Por Pablo Iglesias Simón / @piglesiassimon

 

A lo largo de catorce años y de doscientos sesenta y seis números, entre la serie regular y los distintos spin-offs, Bill Willingham, acompañado por un nutrido número de guionistas y dibujantes, ha sido capaz de construir un apasionante universo meta literario que ha trastocado y renovado por completo los personajes de los cuentos populares. Su premisa no puede ser más estimulante: acosadas por las hordas de un ejército invasor comandado por el enigmático Adversario, las fábulas de los cuentos se ven obligadas a abandonar sus Tierras Natales para exiliarse en nuestra realidad. La mayoría de  estos personajes, cuya presencia ha sido discreta y desconocida para los mundanos durante siglos, se agrupan en Villa Fábula, un misterioso edificio situado en Nueva York, con excepción de aquellas de aspecto no humano que, al tener mayores dificultades para ocultar su naturaleza, deben permanecer recluidas en una apartada demarcación campestre conocida como la Granja. Con estos mimbres, Willingham no solo construye unas tramas que te atrapan de la primera a la última página, sino que también es capaz de renovar unos personajes archiconocidos, dotarles de una complejidad asombrosa e interconectar todas sus historias.

 

A la serie regular, compuesta por ciento cincuenta números, se suman una novela, un videojuego, otras series de cómics y novelas gráficas dentro del mismo universo de Fábulas e incluso un crossover, que la entrelaza con la magistral The Unwritten, también prolija en referentes literarios.

 

Los spin-offs en forma de cómic, cuyas tramas se cruzan con las de la serie principal, es aconsejable leerlos en conjunción con ella, siguiendo la cronología de los acontecimientos para evitar spoilers. De entre ellos podemos destacar Jack de Fábulas que, dando un giro cómico y autorreferencial, nos invita a seguir las disparatadas aventuras del Jack de las Habichuelas, convertido en un inaguantable misógino y egoísta ligón de playa. Además nos permite descubrir a unos cautivadores personajes, los Literales, quienes, en una vuelta de tuerca más, encarnan a los mecanismos literarios, preocupados por las consecuencias inesperadas del libre albedrío de unas fábulas sueltas entre mundanos. Las protagonizadas por Cenicienta y Fabulosas sirven además para expandir la serie principal, en esta ocasión, para interesarse especialmente por los avatares de los personajes femeninos, abrirse a otras geografías y culturas o preocuparse por reflejar sexualidades diversas más allá de la heteronormatividad. Por último, El lobo entre nosotros y Por siempre jamás, precuela y secuela respectivamente, desvelan lo que sucedió antes de que comenzara todo y, lo que es aún más fascinante, después de que los personajes de nuestra infancia vivieran felices y comieran perdices.