«Las cifras no representan la ladera de una montaña, sino un precipicio. No suponen una evolución, sino una brecha»

 

La Fundación SGAE presentó el pasado martes 19 de octubre el Anuario SGAE de las Artes Escénicas, Musicales y Audiovisuales 2021 con los datos relativos al sector cultural en España en 2020, cuando tuvieron lugar los peores momentos crisis de la Covid-19: confinamiento, cierre de espacios, limitación de movilidad y de aforos… A continuación, el informe será desgranado y analizado de una manera sencilla para comprobar hasta qué punto el futuro del sector cultural es de todo menos esperanzador.

 

La frialdad y contundencia de los datos

 

Por Marta Santiago

Fuente: Anuario SGAE de las Artes Escénicas, Musicales y Audiovisuales 2021

 

El Anuario SGAE de las Artes Escénicas, Musicales y Audiovisuales 2021 presentado el pasado mes por la Fundación SGAE presenta un informe en los que los datos recogidos han sido analizados en términos cuantitativos y estructurales de los sectores del panorama cultural: el teatro, la danza, la lírica (enmarcados en el apartado de las Artes Escénicas), la música clásica, la música moderna, el cine, la música grabada, la televisión, las plataformas de vídeo de pago, radio y nuevas tecnologías. Con el objetivo de presentar un análisis lo más detallado posible, en el Anuario se incluyen datos específicos sobre múltiples características de los espectáculos (oferta total, asistentes, recaudación, precio de las entradas), tratados de modo global y presentando, en algunos casos, clasificaciones significativas (películas taquilleras, discos más vendidos).

El análisis de todos estos datos y la publicación anual de los mismos siempre ha sido un ejercicio imprescindible para conocer el contexto cultural en España, pero este año se ha mediatizado mucho más con respecto a los años anteriores: la crisis sanitaria ha provocado que se ponga el foco en él y, lamentablemente, ha dejado una vez más claro la negativa incidencia que ha tenido en nuestro país. La pandemia y todas las medidas que han sido tomadas con el objetivo de cortar los contagios masivos han hecho que las cifras presentadas actualmente hayan sufrido descensos muy significativos. Juan José Solana, presidente de la Fundación SGAE, ha querido pronunciarse al respecto de los datos publicados señalando que «las cifras que ahora presentamos no representan la ladera de una montaña, sino un precipicio. Son cifras que suponen no una evolución, sino una brecha», mientras recalca la importancia de tomar en cuenta los datos del año 2019, pues no hay que olvidar que España ya arrastraba profundas grietas en el sector por la gran crisis del año 2008, que destruyó completamente el tejido de la industria cultural; y se ha requerido mucho tiempo para poder volver a regenerarlo. Los números que representan el año cultural de 2020 no son nada más que desoladores y el anuario proclama un mensaje de socorro para que se tomen las medidas necesarias con el fin de parar la caída en picado del sector. Desde la SGAE dejan claro que «a diferencia de otras crisis, el conjunto de la sociedad española ha defendido, ha reivindicado, ha necesitado y, quizá lo que sea más importante respecto a otros momentos, se ha preocupado por la cultura y las artes», una pequeña esperanza a la que aferrarse frente a un panorama tan amargo.

 

El teatro se desploma

En el teatro se han registrado importantes descensos si comparamos los datos con los del 2019, aunque sigue siendo la disciplina que concentra mayor peso sobre el resto de las demás artes escénicas: 94.2% de las funciones, 90.6% de los espectadores y 90.4% de recaudación.

A pesar de ello, el año pasado el número de funciones sufrió un descenso muy brusco, algo evidente, teniendo en cuenta que gran parte del año los teatros bajaron el telón, las giras se congelaron y pasaron grandes dificultades para poder reabrir sus puertas a los espectadores. Se realizaron un total de 24.080 representaciones, que es una oferta muchísimo más baja que en el 2020 (concretamente, 23.292 funciones menos). También el descenso de las cifras de espectadores teatrales era algo que se esperaba, dado que toda la población fue confinada durante largos meses. Además, como se viene diciendo con anterioridad, el teatro tuvo complicaciones para poder abrir sus puertas y, cuando lo hizo, se topó con las llamadas (y necesarias) limitaciones de aforo que se impusieron en las salas teatrales y que en las peores épocas de pandemia redujeron el espacio disponible a menos de la mitad. Los amantes del teatro pudieron contentarse con consumir teatro en directo a través de sus dispositivos móviles, pero mientras este consumo aumentaba, decrecía la cifra total anual de espectadores físicos con un total de 3.111.659, que supone una pérdida del 75.7%. con respecto al año anterior (9.327.516 personas menos).

 

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Se recaudaron 60.918.077 euros con la venta de entradas, dato que, si analizamos detenidamente, nos damos cuenta de que supone un retroceso del 70.6% (146.475.884 euros menos). En este punto es necesario resaltar que el paraguas del ente público ha ayudado bastante a la supervivencia de los teatros (aunque no ha sido suficiente). En marzo de este año, el Observatorio de la Cultura publicó su informe La cultura en España 2020 donde hablaba del panorama cultural distinguiendo los sectores público, privado e independiente. En este informe, se habla de una pérdida de un 22,3% de ganancia en el sector público frente a 35.1% del sector cultural privado. Pero, si parecía que la situación no podía ser peor, el sector independiente mostraba una pérdida de 37,5% de entradas monetarias. Muchos teatros han tenido que esperar muchos meses para poder abrir el telón, han puesto en ERTE a muchos trabajadores y las compañías teatrales han sufrido grandes molestias económicas. Estas pérdidas de ganancias han supuesto una debacle económica a todos los niveles. A las pérdidas generales, tenemos que añadir los daños económicos surgidos por el cierre de los grandes musicales, que son una fuente de ingreso muy importante anualmente para el mundo teatral. Ni más ni menos, el musical Rey León factura al mes cuatro millones de euros y ha estado cerrado durante meses; el musical Anastasia también tuvo que cerrar por motivos económicos y también reportaba una gran suma de dinero mensualmente. En definitiva, el futuro se presenta oscuro para el mundo del teatro, aunque el aforo completo, las nueva temporada y los espectáculos musicales alimentan la esperanza de poder recuperar las cifras de años anteriores.

 

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La danza vive sus peores momentos

El peso que tiene la danza sobre el total de las artes escénicas es, como viene siendo habitual, mucho menos que el teatro: un 4.3% de las representaciones, un 6,7% de los espectadores y 4.1% de la recaudación.

Fue la que más pronto se vio atacada por la situación pandémica y ha obtenido un total de 229.297 espectadores en todo el año, lo que supone un 75.3% menos de espectadores. Además, el número de representaciones bajó de manera muy brusca, teniendo casi la mitad de representaciones con respecto a las que hubo en el 2019, registrándose un total de 1.094 funciones, de las cuáles se ha conseguido una recaudación de 2.764.395 euros (5.932.902 euros menos que el año anterior).

 

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La ópera, la zarzuela y la lírica ven que sus esfuerzos son en vano

Algo parecido también nos encontramos en la ópera, la zarzuela y la lírica, que habían ido recuperándose muy poco a poco desde el año 2008, pero que han visto una caída en picado durante el 2020 de la cual van a tener muy complicado salir.

Tanto la ópera como la zarzuela  perdieron un total de 955 funciones y, en el caso de la lírica, que aglutina un 1.5% de las funciones de artes escénicas realizadas, solamente se ofrecieron un total de 135 funciones en todo el año. En conclusión, números tristes y desesperanzadores para los que nadie estaba preparado tras costosa recuperación que los tres géneros han tenido en los últimos años.

 

La música sigue sonando, pero más en nuestros móviles

La música clásica, que se había ido reponiendo en los últimos años, ha retrocedido varios escalones, tenido un descenso de más del 50% de representaciones, disminuyendo la oferta en 8.777 conciertos. Frente a esto, la música moderna y popular también han sufrido bajadas, pues durante la pandemia ni los conciertos ni los macrofestivales tuvieron cabida. Los que pudieron realizarse después del confinamiento, consiguieron un total de 5.938.249 espectadores, que suponen un decrecimiento del 79% en comparación con el año 2019.

 

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La música grabada, por el contrario, sí sigue manteniendo su tendencia al aumento, aunque sí que se muestran diferencias en el mercado físico y en el digital, siendo este último el que más incrementa en cuestión de reproducciones y descargas, marcando un 16% y un 8% más respectivamente que el año anterior.

 

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El cine da un paso atrás y obtiene los peores resultados en años

A pesar de ser la disciplina artística más consumida en la sociedad, los datos que se presentan tampoco son alentadores y vienen marcados por un notable retroceso en el número de representaciones en pantalla (3.585, que aproximadamente es un  24% menos que el 2019) y las películas ofrecidas (un total de 1.586).

Se han registrado un total de 1.640.209 sesiones, que parece un número impresionante si lo comparamos con los datos de las Artes Escénicas, pero que, en realidad, supone un 57.4% de pérdida (2.211.731 sesiones menos que en el año 2019). Y es que, a pesar de ser una disciplina artística admirada por la mayoría de las personas, el cine no ha podido mantenerse con normalidad teniendo en cuenta las pocas ganancias que se adquirieron durante la llegada de la pandemia, cuando las pantallas fueron apagadas durante largos meses y, por supuesto, las grandes y pequeñas producciones tuvieron que ser pausadas. Debido a esto, muchos estrenos fueron retrasados a la espera de una mejora en el panorama español y los cines apostaron por reestrenar algunas películas de años anteriores aclamadas por el público como forma de adquirir ganancias, aunque, como veremos a continuación, esto no fue suficiente.

Respecto al número de espectadores, encontramos un total de 78.434.668 menos que el año anterior, puesto que al igual que le ocurrió a las artes escénicas, los cines también tuvieron que pasar por un complejo proceso antes de abrir sus puertas y, al hacerlo, tenían que cumplir con las medidas protocolarias de sanidad con respecto a los aforos en salas cerradas. Todos estos datos, puestos en común, suponen una recaudación total de 159.066.142 euros (456.555.874 euros menos que en el 2019).

 

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Las nuevas tecnologías se convierten en nuestro día a día

Por el contrario, encontramos un ascenso en casi todas las categorías de las nuevas tecnologías. La televisión tomó mucha más presencia e incluso ha llegado a recuperar dos décimas de pérdidas con respecto al año anterior, en gran parte debido a que la población redujo considerablemente sus planes sociales y acoplaron su tiempo libre a estar en casa. En el caso del teléfono móvil, también podemos contemplar un aumento de ocho décimas por encima, pues durante el año 2020 se convirtió en el dispositivo de más importancia en el día a día (si es que alguien dudaba de que ya lo fuera) y el único modo de poder hablar con los seres queridos y poder vernos entre nosotros. Además, el auge de las redes sociales propició que las personas pasaran grandes periodos de tiempo frente a las pantallas de los móviles y las redes sociales fueron muy capaces de adaptarse a todas las necesidades. Muchas formas de arte buscaron su expresión más tecnológica: conciertos en directo, teatro en directo y/o grabado, películas hechas con vídeos grabados con el  móvil…

Esta subida también la han sufrido las tablets, los altavoces y las videoconsolas, que  también daban a los usuarios un servicio de entretenimiento cuando no había muchas más formas de invertir el tiempo.

 

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Las plataformas digitales rompen la racha de malos datos

En cuanto a las plataformas digitales, encontramos un aumento de uso de un 49.4%. Los nuevos modelos de negocio han permitido tanto a la televisión como al cine sobrevivir frente a la crisis y es uno de los casos en los que las medidas impuestas para controlar la pandemia han favorecido los datos. Si bien es cierto que todas las plataformas digitales (tanto de cine como de televisión) venían alcanzando grandes cifras de espectadores y ganancias, cuando toda la población tuvo que quedarse en sus casas durante un largo periodo de tiempo los contratos y el consumo de las mismas empezaron a crecer de manera considerable. Actualmente. Según el anuario de la SGAE, la suma del porcentaje de abonados a las diferentes plataformas y televisiones de pago supera el número de hogares españoles, porque cada vez es más habitual que una misma vivienda tenga varios servicios de televisión y cine digital contratados.

 

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Sin tiempo de reacción

Poco hay que añadir tras este análisis: los datos hablan solos y sus palabras tiemblan. Venimos arrastrando años de lucha ferviente para mejorar el panorama cultural español, pero cuando parecía que todo marchaba mejor, avistamos un futuro cercano desolador. El Anuario SGAE habla de los datos de 2020, pero ha sido publicado a finales de 2021 (publicar a finales del año los datos del año anterior es lo que sucede siempre), por lo tanto, de nada nos sirve tener los datos de 2020 porque ya no tenemos tiempo para reaccionar. No hemos tenido el margen de acción suficiente para haber tomado medidas para evitar que los datos de este año  sean iguales a los que se han presentado del año anterior. Las cifras que se presentarán del 2021, suponemos que también en el último trimestre 2022, aunque mejoren un poco con la llegada de la «nueva normalidad», seguirán siendo desalentadoras y llegaremos a arrastrar años de datos muy difíciles de atajar. Si no tenemos tiempo de reacción, si informes de este tipo no sirven para paliar los efectos negativos en el curso siguiente, ¿pierde entonces parte de su importancia la publicación de los mismos?