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La gran apuesta de Victoria Camps

Victoria Camps: «El texto habla de dos personas que están perdidas y que sienten que nadie les comprende»

Victoria Camps es la impulsora de Dani y Roberta, texto original de John Patrick Shanley del que se enamoró tras leerlo. Tras mucho empeño y mucho sacrificio para poder sacarlo adelante, ella misma lo ha traducido, producido y será ella también quien dé vida a Roberta.

Su compañero en escena será Juan Dávila, y Cristina Rojas será la encargada de dirigir a ambos en esta obra que es mucho más que una simple historia de amor y que podrá verse en el Teatro Quique San Francisco a partir del 13 de enero.

Fotos: David Sagasta

 

¿De donde te nacen las ganas de dedicar tu vida a las Artes Escénicas?

Supongo que de la locura y la necesidad de expresarme a través de los personajes. Dicen que la actuación es como esculpir, es sacarte lo que tienes en ti que el personaje no necesita y dejarle la parte que hay en ti y que el personaje sí necesita.

 

Háblanos un poco de tu etapa formativa, ¿dónde fue y cómo la recuerdas?

Empecé más o menos a los quince años. Miraba series de televisión y un día me dije: yo quiero hacer eso. De hecho, soñaba que interpretaba personajes mientras miraba esa serie que me gustaba, y en la cocina de mi casa imitaba a la actriz que saliese. De ahí me fui a una escuela amateur de mi pueblo en la que hacían teatro, y después me dije a mí misma que eso era lo que yo quería hacer, así que hice la formación entera en la escuela Nancy Tuñón en Barcelona.

 

Y cuando terminas de estudiar, ¿sabías hacia dónde encaminarte para trabajar o sentiste el vértigo del vacío?

Sentí el vértigo del vacío cuando terminé la formación. Después de hacer muchos castings en los que no me cogían, al terminar la escuela, le pedí a un amigo realizador que me ayudase a grabar una escena con acento argentino, ya que había decidido irme a vivir allí para probar como actriz. Eso sí, primero me iba a Londres a trabajar como ‘niñera’ en una casa y así ahorrar dinero para mi viaje, ¡tenía ya mi billete y todo a Inglaterra! Cuando estábamos grabando la escena en mi casa, sonó el teléfono, era mi representante y me comunicaba que me habían cogido como actriz en El secreto de Puente Viejo. Así que fue relativamente progresivo, pero en esta profesión tan inestable, todo termina, y tienes que mantenerte activo siempre.

 

¿Cuando empiezas en la serie te das cuenta de que podrías ganarte la vida interpretando?

Sí, fue justo ahí, cuando empecé a ganar dinero en El secreto de Puente Viejo. Al tener un personaje protagónico, pues yo cobraba mensualmente, era una cantidad elevada teniendo en cuenta que tenía 23 años y que no es lo normal cuando eres tan joven.

 

Y llega la tele, pero también el cine y el teatro… pero por lo que parece no eres de las que esperan a que suene el teléfono, sino que buscas generar tus propios proyectos, ¿es así?

Después de la televisión, me di un tiempo para mí misma, quería también hacer otras cosas en mi vida. Una serie diaria como es El secreto de Puente Viejo es un trabajo muy gratificante pero también agotador, y me encantó vivirlo y volvería a vivirlo de nuevo si surge la oportunidad. Sin embargo, en aquel momento seguí haciendo castings, pero por un tema personal me mudé a Estados Unidos y estuve lejos de España por un tiempo. Ahora que he vuelto, con un buen inglés para acceder a castings también en el extranjero, pues decidí montar Dani y Roberta con muchísimas ganas e ilusión.

 

GODOT-Dani-y-Roberta-08¿En qué momento te enamoras del texto de John Patrick Shanley?

Conocía el texto por una escena que representé en la escuela Nancy Tuñón, fue un ejercicio que hicimos todos en clase. Cuando me mudé a Madrid, me acordé de esa escena de Dani y Roberta, me puse a buscar el texto en internet, y solo estaba en inglés. Así pues, lo leí, y me puse a llorar cada vez que leía por lo que se decían ambos personajes el uno al otro, esas cosas tan duras… ¡y me enamoré! Así que empecé a traducirlo, sin saber si lo iba a hacer o no, no sabía si los derechos de autor estaban disponibles o no, pero me apetecía traducirlo. Después de tenerlo traducido, busqué quien tenía los derechos y llamé a la agencia.

 

Y decides llevarlo a cabo, siento la productora del montaje. ¿Qué supone para ti encargarte también de la producción de una obra como esta?

En un principio, estuve buscando productoras que me ayudasen a gestionar todo esto, pero no me pude poner de acuerdo con algunas, así que no tuve más remedio que hacerlo yo. Por otro lado, nada de esto hubiese sido posible sin la ayuda eterna de Cristina Rojas, ella tiene una productora, así que sabe cómo hacer las cosas, y ha sido mi guía en esta aventura, por lo que quedo eternamente agradecida con ella. Ahora que he ejercido como productora, me puedo poner más en la piel de los productores y productoras, y ahora entiendo el trabajo duro que hay detrás, y les admiro sobremanera, así que solo puedo decir: ¡Gracias productores y productoras del mundo!

 

¿Cómo has ido eligiendo al equipo para conformar este proyecto?

El equipo está formado por amigos que he hecho aquí en Madrid y por gente que se ha cruzado en el camino, y que me han ayudado desinteresadamente. Les pasé el texto y les dije que lo único que tenía era los derechos de autor, y les pedí que me ayudarán. A Federica Ghio, la conocí en Puente Viejo, ella ha sido la escenógrafa de la obra y ha hecho un trabajo de diez con los pocos recursos que teníamos. A Taxa Guijarro lo conocí a través de una amiga aquí en Madrid, y ha sido el diseñador de luces y sonido, y también ha hecho un trabajo espectacular. A Cris no la conocía de antes, la contacté a través del email, pero es una persona estupenda y ha hecho una maravilla de trabajo de dirección. Y a Juan tampoco lo conocía, estuve buscando a mi Dani mucho tiempo, y al final di con él y siempre le digo que no podría tener un mejor Dani.

El texto de John Patrick Shanley ha sido el que me ha ayudado a conseguir las cosas, ya que al ser una maravilla de texto todo se me ha dado más fácil. Como decía Hitchcock: «Para crear una buena película, necesitas tres cosas; el guion, el guion y el guion».

 

¿Has visto otras versiones teatrales para meterte en la piel de Roberta o has tratado de no contaminarte para darle tu toque personal?

He visto trozos de las obras que se han hecho, pero no he visto la obra entera. No he querido empatizar con Roberta, o justificarla, porque como me dice siempre mi amigo Montxo Armendáriz: «No hay que juzgar o empatizar con el personaje, si no entenderlo», creo que es una muy buena frase para cualquier actor. Lo que sí he hecho es buscar en el texto los significados, o por qué dice esto o aquello. Asimismo, encontrar algo distinto en la corporalidad de Roberta, y la voz de ella. Además, de la ayuda de Cristina que nos ha ayudado a descifrar el subtexto del guion. Cabe decir, que ha sido un trabajo difícil, ya que es un personaje muy complejo.

 

¿Qué nos puedes decir de ambos personajes?

Tanto Dani como Roberta son dos personajes a los que les invade la soledad. El texto habla de dos personas que están perdidas, que no están adaptados a la sociedad, y que no sienten que formen parte de ella, ya que nadie les comprende. No ven luz al final del camino. Son dos niños pequeños rotos, pero que deciden jugar a amarse, sin saber muy bien cómo.

 

¿Cómo es esa danza apache que establecen Dani y Roberta sobre el escenario?

Una danza apache es un baile violento de la cultura popular en las calles de París del siglo XX. Se dice que la danza recrea la discusión entre un proxeneta y una prostituta. El baile en sí incluye bofetones, golpes, lucha… así que en escena Dani y Roberta hacen esto, usan la violencia para comunicarse.

 

¿Qué directrices os ha dado la directora Cristina Rojas a la hora de abordar el texto?

Cristina nos ha hecho hacer muchos ejercicios corporales y de voz para encontrar el personaje. Incluso, muy al principio de todo nos hacía improvisar desde el personaje. Ha sido un proceso de dos meses cada día en el Centro Cultural Paco Rabal. Y a lo largo del proceso nos ha dicho que debemos encontrar el personaje desde nosotros, para que haya veracidad. Ha sido un trabajo impecable el de Rojas, es una mujer luchadora y trabajadora que siempre encuentra la energía para dar más de sí misma.

 

¿Dani y Roberta es una historia de amor o es mucho más lo que se esconde en el texto?

Dani y Roberta es definitivamente mucho más que una historia de amor. Habla de la soledad del ser humano, dos seres heridos que caminan a oscuras y que no se dan oportunidades a sí mismos ni a los demás, porque desconfían del resto de mundo, y creen que se van a aprovechar de ellos, como siempre les ha pasado. Creo que hay mucho en esta historia de la sociedad en la que vivimos hoy en día, la no-empatía y el individualismo que existe, en vez de pensar en el grupo. En el caso de ellos, no hay esperanza porque nadie les tiende la mano, y están tan heridos que cuando alguien les intenta lamer las heridas, rugen como bestias. Es esto exactamente lo que sucede en nuestro entorno, todo el mundo va a su rollo y nadie ve o ignoran lo que hay alrededor, estos personajes existen en la vida real están entre nosotros, pero no lo vemos o ignoramos su existencia. A pesar de esto, aunque quisiéramos que este tipo de cosas cambiasen, lo que habría que hacer es cambiar el sistema en sí.

 

Con la gran mochila de vivencias que llevan a la espalda, ¿crees que al público le resulta fácil empatizar con estos dos personajes a pesar de no comportarse siempre de la forma ‘esperada’?

Creo que cada uno puede empatizar dependiendo del nivel de empatía que tenga. Sin embargo, creo que hay una parte tierna y vulnerable en ellos, que hace que la audiencia pueda llegar a empatizar de manera más fácil. Muchas veces el comportamiento humano violento tiene mucho que ver con el autoprotegerse, yo siempre digo que un animal herido, ataca, muerde porque se defiende de lo que le han hecho, y nosotros como seres humanos y por ende animales, también necesitamos protegernos cuando nos hacen daño. No justifico que esto sea lo acertado, pero es lo que sucede, y a estos dos personajes les pasa eso.

 

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Lo que quizá deberíamos hacer primero es definir cuál es ese comportamiento ‘esperado’. ¿Seguimos viviendo en una sociedad hipócrita que aparta a la gente que se sale de la norma?

Como he dicho antes el cambio debería estar en el sistema. Por ejemplo, en proteger nuestra sanidad pública y por consiguiente establecer amplios servicios para acceder a la ayuda psicológica gratuita. Hay muchas personas en nuestra sociedad que necesitan esa ayuda y que por un tema económico no pueden acceder a ello. Y debo decir, que creo firmemente que todos los seres humanos hemos necesitado, necesitamos o necesitaremos un psicólogo en algún momento de nuestra vida, es algo vital, es el doctor del corazón.

Y está claro que seguimos apartando a la gente que es diferente, eso sucede, y está sucediendo. En el caso de Dani y Roberta, está claro que no están bien consigo mismos y que necesitan ayuda, pero en general, cuando alguien se sale de la norma la sociedad suele apartarle o ignorarle.

 

¿La reivindicación de derechos o la erradicación del estigma en torno a la salud mental es uno de los objetivos que pretendéis con esta obra?

A mí, personalmente, me encanta lo que tiene que ver con los derechos sociales, de hecho, estudié Integración social durante una etapa de mi vida. Yo te digo que para mí esta obra tiene mucho que ver con la salud mental y me encantaría que la gente cuando la vea, recuerde que hay personas a las que les pueden pasar estas cosas y me sentiría muy satisfecha si la audiencia empatiza con estos personajes.

 

Antes habías producido e interpretado también A Palo seco y la rebelión de las Nancys, obra con la que habéis estado muchos meses consecutivos en cartel. ¿Te esperabas la repercusión que habéis tenido con ese montaje?

Con A palo seco y la rebelión de las Nancys estuvimos en una sala off (Sojo Laboratorio teatral) durante un año o así, y la verdad es que fue precioso. Un personaje totalmente distinto a Roberta, y también la obra completamente diferente a esta ya que el código era comedia, pero una comedia un tanto arriesgada.

 

Dada tu capacidad para levantar proyectos, ¿te ves formando una compañía propia y estable en el tiempo para seguir proponiendo obras?

Me encantaría poder crear mi compañía, pero de momento prefiero disfrutar del personaje de Roberta y esperar a que salgan ofertas como actriz, ya que el papel de productora es bastante agotador a mi parecer. Por otro lado, escribí una historia, en la cual me estuvo ayudando mucho Montxo Armendáriz, y ahora mismo estoy recolectando información ya que quiero escribir la historia de mi hermana, que falleció recientemente por una enfermedad degenerativa que se llama Leucodistrofia, así que estoy mano a mano con Alberto Sabina, dramaturgo y director, creando la historia, porque no será una historia completamente verídica, habrá toques de ficción, y de eso se está encargando el genio de Sabina, y queremos que llegue a muchas personas, ya que la enfermedad de mi hermana es minoritaria por lo que no hay mucha investigación científica.

 

¿Qué huella querría ir dejando Victoria Camps en este camino de las Artes Escénicas?

Me gustaría seguir contando historias durante el resto de mi vida. Quiero seguir trabajando como actriz y no jubilarme nunca, si puedo. Por otro lado, me gustan las historias sociales, las que dicen algo de verdad, me encantaría poder vivir de la actuación contando cosas que importen a la sociedad en la que vivimos. Por ejemplo, el otro día vi la película En los Márgenes, de Juan Diego Botto, y me dije: «este es el cine que yo quiero hacer». Por cierto, si tenéis la oportunidad de verla, haceros un favor e ir, todos están estupendos, ¡y Adelfa Calvo está brillante!

 

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