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Buscando el punto cómico de la tragedia

«Todo lo trágico se puede convertir en comedia con su tempo»

 

¿Reírse viendo Antígona? ¡Por supuesto! Si nos lo cuenta Companhia Do Chapitô lo contrario sería lo extraño. Susana Nunes, Tiago Viegas, Pedro Diogo y Tania Melo, intérpretes y directora de producción, respectivamente, nos dan las claves de Antígona 3 x 3,5, nuevo montaje de la compañía que llega a Espacio Abierto Quinta de los Molinos los días 4, 5 y 6 de noviembre.

Hables con quién hables, preguntes a quién preguntes, todo son palabras cariñosas y de admiración hacia los miembros de Chapitô, algo que pude comprobar en esta entrevista a cinco bandas en la que, gracias a las nuevas tecnologías, pudimos establecer una conexión Madrid-Vigo-Sevilla-Granada que nos permitió reunirnos en un mismo espacio virtual para conversar animadamente y desgranar el teatro de esta compañía. Una charla que es fiel reflejo de lo que después ponen sobre el escenario: Buen humor, juego, implicación, aprendizaje y mucho afecto.

 

 

Companhia do Chapitô presenta Antígona 3 x 3,5

 

 

 

Por José Antonio Alba

Foto de portada: Frank Saalfeld

 

Lleváis 26 años recorriendo escenarios, pero seguro que aún tenemos algún espectador despistado que no os conoce, ¿cómo presentaríais vosotros el teatro de Chapitô?

Susana Nunes: El trabajo de la compañía se caracteriza por ser un teatro sin parafernalia, con lo mínimo, lo indispensable para contar una historia. Tiene que ver con la necesidad de crear un teatro que acerque el repertorio teatral universal al público más popular. ¿Cómo hacerlas más accesibles sin que el texto no sea el principal elemento para contar la historia? Siendo más visuales, más físicas, para que el dominio de la comprensión sea mayor, que alcance a más gente, incluso de una cultura diferente a la nuestra y que, aun así, las comprenda porque son obras que tratan cuestiones universales. Si lo comunicamos de una forma también universal, podemos acercarlas a más gente, a más público. Creo que es lo fundamental.

Tiago Viegas: Aunque el drama esté ahí, la compañía aborda el punto de vista cómico. Además de texto, es una mezcla grande de técnicas, intentamos hacerlo con códigos universales. Es la clave fundamental.

 

Pedro, tú eres un recién llegado y te estrenas con Antígona 3 x 3,5, ¿cómo es entrar en una compañía con semejante trayectoria?

Pedro Diogo: Yo soy un fan de Chapitô desde la primera obra, las he visto todas. ¡Tenía que coger este tren en marcha! Estoy encantado de ver lo que pasa desde fuera y desde dentro. Es mágico. Es maravilloso ver cómo se hace la magia. Es mucho trabajo, pero con ellos es muy fácil, me siento de la familia.

 

Después de Electra o Edipo, presentáis Antígona 3 x 3,5, ¿en algún momento os lo planteasteis como una trilogía?

Tania Melo: Lo que me encanta en la compañía es que las cosas surgen, las obras nos encuentran. Hasta hoy no hemos hecho la obra que pensábamos de primeras. No lo planeamos, de repente aparece Drácula porque Tiago juega con una bolsa de plástico como si fuera un murciélago. Edipo no lo íbamos a hacer, íbamos a hacer El crepúsculo de los dioses, pero Andrew Lloyd Webber había comprado todos los derechos y no se podía. Así que, en un mes tuvimos que hacer Edipo. Parece que nos buscan, con Antígona fue así, estábamos pensado si hacíamos una obra original o qué íbamos a hacer, y la propuse porque es una tragedia que nos gusta y toca mucho la parte feminista y de derechos humanos.

 

 

Una de las características de la compañía es la manipulación de objetos. ¿De qué manera surge utilizar un objeto u otro?

Tania Melo: Los objetos también encuentran a la compañía, las corbatas en Hamlet, las perchas en Napoleón, las cucharas en Edipo. Nada estaba planeado todo surge de los juegos con los objetos que los actores encuentran en ese momento por ahí o en la sala de ensayo. El universo providencia, no se busca, nos encuentra.

 

Todo en escena parece sencillo, pero supongo que la complejidad que conlleva llegar hasta esa sencillez que transmitís es mucha.

Tania Melo: Es impresionante cuando ves cómo empiezan a trabajar el detalle. Cuando José Carlos García, el director, comienza a hacer trabajar el cuerpo para que tenga el punto de comedia y funcione con el espectador. El cuerpo tiene ruidos, si estás haciendo muchos movimientos, pierdes el enfoque y es increíble cuando Çé, que él es fundador de la compañía y de su lenguaje, empieza a limpiar y a esculpir. El trabajo de los actores está ahí, pero él tiene el ojo clínico que sabe cómo funciona.

 

¿Y esta búsqueda cómo ha sido con Antígona 3 x 3,5?

Pedro Diogo: De Antígona podríamos hacer dos obras con todo el material escénico que fue creándose.

Susana Nunes: Por ejemplo, con Antígona empezamos en un universo totalmente distinto a lo que tenemos ahora, la imaginamos en un barco de pesca de bacalao, era un negocio familiar y pasaba en un barco en el mar. Había una forma distinta de trabajar, la estética, incluso de trabajar con nuestro cuerpo. Crearlo, buscar los personajes, otro ritmo… En un momento dijimos que nos olvidábamos del mar, de las cuerdas y los impermeables, y decidimos crear un espacio más pequeño con cinta en el suelo, que fueran las medidas de 3 x 3’5, y movernos en este espacio más pequeño.

 

¿De ahí viene el título?

Tania Melo: Exacto. Son las medidas del espacio de nuestra sala, no teníamos más espacio que ese para ensayarla. (Risas)

 

Además del espacio, ¿qué desafíos os ha supuesto este espectáculo?

Pedro Diogo: Antígona es una obra aparentemente simple, pero es muy complicada en su origen trata mucho sobre el derecho natural, del derecho moral, y eso para la escena es complicado. Es una obra que no hay mucha acción, pasa mucho por los diálogos. Tenemos una escena grande de una cosa que en la obra es solo una mención, Antígona va a ser apedreada, nosotros pensamos cómo debe ser un apedreamiento de hace dos mil años. ¿Qué pasa en la cabeza de la gente cuando va a apedrear a alguien? Eso me tocó mucho.

Tania Melo: Sigue siendo posible en algunos países por increíble que parezca. Es una de las cosas de la obra donde más me río, imagínate. ¡Es horrible! Se habla de las técnicas y Susana hace un programa de entrevistas en vivo. Y te ríes de eso.

Susana Nunes: Ese es uno de los puntos clave de nuestro trabajo, hacer que la gente se ría de lo que es repugnante, de lo que es injusto, de eso te ríes. Crea un mecanismo muy interesante. La risa de lo que es horrible. Es un punto muy fuerte en esta obra, el desenmascarar la perversión del poder, de la autoridad, hablamos de apedreamiento. Acá no pasa eso, pero pasan otras cosas; en todas partes pasan cosas que son repulsivas y a veces no sabemos qué podemos hacer sobre eso, cómo actuar sobre esos aspectos del mundo diario, hay una fuerza o una energía de porque hacemos eso que viene de un sentimiento de impotencia frente a las injusticias de la autoridad.

 

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Escena de Antígona 3 x 3,5. Foto Frank Saalfeld.

 

¿Cómo se hace humor de una tragedia?

Tiago Viegas: La clave está en cómo lo comunicas. Todo lo trágico se puede convertir en comedia con su tempo, con la manera de hacerlo. Se trata de encontrar una forma de compartir con el espectador nuestro punto de vista, en cómo lo cuentas. La historia ya está, pero puedes añadir un poco más, algo que no está en el original. El humor va del lado de la tragedia. Encontrar la manera de encontrar el punto de vista para hacerlo cómico, porque el asunto ya está, es buscar. De tan serio que es, se vuelve cómico.

Susana Nunes: Buscamos los aspectos más absurdos de la narrativa. Enseguida comenzamos a jugar buscando los puntos clave que permitan acercarlos a la gente del cotidiano. En Antígona el punto de la tragedia es que hay un cuerpo de alguien que está muerto, y las autoridades han decidido que no se puede incinerar, no se puede enterrar, que ahí va a estar pudriéndose para que sirva de ejemplo porque es un traidor. La situación es terrible. ¿Cómo encontrar el lado cómico? Buscamos, pensamos, y uno de los aspectos es que huele muy mal, que apesta terriblemente. Es un elemento cómico muy fuerte. Es una forma de encontrar la comedia en la situación.

Pedro Diogo: No es tanto buscar el humor, el humor viene a la situación. La vida es muy irónica siempre. Solemos jugar con eso. Respetando los límites éticos y morales siempre, la sociedad siempre nos está diciendo cuándo es demasiado.

 

¿Qué es lo que más disfrutáis vosotros?

Pedro Diogo: El juego. Volver a ser un niño, un niño instruido y con formación clásica, pero volver a ser un niño. Ver que jugar como un niño, orientado por un adulto, es lo mejor. Cuando era un niño no sabía lo que hacía, pero ahora lo disfruto más porque sé lo que estoy haciendo.

 

La palabra «juego» es clave en la forma de abordar los espectáculo para Chapitô.

Tania Melo: Exactamente. Normalmente las obras de la compañía te sacan al niño que tienes dentro. Incluso es un comentario que hace mucho público y programadores o actores, que quieren subir a jugar con nosotros.

Susana Nunes: A mí, personalmente, hay un momento en la primera fase que la idea de jugar me crea mucha angustia porque aún no sabes cómo jugar, aún estás creando el juego, se está inventando. Pero hay un momento en el que las cosas empiezan a apetecerte y ahí todo pasa como si fuera solo, ya no tienes que preocuparte.

Tiago Viegas: Hay días que el suelo de la imaginación está más fértil, hay días que sales del trabajo sintiendo que no ha salido nada y otros con mucho, es así, es una búsqueda constante.

 

¿Qué vínculo os une al Espacio Abierto Quinta de los Molinos?

Tania Melo: Imagínate la primera vez que llegamos al espacio, no lo conocíamos, y cuando llegamos, los actores me miran como: “Tania, ¿acá vamos a actuar?”, porque el espacio es súper chiquito, y casi se enfadan conmigo y con César, nuestro distribuidor (risas). Tardamos un rato en asimilar que íbamos a actuar en un espacio tan reducido. Hablamos con Beatriz -directora de Espacio Abierto-, impecable y súper cariñosa, y empezamos a ver las cosas positivas. Es el sitio más íntimo en el que hemos estado con la compañía, el público está en el escenario con los actores, no pierde ni un detalle. Nuestro espacio en Lisboa es cercano, pero es que en Quinta de los Molinos estás con nosotros. Pero sobre todo nos gustó el cariño con el que nos tratan, principalmente Beatriz. Fue tan bien que, a partir de ahí, ya adaptamos las obras escénicamente y dramatúrgicamente para que sean representadas allá. Ya son como familia. Son como nuestra casa en Madrid.

 

Al final es volver a lo que hablamos de que uno juega con lo que se encuentra, con las condiciones, en este caso. 

Tiago Viegas: Al final Antígona 3 x 3,5 creo que allí va a ser Antígona 2 x 2’5 (Risas) Se adapta y eso está muy bien. Si no corres 20 pasos, corres 3, pero corres.

Susana Nunes: Hay que tener buena predisposición porque además de un desafío, puede ser una ventaja para nosotros. Algo se pierde y algo se gana. Si estás abierto a eso, la posibilidad de que las cosas cambien de una forma que te enriquezca es mucho mayor.

 

Buscando el punto cómico de la tragedia en Madrid
Foto de Frank Saalfeld

 

El público que os encontráis allí, mayoritariamente es joven, ¿os hace tener mayor responsabilidad sobre lo que les vais a mostrar?

Tiago Viegas: La compañía trabaja para gente desde los 12 a los 112 años, pero si es un público más pequeño se puede contar de otra forma, pero desde los 12 lo haces de la misma manera.

Susana Nunes: Nosotros los escuchamos comentando. En Quinta estamos tan cerca que escuchamos la respiración. Es muy familiar, los padres están con los niños y les explican cosas. No es difícil. La función se adapta de manera muy natural.

Tania Melo: Un programador en Galicia presentó la compañía a los niños como «clásicos desenfadados», y eso nos encanta porque le sacas el peso a los clásicos y los presentas de una manera más sencilla. Eligen programar a la compañía para la formación de público.

 

Adentrarse en los clásicos como hacéis vosotros, supongo que también cuenta con sus detractores, esa gente purista que cree que solo hay una manera de representarlos.

Tania Melo: Sí, hay gente que se enfada porque dice que es un sacrilegio.

Susana Nunes: Pero son opiniones y hacen las discusiones más vibrantes. Es bueno, así te distingues. Si no hay diferencia, no te distingues. Las cosas son más claras para los espectadores a través de la diferencia. Es muy saludable.

 

¡Buen punto! Es una manera estupenda de abrir un tipo de teatro a otros públicos. El lenguaje Chapitô puede despertar la curiosidad en el espectador para posteriormente descubrir los originales.

Pedro Diogo: Yo trabajaba con otra compañía que hacía clásicos, había hecho Edipo, y tiempo después, cuando fui a ver el de Chapitô, descubrí cosas de las que no me había dado cuenta. Por primera vez logré ver la obra desde arriba. La estructura es más fácil y sencilla. Por eso me gusta el trabajo de Chapitô, no se manipula nada, la esencia está ahí, pero comunica fácilmente con la gente. Después se puede ver el original.

Tania Melo: Sí, hay gente que sale de la función queriendo leer la obra original. Los padres se lo quieren enseñar a sus hijos. Incluso hay gente que te dice que le estaba costando leer el texto y, después de vernos, van con otro ánimo. Yo voy viendo el trabajo de los actores, un poco al principio, a la mitad, un ensayo acá y allá y de repente han hecho magia y han conseguido descifrar la esencia del texto.

 

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