SUSCRÍBETE
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
La_gaviota_o_los_hijos_de_Godot_04

De ‘Élite’ a ‘La Gaviota’, Georgina Amorós salta al teatro

«Hablamos de la juventud, de no querer envejecer, y cómo, con la edad, la sociedad te ve menos»

 

El Festival Sala Joven organizado por el Teatro Galileo y Teatro Urgente acoge, del 14 al 18 de julio, el estreno La gaviota o los hijos de, una adaptación libre de La Gaviota de Chéjov con dramaturgia y dirección de Pablo Quijano. Una pieza de metateatro que juega entre la delgada línea que separa la realidad de la ficción protagonizada por cinco actores (Tábata Cerezo, Georgina Amorós, Alejandro Jato, Xoán Fórneas y Federico Coll) que están grabando una película. Con motivo de este estreno, mantenemos un encuentro con una de las actrices, Georgina Amorós, que, a pesar de su juventud (23 años), cuenta con una amplia formación en artes escénicas y una extensa carrera profesional. Tras su paso por series de reconocido éxito, como Élite y Benvinguts a la familia, o trabajar a las órdenes del mismísimo Woody Allen, ahora da el salto al teatro con esta pieza. Y sí, ¡tenemos muchas ganas de verla!

 

Chéjov no está tan lejos del ‘mundo reality’

 

Por Ka Penichet

Foto destacada: Gorka Postigo / NETFLIX

 

Comenzaste tu carrera artística con tan solo cuatro años, ¿por qué no has dado el salto al teatro antes?

No se había dado la oportunidad. Empecé con 4 años haciendo publicidad, con 5 hice una peli, con 8 otra y luego, empecé a hacer series. En teatro llevo formándome desde que soy muy pequeña también. He hecho las muestras de teatro de las escuelas por las que he pasado, en Barcelona (Escuela de teatro Eolia) y, luego en Madrid (Estudio Corazza), pero nunca había hecho teatro profesional porque no tuve la oportunidad. Creo que en el teatro cuesta bastante entrar. Hay mucho de si te conocen, de si te han visto trabajar y hay pocas oportunidades para hacer audiciones. En el Teatre Nacional de Catalunya puedes hacer unas pruebas anualmente que se quedan de archivo, pero nunca había hecho pruebas para nada.

 

Y, ¿te apetecía?

Me encanta, me apetecía muchísimo. Lo que más me llena cuando he hecho teatro, sobre todo, son los procesos creativos, poder investigar, no ir directamente al resultado, algo que sucede en cine y televisión, que son medios que me gustan, pero los procesos son mucho más rápidos, como que no tienes tiempo para ensayar, no tienes libertad para moverte porque tienes una cámara delante. Asumir este nuevo reto, me apetecía mogollón.

 

A pesar de tu juventud, eres una actriz muy formada, incluso en el extranjero. ¿Qué puedes destacar de dicha formación?

Empecé con Laura Jou, una coach que tiene una escuela en Barcelona, durante 4 o 5 años en la que nos formaron en Meisner, con profesores de voz, de método… Con 17 años me fui a Estados Unidos a la New York Film Academy, sí que puede haber formación más específica para teatro, pero formación para trabajar en televisión o cine, es algo en lo que no creo. Si tienes formación en teatro, tienes formación para tele, que te enseñen un lenguaje cinematográfico es algo en lo que no creo, puedes hacer el paso tú sola. También me fui hace dos años a Los Ángeles a otro curso sobre creación de personajes a partir de animales. Fue increíble. Estábamos en una casa en mitad de la montaña rodeados de nieve. Hacíamos clase de 8 de la mañana a 3 de la madrugada. Era una cosa rarísima, pero me lo pasé increíble.

Y hace poco, descubrí a Fernando Piernas. Hice un curso con él que me fascinó porque era muy técnico y te daba muchas herramientas para usar en la práctica.

 

Cómo te enfrentas a este debut teatral… ¿nervios?

Al principio sí, pero me he metido de cabeza, con muchas ganas. ¡Lo quería tanto! Ayuda mucho que somos una compañía joven, que la acabamos de crear, hemos hecho muchísima piña y está habiendo como mucha libertad y mucha conexión. Creo que lo que hacemos es un poco revolucionario en el sentido de que, para mi juntarte con la gente que tú quieres para contar lo que tú quieres realmente, en este momento, me parece revolucionario porque siento que muchas veces se hacen cosas más producidas para ir al resultado; y no es que no nos interese ir la resultado, obviamente, tenemos un público con el que tenemos que estrenar, pero nos estamos centrando más en la investigación, en el experimentar, en el que cada uno dé su opinión, que todo esté muy vivo, y creo que eso dice mucho de nosotros en cuanto a la edad que tenemos, lo que queremos contar.

Una de las grandes investigaciones de la obra es ver cómo podemos darle al espectador una experiencia más completa. Estamos jugando entre lo teatral y lo cinematográfico. Igual no sale bien, pero de repente, creo que es algo muy interesante porque, por ejemplo, hay un operador de cámara, Federico Coll, que está todo el rato en escena. Es como intentar mostrar los matices pequeñitos que te puede contar el cine, pero que, sin embargo, no puedes ver en lo teatral y, a la vez, qué podemos contar con lo teatral como experiencia del momento que con lo cinematográfico no se pueda contar.

 

La_gaviota_o_los_hijos_de_Godot_01
Georgina Amorós se estrena en el teatro con ‘La gaviota o los hijos de’, junto a Tábata Cerezo, Alejandro Jato y Xoán Fórneas

 

¿Cómo pasaste a formar parte del elenco?

Yo conocía a Tábata Cerezo, a Alejandro Jato y Xoán Fórneas. Tábata me comentó que iban a montar esta pieza y Pablo, el dramaturgo, me quería conocer. Estaban buscando a alguien muy joven y sin conocer más detalles, le dije que me moría de ganas, que me sumergía en el proyecto de cabeza…pero es que Tábata, Xoán y Alejandro me parecen tan buenos actores que solo por la experiencia de estar trabajando con ellos y nutrirme de ellos, porque yo no he hecho teatro nunca, era una experiencia que me apetecía mucho. Entonces, me reuní con Pablo y me enamoré del texto.

 

¿Qué historias estáis interesados en contar?

Hay mucho de Chejoviano, en el sentido de haber muchas historias, también tiene mucha comedia, mucha espontaneidad y mucho de lo joven. Nos interesa mucho dar voz a lo joven, los directores jóvenes tienen 25 años, no tienen 45. Queremos dar voz a eso.

Una idea que sobrevuela mucho la obra es: “Somos más de lo que hacemos para que la gente nos quiera.” Cómo nuestro pasado nos define como personas y si eso es lo único que somos, si no podemos romper eso y ser algo más. Creo que es interesante porque estos 4 personajes/actores nunca son claros a la hora de manifestar sus deseos más oscuros, les cuesta mucho comunicarse y expresarse. También nos interesa mucho la relación entre la juventud y el poder.

 

¿Cómo se ponen los pies en la tierra viniendo de una serie con la fama mundial de Élite?

Élite es una serie ficción que tiene el objetivo muy claro de entretener. Los adolescentes de la serie son muy adultos y tienen problemas que yo con 17 años no tenía (risas), y menos mal. Creo que esta serie ayuda mucho porque se ve en sitios del mundo donde muchas realidades no están normalizadas, y da visibilidad a colectivos oprimidos.

Para tener los pies en la tierra, intento rodearme mucho de mi gente. Al verse en 190 países puedes caer en la tentación muy fácilmente de estar pensando mientras ruedas en el resultado, en si va a gustar, cómo te vas a ver, los comentarios…es algo en lo que pongo mucho foco porque creo que no es lo relevante. Hay que intentar contaminarse lo menos posible de todo el bullicio que hay luego.

 

¿Qué crees que tiene de especial esta Gaviota respecto a otras que hayas podido ver?

Lo más especial es que todos somos jóvenes y, partiendo de esa base, todo va a tener un aire más diferente. Lo contamos desde nuestra experiencia, con la edad que tenemos y le metemos un poco los problemas que a nosotros nos preocupan. También Chejov tiene algo que es dejar que la imaginación vuele con lo que les sucede a los personajes, en nuestro caso, la pieza tiene un cuarto acto en el que si cierra. Eso me parece también algo muy nuestro, que los personajes se atrevan a decir las cosas a la cara.

 

De 'Élite' a 'La Gaviota', Georgina Amorós salta al teatro en Madrid
Georgina Amorós en la exitosa serie de televisión ‘Élite’

 

¿Qué relación mantienes con los reality shows?

Soy poco consumidora. Igual si tuviera más tiempo quizás los vería más. Es algo que nunca me ha llamado la atención, pero a raíz de hacer la obra al principio tuvimos muchas charlas, sobre los realities. Mi opinión está cambiando ligeramente, sobre todo porque uno de los grandes temas que estamos tratando de contar es si quiénes somos nos define de por vida. Hemos debatido sobre qué pasaría si de repente hiciéramos una obra de teatro que fuera un reality show. Imagina que ponemos en un teatro a los colaboradores de Sálvame, la gente pagaría por verlos. No dejan de ser las tragedias griegas. Yo creo que por eso conectamos con los realities porque la gente piensa que lo que está viendo es verdad. La mayoría de realities están guionizados, pero tiene una cosa tan de verdad y hay una catarsis tan fuerte que conectas muchísimo. ¿Qué diferencia hay entre un reality y una obra de teatro? ¿Es el formato lo que define una creación? Creo que a veces nos ponemos en un sitio de superioridad moral, de juzgar, y yo la primera.

 

¿Has llegado a sentirte juzgada alguna vez por lo que haces?

De momento, no. El otro día una chica me preguntaba: “¿Tú haces teatro?” Y es como: “¿por qué no?”. Que no haya hecho teatro hasta ahora ¿ya me marca para que no lo pueda hacer? Estoy intentando aprender al máximo de mis compañeros y, aunque no he hecho teatro profesional sí que me he formado mucho. Habrá que ver cuando se estrene (risas). Sé que me quedan muchísimas cosas que aprender y nunca voy a parar porque es mi forma de ver la profesión. Siento que nunca voy a estar lo suficientemente formada y eso me hace ser más exigente. No me quiero conformar. Cuando yo hago cursos es cuando más feliz soy realmente. Rodar me encanta, pero lo que me gusta es estar en un grupo creando. Me gusta formar parte de lo creativo porque me gusta entender y me gusta formar parte.

 

Personalmente, ¿qué te aleja y qué te despega del personaje que interpretas?

Hay bastante cosa que hemos metido adrede. Hay muchas cosas nuestras que están en la obra. No quiero desvelarte más para que vengas a verla. Algo que me aleja más es que hay frustración. Los personajes están como muy frustrados por no estar donde quieren estar.

 

¿Los personajes o las personas?

Las personas y los personajes. Eso es lo guay, me gustaría saber si los espectadores son capaces de ver los pequeños matices donde se le cuela al actor algo suyo mientras está actuando. Porque lo hay. Hay mucha oscuridad, son personas y personajes que aspiran mucho como a la fama, al éxito, hablamos mucho de la juventud, de no querer envejecer, que la sociedad te siga mirando y cómo con la edad, la sociedad te ve menos.

 

¿Qué relación mantienes con las redes sociales?

Es una relación de amor-odio. Por un lado, me gustan y soy partícipe. Me gusta colgar fotos bonitas y, por la visibilidad que tengo, me gusta usarlas para cosas que a mí me importan como, por ejemplo, hace unos días, visibilizando la homofobia – Refiriéndose al asesinato de Samuel Luiz- A veces me hacen muchos comentarios sobre mi cuerpo y cuelgo mensajes para que dejen de sexualizar nuestros cuerpos. Me escriben de muchos lugares, si algo les cala mi mensaje, es como un pasito ganado. No es que yo pueda cambiar el mundo, pero que no todo sea como cosas bonitas. Eso es una de las partes negativas de las redes, nos comparan mucho, nos mandan mensajes para que nos preocupemos por la opinión externa, en vez de mirarnos dentro y de preguntarnos si realmente estamos bien, si estamos haciendo lo que queremos. Las redes son una cosa muy estética y es muy fácil entrar en su juego porque, cuando cuelgas una foto de tu cara o tu cuerpo, de repente tiene muchos más likes y más comentarios, que te alimentan el ego. Hay que ser consciente e intentar desconectar lo máximo posible y usarlo, cada vez más, como herramienta de trabajo.

 

¿Te has sentido sola alguna vez?

Esta profesión tiene esa cosa que parece que estás en la cresta de la ola, que tienes que ser super feliz, lo tienes todo y justo en esos momentos es cuando más sola te puedes sentir. Yo tengo mucha ansiedad, tengo insomnio, es como que nunca me siento lo suficiente. Nos meten mucho en la cabeza que tienes que estar haciendo, haciendo, haciendo… siempre corriendo a todos lados, siempre tienes que estar formándote porque siempre va a haber alguien que va a estar más formado que tú o, al menos, es la sensación que yo tengo. Siempre tengo mucha ansiedad por sentir que no estoy haciendo lo suficiente para conseguir lo que quiero. Es una mierda, pero también me permite ser más exigente conmigo misma y no acomodarme. Pero también tenemos que darnos un poquito más cariñito. Cuando se consiguen las cosas, hay que pararse a verlas y aprovechar las oportunidades.

Comparte este post