jovencita y que después su vida se vio truncada por una serie de circunstancias. A través de ella, también se retrata todo el mundo del ‘show business’, del ‘me too’, de cómo a veces si no te vendes no eres nadie, es una crítica a todo lo que envuelve este mundo.
¿Qué te ha resultado más difícil a la hora de prepararlo?
El reto más importante de este papel es mostrar la ternura detrás de la rabia y la frustración.
Tú que has hecho mucho cine, ¿cuáles dirías que son los códigos que maneja el teatro distinto al audiovisual para mantener la misma intriga que en una sala de cine?
Creo que es la visión del director la que pone la visión del enigma en cada escena. Lo que más importa en este espectáculo no es la intriga del caso que se tiene que resolver, eso es un mero pretexto para hablar de lo que le pasa a cada uno de los personajes. Lo que les pasa está muy cerca de lo que pueda ver un espectador y pueda encontrar paralelismos entre su vida o gente que tenga alrededor con la de los personajes. Es casi un recorrido por la mente humana. No importa qué ocurre, sino qué pasa con el policía que va a averiguar este crimen y qué pasa con los personajes que va encontrando. Ahí está la verdadera profundidad del texto y el verdadero interés. Y eso es lo que me motivó para hacer el espectáculo porque a mi, salvo excepciones, no interesa el género del thriller. Si escarba en lo más profundo de la condición humana, ahí si me atrapa.
¿En qué tipo de personajes te has inspirado para construir este papel?
En nadie en concreto, solo en lo que viene en el papel. Es un personaje que lo tiene todo.
Te he escuchado decir alguna vez que siempre eliges perfumes para darle personalidad un aroma al personaje, para esta cantante, ¿qué perfume has escogido?
Todavía no. Ahora es cuando tengo que elegirlo. Primero, tengo que averiguar quién es Lola. Una vez que ya estoy empezando a entenderla, entonces le busco un perfume que me ayudará para inspirarme a la hora de interpretarla porque ahora tiene un proceso largo de un mes en el que personaje tiene que crecer, tengo que profundizar y entonces es cuando le pondré el perfume, la manera de caminar, la manera de mirar, la manera de expresarse…es ahora el momento crucial.
¿Qué es lo más difícil que te ha resultado de entender del personaje que interpretas?
El conformismo, bueno no, tampoco es que sea conformista. No puedo desvelar, pero ella dio un giro a su vida y tomó un riesgo muy importante y eso es lo que me hace admirarla. Realmente, no hay nada que me haya costado, todos los personajes fluyen siempre, cada interpretación es un parto porque me lo tomo muy en serio y me como mucho el tarro. Procuro darles a cada uno, miles de matices diferentes. Es una labor psicológica, de investigación, de inspiración, es un trabajo muy concienzudo. No hay nada que diga que algo me va a costar. Me va a costar ponerme los tacones que vaya a llevar y me va a costar bajar las escaleras de incendios con esos tacones. También tengo que cantar en directo desde un lugar muy dramático. Todos tienen un personajes tienen mucho de reto y este también. Quizás el reto más importante que tiene es que transita por miles de emociones en cada escena, tiene cierto desequilibrio: pasa de la alegría a la tristeza, del llanto al deseo en menos de una fracción de segundo. Es un personaje al límite constantemente y eso como actriz me va a exigir estar a ‘ful’l en cada segundo de la interpretación.
¿Qué llegó primero el texto o Víctor Sánchez Rodríguez, su autor?
Yo fui a ver La casa del dolor al Teatro Nacional de Cataluña protagonizada por Pol Monen y allí me presentaron a Víctor pero aún no sabíamos que íbamos a trabajar juntos. Fue después, que me llamó Nadia Corral, la productora. Ya me había interesado por él y por lo que había hecho, pero no teníamos intención de trabajar juntos.
Con el resto de intérpretes no habías trabajado anteriormente, ¿qué tal está siendo la experiencia?
Maravillosa, porque son muy buenos actores y son perfectos para los personajes que interpretan, el casting no podía ser mejor. Te los comes con patatas fritas. Son joyas como actores y de la manera en la que se meten en sus personajes, no tienen desperdicio.
Como miembro de CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales) ¿qué te parece que las mujeres a partir de los 50 no existimos en esta profesión?
Es una realidad social,no se está representando a la mujer a partir de los 50 en el audiovisual español. En el teatro sí porque los grandes personajes suelen llegar a partir de los 40. Los autores teatrales han escrito muy buenas obras para mujeres maduras. Ahí no he tenido problemas. En teatro siempre he tenido la oportunidad de hacer personajes maravillosos pero en el audiovisual, de cada serie, sólo hay una mujer o ninguna de más de 40 años. El resto son chicas muy jóvenes y muy guapas, en cambio, hombres hay muchos más. Desde CIMA estamos intentando que esto se sepa y se tenga en cuenta. Además, es paradójico, que las consumidoras más importante en España de cultura: teatro, cine, exposiciones, literatura publicada y todo tipo de oferta cultural seamos las mujeres de más de 40 años. Es una contradicción.
Me resulta prácticamente imposible pensarte y no verte con una sonrisa, ¿qué cosas enfadan a Silvia Marsó?
¡Ay, muchas! Sobre todo las injusticias, la violencia de género, el maltrato a los animales. Y bueno matizar que no soy tanto de enfadarme como de ponerme triste. Prefiero hablar las cosas y arreglarlas si tienen solución y si no la tienen, pasar página, pero no me suelo enfadar y eso que tengo presión porque también soy productora. A pesar de eso, y de los líos que conlleva la producción, no pierdo nunca los estribos, ni los papeles.
