SUSCRÍBETE
GODOT-Monica-Garcia-Ferreras-01

Pasión por actuar

“Esta obra es un homenaje a todas las personas a las que la industria no mira”

 

Ahora que comienza una nueva temporada regresan a la cartelera, tras el merecido descanso veraniego, algunas obras que se están ganando el cariño del público y que vuelven a estar programadas para que más gente pueda acercarse a descubrirlas. Es el caso de Casi protagonista, una creación de Vía Muerta Teatro, que cada viernes pone una sonrisa musical en Sojo Laboratorio Teatral. Se trata de una obra construida en base a lo complicado que es tener un hueco dentro de la industria del espectáculo. Por este motivo recuperamos la entrevista que le hicimos el pasado mes de febrero a Mónica García-Ferreras, directora e intérprete de este espectáculo.

Mónica García-Ferreras es actriz, sobre todo actriz porque ama la interpretación. Pero también escribe teatro y poesía, dirige, compone, canta, produce… Sin embargo, toda su vida ha estado encaminada a poder estar en un escenario o frente a las cámaras. Dejó su ciudad natal (León) para ello, se preparó a conciencia y sigue luchando por poder seguir dedicándose a su pasión cada día, una tarea nada fácil, como ella misma nos cuenta en esta entrevista que amablemente nos ha concedido.

 

Mónica García-Ferreras

 

 

Por Sergio Díaz

 

En todo el trabajo previo para preparar la entrevista y lo que he podido ver en tus trabajos es que parece que en tu vida no había un plan B, que siempre has querido dedicarte a esto.

Realmente no quise nunca que hubiese un plan B, con lo cual, todo el empeño, todo el esfuerzo, todo el trabajo y todas las ganas han ido enfocados a convertirme en actriz. Mentiría si te dijera que nunca hubo ese plan B, sí que los ha habido porque en muchos momentos he tenido que tomar otros caminos, con todo el dolor de mi corazón, pero este mundo es así, hay veces en las que tienes que buscarte la vida por otros lados. Pero como yo soy muy actriz, a mi pesar (risas), sufro mucho cuando estoy en otros lugares y no estoy arriba de un escenario, que es lo que realmente me hace feliz y donde siempre quiero estar, pero es un camino muy duro este.

 

 

¿Pero tú ya querías ser actriz desde niña?

Sí, tal cual. A mí me recuerda mi madre muchas veces que yo, cuando tenía 3 y 4 años, ya iba diciendo que quería ser actriz, pero con todas las letras: ACTRIZ. Y yo era terrible en el colegio porque me apuntaba a todas las funciones, estaba en todos los saraos… No sé de dónde me viene este enorme arraigo pero no recuerdo haber querido ser otra cosa en mi vida.

 

Y aún así tus padres no lo veían claro…

No, tuve que estudiar otra cosa un poco por imposición de mis padres. Cuando llego la hora de elegir carrera yo les dije que me quería ir a Madrid a estudiar Arte Dramático. Yo soy de León y ellos no lo vieron muy bien y no me dejaron. Así que elegí periodismo porque pensé que era algo que podía estar cercano a las Artes Escénicas. Y empecé periodismo, lo que pasa es que en segundo de carrera me planté y ya les dije que me iba a Madrid a ser actriz. Al final llegamos a un pacto, yo me iba a Madrid a estudiar Arte Dramático, pero tenía que terminar periodismo. Y así lo hice, aunque no he ejercido mucho de periodista.

 

Y llegas a Madrid y estudias con Cristina Rota.

Sí, allí me matriculé y es mi escuela. Rota es una escuela dura, te implicas emocionalmente muchísimo y sufres cuando no encuentras el feedback que tú estás buscando constantemente con esa edad que tienes cuando estás allí en la que piensas que vas a ser una estrella. Yo recuerdo momentos allí de mucho sufrimiento y mucho pesar… pero luego, con los años y la perspectiva del tiempo ya te das cuenta que fueron años muy valiosos en los que también disfruté y aprendí muchísimo. Yo me pasaba allí metida todos los días, estuve en el espectáculo de La Katarsis, la escuela era mi vida y yo la considero mi cuna teatral y por supuesto que considero a Cristina Rota mi maestra teatral. También he estado con otros maestros como Fernando Piernas, Pablo Messiez, David Amitín… me he formado mucho con personas distintas para seguir aprendiendo, pero Cristina Rota es mi maestra sin duda, porque además ella me dio clase desde segundo. Y cuando Cristina te decía: “muy bien la escena”, te creías la mejor actriz del mundo, pero cuando no le gustaba te ibas directamente llorando a casa. Era una entrega total y absoluta a Rota porque aquello era lo más.

 

Todavía se percibe esa energía cuando vas por allí. Yo, muchas veces, esperando para ver una función, ves a la chavalada que sale por allí, que están aprendiendo y se desprende una energía muy densa a teatro, muy emocional y muy guay en muchos sentidos…

A mí en Rota me inocularon una pasión por el teatro y una pasión por el trabajo brutal. A mí ya me gustaba el trabajo, pero allí era increíble lo que te transmitían. Sin pasión no vamos a ningún sitio, la pasión por el trabajo, el no tener miedo a trabajar duro y que con el trabajo se llega a donde tú quieras… luego ya la vida te va poniendo en su sitio y puede que lo consigas o no, pero esa premisa tiene que estar. Y esa disciplina me ha servido a mí a lo largo de toda mi carrera. Cuando voy a algún trabajo como actriz o en los propios castings, cuando ven que eres de Rota ya…

 

Es como un sello

Sí, algo parecido, es como que ya saben que hay una base ahí y son cosas que yo tengo muy incorporadas y vienen de esa etapa sin duda. Yo soy de Rota y muy orgullosa de serlo, de los ‘rotos y destruidos’ que dicen por allí (risas). Ella es una mujer muy valiente y es inmensa como profesora.

 

GODOT-Monica-Garcia-Ferreras-02
Mónica García-Ferreras

 

Una vez que sales de la escuela, ¿qué recuerdas de esos primeros momentos, de los primeros trabajos?

Yo recuerdo estar muy perdida al principio, porque no sabía a donde ir ni qué puertas tocar. Yo me recuerdo con ese book que teníamos en aquellos momentos, que eran fotos metidas en una carpeta, yendo de agencia en agencia buscando representantes. Era algo que yo lo recuerdo como con mucha valentía, echándole una cara al asunto que ahora no sé si me atrevería. Creo que hace 20 años era algo más fácil también hacer eso, estaban más accesibles los representantes y los directores de casting. Más accesibles en el tú a tú. Ahora sí, te los puedes encontrar en Instagram y ponerles un like o lo que sea, pero antes podías hablar con ellos cara a cara. Lo que pasa es que yo rápidamente me di cuenta de que la industria iba por un lado y que el arte iba por otro. Hay veces que convergen, pero en muchas de las ocasiones no. Y si para trabajar yo dependo de la industria, puede que llegue y sea maravilloso y ahí nos encontramos la industria y mi arte, pero si no sucede así, ¿qué hago? ¿Me quedo en mi casa esperando que llame mi repre? Pues es complicado. Y te lo digo yo que dedico gran parte del tiempo a llevar esa parte más industrial del trabajo a rajatabla, por esa disciplina que hablábamos antes. Yo me esfuerzo en renovar mis materiales, en dedicar tiempo a los mailing, voy a los castings… pero ¿y mientras si no me llaman? Pues yo decidí que tenía que ponerme a crear para buscar mis propias oportunidades.

 

¿Y ahí creas tu primer espectáculo?

Yo terminé en Rota en el 2000 y un año después ya tenía mi propio espectáculo de café-teatro, que lo estrené en la antigua Sala Triángulo (ahora Teatro del Barrio). Se llamaba Caracola! Carol y Lola, que lo escribí junto a Paula Galimberti (Jamming) y lo dirigía Natalia Mateo, incluso Raúl Arévalo echó una mano dibujando el programa de mano.

 

Vaya equipazo

Sí, ya te digo. Éramos unas crías, pero nos lo pasábamos muy bien. Y aunque era algo muy sencillo también me permitía subirme a un escenario mientras se deshojaba la margarita de si me iban a llamar para otras cosas o no. Y aunque dedique gran parte del tiempo a esa parte industrial o ‘burocrática’, en cierto modo, que tiene este oficio…

 

Tendrás que alimentar tu alma también…

¡Claro!, es que yo soy actriz siete días por semana 24 horas. Yo no puedo ser actriz solo cuando a un director de casting le apetece llamarme. Yo soy actriz todos los días y hay que crear para llenar ese vacío. Y en eso estoy.

 

En este proceso de creación tiene mucha importancia la figura de tu hermano Luis, con quien trabajas en la mayoría de tus proyectos y con quien has creado compañía de teatro y productora audiovisual.

Sí, trabajamos juntos desde el principio, porque en ese espectáculo de café-teatro él ya estaba. Él viene del mundo audiovisual porque es realizador, director de documentales y un fantástico guionista y me lo traje conmigo al teatro porque lo que veíamos más factible en esos primeros momentos era crear espectáculos para teatro, porque era un momento muy bueno, con la escena teatral madrileña en plena ebullición. Llevamos muchos años juntos, nos entendemos muy bien y nos complementamos porque somos muy distintos, yo soy la parte emocional y él es racional y una persona muy serena, lo cual viene muy bien cuando yo estoy en plan impaciente (risas). También he aprendido mucho con él en todo este tiempo, porque como te digo es un gran dramaturgo y gracias a eso yo también he empezado a escribir, primero los dos juntos y luego, poco a poco, yo sola también. Y juntos hemos montado Vía Muerta, que es nuestra compañía teatral y también La Mitocondria Films, que es la productora que aglutina todo y que hemos montado junto a David Moreno, otro estupendo realizador.

 

¿Vía Muerta nace en ese momento del café-teatro?

No, ahí todavía no. La compañía como tal surge en la primera obra que hacemos Luis y yo juntos que es ¿Qué recuerdas?, una obra por la que obtuvimos el premio a la Mejor Dramaturgia en 2005 por la Fundación Autor. Y ese espaldarazo nos sirve para decidir seguir adelante creando nuestros textos, llevando al escenario nuestra propia visión y nuestro propio estilo, porque en nuestros montajes siempre metemos pequeñas pinceladas cinematográficas, que es un poco nuestra seña de identidad.

 

Parafraseando el título de esa primera obra como compañía ¿Qué recuerdas?, ¿qué emociones se te vienen a la cabeza al pensar en ella?

Pues me da mucha nostalgia acordarme de ese montaje. La escribimos mi hermano y yo en un cuaderno, porque aún no lo hacíamos al ordenador. Creo que nos quedó muy redondita para ese momento, porque después leyéndola con el tiempo sentimos que nos quedó muy naif, pero era nuestro momento vital, más inexpertos e inocentes, pero era un buen montaje yo creo. Hace poco la hemos revisado y la hemos adaptado para adecuarla a esta época, que es muy distinta a la de hace 15 años. Tiene un tono más adulto y más gamberro y a ver si la podemos volver a reponer.

 

Pero con esos cambios en la obra y en ti, ¿quedan muchas cosas de esa Carlota protagonista de la obra en la Mónica de ahora?

De Carlota siempre queda algo en mí porque ese personaje tiene mucho que ver con mi identidad artística. Esa identidad va ligada a personajes que encienden en mí un fuego artístico y las heroínas me ponen mucho. Y esa Carlota, que era un personaje que se entregaba, que lo daba todo por amor y por salvar el mundo… pues me encanta, llevo una heroína dentro. Carlota y esta obra en particular, me conectan mucho con mi pasado, con los sueños que teníamos entonces que nos íbamos a comer el mundo y con la actriz que siempre he querido ser. Y ahí sigo, no me he comido nada aún, pero sigo empeñándome en coger algunas miguitas del pastel siempre que puedo.

 

Después de este montaje llegaron otros títulos como El asesino eventual, Prisioneros, Yo por ti, tú por mí…

Sí, y todas ellas como te comentaba antes, tienen ese toque cinematográfico. Por ejemplo, El asesino eventual tiene que ver con las películas de cine negro y novela policiaca; Prisioneros está inspirada en películas de ciencia ficción y en esa obra mezclábamos lo que es la proyección audiovisual con la acción real y había cameos muy chulos como el de Raúl Arévalo… Prisioneros es otra obra a la que le tengo mucho cariño.

 

Y llegamos a Léucade 38 20, que es la primera obra que tú escribes en 2017.

Sí, es una obra que me lanzo a escribir yo sola y me embarco yo con todo. Fue un año en el que Luis tuvo a su hija, mi sobrina Irene, y fue para él un año complicado. Y como yo no podía estar parada pues me lancé con todo con este montaje, escribiendo, dirigiendo y actuando. En aquel momento me quedó un regusto amargo, porque no tuvo gran repercusión y yo pensaba en aquel entonces que fue una obra maltratada que nadie entendió y me cabreaba la situación. Ahora, que han pasado unos años, puedo hacer una relectura y ser autocrítica. Es verdad que era una obra muy densa, con mucho drama, que surgió de una experiencia personal muy importante para mí y cuando las pesadillas propias las reciclas en arte a veces no salen bien. Ahora la revisaría y trataría de hacer un texto más comprensible para el público. A mí la obra me ayudó muchísimo porque fue un proceso catártico, ahora reconozco que le faltaba mucho pero yo me empeñé en hacerla por sacar algo que tenía dentro. Soy consciente de la desorbitada emoción que puse en Léucade que a lo mejor me impidió desarrollarla del todo. La revisaré.

 

GODOT-Leucade-01
Foto promocional de Léucade 38º 20º

 

Quizá, por el momento vital en el que estabas, pusiste mucho amor, muchas emociones en ella y si el público no vibra en esa misma onda que tú, no la vive igual y a ti te genera un desasosiego mayor…

Totalmente, así es. De hecho es que yo estaba enfadada con esa situación y ponía cosas en las redes del tipo: “Nadie habla de Léucade” (risas), estaba fatal, pero bueno, ahora ya no estoy en ese momento vital y lo veo todo de otra manera. El paso de los años nos hace ver las cosas de otra manera y en mi caso me sirve sobre todo para decir: “cálmate, tú sobre todo, cálmate” (risas). Menos mal que los años me van dando cierta serenidad porque si no… tela.

 

Aquí también te adentras en la dirección escénica. ¿Cómo es dirigirte a ti misma?

En esta obra contaba con nuestro socio, David Moreno, que me ayudó mucho en el proceso. A mí lo que me gusta es ser actriz, estar delante las cámaras o en el escenario, la dirección me gusta, pero menos. A mí me gusta mucho que me dirijan, que me pidan, que me guíen, que saquen lo mejor de mí… Y dirigirme a mí misma sí que no me gusta, no creo que aún esté en ese momento para poder hacerlo con solvencia. Creo que tengo mucho que aprender y mucho que revisar en mí para verme desde fuera y poder sacar las conclusiones adecuadas. Seguiré dirigiendo a otros intérpretes, pero de momento, prefiero que me dirijan a mí cuando yo interpreto.

 

Hay una pregunta importante a nivel emocional, esta vez de mi parte, que es sobre Nudo Teatro, sala en la que habéis trabajado mucho y que luego se convirtió en Espacio Labruc. ¿Cómo fue de importante que una sala así apueste por vuestro trabajo?

Se me ponen los pelos de punta al recordar este espacio tristemente desaparecido. Pasé una pena cuando me enteré que cerraban. Fueron muchas obras allí, muchos recuerdos. Es una etapa de mi vida. Para mí, era mi casa. Tenía una relación estupenda con todo el equipo y cada vez que teníamos una obra nos daban cobijo. Además, cuando te conoces un teatro, cuando sabes que puedes estar allí programada ya escribes pensando en las dimensiones del espacio y todo cobra un vuelo maravilloso. Nos sentimos muy huérfanos como compañía. Es que yo llamaba a Ángel Málaga (uno de los impulsores de Espacio Labruc) para decirle que tenía obra nueva y me abría los brazos de par en par.

 

Ángel es un amor de persona y un gestor cultural con un gran criterio.

Sí, y eso también nos reconfortaba, que estábamos con alguien con criterio que apreciaba nuestro trabajo y nos abría su espacio para poder mostrarlo. Teníamos plena confianza con todos ellos, nos entendíamos muy bien a nivel artístico… era muy especial, la verdad. Y es cierto esto que te digo, que nos sentimos huérfanos y ahora vamos dando tumbos buscando espacios en Madrid que quieran acogernos de forma regular. Hemos estado en Teatro de las Aguas, en El Umbral de Primavera… pero aún nos falta encontrar esa hermandad artística que teníamos con Espacio Labruc.

Ahora estamos en Sojo Laboratorio Teatral, gracias a Doriam, que fue también fundador de Nudo Teatro (que después acabó siendo Espacio Labruc) y tuvimos muchos momentos que ahora recordamos y está brotando de nuevo esa semilla que plantamos años atrás.

 

En febrero vais a estar allí con Casi protagonista, una obra que empezó como teatro de pequeño formato y que ya se pudo ver la pasada temporada y que ahora ya es un largo.

Pues es muy curiosa esta historia. Nosotros volvimos el año pasado a revisar Antes de la lluvia, una obra que ya habíamos estrenado hace tiempo y que nos gusta bastante y que hemos adaptado a 2020-2021. La volvimos a reponer en Sojo porque Doriam Sojo (impulsor de este espacio) nos dejó hueco en mayo del año pasado. Pero era todavía una época rara de pandemia con horarios extraños y meter obras de compañías distintas un mismo día era complicado. Entonces Doriam nos pidió hacer algo para llenar el horario de funciones anterior y tener todo un día con montajes de Vía Muerta Teatro. Y como surgió esta oportunidad pues nos hicimos una obra de Microteatro, que es Casi protagonista. Pero luego dándole vueltas vimos que había una historia interesante y nos pusimos a desarrollarla.

 

¿Qué nos podemos encontrar en Casi protagonista?

Esta obra habla de una actriz en horas bajas que está peleada con su representante, que ya no tiene 20 años y que sigue luchando por triunfar en su carrera. Es una comedia, y yo, que siempre tiendo al drama, pues me apetece mucho afrontar esta historia para reírme y coger aire fresco. Es una comedia hilarante con toques de realismo mágico, con canciones… pero si se rasca un poquito tiene su punto dramático también, porque habla de esa edad a la que llegamos las actrices y nos volvemos invisibles para la industria.

 

¿Es un homenaje a las mujeres artistas?

Sí, primero a las mujeres, pero también a todos los que se dedican a este complicado mundo de las Artes Escénicas y siguen luchando por sus sueños a pesar de la edad que tengan y de los palos que hayan recibido. Y aunque tenga el 4 delante de mi edad y no guste en los castings pues yo sigo. Porque a mí me lo han llegado a decir en una prueba, que estoy entrando en esta edad en la que no se sabe muy bien qué hacer conmigo. Pero aunque me fastidie que esto sea así, yo voy a seguir tirando.

A mí, alguien que no me conozca de nada me puede decir: “¿Pero y cuánto dices que llevas como actriz?”, “¿Y has tenido algún hito histórico en tu trayectoria?”. Y mi respuesta es: “Pues mira, no, pero bueno, yo lo sigo intentando”. Y esto es este montaje, un homenaje a aquellas y aquellos a los que la industria no mira.  Yo hubo un momento en el que me dije que no iba a pedir perdón por ser actriz, por no ser famosa y seguir en esto. Señores, esto es lo que hay.

 

 

Si en ¿Qué recuerdas? había mucho de Carlota, ¿cuánto hay de ti en Julia Arranz, la protagonista de Casi protagonista?

A ver, hay algo, pero Julia Arranz es mucho más déspota que yo (risas), tiene más aires de diva de los que yo me doy, pero sí que hay cosas, claro. Julia es una apasionada de su profesión y la están dando de lado por su edad… los paralelismos son evidentes y me reconozco en muchas frases.

 

Es una comedia con canciones. ¿Las has compuesto tú?

A ver, hemos recogido melodías de películas musicales de cine clásico como El bazar de las sorpresas o Tres sombreros de copa. No son referencias muy obvias, pero lo hemos hecho como guiño para aquellas personas a las que les guste el cine y lo sepan reconocer. Luego las letras son mías y están adaptadas a la historia de los dos personajes protagonistas de la obra.

 

En Youtube estás haciendo esta miniserie llamada Laura 4.0. ¿Cómo comenzó este juego?

Pues es otra cosa que surge de la necesidad de crear. Surgió como una tontería en julio, de ir haciendo piecitas audiovisuales, porque nos encanta crear contenido audiovisual, pero no siempre tienes la capacidad o la pasta para producir un corto siempre que quieres. Entonces decidimos ir creando pequeñas secuencias, primero como un aprendizaje personal y un entrenamiento y luego por seguir creando. Y decidimos que fueran secuencias con cierta continuidad temporal y temática. La primera la tiramos en julio y me encanta hacerlo porque es algo que siento, una vez más, como muy mío. Quizá siento que ahora estoy monotemática, estoy con esta defensa de las mujeres actrices que tienen un 4 delante y de ahí el nombre del proyecto. Pero quiero seguir reivindicando que a las mujeres de mi edad, y mayores, también nos pasan cosas, que estamos hartas de las etiquetas que se nos ponen y que queremos seguir luchando por las cosas que deseamos.

Son piezas de un minuto y poco en la que Laura reflexiona sobre los temas que le preocupan y ella que es muy dramas.

 

Se llama Laura, pero yo he visto a Mónica…

Ya, mucha gente me lo ha dicho (risas). De hecho, mi madre en la última pieza que hemos hecho de repente me llama y me dice que está muy preocupada por mí que me estaba viendo destrozada (risas). Y yo explicándole, a estas alturas, que aunque sea yo, no era yo o no del todo. Evidentemente conecta mucho con cosas que a mí me preocupan y que quiero defender.

 

A mí me ha gustado mucho lo que he visto, me encanta su humor.

¡Ay!, gracias. Sí, aunque Laura sea una dramas tiene mucho sentido del humor y ella está de vuelta de todo. Queremos seguir creando, está claro que no somos youtubers, que lo ha visto poca gente, pero queremos seguir aprendiendo y tiramos por donde podemos para seguir haciendo y haciendo. Que un día pasa algo y nos cambia la suerte y triunfamos, pues ojalá, pero mientras seguiremos buscando la fórmula.

 

 

¿Cómo es tu relación con el ecosistema teatral?

Para mí es una jungla a día de hoy. Hace 10 años te habría dicho otra cosa, ya que el panorama teatral en Madrid era más amable y más accesible ya que veías posibilidades de cierta evolución de tu proyecto, pero ahora no lo veo, ahora creo que es todo mucho más complicado. Las obras necesitan su vuelo, su espacio, su tiempo… y es complicado que a las obras se lo den con tanta producción como hay. Yo, por ejemplo, con la obra de la que hemos hablado hace un rato, Antes de la lluvia. Para mí es una obra muy bonita, muy redonda, muy adecuada en los tiempos que corren. Es un montaje muy actual en el que hablamos del amor… y no me lo programan en ningún sitio más que en Sojo. Hay una competencia atroz entre las compañías y está bien que haya tanta creatividad, no digo yo que no, pero es complicado, ya te digo.

También te digo que benditas salas independientes, porque si no dónde trabajaríamos, y gestionar un espacio así conlleva un esfuerzo tremendo y es muy meritorio.

 

Ya con la distancia que da el tiempo, ¿el plan A ha merecido la pena?

Sí, siempre, sin duda. El problema es que yo amo mucho esta profesión. La interpretación me vertebra, es lo que da sentido a mi vida. Si yo no tengo un papel en el que trabajar, si yo no tengo una historia que contar me muero. Y te digo esto con todo el sufrimiento que he pasado porque esta profesión es mucha pelea. Yo no puedo decir que me ha ido genial siempre, al revés, me lo estoy currando mucho y no llego a alcanzar los objetivos que te marcas cuando empiezas. Hemos estado a punto de lograr cosas más grandes y se han truncado justo al final. Pero no importa, para mí merece la pena siempre. Existe ese momento sobre el escenario, que a lo mejor es solo un segundo, pero es donde todo toma sentido. Son serotoninas, endorfinas y todo lo rico en vena. Y ahí es cuando soy plenamente feliz por estar donde quiero estar. Siempre el plan A porque amo ser actriz.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí

 

Comparte este post