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El FIT palpita en Cádiz

“Queremos expandir el legado del Festival y ampliar la paleta de propuestas”

 

Isla Aguilar y Miguel Oyarzun son los nuevos directores del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (FIT), un gran evento que han podido llevar a cabo a pesar de las circunstancias y en el que intentarán mantener la esencia que le han hecho grande al tiempo que lo expandirán a nuevos relatos, poéticas y espacios. Hablamos con ellos para que nos cuenten cómo se va a desarrollar esta 35ª edición que tendrá del 23 de octubre al 8 de noviembre.

 

El Festival Iberoamericano de Teatro mantiene su esencia

 

Por Sergio Díaz

Foto portada: Isla Aguilar y Miguel Oyarzun. ©Julio González

 

Os han llamado como ‘solución de urgencia’ para esta edición FIT 2020 por vuestra gran experiencia. ¿Cómo os hace sentir asumir este cargo?

En medio del estado de alarma, el Ayuntamiento de Cádiz, el INAEM y demás miembros del patronato toman la decisión de llevar a cabo esta edición del FIT;  una apuesta valiente por proteger la cultura como bien común y necesario, así como el festival con su historia y legado. Para ello, solicitan unas líneas de acción a una terna de profesionales y el patronato se decanta por nuestra propuesta. Asumimos esta edición con una grandísima responsabilidad y ganas de dar continuidad al inmenso legado cultivado a lo largo de 34 años, en un momento en el que se trata de generar oportunidades para volver a estar juntas y juntos y de apoyar al sector de las artes escénicas, uno de los más afectados por la pandemia.

 

Un nombramiento que tuvo lugar en junio. ¿Cómo estáis haciendo posible la organización de este festival con tan poco margen de maniobra y en las circunstancias en las que estamos?

Empezamos a trabajar en junio, en plena pandemia. De manera que, desde el primer momento, hemos tenido muy en cuenta todas las limitaciones surgidas en los últimos meses y hemos jugado con ellas en la planificación. Esta programación se ha confeccionado a partir de un diálogo profundo, una reflexión conjunta y la estrecha colaboración con todos los artistas, con los programadores de otros festivales, con las instituciones y un magnífico equipo de profesionales, con el objetivo de adaptar o inventar propuestas que tengan en consideración la realidad y dificultades del momento, posibilitando el encuentro entre creadores y público. Fruto de ese diálogo han surgido trabajos preciosos, específicos que exploran nuevos formatos, dan respuestas imaginativas y audaces que hacen posible lo imposible. Además, la ciudad en sí misma ha sido un estímulo maravilloso y se ha convertido en un escenario natural único. Hemos descubierto nuevos espacios para el festival como los antiguos depósitos de Tabacalera y podremos observar la ciudad a través de las miradas de distintos artistas… Hemos recibido un apoyo institucional desde todas las administraciones que ha sido excepcional para posibilitar que se lleve a cabo la programación que hemos proyectado. Nos sentimos muy afortunados por la cálida acogida de los gaditanos y gaditanas.

 

Vuestro nombramiento es sólo para esta edición. ¿Está dentro de vuestros planes presentaros en 2021 al concurso público para intentar ser los directores artísticos del FIT en próximas ediciones?

Sí, el encargo es sólo para esta 35ª edición de 2020. A finales del 2019, tras la jubilación del que ha sido director del FIT durante los últimos 27 años, Pepe Bablé, el Ayuntamiento de Cádiz anunció la convocatoria de un concurso público. Nosotros, por supuesto, apoyamos que ese concurso público se produzca al finalizar el festival. Esta edición de 2020 no se hubiera podido celebrar si se hubiese esperado a que la administración volviera a abrir para realizar el concurso este año. En cuanto a nosotros, hasta el 8 de noviembre estamos muy centrados en esta edición tan compleja y atípica. Después, estudiaremos con atención las bases del concurso.

 

¿Qué impronta queréis dejar en esta –de momento- única edición al frente del FIT?

Desde nuestro trabajo nunca pensamos en una gestión personalista que deje una impronta. Se trata de escuchar lo que necesitan el propio festival para seguir evolucionando; el territorio, en este caso la ciudad de Cádiz y sus ciudadanos; y los artistas de hoy que tienen cabida en el contexto de esas dos confluencias – festival iberoamericano y territorio. Dicho esto, recogemos una idea que nos lanzó Sergio Blanco. Esta es la 35ª edición, la mitad de una vida y una oportunidad de hacer un alto en el camino. En ese sentido, se trata de expandir el legado del festival y ampliar la paleta de propuestas que recojan nuevas sensibilidades y poéticas surgidas de la evolución de las artes escénicas, la ciudad y el público.

 

¿Cómo habéis elaborado la programación? ¿Cómo habéis buscado las propuestas idóneas para este certamen?

Como decíamos antes, esta programación está confeccionada a partir del diálogo y la colaboración estrecha con artistas y profesionales con quienes hemos compartido nuestras líneas de acción. Por ello, queremos agradecer la generosidad de todas esas personas e instituciones a la hora de tejer complicidades. Hemos tratado de adaptar propuestas existentes a la situación actual y apoyar la producción de trabajos específicos para esta edición.

Las líneas directrices del 35 FIT de Cádiz se centran en:

  • La diáspora de artistas latinoamericanos residentes en España y Europa.
  • Artistas y compañías residentes en España cuyas poéticas están vinculadas a Latinoamérica.
  • Artistas de Portugal.
  • Artistas residentes en Latinoamérica con trabajos presenciales, semipresenciales y subrogados o de forma virtual.
  • Proyectos comunitarios, de territorio y en colaboración con el tejido local.
  • La escena expandida con la ciudad como escenario y en formatos diversos: piezas en la calle, instalaciones, paseos, recorridos, site-specific, etc.
  • Conversaciones, talleres, instalaciones, de pensadores y profesionales de América Latina que dan contexto a la programación.
  • El FIT como lugar de encuentro que acoge redes de trabajo, residencias para programadores, agentes culturales, proyectos e instituciones.

 

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Miguel Oyarzun e Isla Aguilar. ©Julio González

 

Los lazos con Iberoamérica, una de las señas de identidad del festival, siguen muy presentes en esta edición, ¿no?

Sí. Ese es sin duda el elemento identitario que atraviesa la programación. Es fundamental mantener el vínculo con Iberoamérica. Lo hacemos de manera presencial con trabajos de residentes en Latinoamérica y también a través de artistas latinos que migraron a España o Europa. Además, este año los artistas españoles estarán presentes con piezas que nos remiten a Latinoamérica por su repertorio, temática o poética. Presentamos dos propuestas de artistas portugueses que abren el festival. Y utilizamos la tecnología para acercarnos más a Latinoamérica.

 

Aunque imagino que será complicado poder traer a compañías Latinomericanas en estos momentos…

No queríamos renunciar a traer artistas residentes en América Latina pero era necesario minimizar el riesgo. Colaboramos con el Ministerio de Cultura y con otras instituciones para hacer posibles los viajes de dos compañías. Por un lado presentamos el estreno en Europa de la Trilogía de la Columna Durruti en colaboración con el Reina Sofía y el Festival de Otoño que presentarán en Madrid otra pieza del colectivo. Y por otro lado, presentamos en colaboración con el Goethe Institut el estreno en España de Granma, metales de Cuba de Stefan Kaegi / Rimini Protokoll pieza en la que cuatro jóvenes cubanos residentes en La Habana nos conducen en un viaje por la historia de Cuba.

 

Y más allá de Iberoamérica, ¿Qué lugar ocupa la escena gaditana dentro del FIT 2020?

En esta edición apostamos por la participación de la ciudad de Cádiz. El espectáculo de apertura del festival, Atlas Cádiz 2020, convoca a 100 habitantes de la ciudad de Cádiz a participar en la pieza de manera presencial, subiendo al escenario del Gran Teatro Falla o a través de vídeo per-filmado, para garantizar las medidas de seguridad sanitarias. Este año abrimos al público el espacio de los Antiguos Depósitos de Tabacalera con un concierto y performance visual de mano de la banda gaditana Music Komite.

Emilio Rivas, actor, dramaturgo y director gaditano, presentará la pieza producida por el FIT de Cádiz, Take a Walk on the Wild Side – Cádiz , un recorrido site-specific por la ciudad que involucra a otros artistas de la ciudad.

El espectáculo de cierre del festival, también producción del FIT, COVID-451, de Sergio Blanco, sube al escenario del Falla a 5 personas que han trabajado en el Hospital del Mar de Cádiz y en atención primaria durante la pandemia.

Finalmente, la instalación y pieza de teatro sonora Cádiz en José Martí, es una ficción documental, escrita en romances, e interpretada por actores cubanos y gaditanos.

 

¿Habéis adaptado la programación a la ‘nueva normalidad’? ¿Vais a apostar por el streaming, los formatos on line, las actividades al aire libre…?

Mantenemos con determinación la programación presencial, aplicando la normativa de seguridad sanitaria que garantiza también la salud de su audiencia y de los artistas convocados,y la combinamos con propuestas semi-presenciales o virtuales.

Se trata de expandir el festival en todos los sentidos. Hay propuestas de escena subrogada como la pieza del argentino Sergio Boris, La Bohemia, adaptada a las restricciones de movilidad, con voces de personajes grabadas en Buenos Aires y un tercer personaje interpretado presencialmente por un actor local dirigido a distancia. Hay propuestas semi-presenciales como la pieza de Lola Arias en la que el espectador se convierte en intérprete de las acciones propuestas por la creadora; o una pieza/instalación sonora del artista cubano Abel González Melo.

Vamos a abrir nuevos espacios al aire libre y hemos encargado tres piezas online a artistas Mexicanos, la compañía de teatro documental Teatro Ojo, la coreógrafa Tania Solomonoff y el artista performático Manuel Estrella. Además apoyamos otros tres proyectos online en forma de epílogo que se han gestado o crecido durante la pandemia: FIVER, que atiende a la videodanza iberoamericana; Escenas del Confinamiento, que atiende la nueva dramaturgia latinoamericana; y Brasil Secuestrado que busca generar espacios de debate en torno a la situación actual de Brasil.

Además, muchos de los trabajos presenciales recogen la realidad que nos atraviesa. Marcelo Expósito presenta la obra sonora Una elegía global de la cuarentena como parte del proyecto La pandemia en germinal. Formiga Atómica nos trae La caminata de los elefantes, una propuesta de teatro de objetos especialmente dirigida a los niños, que aborda con naturalidad un tema generalmente difícil de hablar con ellos, la muerte. Y por supuesto COVID 451.

 

Todos conocemos a Cádiz por sus carnavales, sus playas, pero ¿En el poco tiempo que lleváis, qué impresión tenéis del lugar que ocupa el FIT en la vida cultural de Cádiz? ¿Qué posibilidades ofrece la ciudad para organizar un festival como este?

La posición geográfica y la historia de la ciudad sitúan el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz como puente natural entre América Latina, Europa y el Mediterráneo. El FIT ha sido embajador de la ciudad en Latinoamérica y ha sido escuela para muchas gaditanas, gaditanos y artistas que han visitado el festival. Los “FITeros” aman este festival. Nuestra vocación es mantener el vínculo con esas personas e intentar generar nuevas audiencias a través de una programación diversa y de una labor de mediación. Habrá varios proyectos de participación ciudadana y además un programa de encuentros y conversaciones presenciales y a través de podcast que proporcionan contexto a la programación. En el contexto actual adquiriría mayor relevancia el trabajo en red para la presentación de piezas escénicas, la generación de proyectos, residencias y corredores de programación.

 

Es un festival plenamente consolidado, pero puestos a imaginar, si al final podéis lograr seguir trabajando aquí, ¿qué creéis que se puede hacer para seguir mejorando el FIT de cara a futuras ediciones?

En este momento estamos volcados en esta edición y cuando termine el festival nos centraremos en realizar una evaluación de lo que hemos hecho. Pero como te decíamos antes, la ciudad y el festival tienen muchísimo potencial de expansión y de arraigo en el tejido a medio y largo plazo.

 

No me resisto a preguntaros por Conde Duque. ¿Van cerrando las heridas?

Nos sentimos muy orgullosos del trabajo que realizamos en Conde Duque, a pesar de ese final tan duro y abrupto. En 18 meses conseguimos poner en marcha casi todos los proyectos que planteamos en el proyecto artístico con el que ganamos el concurso, incluyendo residencias, escuela de creadores, artistas asociados, trabajos comunitarios, etc. Muchos de los cuales dibujaron una estela que permanece, aunque no se nos nombre. Ahora recogemos todo lo que aprendimos en tan poco tiempo y tenemos la fortuna de poder volcar nuestro trabajo en un festival, un territorio y una ciudad que nos ha acogido con mucha generosidad y apoyo.

 

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‘Shock. El Cóndor y el Puma’. ©Lau Ortega

 

PROGRAMACIÓN

Inaugura esta edición deI FIT 2020, Atlas Cádiz 2020 (23 y 24 de oct.), una pieza de Ana Borralho y João Galante en la que los artistas portugueses pretenden construir un ‘atlas’ de la organización humana a través de la función que cumplimos en la sociedad según nuestros oficios, sean formales o informales.

También podremos disfrutar con Shock – El Cóndor y el Puma (28 de oct.), un espectáculo impresionante que nos acerca a los atroces mecanismos usados por las dictaduras militares en Latinoamérica y que acaba de alzarse con dos Premios Max 2020.

Stefan Kaegi, uno de los tres directores de Rimini Protokoll, nos ofrecerá Granma. Metales de Cuba (31 de oct.), en el que cuatro jóvenes cubanos residentes en La Habana nos conducen en un viaje por la historia de Cuba desde 1953.  Y el gran dramaturgo y director franco-uruguayo Sergio Blanco presentará COVID-451 (5 y 8 de nov.), un proyecto surgido a raíz del confinamiento.

Estos cuatro espectáculos tendrán lugar en el Gran Teatro Falla. Pero además del gran coliseo escénico gaditano hay más espacios en los que disfrutar de interesantes montajes como La Sala Central Lechera en los que veremos, por ejemplo, La caminata de los elefantes (25 de oct.), una obra para toda la familia que trata de la vida y la muerte, y del camino que todos tenemos que hacer, algún día, para despedirnos de alguien; o la interesante pieza de la creadora y performer Silke Huysmans, Mining histories (6 de nov.), sobre el desastre ecológico ocurrido en Minas Gerais (Brasil) al derrumbarse una presa que contenía residuos tóxicos.

En el escenario del Teatro del Títere la Tía Norica habrá propuestas como Tierras del Sud  (24 de oct.), donde Laida Azkona y Txalo Toloza nos hacen viajar al Puelmapu, territorio ancestral del pueblo mapuche; Latente (27 de oct.), conferencia performativa y ensayo visual en streaming de Teatro Ojo; Construir un mundo de pedazos de cuerpo (3 de nov.); una propuesta del performer mejicano Manuel Estrella sobre cómo afecta a los cuerpos vivir en la actual situación de pandemia; y por último podrá verse Los días felices (4 de nov.), obra de la que ya hablamos en nuestra página 37. Además habrá también propuestas para disfrutar en otros espacios y por las calles y rincones de Cádiz.

Es de alabar el esfuerzo realizado por mantener este festival en las circunstancias en las que vivimos, por traer propuestas de tantísima calidad y de traerlas de donde las traen muchas de ellas, con lo complicado que es ahora mismo moverse por el mundo. Así que enhorabuena por el trabajo previo realizado y ojalá que puedan llevarlo a buen término.

 

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