Por Sergio Díaz
Antonio Cantos es el autor y director de Si vienes y no estoy es que me he ido, una divertida comedia sobre las relaciones de pareja que está cautivando al público desde hace varios meses con sus representaciones en los Teatros Luchana. Protagonizada por Mónica Caballero, Javier Bañas, Raquel Quintana y Javier Amann, es una obra sobre el amor en pareja, el incondicional y el ausente, el sano y el tóxico, el correspondido o no. Historias dulces y amargas se suceden en este montaje sobre el impacto del amor tóxico en las relaciones humanas.
¿Es verdad que esta obra surge a raíz de una nota en la nevera?
Sí, así fue. Llegué a casa y me encontré un post-it amarillo pegado en la nevera con la frase que da título a la obra escrita en bolígrafo rojo. Me acababan de dejar sin más explicación. Y así arranca la función: “Si vienes y no estoy es que me he ido”.
A la hora de romper con alguien, ¿es mejor la sinceridad absoluta y brutal? ¿O tirar de tópicos (“no es por ti, es por mí”, etc…) minimiza el daño?
Romper con alguien nunca es fácil, sobre todo, si aún queda amor en la pareja. Yo creo que ser sincero es lo más aconsejable. Decir la verdad con cariño e intentando no hacer daño. Pero que te duela más o menos depende de la preparación emocional de cada uno.
¿Se puede aprender a amar con el tiempo? ¿O estamos condenados a cometer los mismos errores una y otra vez?
Yo creo que sí. La experiencia que vas adquiriendo con los años te hace ver las cosas desde diferentes ángulos para tomar decisiones diferentes. Vivimos las relaciones que elegimos vivir. Es cierto que a veces caemos en patrones de comportamiento porque hay un problema de base al empezar la relación que no está resuelto. Pero apreciar que es el mismo error sólo lo hacen la gente que te rodea y no nos damos cuenta mientras está pasando. Hay que estar muy alerta a las señales de amor tóxico para poder reaccionar a tiempo.
¿Crees que en el futuro seguiremos siendo tan dependientes de las relaciones? ¿Que el miedo a la soledad será algo de lo que nunca consigamos desprendernos?
Si las relaciones fueran sanas no las viviríamos como una forma de dependencia. Una relación tóxica siempre resta, pero no todas las relaciones lo son. Aunque estamos diseñados para vivir en compañía, ya sea en pareja o como parte de un grupo social, hay quien disfruta con sus momentos de soledad mientras que para otros es terrible. La sensación de abandono va muy ligada con ese miedo a la soledad y es lo que hay que intentar entender: ¿por qué nos sentimos abandonados? Por otro lado, la soledad, cuando no la eliges tú mismo, a mí me parece muy cruel y da miedo, un miedo muy difícil de eliminar.
Entonces… ¿Es sano enamorarse?
Enamorarse es sano y necesario porque nos hace crecer como persona, pero, si no hemos aprendido a amar de una forma sana, son los efectos del enamoramiento los que en ocasiones pueden ser perjudiciales. Si nadie nos enseña cómo hacerlo a menudo tomaremos decisiones equivocadas que a la larga se convierten en relaciones nocivas.
Lleváis ya varios meses en la cartelera de los Luchana, ¿Cuál crees que es el secreto de esta permanencia?
Sin duda, el público que llena la sala es el que nos ayuda a continuar y a seguir trabajando para que cada día la función sea mejor. Esta obra es una comedia sobre el amor, el desamor y las relaciones de pareja en la que ese público se siente identificado y se divierte. Desde los Teatros Luchana nos han arropado desde el principio y eso siempre ayuda, por lo que estamos muy agradecidos.
¿Nos puedes hablar un poco del trabajo que hacen los intérpretes y de cómo eres tú como director?
Mónica Caballero, Raquel Quintana, Javier Bañas y Javier Amann son cuatro actores a los que admiro mucho por su enorme talento que se han dejado la piel para hacer que sus personajes sean completamente reales. Cada día, incorporan nuevos matices y más profundidad a su interpretación consiguiendo divertir y emocionar al público que se queda pegado a la butaca con ganas de más. Todos están muy comprometidos con este proyecto y eso se nota.
Hablar de mí como director es difícil. Puedo decir que soy muy estricto con el análisis de texto, el ritmo de la escena y el compromiso emocional del actor. Pero, sobre todo, disfruto de todo el proceso de creación. Supongo que el hecho de ser actor también me ayuda a entender mejor las posibles dudas que puedan tener los actores a la hora de enfrentarse a las escenas y resolverlas desde su punto de vista.
¿Qué tipo de teatro es el que te interesa como dramaturgo?
Como dramaturgo me interesa el teatro que presenta o da voz a un colectivo, que cuestiona una idea preestablecida y que a la vez conmueve.
Y cómo director… ¿tienes por ahí algún texto con muchas ganas de llevar a cabo?
¡Hay tantos! Tengo muchas ganas de poder hacer mi propia versión de Tío Vanya de Chekhov, en la que ya estoy trabajando, pero también me interesan muchos textos contemporáneos españoles y extranjeros como los de Alfredo Sanzol, Ernesto Caballero, Claire McIntyre y Nina Raine.
También sois productores teatrales, desde AMC PRODUCCIONES. Nos puedes hablar un poco de cómo es producir hoy en día? ¿Resulta difícil levantar proyectos?
Sobrevivir como productora teatral es realmente muy duro y frecuentemente te encuentras más obstáculos que ayudas. Lo más difícil no es la producción en sí misma sino la distribución del resultado final y de ahí vienen la mayoría de los problemas de una productora porque la venta es cada día más complicada. Creo que los circuitos teatrales deberían facilitar la presencia de nuevas productoras proporcionando así una plataforma para nuevos creadores a la vez que generarían empleo.
Vosotros comenzasteis en Ibiza, ¿Cómo es la escena teatral en las Islas Baleares? ¿Cómo ha sido el salto a Madrid?
Heredera de la compañía Fila Zero de Ibiza (1996-2008) la productora AMC PRODUCCIONES nace en 2010 de la necesidad de profesionalizar el teatro en la isla de Ibiza. Entre sus objetivos principales están la promoción y producción de obras de teatro, no solo a nivel regional, sino también nacional e internacional. En 2015 dimos el paso a nivel nacional para seguir creciendo y desarrollar mejor nuestro trabajo. Las artes escénicas de las Islas Baleares tienen mucho que ofrecer al resto del país; sin embargo, la falta de un circuito balear sólido, por un lado, y la insularidad por otro, son dos problemas graves para poder consolidar cualquier proyecto escénico y hacerlo visible. Poder presentar esta función en Madrid es para nosotros una gran oportunidad para alcanzar esa visibilidad.
