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Cuando Carlos Bugallal se lanzó al vacío

Carlos Bugallal: «Esta obra habla de la infancia, la juventud, la madurez, el paso del tiempo y cómo nos transformamos con él»

Un día, Carlos Bugallal decidió romper con todo. Y lo hizo ya en edad madura. Dejó un buen trabajo muy bien remunerado para cambiar de vida y explorar cómo sería vivir de las Artes Escénicas. Empezó a formarse como actor de doblaje y de interpretación y empezó a conseguir trabajos hasta que en 2019 estrenó Reencuentro en La Cripta Embrujada, el nombre que recibe el sótano del Café Gijón. Fue el primero en inaugurar ese espacio como lugar de representación teatral. Empezó a correrse la voz y cada noche que Carlos actuaba se agotaban las entradas.

Tras ese éxito llegó la oportunidad de representar este texto escrito por Miguel Ángel Cárcano (quien también lo dirige) y María Inés González en el Teatro Lara, lugar al que ahora vuelve para que más gente pueda descubrir la historia que se esconde tras Reencuentro.

Por Sergio Díaz

 

Sé que no te gusta hablar mucho de tu vida anterior como broker, así que no vamos a ahondar por ahí, pero sí es verdad que decides dedicarte a las Artes Escénicas de forma profesional en una edad madura. ¿Era un sueño que arrastrabas de pequeño?

No tengo ningún problema en hablar de mi pasado pero creo que ahora, en el presente, es mucho más interesante hablar de donde estoy y hacia donde quiero ir. Envidio a la gente que desde pequeño tiene claro que quiere ser de mayor, desde luego no fue mi caso. Lo que sí es cierto es que el cine y el teatro desde niño me han fascinado.

 

¿Y en qué momento decides lanzarte a ello, cuál fue ese punto de inflexión?

Había tenido contacto con el doblaje en una escuela que tenía cerca de mi casa. Fue en esa etapa cuando tuve claro que lo que quería era ser actor. La decisión del trabajo actoral en mi vida pasó a ser mi prioridad.

 

¿Cómo y dónde te formaste para ser actor? ¿Cómo recuerdas esa etapa?

Mi guía y maestra, así como mi coach actoral, Beatriz Peña, a la que conozco desde mis primeros pasos en la formación actoral, y con la que sigo trabajando, fue la que me guió en esta apasionante etapa en Arte 4, Estudio Schinca, Central de Cine… He tenido la suerte de formarme con maestr@s de la talla de Marta Schinca, Rafael Ruiz Núñez, Helena Ferrari, Jorge Coira, Eva Lesmes, Jesús Calvo, Karlos Aurrekoetxea, Macarena Pombo, Carles Vila… También he formado parte de los grupos de actores que colaboran con la ECAM para los cursos de los futuros directores de cine y televisión. Han sido años de no parar, salir del trabajo para ir a clases, apuntarme a todo lo que me interesaba, dormir poco… muy comprometido con dar lo mejor de mí para formarme al máximo. Una etapa apasionante de la que  me siento un auténtico afortunado.

 

Y de repente, tras formarte y haber hecho alguna cosa suelta llega la oportunidad, que te buscas tú mismo, de actuar en el Café Gijón, un lugar que nunca había albergado teatro antes. ¿Cómo surgió eso?

Eso surge por casualidades de la vida. La oficina de mi anterior trabajo estaba muy cerca del Café Gijón. Empecé a entablar amistad con los dueños y me propusieron actuar cuando les dije que era actor. Me enseñaron la parte de abajo del Café, la llamada Cripta Embrujada, y me quedé fascinado. Al momento supe que esa oportunidad no la podía dejar escapar y que debido al espacio que tenía era el sitio perfecto para hacer un monólogo.

 

¿Ya tenías el texto de Reencuentro para actuar allí o se lo pediste a Miguel Ángel Cárcano y María Inés González expresamente para esa ocasión?

No, el texto de Reencuentro no existía. Hablé con Miguel Ángel sobre la posibilidad de hacer teatro en el Café Gijón y que además seríamos los primeros en representar un espectáculo teatral en uno de los lugares más emblemáticos en Madrid.

 

¿Qué relación tenías con ellos? ¿Les diste algún tema sobre el que trabajar o fueron ellos los que escribieron libremente la historia de Reencuentro?

Yo ya había trabajado con ellos en otros proyectos, pero la semilla de Reencuentro surge con mi amigo Ricardo Magdalena, con el que comparto muchas afinidades culturales. Este material les sirvió a Miguel Ángel y María Inés para escribir esta obra con la que ahora llego al Teatro Lara.

 

Estaba claro que tenía ser un monólogo dramático para que pudieras llevarlo a cabo tú solo, pero es un monólogo con dos personajes. ¿Te sorprendió cuando lo leíste? ¿Te pareció un reto complicado dar vida a dos personajes que se dan la réplica en escena?

No sólo me sorprendió. Me encantó. Era todo un reto sin lugar a dudas crear dos personajes tan diferentes. Una maravillosa locura que requería mucho trabajo y una enorme responsabilidad.

 

Reencuentro es la historia de dos amigos, Alberto y Juan. Cuéntanos cómo has ido elaborando ese desdoblamiento escénico para que el espectador sepa quién habla en cada momento, porque lo haces con tu trabajo interpretativo…

Aparte del trabajo de texto, ha sido un laborioso y minucioso trabajo de investigación sobre herramientas corporales, buscando en cada personaje sus características inherentes, sus centros emocionales, sus actitudes, sus tempos, sus ritmos, la resonancia de sus voces, su prosodia…

 

¿Y quiénes son estos dos viejos amigos? ¿Quiénes son Juan y Alberto?

Su relación empieza en la etapa universitaria. Cuando se conocieron, Juan era  el ganador, extrovertido, rápido e ingenioso y Alberto era el solitario, contenido, tenaz, tímido… Dos polos opuestos que se reencuentran con el paso de los años.

 

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Carlos Bugallal

 

¿También se han convertido en amigos tuyos en este viaje? ¿Entiendes sus motivaciones? ¿Empatizas con alguno de ellos o tomas la distancia de simplemente hacer bien tu trabajo e interpretar sus textos?

Naturalmente hay que entender a los personajes que das vida. Comprender y conocer su pasado, sus experiencias, sus gustos, sus miedos. Tienen que formar parte de tu ADN.

 

¿De qué habla Reencuentro? ¿Cuál es el mensaje principal que subyace en el texto?

Esta obra habla de la infancia, la juventud, la madurez, el paso del tiempo y cómo nos transformamos con él, las relaciones familiares, humanas, la amistad, la venganza…

Es la historia de Juan y Alberto, estos dos amigos que ya te he presentado y que se conocen desde la universidad. Ahora se vuelven a reencontrar tras veinte años sin verse. En otra época, uno se llevaba la vida por delante y el otro era el típico perdedor, pero años de frustraciones y triunfos los han puesto en otro lugar.

 

La amistad es uno de esos conceptos grandilocuentes que usamos para definir nuestra vida. ¿En nombre de la amistad hay que hacer todo lo que nos pidan?

Como todo en la vida, hay unos límites que no se pueden traspasar. Si lo que nos piden no entra en conflicto con nuestros valores, sin duda hay que hacer todo lo que esté en tu mano por esa otra  persona que hemos elegido como amig@.

 

¿Cuál es el valor que le das tú a la amistad?

La amistad es uno de los grandes pilares de la vida, es fidelidad y amor incondicional. Es un lazo que si es  auténtico, el paso del tiempo lo refuerza.

 

Es 2019, estrenas esta obra y de repente ves cómo cada noche que te subes al escenario del Café Gijón la sala se llena, que hay expectación por verte. ¿Cómo te hizo sentir eso? ¿Sentías que había merecido la pena todo el esfuerzo y el largo camino para llegar allí?

Es un recuerdo imborrable toda esa vivencia. El año 2019 significó un giro de 180º en mi vida. Todo el reconocimiento que obtuve me aportó mucha alegría y confianza en la decisión que tomé más adelante. Creo en el lema de que lo que más cuesta es lo que mayor satisfacción te da. Sin duda había merecido la pena coronar esa etapa. Pero el desafío es enorme y la carrera es muy larga.

 

Y después pasas directamente al Teatro Lara, un lugar al que muchas compañías aspiran llegar, pero que no siempre alcanzan… Es como para sentirse afortunado o satisfecho con el trabajo que has ido desarrollando, ¿no?

Siempre que actúas se obtiene una gran satisfacción cuando has hecho un trabajo digno y también se siente una responsabilidad por estar a la altura todas las veces que sales de nuevo. Estoy muy agradecido al Teatro Lara por su confianza y apoyo. Me siento muy afortunado.

 

También te has formado en doblaje como ya hemos comentado y sigues formándote en general. ¿Dónde quieres llegar ahora que estás inmerso en este camino?

Mi auténtico deseo es seguir creciendo como actor, enfrentándome a diferentes registros, estilos, experiencias y trabajos que me enriquezcan.

 

Por tu vida profesional anterior has tenido trabajos de mucho movimiento y mucha adrenalina. ¿Pero es subirse a un escenario lo que mejores sensaciones te ha provocado?

La energía que compartes con el público y el poder generar emociones que les hagan reflexionar o colocarles en otro lugar es algo indescriptible. Cuando estoy en el escenario siento una fuerza interior, una plenitud, que nunca había experimentado. Así que sí, el escenario me provoca sensaciones muy fuertes.

 

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