Los Teatros del Canal presentan el estreno absoluto de Las Ultracosas, la nueva performance de la artista Cuqui Jerez, que se podrá ver del 23 al 26 de enero en la Sala Roja. Es una performance con una duración de cinco horas en la que el espectador entra y sale cuando quiere.
En las coreografías de Cuqui Jerez no hay lugar para los convencionalismos: paisajes en movimiento donde se ponen en juego la hiperatención, la expectación, el suspense y la emoción.

 

Las Ultracosas es un proyecto que transita lo coreográfico, lo objetual, lo escenográfico, lo pictórico, lo plástico y lo teórico concebido por Cuqui Jerez y creado en colaboración con siete artistas de diferentes disciplinas: Óscar Bueno (performer y músico), Cécile Brousse (bailarina, performer y coreógrafa), Javi Cruz (artista visual y performer), Anto Rodríguez (performer y cantante), Gilles Gentner (diseñador de luz), Jorge Salcedo (escenógrafo) y Louana Gentner (artista visual y performer).

En la producción de Cuqui Jerez siempre ha habido un interés por lo objetual. En un principio se formalizaba entendiendo los objetos como signos en relación al lenguaje, atendiendo a su carga semántica y sosteniéndola, negándola o tergiversándola. A partir del proceso de investigación de The Dream Project (2013/2016) comienza a surgir una fascinación por la materialidad de las cosas y empieza a prestar especial atención a cómo se comporta la materia observando sus cualidades: su peso, su textura o su manera de caer y de arrastrarse cuando es activada por un cuerpo. A partir de piezas como Crocodiles and Alligators (2012), Unos Pasodobles (2013), El lago (2015) y El Fenómeno de las Fuerzas Ficticias (2016), entre otras, su trabajo ha ido adquiriendo un carácter más contemplativo, más dirigido a la búsqueda de una percepción no conceptualizada, explorando dramaturgias abiertas y considerando cada vez más la dimensión plástica de la experiencia.

En Las Ultracosas el objetivo es explorar el límite del lenguaje desde una experiencia estética de contemplación. Para ello, la investigación práctica de Cuqui Jerez y los performers se ha centrado en la búsqueda de estrategias y lógicas para producir una suspensión del sentido, es decir, encontrar el punto preciso en el que el signo lingüístico no puede cerrarse, pero al mismo tiempo no está completamente abierto. Y esto les ha llevado a trabajar con la ambigüedad, la insinuación, la sugerencia y el juego con las expectativas a través de la figura de los tableaux vivants: cuadros vivos que se componen en el espacio-tiempo y se ponen en movimiento generando narrativas no explícitas. Los tableaux vivants sirven a la vez como estrategia de composición y de suspensión del sentido. Toman lo pictórico como inicio y ponen en relación los cuerpos vivos e inertes: el cuerpo vivo deviene escultura, mientras el cuerpo inerte toma vida en la manipulación.

Todos los intérpretes, incluyendo los responsables de las luces y la música, que funciona a modo de dramaturgia, están en el mismo estado de escucha y componen desde sus diferentes tareas e intervenciones una coreografía que transforma la escena en un festín para la mirada donde no dejan de proliferar los sentidos.

La pieza dura cinco horas, la permanencia en el espacio durante todo ese tiempo es una propuesta que nos permite sumergirnos y alcanzar una suerte de percepción alterada del sentido de los cuerpos y sus lógicas de relación. Sin embargo, permanecer en la sala durante las cinco horas no es la única forma de pasar por la experiencia, los espectadores pueden entrar y salir de la misma según sus deseos y necesidades. En este sentido, la experiencia no propone la construcción de una narrativa fija sino que presenta diferentes niveles de codificación, traducción, fragmentación y percepción con los que los espectadores pueden sintonizar.