Un mes para que este proyecto sea también del público, ¿cómo se afrontan los nervios y las tensiones previas?
Siempre un estreno produce inquietud y nervios, sobre todo, por la respuesta del público. Pero en este caso hay una excepción y es que en septiembre ya hicimos la recolección de la almendra en La Quinta de los Molinos, y realmente Espacio Abierto tiene una energía muy bonita que más allá de los nervios que puedan tener los bailarines, o yo mismo, frente a un estreno, ellos te hacen sentir como en casa. Esa es una sensación que te hace sentir más seguro. Pero bueno, todavía falta, aún estamos terminando el espectáculo, por lo que la parte de nervios aún no ha aparecido.
¿Cómo surge que Espacio Abierto os encargue este proyecto?
Ellos todos los años encargan a un coreógrafo o artista diferente para que haga la recolección de la almendra y luego la floración. Y en este caso me han llamado a mí porque les interesaba que lo realizara Aracaladanza. Yo encantado. Primero porque Espacio Abierto es un lugar que me gusta mucho como ya he dicho, sobre todo por el criterio que tiene de programación, que es exquisita, y poder participar en una programación así es un lujo. Y luego porque trabajar al aire libre es maravilloso, dirigiendo una propuesta que no solamente tiene que estar inspirado en las almendras y no salirse de la idea original, sino además mantener al público expectante en todo momento.
Un evento al aire libre en pleno febrero, donde las temperaturas pueden no acompañar, ¿hay un plan b en estos casos?
Por parte de Aracaladanza no lo hay. Supongo que, como cualquier evento al aire libre, si lloviera no se podría hacer. En este caso es más difícil de trasladar a un espacio cerrado porque se trata de un espectáculo itinerante, que la gente comienza en un lugar y termina en otro muy lejos.
¿Qué nos vamos a encontrar cuando nos acerquemos a este evento?
Se trata de un único espectáculo que está dividido en diferentes escenas y cada una ocurre en un sitio diferente. La gente ve una coreografía en un lugar, camina y se mete en un bosque, escucha un cuarteto de orquesta, luego hay un personaje que los lleva a otro lugar donde hay otra coreografía… Por lo que son unos 75 minutos caminando y viendo diferentes cosas en distintos sitios. Se mezcla una coreografía de la compañía Aracaladanza con un concierto de música de cuerdas. La gente se los irá encontrando intercalados y esto se repite hasta tres veces. Finalizamos en la gran pista de tenis de La Quinta de los Molinos, que data de los años 50, donde se hace una coreografía final. Y aquí también se le invita al público, ya que la entrada es gratuita, a un aperitivo salado inspirado en las flores, para poner el broche final. Hay una particularidad, a diferencia de lo que hicimos en septiembre en la recolección, van a participar unos niños al final junto con los bailarines de la compañía.
En este proyecto trabajáis mano a mano con la artista plástica Sara Turaque, quien se encargará de los talleres, ¿por qué decidisteis que fuera ella?
Yo quería que dentro del espectáculo hubiera talleres para los niños y niñas, y como conocía a Sara y me gusta mucho el trabajo que ella realiza, porque tiene mucho que ver con el trabajo que hace Aracaladanza con las artes plásticas, entonces la convoqué para ver si quería participar. Realmente trabajamos de manera separada y todo se engloba dentro de un mismo evento
¿Cuál es la fórmula secreta para conseguir emocionar a espectadores de todas las generaciones con cada uno de vuestros espectáculos?
Creo que no la hay. Trabajar espectáculos de calidad con una excelencia artística y técnica para todos los públicos es nuestra filosofía. Cada vez que yo me enfrento a un espectáculo no solo con Aracaladanza, si no con otras cosas que también hago fuera de la compañía, para mí es un reto nuevo y no hay una fórmula. Yo creo que es similar a cuando vas a cocinar, aunque hagas el mismo plato todas las semanas, con los mismos ingredientes, nunca te va a salir igual. La clave es ponerle, primero mucho amor y, segundo, mucho tiempo, porque las cosas hay que cocinarlas poco a poco y con tiempo para que salgan bien. No creo que haya una fórmula, amo mi trabajo y sobre todo intento que lo que haga me guste a mí.
Vuestra compañía no solo ha conseguido ganarse al público en este país, sino que, a lo largo de vuestra trayectoria, los trabajos escénicos han pasado por todo el mundo, ¿qué país ha sido más agradecido con vuestro trabajo desde hace casi 30 años?
No creo que haya un país o ciudad que sea más agradecido que otro. La compañía ha viajado por los cinco continentes y evidentemente no es lo mismo un público inglés, que un público de Colombia; no es lo mismo un público de Barcelona, que un público de Extremadura. Creo que son diferentes por una cuestión sociocultural, pero no me atrevo a decir que un país nos haya acogido mejor que otro. Cada ciudad y cada pueblo tiene su particularidad, vamos a una ciudad como Londres y estamos encantados, pero vamos a un pueblo pequeño y también nos tratan genial. Sí es cierto que, yo que soy de Buenos Aires y llevo viviendo en España 33 años, y nunca he podido llevar mi trabajo a Buenos Aires por razones económicas de allí, y eso es algo que aun tengo pendiente, poder mostrar mi trabajo en el lugar donde nací.
Tenéis en vuestra vitrina multitud de premios (MAX, FETEN y otros). ¿Cuál es el mayor premio de dedicarse a esta profesión?
El aplauso del público, indudablemente. Esto incluye tanto a niños como a adultos. Porque eso significa que nuestro trabajo ha llegado a ellos y ese es el mayor premio.
¿Qué planes futuros tiene Aracaladanza para seguir alegrando los teatros internacionales?
Seguimos con la gira de Loop, que es el último espectáculo estrenado en febrero de 2022, va a cumplir un año dentro de poco, que es una gira por toda España y ahora se empieza a abrir poco a poco en el panorama internacional. Terminando de perfilar el estreno de La Quinta en Flor: Entre flores y suspiros, que es el espectáculo que se va a estrenar en Espacio Abierto. Y comenzando poco a poco en mi cabeza a bocetar el próximo estreno para 2024.
La cabeza de un artista nunca para de crear, o eso dicen, ¿no?
Bueno, yo soy de los que opinan que el descanso también es necesario. Quizás sea por la edad que tengo, son 63 años y los descansos en mi caso son indispensables para que, cuando retome, mi cabeza creativa esté perceptiva. Me gustan otras cosas además de mi profesión y también me gusta relajarme en esas otras cosas como la naturaleza, el jardín, la cocina…
Con futuros proyectos entre manos, y volviendo al que nos atañe el próximo mes de febrero, ¿Por qué el público debería ir el 18 y el 19 de febrero a ver este espectáculo en familia?
Primero porque es un espectáculo único que solo va a poder ver esos dos días. Luego porque va a ser un espectáculo muy especial ya que la gente va a poder ver danza y escuchar música dentro de un entorno natural y arquitectónico muy bonito y especial como es el campo de almendras de La Quinta de los Molinos, que probablemente sea único en Madrid.
