Fotos: Javier del Real

 

“Si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores, que es una chica muy guapa, y amiga de hacer favores”, así entonaba la copla que en una estación de tren aragonesa escuchó José Feliú y Codina a finales del siglo XIX.

Su interpretación de los supuestos ‘favores’ que hacía aquella moza y sus consecuencias la plasmó el escritor en un primer momento en un romance y después en un drama que estrenó en Madrid en 1893. No fue el único que se dejó seducir por la historia de esta mujer, con mucho de mito popular, y a lo largo de los años se han realizado innumerables óperas, operetas, pasodobles, zarzuelas, novelas y varias películas, tanto dentro como fuera de España.

La verdadera Dolores se apellidaba Peinador Narvión y cayó en desgracia cuando a la muerte de su madre el padre la abandonó a su suerte. Sumamente bella, se casó y sufrió un matrimonio con muchos altibajos. No se sabe a ciencia cierta si la envidia de algunos o por su propio marido comenzaron los rumores sobre su decencia y fue el origen de la copla, pero lo cierto es que decidió trasladarse a Madrid para alejarse de lo que ya estaba en boca de todos. Más de 200 años después de su nacimiento, allá por 1819, por fin, de ser vilipendiada por las calles y tabernas de Calatayud pasó a convertirse en hija predilecta de la localidad.

 

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UNA OBRA MAESTRA GUARDADA EN EL CAJÓN

Sin duda, una de las propuestas artísticas que más popularizó la leyenda fue la ópera de Tomás Bretón (autor del gran éxito de zarzuela La verbena de la paloma) que contaba con un libreto firmado por el propio Feliú y Codina. La nueva producción del Teatro de la Zarzuela, con dirección de escena de Amelia Ochandiano y musical de Guillermo García Calvo, retoma este clásico que se estrenó en este mismo espacio en 1895, pero que no ha podido disfrutarse en el mismo desde 1937. Y no solo eso, sino que también ha llovido, y mucho, desde que sonó y se vio por última vez en público, hace casi dos décadas, un montaje de la obra maestra de Tomás Bretón de quien se cumple este año el centenario de su fallecimiento. Por todo ello, por el equipo artístico y el singular reparto, y por el hecho de que con esta obra Bretón consigue al fin cumplir uno de sus grandes sueños, si no el que más, que no era otro que el de componer una ópera puramente española, es necesario, casi una obligación, acercarse al coliseo de la plazuela de Jovellanos para asistir a una de las 13 funciones que resucitarán este genuino monumento de nuestro patrimonio.

El intenso dramatismo de su libreto y la genialidad de la partitura redondean una ecuación casi perfecta en la que Guillermo García Calvo –director musical de la casa- se ocupa de la dirección musical, y Amelia Ochandiano de la escénica.
Como es habitual, el foso lo ocupará la Orquesta de la Comunidad de Madrid (Titular del Teatro), y el montaje cuenta, asimismo, con otros grandes nombres en su equipo artístico. La escenografía es de Ricardo Sánchez Cuerda, el vestuario de Jesús Ruiz, la iluminación de Juan Gómez Cornejo y Miguel Ángel Berna, icono contemporáneo del baile de la jota, tan importante en esta obra, es el responsable de la coreografía que a lo largo de la obra va dibujando la esencia misma de los sentidos, que son muchos y poderosos.
Serán, además, dos repartos los que cantarán la obra de Bretón, tan genial como complicada. No es muy corriente que el público encuentre unos repartos de primer orden y equilibrio absoluto como los que presenta el Teatro de la Zarzuela en esta Dolores, y que están integrados por las sopranos Saioa Hernández y Carmen Solís, los tenores Jorge de León y Javier Palacios, los barítonos José Antonio López y Ángel Ódena, la mezzosoprano María Luisa Corbacho, la soprano Milagros Martín, el bajo Rubén Amoretti, el bajo-barítono Ihor Voievodin, los tenores Javier Tomé y Santiago Vidal, el barítono Gerardo Bullón o el tenor Juan Noval Moro.
Los acompañará en el escenario el Coro Titular del Teatro de la Zarzuela y el Coro de Voces Blancas Sinan Kay, así como 17 bailarines-actores y tres acróbatas.

La función del domingo 5 de febrero será grabada por Radio Clásica de RNE y emitida en fechas próximas.

 

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EL GRAN EJEMPLO DE LA LÍRICA ESPAÑOLA

La Dolores es, sin duda, el gran ejemplo de la lírica española. Estrenada en el Teatro de la Zarzuela hace más de 125 años, el camino del éxito de una ópera española como esta fue lento, pero seguro. Primero conquistó al público y la crítica de la Zarzuela en Madrid y luego triunfó en el Tívoli, en Barcelona, ciudad donde quedó como obra de repertorio en diferentes escenarios. Eso sí, hay que tener presente que solo un año antes el compositor se había hecho famoso en todo el país como compositor de zarzuela con un sainete lírico: ‘La verbena de la Paloma’.

Sin embargo, en esta ocasión Tomás Bretón llevó al público a contemplar y a vivir una historia de tema rural que ya había conquistado la escena española de la época: La Dolores de Feliú y Codina; obra realista con unas muy fuertes dosis de dramatismo, que proporcionó a Bretón –quien se encargó de dar también forma al libreto– la oportunidad de pisar firme, cantando en castellano, los escenarios de los templos líricos del país hasta entonces reductos de los modelos europeos.
Guillermo García Calvo señala que La Dolores “es posiblemente la ópera romántica española más importante, sin duda alguna a la altura de las mejores óperas europeas de finales del siglo XIX”.

Además de la famosísima Jota, Bretón compone un impresionante mural de personajes y emociones, con nada menos que cinco cantantes masculinos, algo inaudito en el repertorio, que luchan por el amor de la soprano protagonista. Es en la música donde Bretón nos lleva de la mano por esta historia.

Amelia Ochandiano, destaca por su parte la grandeza, la luz y la pasión que encierra La Dolores: «Es una grandísima ópera española. Una partitura brillante y apasionada con un libreto lleno de matices y juegos dramáticos». Eso dice la directora de escena, que también recalca que la historia de esta muchacha, de La Dolores, se muestra como un aparente juego frívolo, festivo e intrascendente «que hemos querido resaltar en nuestra propuesta escénica, pero con un fondo siniestro y cruel que es casi imposible que no acabe en tragedia si no fuera porque Dolores no va a ser presa fácil, y sobre todo porque contra los deseos de amar, ser amado y entregarse al otro en cuerpo y alma, es casi imposible luchar».

 

 

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