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Mariano Rochman: «En la obra, el espectador puede elegir su propia versión de la historia»

Por David Hinarejos

 

Hablamos con Mariano Rochman, autor y director de Noches de Hotel, una propuesta intimista y original que se va articulando en nuestra cabeza como si de un libro de ‘Elige tu propia aventura se tratase’. La historia crece alrededor de cuatro noches de hotel desordenadas en el tiempo. Cuatro partes a las que hay que buscar conexión. A partir de la primer parte, las dos siguientes pudieron suceder un mes antes o un mes después en la vida de dos de los personajes. La cuarta parte sucede dos meses después de la primera noche. En base a esto la mirada del espectador no será la misma si se posiciona en que la segunda o tercera parte han sucedido antes o después de la primera parte que es la que desencadena el conflicto en la obra. La obra, que continuará en enero en los Teatros Luchana, está interpretada por José Bustos, Sauce Ena, Xoel Fernández y Elena Rey.

 

¿Uno se encuentra más seguro dirigiendo un texto propio o es más complicado conseguir cumplir tus propias expectativas creadas a la hora de escribirlo?

No lo sé la verdad, nunca he dirigido un texto que no sea mío. Yo cuando escribo ya siento que voy viendo y pensando la obra como si la fuese a dirigir o a actuar. Para mí escribir tiene mucho de juego, de disfrutar creando un mundo que se va plasmando poco a poco en un papel en blanco.
Sí puedo decir que no siempre he conseguido cumplir mis propias expectativas como autor; a la hora de dirigir te topas con mil y un obstáculos que exceden las expectativas que has tenido como autor e incluso como director.
Pero es cierto que me han sorprendido gratamente puestas en escena de obras mías, me fascina sorprenderme con la interpretación de un director que no tiene idea de donde salió lo que he escrito.

 

Es un montaje sencillo, donde el peso recae en los actores y en el texto principalmente. ¿Es el formato donde te encuentras más cómodo como director?

Me gusta básicamente trabajar con actores, siendo yo actor siento que los comprendo por el proceso que pasan. Trato que se sientan cómodos, comprendidos y que confíen en la propuesta. No me interesan mucho las obras donde los actores son un elemento más; para mi lo fundamental es un texto que me mueva y actores que estén activos y sensibles con la obra.

 

Mariano Rochman: "En la obra, el espectador puede elegir su propia versión de la historia" en Madrid

 

¿De dónde surge la idea de Noches de hotel? ¿Qué temáticas querías poner sobre la mesa?

La idea surgió con una historia que me contó hace muchos años mi padre. Él es urólogo y me contó una anécdota que le sucedió con un paciente y mientras me la relataba pensé ‘aquí hay una obra’. Luego fui sumando materiales que tenían que ver con las cosas que me conmueven y que me gustan ver en teatro y fui trenzando el tema y la trama.
A mi me interesan las relaciones humanas, los vínculos entre personas comunes, las relaciones de pareja o familiares o de amistades están siempre en mis obras, pero para mi la temática central de Noches de Hotel es la imposibilidad de concretar un ideal y eso nos lleva al sentimientos de insatisfacción o de frustración.
También es verdad que me gusta jugar con el tiempo y con los sueños, digamos que como buen argentino, el psicoanálisis aparece irremediablemente en mis obras.

 

Hay una interesante propuesta en cuanto a cómo se estructuran las dos partes centrales de las cuatro en las que se divide la historia. ¿Podrías explicar en qué consiste?

La obra está planteada en cuatro noches en tres habitaciones de hotel distintas. Una noche sucede un hecho y luego se plantean dos noches que pudieron suceder un mes antes o un mes después de la primera noche. La cuarta es dos meses después de la primera, a la que yo llamo ‘noche crucial’. El juego es que el espectador, según con lo que conecte, pueda decidir sí ha pasado antes o después. Que arme su historia, que elija su propia versión. Yo tengo la mía en la cabeza pero me esforcé para que esté camuflada y que todas las opciones sean posibles. Ahí estuve de acuerdo tanto como autor como director.

 

¿Nos puedes presentar a los distintos personajes que van a pasar por este hotel?

¡Uy no, eso devela todo! Sí me gusta decir y me encargué de repetirlo a los actores, que los cuatro personajes son buenas personas, gente común que les suceden cosas inesperadas y quizás límites y las resuelven como buenamente pueden. Siempre me interesa esos hechos que son inesperados y te cambian la vida en un plis plas. La idea que no tenemos nada atado, que la estabilidad o la vida que tenemos nos puede cambiar en una noche y escurriese como arena entre los dedos.
Me gusta ver que el público está conectado con los personajes, que a veces se sienten identificados o que se hacen la pregunta de qué harían en esa situación o se posicionan con uno o con otro y defienden a capa y espada quién tiene la razón.

 

Mariano Rochman: "En la obra, el espectador puede elegir su propia versión de la historia" en Madrid

 

¿Es el juego entre lo que ocultan y muestran estos personajes el eje alrededor del cual gira la historia?

La historia gira entorno a querer que las cosas o relaciones sean de una forma y suelen ser como son, es decir muchas veces, de otra manera. Hay una frase del final de la obra que me conmueve cada vez que la escucho, “Una vez leí que los asuntos del amor son lo que son y no lo que uno elige que sean.”
Es cierto que los cuatro personajes tienen mucho que ocultar y mucho que decir, el problema es cómo lo gestionan. Cada personaje tiene un monólogo que es absolutamente intimista con el público donde conectan con su verdad y se muestran sin filtros tal cual son.

 

¿Al final todos se tendrán que enfrentar a su verdad?

“La verdad es algo que no puede ser mirado de frente”, es una de las tesis más conocidas de Lacán. Él decía que la verdad hay que rodearla para poder llegar a ella. Los personajes se enfrentan a lo que pueden y como pueden, intentando salir lo mejor parados, como suele sucedernos en la vida misma.
Sí es cierto que hay algo de expiración, de revisar sus vidas, sus actos y sus relaciones. Son gente que quiere seguir mirando y tirar para adelante a pesar de las piedras que se han topado en su camino. Pero creo que se enfrentan los cuatro a su soledad y como se sitúan frente a ella.

 

La definís como una comedia dramática. ¿Los aspectos cómicos ya estaban en el texto o se han visto amplificados en la puesta en escena?

Indudablemente se han amplificado con la puesta en escena; con la elección del tono. Esta obra podría ser un melodrama. Pero siento que el humor, en su justa medida, nos ayuda a conectar más con lo que sucede en la trama, y si uno está permeable, el tema entra por sí sólo.
Yo era consciente del cierto humor, pero es verdad que gente muy cercana y que tiene una mirada profunda acerca tempo teatral me aconsejaron que explotara el humor de la obra y el doble sentido que está en mi. Como en otras obras mías, esa ecuación termina conectando con los espectadores. Creo que ayuda a comprender e identificarse con la pieza.

 

¿Qué poso dirías que deja la obra en los espectadores? ¿Qué feedback estáis teniendo?

La respuesta está siendo muy buena. Nos sorprenden las elucubraciones que hacen los espectadores acerca de si tal o cual tiene la razón o si un hecho sucedió antes o después de otro.
El poso ya es algo más delicado… Tengo mi idea y mi convicción acerca de lo que deja o toca pero creo que eso es para cada uno, tiene mucho que ver con lo que cada espectador es o a transitado.

 

 

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