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Aprender a contar historias con el cuerpo

“Hay tantas danzas como cuerpos hay en movimiento”

 

La Manada es una escuela de Artes Escénicas y Audiovisuales nacida en Madrid en el año 2012 de la mano de Carlos Silveira (puedes leer su entrevista), Ana Teresa Monteiro y Pablo Coca. Su objetivo es formar actores, actrices, bailarinas y bailarines profesionales e independientes, que ejerzan su trabajo con rigor, sensibilidad y compromiso, y que desarrollen su labor teniendo como guía su criterio personal. Un criterio construido sobre el conocimiento profundo de su arte y el dominio de herramientas concretas. En esta ocasión, hablamos con Carlota Baró, directora de la Diplomatura en Danza de tres años de la escuela. Una enseñanza que viene a completar la interesante oferta formativa del centro que imparte el Título de Arte Dramático, talleres específicos, y cursos de iniciación o de acceso a la Resad.  

 

Por David Hinarejos

 

La danza como algo infinito y, sobre todo, accesible

 

¿Cuándo se forjó la idea de crear la Diplomatura en Danza para la escuela?

Fue en el 2020 durante los meses que estuvimos confinados en casa, cuando Delia Villegas y yo, con el resto del equipo de La Manada, empezamos a sembrar el proyecto de la Diplomatura de Danza. La idea era la de desarrollar una propuesta formativa con el que cambiar las bases establecidas de la propia danza y hacerla más flexible, no tan estricta, y más acorde al universo personal de sentir y transmitir de cada uno. Estuvimos haciendo reuniones llenas de ideas, y sobre todo de propuestas, que queríamos cumplir con alumnos que querían bailar y sobre todo contar historias con su propio cuerpo en movimiento.

 

¿De alguna manera realizar una formación más transversal y completa para dar más herramientas al bailarín o bailarina?

Tenía la necesidad de ver la danza como algo infinito y, sobre todo, accesible. Hay tantas danzas como cuerpos hay en movimiento, y creo que lo bonito reside en sacar de cada persona su propia manera de bailar y de expresarse. Me di cuenta que la danza y la interpretación tenían que ir de la mano. Adquirir herramientas interpretativas ayuda a la formación dancística de la misma manera que la danza completa la formación actoral. Así que en la diplomatura, a parte de formarte en danza, te formas en interpretación. Quiero preparar a bailarinas y bailarines que cuenten historias; quiero sacar la danza de las normas establecidas, del campo de las creencias falsas sobre uno mismo (los recurrentes yo no puedo) y quiero que los alumnos y las alumnas prueben en una clase/laboratorio hasta dónde pueden llevar sus emociones, sus vivencias, con el cuerpo danzando. Creo firmemente en la necesidad pedagógica de ofrecer una red de apoyo para que el aspirante bailarín pueda conectar con su yo más interno, el vulnerable, y buscar y experimentar la danza desde ahí.

 

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Carlota (con mascarilla) junto a una de sus alumnas.

¿Eso quiere decir que no abordáis las técnicas clásicas?

No, en la Diplomatura insistimos en la técnica de la Danza Clásica porque es la técnica que te permite ejecutar un movimiento corporal ordenado, pero para mí lo interesante es alcanzar una técnica ordenada a nivel corporal para poder, después, destruirla según tus propias necesidades artísticas. Cuando me formé, eché de menos que me explicaran y relacionaran la danza con las emociones y con las historias; al fin y al cabo, conmigo. Encontraba la danza como algo quieto, con unas normas establecidas, pero mas bien fría y distante. Por eso, la técnica, la danza contemporánea y la improvisación constituyen el eje vertebrador de la formación de tres años, que transita por los demás géneros como el jazz, el funky, el flamenco, etc.

 

¿El programa que habéis construido intenta suplir las carencias que te has encontrado a lo largo de tu trayectoria en otras formaciones?

Precisamente, sobre todo esa rigidez y norma. Que están muy bien, pero nosotros enfocamos la danza desde otro lado, desde del lado emocional, de la improvisación, de la técnica individual, de la comunicación. Muchas veces nos hacen pasar a todos por el mismo aro. ¿Por qué? Seguramente lo que yo necesite no será lo que necesite mi compañero, igual que la manera de vibrar de mi cuerpo no será la misma que la suya. Creo en una enseñanza individualizada y que se pueda combinar con ejercicios colectivos y que te permita entender el ‘yo’ y el ‘nosotros’ al mismo tiempo.

El plan de la diplomatura refleja estos mismos principios: en primero se hace mucho hincapié en la exploración y descubrimiento de tu propio cuerpo a través de la improvisación y la danza contemporánea, siempre pasando por la técnica del clásico. En segundo, los alumnos aprenden a relacionar su cuerpo con el de los demás, y añaden el elemento interpretativo preguntándose cómo se cuenta una historia y qué quieren contar como grupo de clase. Se introducen, además, nuevos géneros como el jazz lírico y todas sus variantes, el flamenco, los urbanos, el broadway, el cabaret, el funky, etc. El tercer curso se centra en la creación de una pieza final en la que el bailarín y la bailarina pondrán al servicio de la creación coreográfica todos los elementos técnicos y artísticos aprendidos en los años anteriores.

 

Tú misma has estado en el lugar en el que ahora se encuentras tus alumnos y alumnas, supongo que eso te hace ser consciente de la responsabilidad que tienes, pero también te trae muchas satisfacciones cuando ves el progreso.

Ver un alumno que entra por la puerta de la clase el primer día y te dice “yo no puedo”, “mi cuerpo no sirve”, “no valgo para esto”, “me han dicho que lo mío no es bailar”, y acompañarle en su proceso de aprendizaje y crecimiento hasta el momento en el que pierde el miedo, es lo más bonito que he visto nunca. Porque al final esa persona te mira a los ojos y te dice “gracias” y ves que se siente poderoso, que ha adquirido confianza y se ha conocido a sí mismo. No hay nada como esa sensación. La danza va muy relacionada con cómo ves tu cuerpo, o mejor dicho, con cómo nos hacen ver nuestros cuerpos. Para mí, la estética de la danza reside en el interior de una persona, no en la forma de su cuerpo.

 

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Delia Villegas, otra de las profesoras titulares de la formación.

 

¿Con qué tiene que llegar un alumno para estudiar en vuestra escuela?

Con corazón y ropa cómoda, lo demás lo ponemos nosotros.

 

 

Y, ¿qué se va a llevar cuando termine la formación?

La firme seguridad de que puede hacer con su cuerpo lo que quiera. La danza no tiene límite de formación, igual que la interpretación; siempre tenemos que estar aprendiendo, pero la Diplomatura en Danza te permite adquirir herramientas técnicas y artísticas con las que podrás empezar a enfrentarte a audiciones, ir a Nueva York y meterte en una clase de Contemporáneo, crear tus propios proyectos coreográficos o seguir investigando. Lo dicho, sin límites.

 

En vuestra oferta formativa en danza habéis incluido las asignaturas de Historia de la danza, Música aplicada a la danza y Técnica interpretativa. ¿Por qué crees que son importantes estas asignaturas en el proceso formativo del bailarín o la bailarina?

Son tres asignaturas que creo fundamentales para la formación de un bailarín. Como he dicho antes, la danza no se puede separar de la interpretación. He vista bailarinas/actrices compaginar su cuerpo con su formación de actriz y el resultado es una danza brutal para los sentidos. Decidimos incluir la música porque nos pareció que, como bailarín, tienes que tener unos conocimientos del ritmo y de la propia historia de la música que ha marcado el estilo de danza en las diferentes épocas. Y por último, incluimos la historia de la danza porque nos dimos cuenta de que, si el alumno conoce las necesidades históricas que han influido en la danza a lo largo de los años, puede entender mejor el origen de esta y su propia configuración.

 

Eres también actriz, ¿cómo se compagina eso con tu labor como profesora?

Es que creo que mi carrera como actriz se alimenta directamente de mi carrera como pedagoga de la danza. Las experiencias, los ejercicios, los cuerpos que veo moverse cada día hacen que la Carlota actriz crezca exponencialmente.

 

¿Qué es para ti danzar?

Sentir y vibrar la vida con tu propio cuerpo y tus propias ideas.

 

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