Teatro que atraviesa fronteras

 

El mes de junio la Sala El Montacargas será punto de encuentro de historias que giran alrededor del mundo. De ahí el nombre con el que han titulado este ciclo: Ciudadanxs del mundo. Un total de cinco propuestas escénicas que pretenden mostrar las desigualdades e injusticias que se viven más allá de nuestras fronteras y abrir nuestros ojos a diferentes culturas, rompiendo las barreras que nos separan.

Abrirá el ciclo el domingo 9 de junio El Percusionista, un espectáculo unipersonal del ecuatoguineano Gorsy Edú que fusiona el teatro, la danza y la percusión. Con la intención de llevar a escena la esencia de las vivencias artísticas africanas, el espectador se sentirá transportado al Abáa, la casa de la palabra, el lugar de encuentro.

Tras su estreno en el festival Surge Madrid, la compañía Teatro de los Invisibles vuelve con su montaje de teatro documental Anafha. Historia de una niña refugiada, los días 14 y 15 de junio. Una dramaturgia basada en los diarios que comenzó a escribir con cinco años la propia Anafha. Con ocho años tuvo que huir de Pakistán con su familia por el peligro que acarreaba vivir en aquella zona.

La compañía La Paranoia de Trastaravíes pone en pie la propuesta Verjas (foto portada), los días 21 y 22 de junio. Un texto de los hermanos José y Javier Bizarro que se hizo con el segundo Premio Nacional de Textos Dramáticos Dulce por Amargo. La acción de la obra se sitúa en Argelia, muy cerca de la frontera con Mali, donde una verja kilométrica divide ambos países.

La abuela Sisa y los cuentos del mundo, de Mariposa de Papel Teatro, pone el punto familiar al ciclo. Una propuesta de narración escénica, pantomima, danza y títeres para dar una vuelta, a través de los cuentos tradicionales, por países como Ecuador, República Checa o Islandia. Podrá verse el domingo 23 de junio.

El actor y titiritero Marcos Dios será el encargado de cerrar el ciclo los días 28 y 29 de junio con Yo no sabía?!… Un montaje que surge de su colaboración como activista con Oxfam Intermón en Melilla, en la que conoció de primera mano la realidad que se vive en la frontera. A partir de testimonios reales confecciona este espectáculo que supone un viaje entre lo poético y lo dramático, sin faltarle los tintes cómicos.

En estos tiempos oscuros de barbarie e intolerancia ante lo diferente siempre nos quedará el teatro para dar voz a los que no la tienen y para acabar con las fronteras que separan de forma injusta y arbitraria a los seres humanos.