La blasfemia brillante del bufón

 

Por Ester Bellver / @esterbellver

Foto: Marcos G. Punto

 

Como resultado de un proceso de investigación dentro del marco del Laboratorio Rivas Cherif del CDN, llega esta tentativa sobre la obra del dramaturgo y poeta Agustín García Calvo que dirige Ester Bellver con un variopinto grupo de ocho actores y actrices (Charo Gallego, Rosa Herrera, Daniel Moreno, Lidia Otón, Jose Luis Sendarrubias, Asier Tartás, José Troncoso y Felipe García Vélez) y que puede verse en el Teatro Valle-Inclán.

 

AGUSTÍN GARCÍA CALVO

A. G. C. es un pensador, lingüista, ensayista, poeta, traductor, dramaturgo contemporáneo brillante cuya obra, a pesar de estar reconocida con tres Premios Nacionales (de Ensayo en 1990, de Literatura Dramática en 1999 y de Traducción en 2006), no goza de la presencia deseable en nuestros escenarios. Claro que él, eso de los premios, se lo pasaba por… Es alguien que ha dejado un importante legado al que no se le hace prácticamente ningún caso. Ni siquiera al morir (2012), que es algo que podía haber propiciado la producción de algún homenaje o cosa por el estilo, se le ha prestado atención. Agustín se negó a salir en tv y se posicionó siempre de manera contundente contra el poder. Estas cosas pasan factura. Para mí, aparte de esto, es alguien que con solo escucharle en sus tertulias o leerle cambió mi vida: un amigo y un Maestro.

 

LO FORMAL: EL VERSO

Agustín recupera en Pasión (Farsa trágica) y muchas otras de sus obras dramáticas las estructuras rítmicas del teatro antiguo (Trímetros yámbicos, Anapestos, Tetrámetros trocaicos catalécticos…) que usaban, por ejemplo, los griegos. Sus versos no se miden, como ocurre con el octosílabo del Siglo de Oro español, de manera silábica; se disponen y articulan en metros que proponen diferentes juegos con el ritmo. Esto consigue en el texto una musicalidad que invita a la danza, al ritual. Imponen un código que aleja su interpretación de lo cotidiano, de la naturalidad; digamos que defiende y reivindica el artificio del teatro.

 

¿DE QUÉ HABLA LA OBRA?

Las obras de Agustín, además del maravilloso manejo que se traen con el lenguaje, tienen otro atractivo y es su profundidad. Hay un mordaz pensamiento crítico detrás de todas ellas. En ésta, con la excusa del deporte, pone en cuestión un sistema que nos empuja a alcanzar metas cada vez más altas. Este es el tema central de Pasión, aunque también saca muchas otras cosas a la palestra: el tiempo, el amor o la contradicción de uno mismo. Hay un paralelismo velado entre la figura de Enrique, personaje central de la obra, y el mismo Hijo del hombre.

 

EL TALLER DE INVESTIGACIÓN

Este trabajo está enmarcado en los Laboratorios Rivas Cherif del CDN, una iniciativa de su actual director, Ernesto Caballero, cuyo cometido fundamental es cumplir con un objetivo formativo y de investigación teatral que dura cuatro semanas en el que se aúna el trabajo actoral con el de los creativos. Después, ese material se organiza en una puesta en escena, o su aproximación, sobre la obra elegida que culmina con nueve días de exhibición al público. Pero lo importante es el proceso, la investigación, no tanto el resultado. Y a ello nos hemos ajustado. La primera semana la hemos dedicado a realizar desde dirección un taller de bufones con los actores. Paralelamente a este trabajo hemos recibido un taller de métrica con un experto en la materia, el filólogo Roberto García Tomé. En la segunda semana hemos enlazado a la acción la incorporación del vestuario, propiciando con ello el nacimiento de los personajes; también se ha definido el espacio (ambas cosas a cargo de Pablo Menor Palomo) a partir de material reciclado de los fondos del CDN. Esta es otra premisa de estos laboratorios: que no se compra nada, se reutilizan elementos de otros montajes. Tenemos también a un joven compositor, Pablo Cediel, creando música original para la pieza y a Jesús Almendro que derramará su luz como azúcar glas sobre el pastel que estamos cocinando. Ahora toca parar dos semanas antes de volver a la carga con el segundo bloque: otros quince días en los que dibujaremos un camino o vía crucis por el que desfilarán las escenas. Con el trabajo que hayamos hecho levantaremos entre todos, como si de un paso de Semana Santa se tratara, esa gran máscara que es el texto de Agustín. Los hallazgos y descubrimientos que estamos teniendo son muchos. Somos conscientes de que experiencias así ocurren muy pocas veces en la vida. Quiero citar también a los actores que participan: Charo Gallego, Rosa Herrera, Daniel Moreno, Lidia Otón, José Luís Sendarrubias, Asier Tartás, José Troncoso y Felipe García Vélez. Así como a la extraordinaria ayudante de dirección: Laura Velman. Un equipo magnífico.

 

PUESTA EN ESCENA

Los bufones nos han dado la clave. Todo, también la estética, ha cobrado un tinte farsesco y de carnaval. Los actores juegan ante el público evidenciando que hacen parodia, que están interpretando aspectos trágicos de la vida. Son actores muñeco, que recuerdan a los guiñoles y a las marionetas, pero con la blasfemia de los bufones brillando en sus ojos. Los bufones son seres que pertenecen a guetos marginales, lo han perdido todo y por ello no tienen miedo a blasfemar y a despotricar contra el poder. Su arma de destrucción es ponerlo en solfa, reírse de él. Es su venganza, su manera de destruirlo.

 

Ester Bellver recupera a Agustín García Calvo en Madrid
Imagen para el cartel de ‘Pasión (Farsa trágica)’ diseñado por Javier Jaén