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Conejo blanco, conejo rojo, del escritor iraní Nassim Soleimanpour. En México se ha convertido en un gran fenómeno que lleva seis años sin descanso en la cartelera. Se trata de un original experimento teatral que nos recuerda el poder transgresor y transformador del teatro.
El autor ha conseguido que su voz saliera de su país a pesar de que él tenía problemas para hacerlo: su negativa a hacer el servicio militar obligatorio le supuso un arresto domiciliario y él consiguió crear esta nueva forma de espectáculo, en la que un artista diferente cada noche canaliza la voz del autor en una experiencia diferente para todos los que forman parte de esta. Hoy, después de la pandemia, este testimonio de libertad y pertenencia tiene más fuerza y se vuelve un poderoso texto que nos afecta a todos.
La dinámica es la siguiente: la/el actor/actriz recibe por correo electrónico una lista de instrucciones 2 días antes antes de su función. Antes de empezar, sobre las tablas y frente al espectador, se le entrega el texto de la obra en un sobre cerrado. Cada intérprete puede realizar el proyecto solo una sola vez y no debe haber visualizado antes la experiencia. Conejo blanco, conejo rojo es una invitación a que juntos, artista y espectador, transiten una experiencia única e irrepetible. ¿Te apuntas?
