La Compañía Nacional de Danza vuelve al Teatro de la Zarzuela, del 7 al 17 de julio, con un programa triple que emocionará a todos los amantes de la danza.

 

Grosse Fuge, Polyphonia y Concerto DSCH

 

Por David Hinarejos

Fotos: Alba Muriel

 

El programa que la CND pone sobre el escenario de la Zarzuela este mes de julio ofrece un abanico de propuestas escénicas y estéticas y recorre la obra de tres autores clave para comprender la danza de nuestros días. De la mano de Joaquín de Luz, director de la compañía, se retoma Grosse Fuge, del maestro holandés Hans van Manen y Polyphonia, de Christopher Wheeldon, dos obras estrenadas con gran éxito el pasado febrero en el Palacio de Festivales de Cantabria. Completa el programa Concerto DSCH, de Alexei Ratmansky, sobre música de Dmitri Shostakovich.

“Una de mis misiones como director es elaborar programas con piezas emblemáticas dentro del repertorio mundial y este programa es una muestra de ello. Tiene una progresión musical y estilística. Refleja el trabajo que estamos haciendo con la compañía para conseguir una versatilidad y calidad cada vez más elevadas”, afirma De Luz.

Las funciones contarán con la presencia de la bailarina invitada Lauren Lovette, ex principal del New York City Ballet, que bailará los días 7, 9, 10, 12, 13, 15 y 16 en el ballet Polyphonia. Además, Joaquín De Luz, bailará en Concerto DSCH los días 9, 15 y 16 de julio. Podéis consultar el resto del elenco por días aquí.

 

Grosse Fuge

Es una de las obras maestras absolutas de la obra de Hans van Manen. Se trata de un doble cuarteto trepidante sobre la batalla de los sexos, en el que -como es habitual en el coreógrafo- la mujer no es inferior al hombre. En su característico lenguaje de movimiento claro, representa un impulso contenido, una tensión y una descarga eróticas, y de paso añade una dimensión completamente nueva a la música de Beethoven.

La CND llega a la Zarzuela con tres piezas emblemáticas en Madrid

 

Polyphonia

Ballet de un acto coreografiado por Christopher Wheeldon con música de György Ligeti. Creado para el New York City Ballet. Se estrenó en 2001 en el New York State Theatre. Se considera un punto de ruptura en la obra de Wheeldon, y ganó el premio Laurence Olivier a la mejor producción de danza nueva en 2003.

Wheeldon describió la pieza como “romántica con giros cómicos”, y afirmó que se había inspirado para crearla en las obras de Norman Morrice, aunque los críticos han señalado que también supone un homenaje a Frederick Ashton y George Balanchine, especialmente a los ‘leotard ballets’ de este último. El título es una referencia a la micropolifonía, una especie de textura musical polifónica desarrollada por György Ligeti.

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Concerto DSCH

El título del ballet se refiere a un motivo musical utilizado por Shostakovich para representarse a sí mismo, con cuatro notas que, cuando se escriben en notación alemana, coinciden con sus iniciales ‘D. Sch’. El compositor escribió su Piano Concerto No. 2, la partitura sobre la que está montada la coreografía de Alexei Ratmansky, en 1957 para expresar una energía optimista después de la represión de la era Stalin. El ballet destaca por su ingenio clásico y estilo contemporáneo, presentando una simbiosis entre música y danza que ilumina a ambas y pone en relieve las personalidades de los bailarines.

 

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