El Área de Colecciones del Museo Reina Sofía, junto con Niño de Elche, nos presenta una propuesta inspirada libremente en la obra Auto Sacramental Invisible realizada a principios de la década de los 50 del siglo pasado por José Val del Omar (Granada, 1904 – Madrid, 1982), uno de los autores fundamentales de la Colección del Museo. El resultado, incorpora, en una compleja síntesis, componentes teatrales y musicales que se manifiestan a través de una pluralidad de voces que se orientan simultáneamente tanto hacia la España de 1952 que vio nacer la obra original, como a este año 2020. La exposición, que abrió sus puertas el pasado 7 de octubre, podrá visitarse hasta el 26 de abril de 2021.  

 

Por Redacción

 

La exposición forma parte del programa Fisuras del Museo Reina Sofía

 

Niño de Elche es uno de los artistas más heterodoxos del panorama cultural nacional. Reconocido por su faceta principal como cantante, su trabajo engloba la búsqueda de nuevas propuestas para conseguir aunar disciplinas tan dispares como el flamenco, la performance, la música electrónica o el rock. De ahí sus colaboraciones con bailaores como Israel Galván, grupos de rock instrumental como Toundra o bandas tan representativas como Los Planetas, con los que creó el grupo “Fuerza nueva”. Actualmente está inmerso en un proyecto global basado en la investigación del legado sonoro de Val del Omar, del que ésta relectura personal que presenta en el Museo Reina Sofía es una parte destacada.

 

Origen del Auto Sacramental Invisible de Val del Omar

En el año 1949 Val del Omar comienza a componer el Auto Sacramental Invisible a modo de instalación sonora, y en 1952 se presenta de manera parcial en el Instituto de Cultura Hispánica (ICH). Concibe este dispositivo en perfecta articulación con un elaborado guion que distribuye minuciosamente el sonido (voces, músicas, ruidos diversos…) a través de más de una decena de altavoces, lo que supone una propuesta artística con un desarrollo tecnológico muy avanzado para la época. Además, se considera como una suerte de «eslabón perdido» dentro de la evolución estética de su obra. “Desde el año 2014 vengo entablando diferentes acercamientos a la obra siempre inacabada y, por ende, abierta de Val del Omar. Aproximaciones que en su mayoría fueron formalizadas como improvisaciones vocales inspiradas en la rítmica visual generada, sobre todo, de sus variados y valiosos ejercicios fílmicos registrados en formato Super-8. En cambio, y a lo que se refiere a mi desbordamiento vocal y sonoro, mi práctica consistía en diversos intentos o ensayos de mimetizar las bandas sonoras valderomarianas con la maquinaria de mis voces, lo que podría ser considerado como una experiencia cíborg”, explica Niño de Elche.

El Auto supone la culminación de los experimentos en electroacústica (el almacenamiento, la amplificación o transformación, y la repetición del sonido a partir de medios eléctricos) a los que Val del Omar dedicó buena parte de la década de los años cuarenta, e introduce algunas de las preocupaciones que marcarán su producción cinematográfica durante las siguientes décadas. Esta obra ayuda a explicar el salto entre el joven cineasta y fotógrafo cercano al realismo documental y vinculado a las Misiones Pedagógicas, y el Val del Omar ya plenamente cinemista, abstracto y poético que a partir de 1954 presentará, con su Aguaespejo granadino, ese “opus magnum” que es el Tríptico elemental de España.

 

Contextualización histórica

El montaje final que se puede ver ahora en el Reina Sofía consta de dos partes bien diferenciadas. Por un lado, una primera sala de contextualización histórica y documental alrededor de la creación del Auto Sacramental por parte de Val del Omar, de la que se ha encargado Lluís Alexandre. Se exhiben dos páginas de uno de los cuatro guiones que hizo el artista con notas y apuntes a mano que intentaban explicar de manera concreta como había que articular la voz para conseguir la tonalidad deseado “acto primero: voces resonantes con un tono envolvente” son algunas de las frases que se pueden leer en sus guiones. Pero como reconoce Niño de Elche “sus metáforas poéticas son imposibles de llevar a la realidad, de ahí que haya hecho una reinterpretación libre”.

Niño de Elche Auto Sacramental Invisible

Continuando el recorrido de esta sala encontramos invitaciones de aquella presentación del año 1952, fotografías, libros, patentes de marca de varios inventos o diversos documentos relacionados con sus trabajos de finales de los ’40. También se nos explicará cómo funcionaban las Misiones Pedagógicas de la época, aquella iniciativa con la que iban a los pueblos con un gramófono que indistintamente servía para escuchar la música o para grabar la manera de hablar de los habitantes que visitaban.

 

El Auto Sacramental reinterpretado por Niño de Elche

El segundo espacio es la instalación sonora que ha realizado Niño del Eche a partir del trabajo de Val del Omar. Los Auto Sacramentales son piezas de teatro de temática religiosa de un solo acto que en el siglo XVII estuvieron muy de moda. Val del Omar, recurrió a La vida es sueño de Calderón o a escritos de de Federico García Lorca como referencias para su composición. Niño de Elche y su equipo han partido de sus guiones originales para hacer una relectura y crear su propia versión de aquella pieza.

A la hora de acometer la escenografía, Lluís Alexandre se ha inspirado en lo que se cree que fue la puesta en escena del ICH: “Al entrar en la instalación, -explica Lluís- el visitante descubrirá una estructura alámbrica colonizada por marañas de cables, focos y bombillas empalmados con regletas y enchufes. De esta estructura cuelgan quince altavoces (en los guiones originales se hablaba de 12), cuyos pabellones se precipitan desafiantes sobre el visitante, como hicieran los altavoces militarizados de La Voz del Frente o del Circuito Perifónico. Ornamentados con bombillas de feria, los altavoces se transforman en lámparas votivas”.

Se cree que la representación del año 52 en el Instituto fue similar a la de un montaje teatral, de ahí que, para favorecer la sensación de estar asistiendo a una representación escénica, en la sala se han dispuesto dos hileras de cuatro butacas para que el espectador pueda sentarse, aunque la idea de Niño de Elche es que el visitante pueda también deambular por la sala y se deje envolver por la instalación sonora y el montaje de luces.

Niño de Elche Auto Sacramental Invisible

Foto principal destacada: Niño de Elche en la Exposición. Copy: Joaquín Cortés / Román Lores (Archivo del Museo Nacional Reina Sofía)