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Mejor, cómo un ‘buen’ hombre se convierte en un cabrón

“Cuando Alfredo se ve obligado a quitarse la careta es cuando encuentra su comodidad”

 

La respuesta a la pregunta del título la veremos en el escenario de la mano de nuestro entrevistado, Daniel Rimón, que ejerce de productor y protagonista de la obra del dramaturgo, guionista y director italiano Mattia Torre (1972-2019). Esta bajada a los infiernos del capitalismo puede verse en Nueve Norte los viernes de junio y julio y cuenta con la dirección de Carlos Zamarriego. historia cómica y terrible que gira en torno a Alfredo Beaumont, un ‘buen hombre’ que una vez que se transforma en una persona sin escrúpulos ve cómo la sociedad le abre todas sus puertas.

 

 

Primera adaptación al castellano de la obra de Mattia Torre

 

 

Por David Hinarejos

 

Lo primero, un dato que no he encontrado en el dossier de la obra. ¿Quién es el encargado de la adaptación al castellano de Mejor?

Realmente la adaptación al castellano podemos decir que fue el primer paso del trabajo director-actor para llevar este trabajo adelante. La primera traducción la realice yo del libro In mezzo al mare de Mattia Torre. Pero necesitaba la ayuda de un buen dramaturgo para poder llegar a la profundidad que requería cada palabra de la obra. Es justo en ese momento en el que fui a Málaga a ver a Carlos Zamarriego, director, dramaturgo y amigo de batallas desde hace muchos años. Él se encargó de darle forma y a su vez conseguir mantener toda la esencia que transmitía el texto italiano. Estuvimos varios días trabajando con la dramaturgia, cuando terminamos, le pregunté si quería dirigirla y hasta hoy.

 

 

¿Cómo conociste este texto de Mattia Torre?

Fue gracias al actor italiano Davide Grillo. Nos conocíamos de hace tiempo y en una de sus visitas a Madrid estuvimos horas hablando de teatro, autores, obras, etc. Entonces le comenté que estaba buscando una historia, algo que poder contar, que me llenara, una obra que supusiera un reto actoral. El me menciono los textos de Mattia Torre, esa misma semana me devoré varios de sus libros, cuando leí Mejor sabía que había encontrado lo que tanto tiempo llevaba buscando.

 

¿Te ha costado mucho conseguir que te permitieran adaptarla a nuestro idioma?

Tengo que reconocer que fue un salto al vacío. Mattia Torre tiene gran popularidad en Italia y sabía que sus textos aun no habían cruzado la frontera, por lo que me puse a trabajar en ello sin la certeza de saber si conseguiría traerlo a España. Trabajamos durante meses en el proyecto y realizamos una presentación, con el dossier y la adaptación. Se presento mediante la SGAE y casi un año mas tarde, nos contestaron aceptando la solicitud.

 

En nuestro país no es un autor muy conocido, pero en Italia es todo un referente, sobre todo a raíz de su labor como guionista en series como Boris. ¿Cómo es su obra dramática?

Los textos de Mattia son una autentica maravilla, tanto los guiones como sus novelas y textos teatrales. Poder ahondar en sus textos fue un auténtico lujo. Su forma de escribir, de narrar con ese toque cómico y agridulce es único. Libros como La línea vertical, que también tuvo su adaptación a la televisión, consigue hacerte reír a carcajadas y llorar en cuestión de segundos.

 

Vamos al grano: un cabrón o una cabrona, ¿nace o se hace?

Es una pregunta que me hice casi a diario mientras trabajaba este texto. Históricamente es un debate que lleva siglos de la mano de Hobbes y Rousseau, y si estos grandes filósofos no llegaron a un punto medio, imagínate yo… pero si tuviera que lanzarme, diría que se hace. Creo que los cabrones tienen una historia detrás, una motivación y seguramente mucho dolor sin sanar que los lleva a esta forma de ‘supervivencia’. Incluso, con este texto en concreto, podemos asistir a este nacimiento, como un pájaro que sale del cascarón y descubre otra forma de actuar, otra forma de conseguir las cosas totalmente distinta a lo que estuvo haciendo toda la vida.

 

MEJOR-godot-06Alfredo, el personaje protagonista que interpretas, comienza siendo un buen hombre. ¿Cuánta responsabilidad tiene él en su transformación y cuánta la propia dinámica en la que nos sumerge el capitalismo?

Creo que ambos se dan la mano constantemente. Alfredo es un hombre que tiene una serie de creencias, de forma de ver la vida, de estructura mental, que consigue tener una venda en los ojos incluso en los momentos mas extremos. Hasta que no pasa la línea, casi de forma involuntaria, no se da cuenta de que todas esas cosas que parecían tan ‘buenas’ en realidad no lo son. Obviamente, el capitalismo juega un papel fundamental representado en su trabajo y cómo la gente rica tiene lo que quiere, cuando quiere y como quiere. Alfredo era precisamente uno de esos siervos que hacía lo que fuera para contentarlos.

 

Y las demás personas, que permiten que alguien pase por encima de ellos sin plantarle cara, ¿cuánta responsabilidad tienen?

En esta obra juegan un rol casi vital, tanto como fuerzas opuestas al inicio como gente que vitorea este tipo de conductas tan agresivas. De hecho, no son gente que solo permite que les pasen por encima, sino que se arrodillan ante ellos, aplauden sus acciones e incluso justifican esos comportamientos. Es aquí donde veremos un Alfredo que pasa de ser pisoteado, a pisar.

 

Sin desvelar demasiado. ¿Qué acontecimiento es el detonante del cambio?

A la mitad de la obra, cuando todo empieza a tener ese regustillo de ‘no todo es tan bonito’, Alfredo se ve involucrado en una acción que le llevará de un extremo al otro casi sin poder tener tiempo para pensarlo. Lo que quizá lo hace más impactante es el salir completamente indemne y replantearse absolutamente todo. Dentro de él, se produce un cambio drástico que Mattia definió muy bien: “Empiezo a recentrarme, a cambiar perspectiva. Empiezo a cerrar el agujero que tenía en el estómago. No entra ya nada mas”.

 

¿Dirías que Alfredo va a conseguir ser feliz cuando, al convertirse en un ser sin escrúpulos, se le abran todas las puertas y supere todas sus inseguridades?

A nivel personal, me gustaría decir que no, pero realmente Alfredo tenía una aparente vida perfecta con su trabajo, sus amigos de la asociación, su mejor amigo. Pero te das cuenta que lo que había en realidad era un vacío existencial y que las cosas que iban tan bien, en lo mas profundo de su ser, las aborrecía y sabía que no le satisfacían. Por ello, cuando se ve obligado a quitarse la careta y experimentar esa zona más oscura, es donde encuentra su comodidad y se descubre a sí mismo como un auténtico cabrón. Justo la segunda parte de la obra ahonda en esa comodidad que empieza a sentir y como las cosas le empiezan a ir a favor.

Mattia Torre utiliza la comedia para mostrarnos una auténtica bajada a los infiernos. ¿Al público se le va a atragantar la risa en algún momento?

Cuando preparábamos el montaje sabíamos que había partes cómicas que alivian todo este peso dramático. Pero también fue muy curioso descubrir que en algunas partes mas dramáticas, se producían algunas risas nerviosas o carcajadas espontáneas que luego se quedaban en silencio. Todo esto pudimos observarlo en un pase privado que hicimos con nuestros conocidos, para testear y poder ajustar cosas de la obra. Era muy gracioso ver como se producía esa espontaneidad de la risa y podías casi leer en el ambiente: “¿Esta insinuando Alfredo lo que esta insinuando?”.

 

 

¿Qué otros temas aborda Mejor?

Hay varios que se van plasmando en sus pensamientos o sus acciones. Cuando hicimos el análisis de texto nos dimos cuenta del gran peso que llevaban otros temas en la obra como el miedo a la muerte, el amor, la paranoia o incluso esa relación de dependencia al colectivo tanto en lo personal como en lo laboral.

 

¿Qué papel ha jugado el director, Carlos Zamarriego, a la hora de mostrar la transformación del personaje sobre el escenario?

Carlos hizo un trabajo excepcional con su dirección, consiguió plasmar la evolución de Alfredo mimando mucho el detalle y haciendo que tuviera un hilo conductor. Sabíamos que la base era el texto y de ahí fuimos rasgando cada palabra para poder darle la mayor profundidad posible. También tuvimos mucha suerte de contar desde el inicio con Ángel Velasco y Edgar Costas. Ángel realizó la ayudantía de dirección y fue vital en todo ese proceso de creación, aportando también toda su experiencia como actor. Edgar consiguió crear un diseño de luces que prácticamente es un personaje más en la obra.

 

GODOT-Mejor-07.jpegJugáis con pocos elementos en escena, así que todo el peso recae sobre tú interpretación. ¿Está siendo tu mayor reto como actor hasta ahora?

Desde luego. Ha supuesto un antes y un después. Al inicio, en los primeros ensayos teníamos una visión diferente de cómo podía ser plasmar todo esto en el escenario, pero a base de limpiar y limpiar, con el objetivo de contar lo mismo con menos, nos quedamos solo con un teléfono y una silla, y eso fue un gran acierto para poder quedarnos con la esencia del texto. Actoralmente hasta el día de hoy, ha sido el mayor reto que he tenido y solo por todo lo que me ha enseñado en los ensayos y en todo el proceso previo, ya ha merecido la pena.

 

¿Tenías mono de teatro puro y duro tras tus papeles para TV?

La verdad es que tenía muchas ganas de poder volver a subirme a las tablas. Era ya casi una necesidad a nivel actoral y personal. El teatro siempre nos proporciona esa vuelta al origen, en la que si tenemos suerte, podemos trabajar con tiempo y profundizar en cada frase. Por otro lado, este texto me ha permitido ahondar mucho en esa parte oscura que tenemos, ha sido maravilloso poder contarlo y transmitir la historia de Alfredo.

 

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