Por Pilar G. Almansa / @PilarGAlmansa

 

A diferencia de Podemos, que funciona mejor desde la asimilación de sus representantes al perfil socioeconómico de sus votantes, Ciudadanos aplica una estrategia distinta para su implantación en la sociedad: el cabeza de cartel. Desde el himno cantado a lágrima viva por Marta Sánchez, los diseñadores de la comunicación del partido naranja han buscado a figuras populares a las que asociar su imagen. No le han hecho ascos a nada: el cómico Felisuco, el presentador Agustín Bravo, el periodista Santi Acosta… incluso el entrenador de la ACB Javier Imbroda o Belén Esteban, sin profesión conocida.

Y es que el votante de Ciudadanos funciona desde la identificación vicaria aspiracional. No quiere que sus representantes sean como él, sino ser él como sus representantes. Las celebrities funcionan como semidioses de un Olimpo naranja. Encarnan diversos tipos de triunfadores, desde el chabacano al pseudointelectual; su presencia en los medios gracias a otros ámbitos distintos a la política los hace confiables; la guionización de su avatar público lima sus posibles aristas. Es el mito contemporáneo, que habita permanentemente en una comedia burguesa, donde la humanidad de los personajes es completamente ajena a sus condiciones materiales de vida. A través de ellos, su público vive una vida despreocupada y centrada en la personalidad, el carisma y la emoción.

Todos los partidos buscan sus cabezas de cartel, y ahora, además, hay herramientas para encontrar el más adecuado. Os invito a que echéis un vistazo a Personality Media, “la empresa especializada en el análisis de la imagen de personajes públicos/celebridades”. Dicen asesorar “sobre los distintos valores de imagen por los que los distintos personajes de cada mercado se diferencian de cara al consumidor y cómo estos distintos atributos, pueden ser de mayor o menor valor para cada necesidad de un anunciante o plan de marketing.”

El marketing, esa sofisticación analítica de la puesta en escena para masas, es fundamental en la política del s. XXI. C’s ha elegido la cultura pop mainstream como su valor de marca. Por eso no sorprende que Rivera haya dado un giro a su vida sentimental y, si todo cuaja, prevea ir acompañado a los mítines de Malú. La cantante ya cuenta con su legión de ‘maluleros’, hiperactivos en redes y de los más sacrificados en su fervor por su ‘ídola’.  En un par de meses veremos si los dos millones y medio de followers de @Malu_Oficial son igual de disciplinados descargándose sus ‘singles’ que acudiendo a las urnas.