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¿Quién es Nerea Barrios?

«Si vas a entrar en el alma de alguien, por lo menos quítate los zapatos”

 

De ser actriz a coach de actores y directores. De la dirección y la dramaturgia a desarrollar métodos que ayuden a vivir… El camino recorrido por Nerea Barrios está lleno de giros y bandazos, y pareciendo que se alejan del sendero principal, acaban siendo rodeos necesarios, llenos de aprendizaje y curiosidad, para continuar con el mismo viaje. La risa, el empeño y la generosidad son los pilares claves de esta ‘maña’ afincada en Madrid que nos abre las puertas de su Gimnasio del Actor para hablarnos de cómo su vida está ligada a las Artes Escénicas.

 

En busca de la emoción pura

 

 

Por José Antonio Alba

Foto de portada: Carolina Gistaín

 

Nerea Barrios es una figura inclasificable ¡y lo disfruta! Es actriz, directora, dramaturga, productora y coach -“Profesora nunca”-. Facetas todas ellas ligadas a los múltiples proyectos que se entrelazan en su agenda. Pero si tenemos que poner el foco en algún lugar y concretar, podríamos decir que sus días actualmente se dividen entre las representaciones de La vida es una broma, espectáculo escrito y dirigido por ella y que ahora podemos ver en el Teatro Muñoz Seca, y sacar adelante los grupos de actores y actrices que asisten a las sesiones de entrenamiento que imparte en el Gimnasio del Actor que posee en Madrid, en Puerta del Ángel, donde ofrece sus conocimientos para ayudarles a canalizar sus emociones: “A mí lo de llamarlo ‘actuar’ no me gusta, es una palabra que hemos corrompido. Ahora se interpreta como ‘fingir’, como ‘mentir’. A mí me gusta más ‘vivir’. Que los actores vivan, que sean seres humanos”.

Me reúno con ella y con su socia, y hermana, Carolina Gistaín en el local donde tienen el Gimnasio, nos tomamos un café y charlamos largo y tendido, sin prisa. La conversación va y viene, de lo divino a lo humano, de lo espiritual a lo mundano, de las reflexiones más profundas a las carcajadas. Ella es así, un torrente de energía que al comienzo apabulla, pero que, si te dejas fluir, es un viaje lleno de reflexiones que contagian las ganas de vivir sin prejuicios.

 

¿Quién es Nerea Barrios? en Madrid
Nerea Barrios durante una de las sesiones en su Gimnasio del Actor. Foto Carolina Gistaín.

 

Los caminos de la actriz son inescrutables

“Según mi madre, a los tres años quería ser veterinaria de elefantes y mariposas” me cuenta Nerea entre risas cuando le pregunto por sus orígenes. Pero si afinamos el tiro y nos vamos a conocer cuál fue el momento en el que supo que lo de la escena era lo suyo, lo primero que le viene a la mente es el momento en el que vio Mar y Cielo, la mítica producción de Dagoll Dagom: “Tendría 11 o 12 años. ¡Era un espectáculo de la hostia! Con un barco pirata increíble. Me enamoré del que hacía de vigía ¡Creo que fue la primera vez que me enamoré! Tanto fue así, que me escapé para ir a camerinos para declararle mi amor y cuando llegué, descubrí que era una chica; entonces, me petó la cabeza. Pensé: ‘Si esta chica ha sido capaz de hacer de un chico y que yo me enamore, ¡yo quiero hacer esto!’. Ahí ya fue como una obsesión. Fui a la Escuela Municipal de Zaragoza para apuntarme, pero me dijeron que no porque había que tener un mínimo de 18 años para entrar. Y volví a los 13, a los 14, a los 15… y ya, por fin, a los 16 me hicieron las pruebas por pesada y empecé”.

Este fue solo el primer paso dentro del mundo de las Artes Escénicas, pero Nerea no es de hacer las cosas sencillas, y se embarcó en un viaje con destinos tan dispares como cuando decidió ser pastora de ovejas en Borja, allí aprendió que la vida tiene unos ritmos muy diferentes a los que dicta la ciudad: “Estamos a mil cosas: viendo el móvil, la tele, las redes sociales… Luego dicen que por qué hay déficit de atención, porque lo estamos creando socialmente. Viene muy bien que estemos muy atareados y que nadie reflexione y así vamos todos a lo que nos dicen, sin pensar demasiado”; después cambió radicalmente y se marchó a vivir a Londres, para finalmente acabar aterrizando en Madrid, donde comenzó a trabajar con Miguel Narros o Carlos Larrañaga, “gente muy potente y muy distinta”.

 

¿Quién es Nerea Barrios? en Madrid
El Gimnasio del Actor de Nerea Barrios. Foto Carolina Gistaín.

 

El coaching como camino de aprendizaje y enseñanza

Cuando Nerea dio el salto al terreno del audiovisual, comenzó a vislumbrar el camino hacia el coaching, una ocupación que la ha tenido atrapada hasta hoy. “Empecé a ver que los directores eran grandes directores de escena, o de planos, pero no de actores; y siempre que pedían a alguien para ver las escenas desde fuera, yo me ofrecía. Me di cuenta que muchas veces aprendía más que actuando y que tenía capacidad para empatizar con lo que le estaba pasando al actor. Sabía cómo descontracturar las emociones de una manera fácil y bonita”.

Y así es como nacieron sus primeros seminarios a directores, sesiones a las que los actores acudían invitados para poder trabajar con ellos. “Si tú quieres dirigir a alguien, tendrás que saber cómo funciona por dentro. Pero en la mayoría de escuelas de directores o no se da dirección de actores o se dan seis clases“. El interés creció tanto por parte de los intérpretes, que acabó por ampliar los cursos y sumar actores y directores. De ahí llegó su etapa como docente en el Instituto del Cine de Madrid, una década en la que comenzó a investigar a maestros como Stanislavski, Mamet, Brook o Strasberg. “Me volví loca -dice entre risas Nerea- Porque donde uno te dice ‘a’, otro te dice ‘b’. Pero había algo en común: todos te dicen cómo empiezas y el resultado, pero nadie te dice cómo llegas al resultado”. Una incógnita que, un espíritu inquieto como el suyo, necesitaba encontrar respuesta y decidió ponerse a estudiar para crear una nueva técnica interpretativa. “Empecé a hacer un proceso de investigación con muchos libros que no tenían que ver unos con otros, unos son espirituales, otro mindfulness -¡cuando esto no estaba de moda!- Un proceso de 10 o 15 años para ver cómo lograr la emoción pura”. Y ahí es cuando Karpman y su Triángulo Dramático se cruzan en su camino. Para quienes no sepan sobre el tema, Karpman, psicólogo afincado en Hollywood, desarrolla una teoría que funciona tanto creativa como personalmente, compuesta por tres figuras: Víctima, Verdugo y Salvador, las cuales adoptamos todos dependiendo el momento o la situación y que definen nuestros comportamientos y tomas de decisión. Este hallazgo hizo que Nerea comenzara a elaborar su propia teoría desde la que poder enfocar “cómo son las emociones en los actores, cómo se las provocan, cómo las evocan, cómo se producen… y aprender a trabajar con ellas sin que hiera”; porque si algo tiene claro esta coach es que el trabajo con el actor siempre tiene que venir dado desde la empatía y la cercanía, “ya que te dan generosamente lo más íntimo, hazte cargo. Si vas a entrar en el alma de alguien, por lo menos quítate los zapatos”, y acabó creando el que para ella es el “Triángulo Molón”, que ha desarrollado en un libro, Yo no me llamo Virginia, pendiente de ser publicado, donde explica todos estos procesos. “Todo lo que busco es para limpiar y volver a la pureza de las emociones, lograr que sucedan cosas reales”.

Actualmente Nerea posee tres grupos que acuden al Gimnasio del actor y con los que trabaja aplicando sus teorías, incluso se ha lanzado a realizar coaching online. Ella culpa a la pandemia, que le abrió nuevas ventanas desde las que llegar a más gente de una manera individual y personalizada. “Creo que puede ayudar a muchísimas personas y no tiene que ser necesariamente actores”.

 

¿Quién es Nerea Barrios? en Madrid
Isabel Bernal, Desirée Balbas y María Herrejón, actrices de La vida es una broma.

 

Aprender a reír a través de la pérdida

Está claro que Nerea encuentra en las desavenencias nuevas formas de aprender y de poder ofrecerse a los demás. Lleva toda la vida batallando contra el ego, intentando desprenderse de él y poner sus conocimientos al servicio de quien los necesite. Quizá todo esto le venga a través de uno de los golpes más duros que le dio la vida: la pérdida de Arancha, su mejor amiga desde la niñez. Un cáncer se la llevó prematuramente y de este mal nació La vida es una broma, un espectáculo que ha ido evolucionando a lo largo de los años, que comenzó su andadura en la Sala Mayko, que pasó por el Teatro Lara y que ahora ha llegado al Teatro Muñoz Seca con un elenco renovado, Isabel Bernal, Desirée Balbas y María Herrejón, y con una mensaje muy claro: “¿Esta es la vida que te gustaría tener? Es una pregunta muy obvia, pero que no nos la hacemos -dice Nerea-, o nos la hacemos dando por hecho que ya no hay nada que hacer, cuando podemos empezar tantas veces como haga falta”.

Lejos de platear la propuesta como un drama, Nerea decidió que sería una comedia, “lo que más nos unía a Arancha y a mí era el sentido del humor. Nos descojonábamos vivas. Cuando le diagnosticaron el cáncer, dijimos que el tiempo que nos quedara juntas lo íbamos a disfrutar. Las bromas que salen en la obra sucedieron de verdad”, dice sobre este espectáculo que apuesta por tratar con humor un tema tan delicado. Al preguntarle por el límite del sentido del humor con según qué temas, ella lo tiene claro y lo zanja con un hecho: “Invité a toda la familia al estreno, estaban en primera fila y se rieron. Cuando vi a su madre reírse, a mí me daba igual quién se pudiera ofender”.

Sobre el mensaje y las enseñanzas de la función, Nerea muestra la misma claridad: “Fue muy raro porque, para mí, su muerte fue un regalo… Así dicho suena horrible, pero el mayor homenaje que le puedo hacer a mi amiga es vivir. Me enseñó a apreciar esas cosas que siempre damos por hecho: Ver a un amigo, un abrazo, un momento de risas”. Y así lo traslada desde esta comedia vestida de aparente ligereza que deja un poso en el público “Me encanta colarme en las funciones y escuchar a la gente a la salida”.

¿Y qué más?

Evidentemente, a estas alturas seguro que nadie lo duda, las inquietudes de Nerea no paran aquí y me confiesa que ya tiene entre manos dos nuevos espectáculos: “Tengo dos obras escritas que aún no he podido estrenar y quiero. Una es Tú y yo, nada y otra es Infancia que habla de algo parecido a la pandemia, pero que está escrita antes de que sucediera”, proyectos que se suman a la publicación pendiente de su libro y la intención de trasladar su investigación y conclusiones con los actores y actrices de teatro al audiovisual; además de poner su Gimnasio a disposición de creadores para fomentar el encuentro y el intercambio: “Quiero hacer reuniones como las que se hacían en el Gijón, que esté esto abierto para que la gente que quiera, haga contactos, comparta y puedan gestarse proyectos”.

La conclusión que uno acaba llevándose después de despedirse de Nerea, y viendo el empeño que pone en ayudar a los demás y cuidar de las artes escénicas, es que de alguna manera, efectivamente, ha acabado siendo aquello que decía de niña que quería ser y, si alguien nos pregunta que quién es Nerea Barrios, lo mejor que podemos decir es que es “Veterinaria de mariposas y elefantes”.

 

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