SUSCRÍBETE
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Los-papeles-de-Sisifo

Inspirado en injusticias reales

“Fueron unos años muy dolorosos, todo lo relacionado con el euskera se vinculaba a ETA”

 

Hablamos con el director donostiarra Fernando Bernués sobre Los papeles de Sísifo, el montaje inspirado en un caso que conmocionó a la sociedad vasca, el cierre del diario Egunkaria (el único editado íntegramente en Euskera) en 2003 por sus supuestas vinculaciones con ETA. Sus responsables fueron absueltos en 2010 tras un largo periplo judicial. Bernués y su compañía Tanttaka Teatroa han conseguido unir a los tres teatros de las capitales de Euskadi (Teatro Arriaga de Bilbao, Teatro Principal de Vitoria-Gasteiz y Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián) y al CDN para coproducir un proyecto que es un auténtico homenaje a la labor del periodismo y a la libertad de expresión. Estará en el Teatro María Guerrero del 9 de abril al 2 de mayo. 

 

Fernando Bernués sobre Los papeles de Sísifo

 

Por David Hinarejos. Fotos Mikel Blasco. 

 

¿Con esta obra sientes una mayor responsabilidad que con otros proyectos?

La naturaleza de nuestros trabajos desde la compañía Tanttaka Teatroa y nuestra productora audivisual Tentazioa Produkzioak suele estar muy ligada a cuestiones sociales o incluso políticas. Casi es un hábito. Sin embargo, en este caso ha habido un proceso de trabajo muy largo que se ha realizado con un cuidado especial. Empezando por el texto, creo que fue hace seis años cuando tuvimos la primera versión y se ha ido modificando hasta conseguir un artefacto que dramáticamente nos convenciera.

Los-papeles-de-Sisifo

 

Fue un suceso que conmocionó a la sociedad vasca. ¿Cómo lo viviste tú?

En el ámbito social y cultural fue muy difícil de encajar. Era el único diario editado en Euskera, sin línea editorial, muy ecléctico, que se había levantado con la aportación económica de más de 30.000 personas sin importar qué ideología tuvieran. Reunía a profesionales de la cultura que representaban diversas sensibilidades. En San Sebastián, tras el cierre, tuvimos creo que la mayor manifestación que ha habido nunca. Eran unos años muy dolorosos y llenos de injusticia porque toda la producción relacionada con el euskera se vinculaba a ETA. En mi caso, viví un hecho concreto que luego me ha llevado hasta el punto de querer subir a un escenario la historia. En los Premios de la Música de 2003, el año del NO a la Guerra, que yo codirigía con Mario Gas, en una gala bastante reivindicativa Fermin Muguruza ganó el Premio a la Mejor Canción en Euskera y al recibir el galardón denunció el cierre del “único periódico que daba voz al euskera”. El abucheo generalizado fue brutal. Un momento muy triste en el que ves la facilidad con la que asumen los relatos perversos y a mi, en la mesa de realización, se me saltaban las lágrimas. Esto no fue en los 70 u ochenta, fue en 2003. Desde entonces creí que algún día deberíamos poder abordar el tema y más después de la demoledora sentencia absolutoria de 2010.

 

No sé si en la función se refleja ese apoyo de la sociedad vasca y, por otro lado, el llamativo silencio de muchos medios ante la situación.

Se hace alguna referencia a la reacción pública y se recogen por ejemplo las declaraciones criticando el cierre de Luis María Ansón (director por aquel entonces de La Razón), aunque como dices hubo muchos otros medios que lo apoyaron o callaron.

 

Ahora estamos mejor, pero no sé si estás de acuerdo conmigo en que existe una sensación de que podemos desandar lo andado en cualquier momento.

Realmente no hay un ambiente tranquilizador. No se han dado los grandes pasos necesarios para una normalidad duradera. Cada vez crece más el miedo, la autocensura y las mordazas.

 

Conviene aclarar que no estamos ante una obra de teatro documental.

No. Desde Tentazioa Produkzioak sí hemos realizado un documental sobre el caso que se estrenó el pasado mes de febrero llamado Paperezko Hegoak (Alas de Papel) en el que abordamos los hechos desde un punto de vista más periodístico, con entrevistas a los implicados, etc. Con la función de teatro no buscábamos tanto contar estrictamente los hechos, sino que sirviera de inspiración para narrar una historia. Para empezar el diario aquí se llama Elea, y los personajes y situaciones están libremente ficcionados.

 

Los_papeles_de_Sisifo_Godot_01

 

Es la primera obra del escritor y poeta Harkaitz Cano, ¿por qué elegirle a él para encargarse de plasmar esta historia?

Precisamente por lo dicho anteriormente. En algunas de sus novelas él ya utilizaba estos elementos. Por ejemplo, Twist (2011) es una novela que es ficción pero que se sustenta en el caso de Lasa y Zabala, pero que tiene una propuesta que trasciende el hecho documental narrativo. Cano podía aportar ese espacio de fabulación, de creación y de conceptualización, más allá de los hechos que ya conocemos.

 

Entiendo que esta apuesta artística no suaviza el calvario que pasaron los responsables del diario.

No. Para nada se edulcora ni se aligera, pero nos permite mostrar otras cosas que nos interesaban: desdibujar los límites entre una comisaría y una redacción, entre el interrogatorio y la entrevista, entre el periodista y el policía.   

 

¿El texto es una recreación de esas dos realidades?

La función nos cuenta por un lado el día a día de una redacción ajena a lo que ocurriría después: las relaciones entre los trabajadores, como es su trabajo, sus precarias condiciones, por qué hacen lo que hacen. Y por otro, y en paralelo, asistimos al desarrollo de la historia desde el punto de vista policial: cómo algunos policías les están investigando y haciendo escuchas sin que lo sepan, la justificación ante la juez instructora de los vínculos con ETA para poder entrar en la redacción y realizar arrestos, los interrogatorios posteriores… Aunque no llegamos a mostrar el juicio y la sentencia absolutoria sí he querido que ésta esté en el programa de mano a través de un código QR, para quien quiera leerla y comprobar lo abrumadora de la misma. (“El cierre fue una injerencia en la libertad de prensa”, dice el veredicto final.)

 

 

Háblanos de la doble labor que ha asumido Ikerne Giménez en la producción. Porque, por un lado, ha ideado cómo plasmar esas dos líneas de acción en la escenografía y, por otro, se encarga de interpretar la música en directo.

Ikerne es una gran profesional de la escenografía y el vestuario y además ha tenido una carrera musical muy interesante tocando con, entre otros, Fangoria. Siempre me gusta trabajar con música en directo y pensé que ella podría estar en escena con una guitarra eléctrica para subrayar la tensión de muchos momentos y realizar ciertas transiciones. A ella le gustó la idea y además se hizo cargo de crear estos dos planos paralelos de la realidad de los que hablamos. Básicamente a un lado veremos la redacción y al otro la comisaría, aunque los personajes de un sitio transitan por el otro. En el centro se ha creado un espacio en blanco y vacío, más simbólico, que es como un gran visor en primer término en el que van a ocurrir los momentos que para nosotros tienen más fuerza. Lo que también hemos buscado es que aunque estén ocurriendo cosas en el centro siga habiendo vida en los otros espacios, como en segundo plano. 

 

Al principio te preguntaba por la responsabilidad que conlleva un proyecto así. Pero, precisamente por el peso de esta historia, ¿la satisfacción es mayor una vez llevado a cabo?

Pues sí. No sólo por la importante trascendencia social que tiene sino también por haber podido levantar un montaje de esta envergadura convenciendo a los tres teatros de las capitales de Euskadi y al CDN de colaborar para coproducirla. Y voy a destacar otra cosa, también estoy muy orgulloso de haber podido finalmente dar forma al texto de Harkaitz, porque te puedo asegurar que era tan sugerente como complicado de montar. Ha sido todo un reto.

 

El mito de Sísifo, condenado eternamente a subir una y otra vez la misma roca hasta la cima de una montaña, ¿qué significado tiene aquí?

Harkaitz seguro que lo explicaría mejor que yo. De alguna manera expresa ese empezar de cero constantemente, aquí vinculado a varias cosas: lo que sucede al comenzar cada proceso creativo, la creación de un nuevo diario (Berria) de cero por parte de los responsables de Egunkaria, el día a día de un periodista…

 

De los días programados, dos de ellos se han reservado para poder ver la versión en euskera con sobretítulos en castellano. ¿Crees que el mensaje o el trasfondo de la historia tiene más fuerza así?

La obra se puede disfrutar igual en castellano y funciona perfectamente. También es verdad que como decía Harkaitz al final el tema del idioma es la base del nudo, del conflicto de la trama, y además, muchas partes en esa versión son en castellano, como las de la comisaría o las conversaciones con la juez. Quizás en este espectáculo tendría más sentido, pero bueno poco a poco esperemos que vaya siendo más normal y los espectadores estén más por la labor

Comparte este post