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José Sacristán vuelve a Madrid con su primer Mamet

El veterano actor de Chinchón, a sus 80 años, se ha enfrentado con David Mamet por primera vez. Lo ha hecho con una obra, Muñeca de porcelana, que estrenó Al Pacino en Broadway y que habla sobre un poderoso millonario que se quiere jubilar tras comprarle un avión a su joven amante. Una llamada inesperada lo cambiará todo… El montaje se pudo ver en marzo de 2016 en Matadero y ahora vuelve a Madrid, al Teatro Bellas Artes. Lo dirige Juan Carlos Rubio y un magnífico Javier Godino da la réplica al maestro en escena.

 

 

Por Álvaro Vicente / @AlvaroMajer

 

 

La última vez que hablamos estabas con un Vargas Llosa. Ahora estás con un Mamet. Buen salto. 

Sí, es muy interesante, no vamos nada mal saltando de un Nobel a un Pulitzer. Estoy muy contento, esta muñeca de porcelana es la crónica de un tiempo escrita por un buen cronista, un buen testigo de su tiempo.

 

Esta es la segunda producción de la obra tras la que se ha hecho en Estados Unidos, en Broadway. O sea, que coges el testigo de Al Pacino nada menos…

Espero que no le moleste a mi amigo Al Pacino (risas). No, en serio, me siento muy honrado, él me parece un actor inmenso y es un texto que permite un trabajo muy interesante.

 

La crítica allí no la puso muy bien que digamos…

No, no fueron críticas muy favorables, pero bueno, esto ya no tiene nada que ver con nosotros. Son opiniones de los críticos de allí y aquí nosotros estamos muy contentos y confiamos en que esto sea del gusto del personal.

 

Siendo tu primer Mamet, ¿ha habido algo de su forma de escribir que te haya llamado la atención a la hora de llevártelo a tu terreno como actor? 

No, no hay diferencias sustanciales con otros testigos de su tiempo de los que me he hecho cargo, como Arthur Miller. Las diferencias las establece únicamente el perfil del personaje, que es un tipo perfectamente reconocible. Al menos para mí, Mamet no propone ningún tipo de salto al vacío, le coges las vueltas sin mayores dificultades.

 

Hay una frase de Mamet en el dossier de prensa que me ha hecho mucha gracia: dice que esta obra es mejor que el sexo oral… 

Pues no sé qué idea tiene el señor Mamet de lo que es el sexo oral, pero yo personalmente establezco diferencias notables entre una actividad y otra, y no me atrevo a decir ahora cuál, de las dos prácticas, sería la más interesante. En todo caso… igual tiene más que ver con el sexo anal (risas)… pero tampoco.

 

También he rescatado una frase del crítico de El País Marcos Ordóñez, que escribió que “el personaje repele y atrae porque encarna el lado oscuro pero también la fuerza, el fango de la cumbre y la soledad de la caída”. Imagino que haces este tipo de personajes que generan amor y odio igualmente, ¿no?

Sí, lo estamos viendo ahora con la que está cayendo, o con los que están cayendo, de las altas esferas, los vitoreados, los aclamados, los queridísimos, los del “que te quiero, coño, que te quiero” que le decía un presidente del gobierno a un capullo que está ahora en la puta cárcel. Este personaje efectivamente tiene esa cosa, tiene el magnetismo del poder, el poder ejercido en todas sus dimensiones, con todas sus grandezas y también, lógicamente, con sus miserias. Pero sí, es un personaje que en ocasiones provoca una cierta empatía.

 

Uno de los temas de la obra es la impunidad, la del poderoso corrupto…

No es tanto el tema de la corrupción lo que se toca, sino el tema del poder, la lucha entre poderes, el que ejerce una forma de poder hasta que llega otra forma de poder que le pone en otro sitio, se llame justicia o lo contrario, porque no necesariamente le ajusta las cuentas al corrupto o al miserable la justicia, hay ajustes de cuentas entre ellos mismos.

 

Y poder asociado al dinero, porque estamos hablando de una persona podridamente rica, nunca mejor dicho.

Sí, dinero y poder público, es un hombre que está metido en política y que ejerce ese poder político.

 

¿Habéis hecho algún tipo de adaptación a la realidad española?

No, no, no hace falta. Todo suena tan familiar, tan cercano, que acojona. Es lo que tienen los grandes, tienen una mirada que abarca lo que pasa en su lugar más inmediato y alrededor. Y hay una cosa que plantea esta obra que a mí me parece muy interesante: ¿qué coño pintamos los demás? ¿Por qué ocurre esto y qué papel juega la sociedad? ¿Es cómplice al jalear y aplaudir y votar y dejarse manipular? ¿Hasta qué punto estos depredadores no están alimentados por la propia sociedad? Este es otro tema a tocar.

 

¿Y esto se traslada al patio de butacas, se invita al público a reflexionar sobre este tema?

Sí, sí, lo lanza clarísimamente, es un personaje puesto en cuestión constantemente. Mira todo esto que ha estado pasando en Valencia. Tú ves las imágenes retrospectivas, esas plazas de toros llenas a rabiar, esos «te quiero», esos miles y miles de personas que durante más de 20 años han mantenido en el poder de esta ciudad y esta comunidad a esta pandilla de chorizos, ¿qué pasa con esos? ¿Qué nivel de responsabilidad hay ahí, porque hay una responsabilidad? Y hablo de todos nosotros, esta gente no son marcianos que vienen en naves espaciales, somos nosotros los que los jaleamos y los ponemos ahí. Algo que habrá que reflexionar también sobre nuestra manera de ser o de comportarnos…

 

Del argumento de Muñeca de porcelana poco se puede decir más allá de la cuestión de que este tipo millonario le compra un avión a su joven amante y parece ser que a última hora hay un problema con este avión…

El avión acaba siendo ese extraño objeto de deseo, sí. La peripecia, sin aclarar el desenlace, que tiene su sorpresa, y bastante sorpresa, lo cierto es que es una lucha de poderes, es una jauría, y no hay escapatoria. Hay un momento en que un poder es superado por otra forma de poder, y así sucesivamente.

 

Te pasas casi toda la función hablando por teléfono…

Sí, es un ejercicio muy interesante, sobre todo para memorizar, que ha sido muy jodido, porque como nadie te da el pie, que te lo das tú mismo, porque no se oye al que habla por teléfono… pero está siendo muy curioso.

 

El estreno fue un éxito y la gira también. Y vuelta a Madrid. En manos de Juan Carlos Rubio ya sabíamos que iba a ser una función con pulso…

Sí, bueno, entre que volvía a trabajar con Javier Godino, que ya coincidimos en El loco de los balcones y es un chaval que tiene un talento de la hostia, y que está Juan Carlos, con su cordialidad, con lo meticuloso que es, que no hay nada que se le escape… pues ha sido y está siendo muy bonito y muy gratificante todo.

 

 

MUÑECA DE PORCELANA

Teatro Bellas Artes.

Del 28 de marzo al 27 de mayo.

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