Texto inmortal del gran José Sanchis Sinisterra escrito en 1986, es una obra que puede retrotraernos a épocas de caducas por llevarnos de nuevo a escenarios de nuestra última Guerra Civil, pero no es así. ¡Ay, Carmela! es una obra que habla del miedo, del amor, de las necesidades humanas, de sobrevivir a la adversidad, del hambre, pero sobre todo es un canto a la dignidad humana. Y esa dignidad debería ser una de las señas de identidad de nuestra condición. Pero como no siempre es así, como muchas veces el ser humano es indigno, déspota, tirano, rastrero y perverso en esencia, textos como éste deberán seguir representándose cada temporada para hacernos recordar, para que aprendamos a ser.
Desde que en 1987 José Luis Gómez la estrenara en el Teatro Principal de Zaragoza, dirigiéndola e interpretándola junto a Verónica Forqué, muchas han sido las versiones que hemos podido ver después. Kiti Manver, Elisa Matilla o Inma Cuesta han sido Carmelas; mientras que Manuel Galiana, Santiago Ramos, Daniel Albadalejo o Javier Gutiérrez han dado vida a diferentes Paulinos en versiones dirigidas por personalidades tan dispares como José Bornás, Pedro Casablanc, Andrés Lima o Miguel Narros, aportando cada cual su propia visión de la historia. Alguna versión más fiel al texto de Sanchis, otras más centradas en la historia de amor entre Carmela y Paulino o en el conflicto propiamente dicho o en formato íntegro de musical incluso, pero todas imprescindibles de base, porque están atadas a una gran construcción teatral (Sanchis consiguió el Premio Max en 1999 como autor de esta obra).
Nueva versión
Fernando Soto, un solvente director de escena (Mejorcita de lo mío, Don Juan frente al espejo, Taxidermia de un gorrión, La virtud de la torpeza…) nos propone esta nueva versión, protagonizada por Santiago Molero y Cristina Medina. Aquí, la historia se cuenta desde los ojos de Paulino, un muerto en vida que necesita aferrarse a la idea de que la aparición de Carmela, una muerta resucitada, es real y de que el espectáculo debe continuar como sea.
A pesar del patetismo y la tristeza sobre las que se cimenta el texto, siempre hay lugar para la sonrisa y nadie mejor que Molero y Medina para afrontar esta obra desde el humor. Una comedia sostenida, ahogada a veces por el dolor, pero siempre con la dignidad por bandera (la bandera con la que de verdad merece la pena envolverse). Suspiros de libertad y cambio para volver a reencontrarse con la esperanza cuando parece que se ha perdido. La esperanza y la lucha infatigable que hace grandes a los artistas. Que nos hace humanos. Sergio Díaz
- Autoría
- José Sanchís Sinisterra
- Dirección
- Fernando Soto
- Interpretación
- Cristina Medina, Santiago Molero
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.