SUSCRÍBETE
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
GODOT-Sweet-Dreams-01

Catábasis y anábasis de Alberto Velasco

“No soy, ni de lejos, lo que yo querría ser en este momento de mi vida”

 

Las redes sociales tienen muchas cosas negativas, pero a veces, te permiten ser testigo del nacimiento de proyectos de creación antes de que vean la luz. Así descubrí, Sweet Dreams, un monólogo catártico que Alberto Velasco estrenará en Nave 73 el 7 de mayo. La pieza es en palabras de su autor “una penitencia pop” que le ha servido para descender a los infiernos, enfrentarse a sus miedos, mostrárnoslos y ofrecernos una versión renovada de sí mismo. Un viaje del que regresa más maduro, más sosegado y honesto.  

Un café de Malasaña es fiel testigo del encuentro que mantengo con él donde me confiesa que esta vuelta a los escenarios ha supuesto la reconciliación con la ilusión que había perdido estos últimos años.  

 

 

Alberto Velasco y sus Sweet Dreams

 

 

Por Ka Penichet

Foto de portada Dominik Valvo

 

Con tus palabras, ¿cómo definirías Sweet Dreams?

Es un poco ritual de limpieza energética y de cosas que me han ido pasando y que no he sabido gestionar. Es un rito, una penitencia pop, es un encuentro chamánico conmigo mismo y a la vez es una liberación.

 

Como en otras ocasiones, vuelves a exponerte…

Yo quería estar un poquito más fuera y no involucrarme tanto pero luego es que no me sale de otra manera. Quería hacerlo con un poquito más de distancia, tomar referencias que puedan hablar de mi a través de una historia, de un personaje o una metáfora, pero no me sale, me tengo que poner ahí con toda mi carne y con todo. Esta vez le dije a María Pizarro, que es mi ayudante de dirección, que no me quería cansar que yo quería hacer Chéjov, pero no me sale, me dejo la bilis otra vez.

 

¿Qué te ha resultado más catártico en este proceso de creación?

Es catártico y es un dejar atrás todo esto. Es crisis de los 40 total y mira que me he dicho a mí mismo que no caiga en hacer un espectáculo de la crisis de los 40 pero al final, ahí está. Tengo esta sensación de los 25, de no conseguir nunca el éxito, de no conseguir ser lo suficiente valorado o donde debiera estar. No me ha llamado nunca ningún teatro público, ni después del Max, nadie, cero. Las propuestas que he mandado a todos los teatros públicos siempre me han dicho que no, solo me han abierto sus brazos las salas Off. Laboralmente, para mí esto es un fracaso. Y la gestión del fracaso también en la televisión, no haces toda la televisión como tú crees que deberías después de una serie de éxito. En el amor, fracaso. En mis aspiraciones vitales, fracaso. Cómo gestionamos todo esto cuando nos han vendido: “Si quieres, puedes. Persigue tus sueños”. Es mentira todo. Gestionar esto para mí ha sido muy difícil, pero ahora lo he mirado de frente. Las cosas van a ser así. No voy a gastar ni un minuto más. Voy a vivir al máximo y me voy a dejar el corazón, la cabeza, y las entretelas porque mañana no estoy.

 

En Sweet Dreams pones de manifiesto el miedo que tienes a no ser una persona amable, que sonríe… ¿esto lo tienes tan interiorizado que te comportas así de manera automática?

Absolutamente, es como un personaje que tengo adquirido para que la vida no nos duela tanto. A veces no me apetece ser simpático, a veces no me apetece abrazar… pero el Alberto que yo he proyectado en la gente es este Alberto, entonces tengo que seguir. Vivo con una sonrisa predispuesta y tengo miedo de perder todo eso. Tengo miedo de haber hecho una vida que no me interesa ya. Ser actor no creas que me interesa mucho porque no quiero seguir expuesto. Es durísimo. No solo porque no tengas trabajo sino porque te expones al rechazo constante en todos los castings, todo el rato. Es desolador. Y yo ya no tengo el corazón tan fuerte como hace años que podía con todo y creía que iba a poder con todo. Entonces, me tengo que cuidar.

 

GODOT-Sweet-Dreams-02
Alberto Velasco en Sweet Dreams

 

¿Hacia dónde te gustaría enfocarte entonces en estos momentos?

No lo sé. Vamos a ver qué pasa. Estoy escribiendo, estoy desarrollando otras cosas que no me implican tanto exponerme. Para bien o para mal, siempre he estado muy expuesto. Con 40 años, no voy a aprender a hacerlo de otra manera.

 

Pero si no me equivoco, los 40 los cumples el próximo año ¿no?

Me estoy adelantando sí, pero me gusta decir que tengo 40. Para ir asimilándolo. Como ahora todo se da más tarde, tener una independencia, tener una vida laboral estable…cuando tenemos 30 pensamos que ya debemos tener todo eso y te das cuenta de que compartes piso, no tienes una estabilidad laboral ni de lejos, ni económica… Dónde están todos esos sueños dulces para tirar hacia delante. ¿Los sueños dulces son esto que tengo? Que no los digan mejor antes de engañarnos.

 

En el texto expones un catálogo de miedos ¿cómo se convive y se sobrevive con ellos?

Creo que todos tenemos muchos miedos que no verbalizamos. Tenemos miedo todo el rato porque vivir en una sociedad tan estricta para triunfar exige que tengas que ser normativo en todos los aspectos. El resto, cómo hacemos si no cabemos en la sociedad. Tienes miedo de no tener amigos, de no ser suficiente para ellos, de decepcionar a tu familia, en pareja fíjate la cantidad de miedos que tenemos de expresarnos, de que nos hagan daño… Contar las mierdas de uno es un fracaso por eso la gente no suele contarlas. Para mí hacer este espectáculo es una honestidad: me muestro cómo soy, cuento lo que hay y no tengo que engañar y hacerte pensar que estoy triunfando porque es mentira, o que estés pensando que soy un artista de éxito, o que tengo montón de amigos, pero admitir todas estas cosas, para la gente es un fracaso y, si lo haces, la sociedad te mira como ¡wow! Yo si no lo digo se me hace bola. No es autocompasión.

 

En este monólogo hay referencias a Annie Lennox, Angélica Liddell, al personaje de Agrado en Todo sobre mi madre, a Doña Rosita la soltera… ¿cómo has llegado a todos estos referentes femeninos?

La vida me las ha ido poniendo delante poco a poco. La manera de contar de las artistas femeninas es con las que más me relaciono, más empatizo y me siento que están hablando de mí. Pina Bausch fue en la escuela de arte dramático que yo me quedé loco con esta mujer. Todos los cuerpos cuentan cosas. A mí me hizo un clic ver trabajos de Pina, luego de Gabriela Carrizo, de Sasha Waltz… son las mujeres las revolucionarias del movimiento y de la visión. Justo cuando entré en la escuela de Arte Dramático y Almodóvar estrenó Todo sobre mi madre con todos esos personajes femeninos, transitando entre lo femenino y lo masculino… a mí toda esta ruptura del género desde el cine me explotó la cabeza y la frase que más me ha marcado en mi vida: “Una es más auténtica cuanto más se parece a lo ha soñado ser de sí misma”. Yo me hago esa pregunta ahora y no lo soy. No soy ni de lejos, lo que yo querría ser en este momento. Que me conformo, okey. Tengo que ser honesto. Es una mierda, pero es mi mierda. Me estoy dando cuenta que también el espectáculo está funcionando un poco como autocuidado. Hablo de tú a tú a la gente a pesar de que hay momentos más oníricos. Es necesario que nos cuidemos entre nosotros y que haya un espacio de cuidado entre los que lo estamos pasando mal que somos el 98%.

 

¿Qué mujeres vivas te acompañan como referentes?

Gabriela Carrizo, Carlota Ferrer, Marta Pazos… Me gusta mucho el cine de Neus Ballús que hace mezcla de docuficción y a mí eso me interesa mucho. El trabajo de Carla Simón. No tengo referentes solo de teatro sino también de cosas que me inspiran. Cristina Morales me voló la cabeza con Lectura fácil. Y aunque suene a obviedad, mis amigas y gente que se está partiendo la pana por seguir adelante, entre ellas, María Pizarro que es mi ayudante o Sara Sánchez de la Morena que es la que directora de vestuario.

 

¿Bebe algo esta pieza de Vaca?

Hay una conexión con Vaca, quince años después como formato. No solo porque esté yo solo sino porque los textos de Vaca también eran poéticos, coloquiales, danza…y, aunque el punto de vista es totalmente otro, vuelve a estar y vuelve a haber un yo soy esto. Ya no soy aquello, ahora soy esto otro. Es como otro subir otro peldaño, y ahora en otra montaña, yo digo que soy esto. Con todas estas montañas alrededor eh. Y necesito contar esto para dejarlo atrás. Eso me pasaba con Vaca. Lo comparto con María Pizarro y nos emocionamos los dos porque ella siente lo mismo.

 

 

«La oscuridad que somos es fundamental para que exista la luz que habitamos»

 

 

GODOT-Sweet-Dreams-04Háblame del vestuario y de la puesta en escena.

¡Brutal! Es una penitencia pop. No puedo negar que soy de Valladolid y vengo de la escuela de Berruguete, la imaginería barroca está en mí, no soy católico, pero tengo vocación católica social, bebo de eso, de las comuniones, los bautismos, las epifanías… Todo eso está mezclado con el cordero del Agnus Dei de Zurbarán que teníamos en Escenas de caza, pero roto y apartado, a otro lado, hay dos cortinas que son muy grandes, hay un carro que contiene todo lo que necesito en la pieza: maquillaje, los ingredientes del ‘brownie’ de los traumas, un microondas que son las redes sociales, están los premios… Como hitos de mi carrera, están una foto de Vis a Vis, una foto de Danzad Malditos… Por último, una silla de cirujano, porque a mí todo esto también me parece una disección. Hemos entrado en el quirófano y nos estamos abriendo en canal. Necesito que haya un cirujano para que me cosa las heridas. La oscuridad que somos es fundamental para que exista la luz que habitamos. No existe la una sin la otra. La luz y la oscuridad son la misma cosa. Lo que nos ciega y lo que nos ilumina. Para mí es importante que en el oscuro el traje de lentejuelas negro brille al máximo. Vengo de todos estos traumas, pero no me voy a dejar aplastar por esta losa. Esta losa me va a hacer brillar. Porque sin ella tampoco sería yo. Es un poco abrazar al monstruo, reconciliarse con esta sombra. Alessio Meloni y Sara Sánchez de la Morena me han ayudado a cómo hacer más bonito todo esto.

 

El día 15 de mayo va a haber una función inclusiva para personas sordas, ¿cómo la vas a abordar?

Yo no controlo, pero contrataré a alguien que sí. Lo que sí tengo claro es que no vamos a hacer la función con una persona en una esquina, quiero que esté integrada conmigo todo el rato. Si estoy hablando de inclusividad todo el rato tengo que intentar, en la medida de lo posible, hacerlo yo también. Ahí voy.

 

En esta pieza cobra mucho peso la música que hay en ella. La selección es bastante ecléctica. ¿Por qué esas y no otras canciones?

Pues mira, Stabat Mater de Pergolesi está presente en casi todas las piezas que hago. Desde que lo escuché en la Escuela de Arte Dramático me volvió loco. Es una música que me transporta, me hace viajar y siento como si me acompañara una sinfónica, me da seguridad. También tengo a Rita Pavone que esta canción la descubrí este año y me volvió loco. Me gusta mucho como alguien que no tiene como idioma materno el castellano, lo cante. Le da una como una interpretación casi como ajena. Es muy raro, no me llega a emocionar del todo y, sin embargo, me emociona muchísimo. Hay como una distancia, pero en ella, encuentro mucha belleza. También tengo La valse à mille temps de Jacques Brel, que es una canción que me ha acompañado desde que trabajo con Marta Carrasco porque ella lo usaba mucho en los calentamientos y en los ensayos. El mundo francófono me viene mucho de ella. Luego tengo a Anabel Conde con Vuelve conmigo, la canción con la que España quedó segunda en Eurovisión, que siempre he querido hacer desde hace muchos años un playback, de repente, en esta función la letra encaja. No se la canto al público, se la canto a mi niño interior.

 

La canción de Sweets dreams are made of this se lanzó el mismo año de tu nacimiento. He buceado por internet buscando otros acontecimientos de 1983. Te voy a dar varios y me cuentas qué te sugieren:

  • Fallece Karen Carpenter, de la banda The Carpenters, a los 32 años por anorexia

Wow, no tenía ni idea. Pero, fíjate que curiosamente sea por anorexia que parece que es una cosa muy moderna. Fíjate que los trastornos del comportamiento alimenticio (TCA) me vuelan la cabeza porque toda la sociedad, aunque no lo crean, están metidos en una TCA, de obsesión las dietas que no abordo nada en este espectáculo. Eso ya está vivido, pero ¿qué hacemos con todas esas cosas que nos han marcado?

 

  • El Congreso aprueba la despenalización parcial del aborto

Justo estoy haciendo un proyecto sobre las 11 de Basauri. No se llegó a despenalizar totalmente hasta 1985. Creo que España estaba en un momento convulso, de reconstrucción. Es algo que toda mi generación ha heredado que no hemos vivido ni la dictadura ni la transición y nos vendieron que habíamos crecido en una sociedad libre y era mentira. Ahora, nos da en la cara todo. No ha pasado el tiempo, seguimos igual.

 

  • Se descubre un nuevo retrovirus que es el causante del SIDA

Estoy muy vinculado a esta causa. De hecho, me emociona. Cuando eres maricón aprendes a mentir antes de admitirte enamorado, que eso me parece de una violencia brutal, aprendes además que vas a contagiarte de VIH en cualquier minuto. Todas mis relaciones sexuales tienen miedo. Ha habido épocas de mi vida que he buscado contagiarme porque quería estar tranquilo, no quería tener más miedo, quería tener una pastilla, ser indetectable y vivir el sexo sin miedo. Estoy harto de vivir con miedo. Además, es una losa que han puesto sobre el colectivo cuando es global. Hemos visto ahora que, con un virus, que atiende al primer mundo, de gente blanca…todo el mundo se ha parado, pero con el VIH no porque es maricones, negros y pobres.

 

La gente te reconoce como un activista, algo que entiendo que supone una liberación, ¿esto te ha supuesto renunciar a otras cosas?

Es verdad que me he apartado un poco del activismo porque te absorbe la carrera. Si tú estás todo el rato diciendo, no hay gordos en la ficción española, nadie quiere contratarte. Nadie quiere escucharlo y te apartan. Al final consigues el efecto contrario. Mi activismo se va a ver en mi trabajo, esa va a ser mi manera de expresar y reivindicar. Ahora que estoy desarrollando series en The Good Mood con Dani Écija todas las series tienen personajes LGBTIQ+ que no están representados en la ficción que son no binarios, asexuales, y que su trama no es lo que son, un personaje que toma antirretrovirales todos los días, pero no se cuenta, esa es mi manera de hacer activismo: Mi trabajo.

 

 

¿Qué echas de menos de tu yo del pasado?

Echo de menos la ilusión perdida. Es una cosa que me machaca. Yo tenía ilusión por trabajar, por trabajar con este director, por hacer este espectáculo, por llegar a este teatro… Ahora estoy cogiendo un poquito con Sweet Dreams porque estoy notando cosas. Pero no tenía y me daba mucha pena. Ha habido muchas decisiones profesionales en mi vida que me han marcado mucho. Después del éxito de Danzad Malditos todo ha sido un fracaso. Escenas de caza fue una obra maravillosa que no se representó más que tres veces en el Teatro Pavón Kamikaze y una en Valladolid y chao, espaldas. La Inopia sólo en Kamikaze, luego nunca más. No he hecho nada y ningún teatro nacional me ha llamado ni ha escogido ninguna de las propuestas que he mandado. Han sido ocho en dos años y medio.

 

Lo que sí es cierto es que has tenido una serie de reconocimientos y eso nadie te lo puede negar…

Pero y qué hago yo con esos premios ahora. Son muy bonitos, es una experiencia preciosa pero no me ha abierto puertas de nada. Cero. No pienses que hablo desde el resentimiento, simplemente es mi verdad. Uno piensa que después de esos reconocimientos todo va a ser de una manera y luego no, pero no pasa porque sea yo, sino porque el mundo es así. No es conmigo. Entender esto ha sido una experiencia.

 

¿Qué cambios agradeces al Alberto de ahora?

Agradezco mucho tener más mirada periférica. Ver todo con mayor amplitud. Tengo en cuenta muchas más cosas cuando trabajo con más gente. El viaje es mucho más gratificante y mucho más constructivo para todos. Alberto está muy ubicado ahora. Y he recuperado un poco la ilusión que eso también me gusta mucho. Estoy cansado de deconstruirme. Hacerse preguntas es muy guay pero también es muy doloroso. Ya no voy a deconstruirme más. Soy un señor que quiere un novio, tradicional, quiero casarme, tener una casa en el campo. ¿Qué hago? No puedo ser más moderno de lo que soy.

 

¿Qué pesa más: los sueños fracasados o los cumplidos?

En realidad, he cumplido más. La sensación de fracaso es porque la sociedad nos enseña que nos somos suficientes nunca. Da igual todo lo que hagas. Nunca será suficiente el amor que le des a tu pareja, nunca será suficiente lo que quieras a tu familia, es una cosa social, como colectivo. Eso me ha hecho a mi menospreciar mis logros. Por ejemplo, ahora mismo estoy de residente en la CND siendo el artista que soy, eso es un logro. Esta entrevista es un logro. Desde lo pequeño a lo más grande. Valorar eso es algo que tengo que trabajármelo. He trabajado con gente maravillosa como Carlos Hipólito, Alba Flores, Ana Labordeta, María Isabel Díaz, Belén Rueda, Carmen Ruíz, Carla Díaz es una niña divina, Irene Escolar que tiene un talento… Tengo que agradecer lo que ya he conseguido, a pesar, de que la industria te dice que no es suficiente todo el rato. Pero no es mi problema. Tengo que ser feliz con lo que tengo.

 

Si escribieras un monólogo que no estuviera íntimamente ligado contigo, ¿qué tema abordarías?

Pensarlo así en frío no me sale. No me sale hablar de cosas que no me toquen en este momento. Creo que intentaría rescatar algún artista que no haya sido valorado suficientemente y lo volvería a poner en la palestra. Iría a bucear en los archivos, a rescatar a algún dramaturgo, alguna bailarina, algo que no se haya valorado lo suficiente. Creo que iría por ahí.

 

En mayo, además, te estrenas en Madrid como director de Atra Bilis de Laila Ripoll, ¿cómo está siendo esta gira?

Muy guay. Yo quería hacer una comedia porque siempre hago cosas muy intensas. Quiero ir al teatro a pasármelo bien y a que se mueva esa energía. Además, creo sinceramente que el público necesita catarsis o reírse. Yo voy a hacer la catarsis con Sweet Dreams y con Atra Bilis reírse. Es un texto muy loco de Laila Ripoll que monté hace 12 años con un grupo amateur y me quedé enamorado por el lenguaje y porque los personajes son muy disparatados. Es como si Delibes, Valle Inclán y Lorca tuvieran un hijo al que cuidaba Berlanga por las tardes. Es una locura. Los cuatro personajes son maravillosos, las cuatro intérpretes que tengo son un sueño. Cada vez que veo la función me río mucho. Hemos hecho la gira desde Avilés, que hicimos el estreno, hasta Canarias, y es un éxito. La crítica nos pone como la comedia de la temporada. Feliz de que se reciba así algo. Ahora venimos a Madrid con mucho miedo y con muchas ganas. Esta combinación es muy potente porque sabes que te juegas cosas. Vas al Infanta Isabel que es un templo de la calle Barquillo de gente que va a ver asiduamente esos espectáculos y le vas a poner una comedia rural, muy bárbara, muy macarra, muy negra, muy salvaje… Creo que el público lo va a recibir bien.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí

 

Comparte este post