«El hecho teatral como rito no va a desaparecer nunca»

 

Viviana López Doynel es una de las impulsoras de este bello y cálido proyecto teatral que es El Umbral de Primavera. La sala de Lavapiés es la organizadora del VI Ciclo de Teatro Cono Sur, un evento que tiende puentes con el otro lado del Atlántico trayéndonos algunas de los mejores trabajos teatrales de Argentina, Chile y Uruguay. Este festival es una de las señas de identidad de El Umbral y este año, a pesar de todas las dificultades, han conseguido ponerlo en pie con tesón, ilusión y mucho trabajo. Podremos ver varias propuestas escénicas de forma presencial, pero también, adaptándose a los nuevos tiempos, han creado un Escenario Virtual para visibilizar la creatividad híbrida como consecuencia de esta parada a nivel mundial. Han escogido una cuidada selección online de propuestas que incluyen registros grabados de espectáculos, obras adaptadas para el medio audiovisual, consecuencias creativas que surgen de una reflexión teatral y se abren a nuevos lenguajes. Propuestas surgidas en pandemia de artistas que, con su creatividad, encontraron maneras de continuar y posibilitar ese encuentro  para compartir un mismo espacio virtual y un mismo tiempo en comunidad.

 

VI Ciclo de Teatro Cono Sur

 

Por Sergio Díaz

Foto Portada: Yago. Sobre el poder en las sombras

 

¿El Ciclo de Teatro Cono Sur es la seña de identidad de El Umbral de Primavera?

Esta es una de nuestras identidades, sí. Y no es gratuito. Tres de las integrantes de esta casa somos argentinas (Verónica Parizzi, Marianela Pensado y yo) e Israel Giraldo ya casi… jajaja. Todos los Ciclos los hemos organizado con mucho esfuerzo y generosidad de todas las Compañías que han confiado en nuestro espacio, a pulmón, como siempre. Este VI Ciclo tiene un especial esfuerzo debido a las dificultades añadidas del Covid-19. Es fácil de imaginar a lo que me refiero.

 

¿Cuál es el objetivo de organizar este evento?

Más que evento es una apuesta por abrir puertas. Umbrales de conocimiento y admiración a las y los artistas que siempre se reinventan para salvar o salvarse de la mediocridad.

 

Siempre es complicado, pero imagino que este año mucho más. ¿Cómo lo habéis organizado? ¿Habéis traído a las compañías que queríais?

Hubo que cambiar la agenda que estaba prevista para septiembre de 2020 y la pasamos a febrero, temiendo que todo podía quedarse en un deseo. Pero también pasaron cosas especialmente alentadoras. Se interesó en febrero de 2020 una productora radicada en Argentina para colaborar en el proyecto; Albóndigas Producciones, que lleva Valentina Marzili, una mujer que ama el teatro independiente y ha sido un pilar para no desfallecer en el intento.

Se modificó la agenda, sí,  pero eso también nos permitió, con mayor tiempo, ofrecer la posibilidad de alcanzar nuevos formatos que se abrieron con la situación y de los que estábamos al tanto y vimos y, con esa nueva fórmula, creamos el Escenario Virtual, como lo hemos titulado. Todo un reto.

 

¿Qué nos podéis decir de las compañías/obras que vienen? ¿Nos podéis dar alguna pincelada de ellas?

Este VI Ciclo está lleno de propuestas que creemos muy interesantes y con esa ilusión las ofrecemos al público. Una de las compañías que viene y que cierra el ciclo, La Porvenir Teatro, lo hace desde Uruguay y llevamos desde hace un año queriendo que vengan. Siempre ha habido buena disposición, pero las agendas lo hacían complicando. Su montaje, Yago, el poder en las sombras, es una maravilla, aunque esté feo que lo digamos nosotras.

Del escenario virtual, para hablar con orgullo de lo que hemos organizado, pretendemos dar opciones muy diversas. Desde montajes realizados antes de la pandemia, hasta producciones realizadas para el propio Ciclo. En Argentina los teatros estuvieron cerrados 9 meses y, a día de hoy, las salas independientes siguen cerradas. El nivel de las propuestas y los deseos de seguir vivas les da un valor añadido. Hemos ideado un bono único para poder ver todas las obras online  y sacar conclusiones sobre este sector tan golpeado.

 

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Viviana López Doynel

 

Son ya seis ediciones, si no me equivoco. ¿Cómo sentís que ha evolucionado el Ciclo?

Ha evolucionado siempre para mejor, con la sensación de que si tuviéramos algo de financiación, podría hacerse dos veces al año y así poder incluir a compañías de toda Latinoamérica que nos escriben. La fantasía con Valentina Marzili es lograr un intercambio de España con Argentina y conseguir que compañías de aquí viajen allá también.

 

La evolución de este año ha sido forzosa, ya que podremos ver obras de teatro online. ¿Cómo creéis que acogerá el público ver teatro así? ¿Este formato ha venido para quedarse?

Ojalá poder contestarte sobre los nuevos formatos y la recepción del público. Es pronto para saber qué evolución puede tener ahora y en el futuro. Las tecnologías ya están en las artes escénicas y si hay que recurrir a que vean Teatro por una pantalla para no morir espiritualmente, habrá que explorar cómo hacerlo sin que perjudique la idea original, que es el encuentro y las energías presentes. El hecho teatral, el rito, esto no va a desaparecer nunca, pero se necesita dinero para que todo lo tecnológico tenga nivel y permita investigar sus herramientas. Desde estos espacios sabemos muy bien lo que es trabajar ‘made in home’ (risas), lo valioso es no dejar de vivir el arte y juntarse para crear. El público se irá adaptando si tiene hambre de teatro, como hemos visto que tiene.

 

Viviana, a nivel personal, ¿Organizar este gran evento te hace sentir un poco más cerca de tu tierra?

Absolutamente.  Somos la isla en el desierto para muchas y muchos y yo misma me siento isla que se alimenta de crear lazos desde la admiración al trabajo de esas muchas y muchos y del amor que esto produce.

 

Conocéis la escena teatral madrileña y la de Buenos Aires, que siempre hemos idealizado desde aquí. ¿Qué diferencias hay entre ambas? ¿Sigue habiendo mucha más cultura teatral allí que aquí?

Nada es lo que reluce, dicen. Cambian las generaciones tanto aquí como allá. En este mismo momento estamos justo en ese punto, siento yo desde mi humilde percepción. Aparecen los veinteañeros en las dos orillas, golpeados por dos crisis brutales, que son sus referencias. Aquí en España ya se ven estos jóvenes que necesitan manifestar o visibilizar su vacío y la tremenda incertidumbre. Algo se tiene que despertar con esta pandemia a nivel global. Ya no solo depende de España o Argentina, somos seres del mundo y las redes sí han venido para quedarse. Esto abre un debate imposible de negar.

Para terminar y decirte algo que permita cierto optimismo, es como el teatro, hay que juntarse, tocarse, emocionarse, llorar, reír, bailar con el corazón en una mano y el alma libre.