Domínguez nos propone un espacio de negociación entre lo que sucede en escena y la mirada espectadora, de manera que el público pueda involucrarse hasta el punto de decidir qué ha visto. Tálamo está creado con y desde la oscuridad, con y desde la pérdida de referencias, en los límites no definidos entre lo legible y lo ilegible.

 

 

¿Qué ven mis ojos?

 

Por Redacción

 

Dentro de la programación de Conde Duque tenemos la oportunidad de ver – ¡ojo! Solo tres días, desde hoy día 1 hasta el sábado 3 de octubre – Tálamo, la nueva propuesta de Juan Domínguez, al que íbamos encasillar presentándole como performer, pero del que preferimos quedarnos con su propia definición: “Un payaso conceptual, vaquero mágico, modelo poeta, narrador desatado y curador del placer”. Un explorador de las artes escénicas que se sirve de la ficción y de la realidad para dar cuerpo a sus propuestas, “utilizando la primera para producir la segunda y viceversa, dos practicas muy presentes en esta pieza”.

En Tálamo será el público, a través de la percepción, el que decida qué es lo que ha presenciado, casi convirtiéndose en parte creadora de la experiencia que supone la pieza. El espectador se adentrará en una caja negra y, en total oscuridad, construirá su propia experiencia a través de las referencias que Juan Domínguez le vaya dando: “¿Qué estoy viendo? ¿Estoy percibiendo una forma? ¿Es una luz o es un objeto? ¿Es real o es una ficción? ¿Qué es un espectador? ¿Estoy en un teatro o en un museo? ¿Qué tengo ante los ojos y cómo puedo descifrarlo? ¿Es algo o es nada?” Todo queda en manos del público asistente.

El artista propone “un espacio de negociación entre lo que sucede en escena y la mirada espectadora”. Desde la pérdida de referencias, Tálamo se abre como un viaje, cada cual sabrá hacia dónde, en el cual los límites se hacen añicos provocando que nuestro subconsciente sea el que nos devuelva la respuesta sobre qué es lo que estamos viendo. De esta manera, a través de estímulos sonoros y lumínicos, nuestra imaginación será la que componga el paisaje de esta pieza.

Para adentrarnos en Tálamo, segunda parte de la trilogía There is no present better you look back, solo se pide un requisito: “Desconectar del presente y de lo aprendido, ya que este viaje se inicia en la oscuridad y en algo así como el punto cero del lenguaje y la comunicación. Un espacio donde nada está definido, por lo que el espectador necesitará agitar sus sentidos para dotar lo que ve de significado”.

Algunas de las piezas anteriores de Juan Domínguez son: El gusto es mío (1999), Todos los buenos espías tienen mi edad (2002), The application (2005), Shichimi Togarashi en colaboración con Amalia Fernández (2006), Todos los buenos artistas de mi edad están muertos (2007), Don’t even think about it! (2008), Blue (2009), Clean Room Pilot (2010), A room without view (2011), Ya llegan los personajes en colaboración con Los Torreznos (2011), Clean Room Season 1 (2012), Clean Room Season 2 (2014) , El Triunfo de la Libertad en colaboración con La Ribot y Juan Loriente (2014), Clean Room Season 3 (2016), Entre lo que ya no está y lo que aún no está (2016), Avant-Garten en colaboración con Arantxa Martínez (2017)y My Only Memory (2018). En los últimos años también ha comisariado diferentes festivales y programas. Fue director artístico del Festival In-Presentable / La Casa Encendida (2003-12), co-comisario del Living Room Festival (2010-13), co-comisario de Picnic Sessions en C2M-Madrid (2013-15), y co -comisario Festival Avant-Garten en Interntional Sommer Festival Kampnagel-Hamburg (2017), entre otros.