Llega a Madrid una de las últimas sensaciones del teatro independiente catalán, cocinada a fuego lento entre su autor, Daniel J. Meyer, su directora, Montse Rodríguez, y su actor, el versátil Albert Salazar, que con solo 22 años ganó el Premio Max a Mejor Actor por A.K.A (Also known as). No fue el único premio: otro Max para Meyer, cuatro premios Butaca, un premio de la Crítica de Barcelona, tres premios Teatre BCN premio del público en el MIT de Ribadavia para una obra con banda sonora que habla de identidad.

 

Por Álvaro Vicente y Ka Penichet / @AlvaroMajer @KaPenichet

 

Los guardianes de las esencias lingüísticas suelen recomendar evitar el uso en español del anglicismo A.K.A., ese ‘también conocido como’ que tanto se usa en los ámbitos musicales. Hasta no hace mucho era más habitual usar ‘alias’. Pero se use lo que se use, a lo que remite es a las identidades, las verdaderas y las impuestas, las elegidas y las desconocidas. Música e identidad son dos de los ejes que vertebran esta obra que su autor, Daniel J. Meyer (nacido en Buenos Aires en 1982, de familia judía y ascendencia alemana, polaca, rusa y moldava, que vive en Barcelona desde hace17 años, o sea, nadie mejor que él para hablar de identidades), escribió del tirón en una sola noche. Hablé con él justo la semana de los disturbios en Cataluña, otra vaina sobre identidades. Estaba preocupado, no solo por eso, sino por lo que percibe en general, en muchas partes del mundo, como “un retroceso muy grande en cuanto a los derechos”. Pero por otro lado le enorgullecía el hecho de ver cómo la gente se echa a la calle a manifestarse, a luchar por defender aquello en lo que cree.

 

Esa combinación entre preocupación y acción está en la génesis de A.K.A.: “escribí la obra en una noche, del tirón, sí, y no sabía que era esto lo que quería escribir, pero evidentemente hay temas ahí que me hacen vibrar mucho: el racismo, las personas adoptadas, la identidad”. A.K.A. es la historia, en forma de monólogo, de Carlos, un chaval de 15 años que se aburre en el cole, que baila hip-hop, que conoce a una chica a través de una app y todo cambia. Por circunstancias ajenas a él tiemblan sus cimientos, sus raíces, su identidad. Carlos es adoptado. Quizás no sea totalmente quien ha decidido ser. “Hay como un mandato social -reflexiona Meyer- sobre las personas adoptadas, como si tuvieran que buscar obligatoriamente sus orígenes biológicos. Es como si socialmente estuviera mal visto que no te interese saber quiénes son tus padres biológicos, como si renegaras de alguna forma de tu verdadera identidad. Yo no estoy de acuerdo. De hecho, me parece una tontería. Todas las identidades son poliédricas, depende del momento y del interlocutor que tengas. Por eso me interesa tanto la mirada del otro en cuanto a lo que es la identidad”. Si atendemos a esa máxima situacionista que decía que “ser es ser percibido”, el debate está servido: ¿soy lo que yo creo que soy, lo que he decidido ser, o soy lo que los demás han decidido que sea?

 

'A.K.A.': una obra de teatro con alma en Madrid
©roser blanch

 

Más hip-hop que filosofía

Estas preguntas, este pensamiento, sustentan un montaje que, en realidad, es pura acción. Carlos es un adolescente que baila hip-hop, habla como los de su edad, una jerga que es casi un idioma propio, elemento diferenciador y conflictuante por lo que tiene la adolescencia de sana contestación a lo establecido. Carlos, además, habla con el público, pero no por el tópico de que es un personaje más, que completa con su presencia la esencia del hecho teatral. No. Es que aquí el actor hace que, literalmente, los espectadores pasen a formar parte de la historia. Lo explica Albert Salazar: “cada persona del público para mí es un personaje de la vida de Carlos, y me dirijo a ellos directamente. Cuando ensayábamos teníamos un montón de sillas y cada silla tenía un cartel con un nombre. Un mes antes de estrenar sentía que me volvía loco, solo veía carteles y más carteles. De pronto, fue ponerme unas personas en las sillas y ver unos ojos y todo cambió. Todo cobró sentido. Cada día hablo con un público nuevo, es como si cada día me cambiaran el compañero de escena. Eso me obliga a estar muy despierto”.

 

Entretanto, los espectadores, cuando no son nadie de la historia, pueden deleitarse con las destrezas físicas de Salazar. Lo más curioso es que ni él ni Daniel J. Meyer tenían relación con el hip-hop, pero el personaje era ese y casi oblligó a Meyer a hacer una inmersión exhaustiva en todas las playlist de hip-hop del mundo (y a Salazar a estar 6 meses en clases particulares con el coreógrafo de la pieza, Guille Vidal). “Cuando empezábamos a montar la obra -rememora Meyer- Montse Rodríguez me decía: oye, este chico siempre dice que está bien y yo creo que no está bien. Claro, contestaba yo. Eso es lo que tenemos que crear con la música y con el baile. Porque este chico se desahoga escuchando música en su habitación y bailando. La música siempre llega donde no llegan las palabras, es el lenguaje del alma por antonomasia”. Tampoco la directora sabía de hip-hop, así que mientras ella trabajaba con Albert, Meyer seguía en un rincón con los cascos, escuchando y apuntando: una de Cypress Hill, otra de Crystal Fighters, otra de Calle 13, otra de Kendrick Lamar, claro, y el descubrimiento en castellano: Brock Ansiolítiko: “Y me venden un mundo global y al final lo normal / es contarle tu pena a la almohada. / Que inventen una red social y que se haga viral / volver a cruzar la mirada”. Fragmento de Eternidad, una de las canciones de A.K.A.

 

Petándolo fuerte

La obra se fue haciendo a lo largo de un año de búsqueda y ensayos. Luego ha estado un año y medio en Barcelona y de bolos. El éxito entre la gente más joven ha sido arrollador. Lo musical, lo rítmico, tendrá que ver, claro. O ese ir de escena a escena, de espacio a espacio, como quien se desliza con el dedo de una storie a otra en Instagram. De hecho, se abrieron una cuenta en Insta y tienen ya más de 13.000 seguidores. También, como dice Albert Salazar, el hecho de que sea una historia donde el protagonista tiene esa edad, en este caso 15: “todos queremos ver historias donde nos sintamos reflejados”. Y no mirados -añado- desde arriba con condescendencia, porque eso, más que atraer, espanta. Aquí hay mucho cuidado, porque el material es muy sensible, como cada corazón abierto hirviendo por comprender y comprenderse. “La función tiene alma -remata Meyer-, y cuando las cosas tienen alma, funcionan”.

 

'A.K.A.': una obra de teatro con alma en Madrid
Albert Salazar y su Premio Max

 

 

¿A qué suena A.K.A. (Also Known As)?

 

Por Ka Penichet

 

Descubrí A.K.A. (As Known As) al poquito de estrenarse en la Sala Flyhard de Barcelona. Mucho antes de que recibiera cualquier tipo de reconocimiento. Primero fue el boca oreja, después llegó a mis manos el texto que me dejó atrapada en él y finalmente, en marzo de este año, emprendí un viaje a Girona para por fin poder verla representada. Todo lo que pueda decir de ella seguramente ya se ha escrito, así que por la cercanía que he ido forjando con todo el equipo, planteé hacer una entrevista en formato de lista de Spotify con las canciones que forman parte de esta pieza. Canciones que el protagonista, un adolescente de 15 años, utilizaba para para conectar consigo mismo. ¿Estás preparado para escucharlas? ¡Adelante, te dejo con mis queridos (amigos) Dani J. Meyer, dramaturgo, Montse R. Clusella, directora y Albert Salazar, intérprete!

 

Insane in the brain de Cypress Hill 

Es una canción que habla de gente con problemas de salud mental. El personaje de Albert es un adolescente de origen árabe criado en Cataluña. Tiene que asistir a charlas dirigidas a jóvenes inmigrantes con la finalidad de integrarse en la sociedad. Si a mí me resulta contradictorio, ¿cómo crees que le afecta esto a tu personaje, Albert?

Albert Salazar: Le afecta negativamente porque es una manera de recordarle constantemente que él no es de aquí, es decir, tiene que hacer un esfuerzo adicional para ser aceptado cuando él todo esto lo tiene asumido. La sociedad le está marcando el camino.  Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que sí que creo que tiene que hacer un trabajo interno sobre su origen.

Dani J. Meyer: A mí con esta canción me pasa que es bastante de otra época pero siempre me gustó mucho. A mí me recuerda a cuando tenía 17 años y salía. Es como un rollo muy guay.

Montse Rodríguez: Para mí no, yo también salía pero no escuchaba esa música (risas).

 

Albert, ¿qué cosas te molestan de esta sociedad?

Jo, me molestan un montón de cosas. Además de todas las injusticias sociales que hay, también me molesta la hipocresía de pensarse que tenemos el trabajo ya hecho. Esta gente que dice “yo no soy racista”, “yo no soy homófobo” cuando nos hemos criado en una sociedad que es racista y es homófoba… cuando niegas que eres todo esto creo que es algo contraproducente. Lo correcto sería asumir que igual sí que lo somos e intentar mejorarlo. Esta sociedad lleva años siendo todo esto y me da rabia la gente que dice que esto son problemas que están superados. Creo que es algo a lo que le falta mucho trabajo.

 

Queen`s Speech 4 de Lady Leshurr   

Habla sobre los adolescentes que salen a bailar, usan Snapchat , suben fotos a Instagram… ¿qué relación mantienes con tus amigos y las redes sociales, Albert? ¿Qué aficiones tienes y qué cosas tienes en común con el personaje que interpretas?

La relación que tengo con las redes sociales es escasa, cuelgo todo lo que tengo, no soy mucho de hacerme fotos y todas las que me parecen guays las cuelgo, no es que tenga un montón de fotografías y tenga que ponerme a  decidir qué subo y qué descarto. Tengo una relación con mis amigos muy normal, muy sana y con vínculos muy fuertes y muy intensos.

Las aficiones que me separan del personaje son el teatro, el cine… todo lo que tenga que ver con mi trabajo, me separa de él. Para mí, mi trabajo es mi afición. En común tengo muchísimas cosas, pero a unos niveles que ni te lo imaginas. Recuerdo al leerme el texto que flipé de la casualidad al comprobar que este tío, Carlos, hacía las mismas cosas que yo cuando tenía 15 años. Te digo que hasta que su primera novia y su mejor colega se llaman igual que mi primera novia y mi mejor colega de entonces. Recuerdo que su relación con los padres era muy parecida a la que yo tenía, la relación con los amigos también… pensé, madre mía este tío soy yo hace 5 años. Me ha puesto cámaras Meyer (risas).

 

I love London de Crystal Fighters

Habla sobre el deseo de salir de fiesta con amigos. Además de eso, ¿qué más intereses tienen los jóvenes de tu generación, Albert?

Albert: Yo creo que la fiesta es una gran motivación para la gente de mi generación pero también creo que somos una generación espabilada en el sentido de que la gente que tiene claro lo que quiere va a por ello. Pero no sé si es por el entorno en el que me muevo o es así genérico. Creo que la peña está con la fiesta bastante obsesionada.

Dani: Como todas, yo en mi época también y la gente de la Ruta del Bakalao también.

Montse: Creo que soy la más aburrida de todos. Yo también salía  pero no me llamaba el mundo de la discoteca. Lo siento, soy la oveja negra de la familia.

 

Feeling good de Avicii  

Esta para mí habla de la sensación de estar enamorado y de sentirse bien. A pesar del peso dramático de la función, Albert logra transmitir un halo de positividad, de sentirse bien… Montse: he visto que además de directora y actriz eres pedagoga, ¿te has apoyado en los conocimientos que tienes como pedagoga a la hora de trabajar el texto y con Albert?

Montse: Sí que hay muchos temas que están escritos por Dani, pero por el comportamiento como la relación con los padres, la necesidad del colegueo, de estar con los amigos, las primeras relaciones ya no digo sexuales, incluso antes… que yo escucho a las chicas de mis grupos de entre 14 y 16 años y me digo madre mía, qué apajaramiento… eso un poco está en la función. Ese primer momento de tocar con tu mano el brazo del otro… Sí claro, viendo a mis alumnos, veo estas reacciones, esta necesidad del otro.

Dani: Esta versión forma parte de una super escena de sexo, de una orgía de gente muy guapa de una serie que se llama Sense 8 que está en Netflix. Nunca se lo conté a Montse hasta que se estrenó.

 

Atrévete-Te-Te de Calle 13

Más allá del contenido machista de la letra, esta canción viene a hablar de salir de tu zona de confort ¿no?

(Revuelo)

Montse: Mira Ka, Atrévete-te-te existe en esta función porque no he encontrado una que la sustituya.

Dani: Es la única que está escrita por texto.

Montse: Y es la única que yo no quería porque las canciones que más me gustan son las de Brock Ansiolítico porque las letras me parecen brutales. Justamente esta me encanta por el ritmo y se ha quedado por la dinámica y por lo que crea en escena pero no soporto la letra. Me parece machista, horrorosa… pero me he tenido que tragar el orgullo y decir vale.

Dani: Porque no había otra, me acuerdo que te dije pongamos La bicicleta y ya verás que es peor…

Montse: Hay que verla con los ojos tapados.

Albert: Es la típica canción que cuando suena todo el mundo la baila.

Dani: Es la típica canción en la que que cada uno, esté donde esté, si suena en cualquier lado, llega un audio a las 5 de la mañana a nuestro chat de grupo.

Montse: Espero que ellos no me escuchen cuando te lo diga pero yo estoy en la función y la estoy cantando hasta que me doy cuenta y me callo (risas).

 

Después de una gira por toda Cataluña, ¿cómo viven ahora exponerse al público madrileño?

Montse: Yo, sinceramente, con mucha ilusión porque he estado viviendo en Madrid, tengo familia repartida… y aunque el pensamiento pueda ser diverso creo que la cultura tiene que estar por encima de todo. Yo lo vivo con ganas de contar esta historia, de este personaje que sufre lo que sufre, por desgracia, por nuestros oídos cerrados. Tenemos que superar ciertas cosas y que se debería hablar de ellas, dar un paso hacia delante y ponernos a tono a nivel humano.

 

¿Cómo han vivido el salto del OFF a las grandes salas?

Montse: Bueno, seguimos trabajando en formato pequeño. Hasta cierto punto yo me he negado a hacerlo en un formato que no sea pequeño porque es lo que necesita esta función. Siempre nos gusta ver a los actores cerca pero esta función lo requiere por cómo está ideada y por la relación que tiene el actor con el público. Si es de otra forma, “la manera de” sería otra. Sí que es más grande que donde lo estrenamos pero nunca son más de 150 personas.

 

DNA de Kendrick Lamar

Esta canción habla del  ADN de cada persona, algo que condiciona el trato que la sociedad le da a Albert. ¿Qué les diríais a esas personas que juzgan la identidad de una persona por pertenecer a una cultura distinta?

Dani: Bueno, les diría que salgan a la calle a vivir un rato, que se relacionen con la gente y comprueben que no es así. El ADN a lo único que te puede condicionar es a ser propenso a tener una enfermedad, por ejemplo.

Montse: Habría que ver qué orígenes tiene cada uno en su ADN.

Dani: Hoy en día hay ciertos discursos con los que no discuto. El personaje de Albert no tiene ningún problema con su procedencia, el problema lo tiene el resto. Por lo tanto, a esa gente la animaría a que socializaran más, con diferentes tipos de personas, con historias más ricas que la suyas porque ha habido más tránsito y más experiencia.

 

Set it off de TheFatRatRemix

Esta canción repite la frase ‘Quiero encenderlo’ casi en bucle. Entiendo que será una canción motivadora, para que el personaje tenga energía y, de hecho, el montaje tiene un ritmo vertiginoso, ¿cómo lo trabajaste con Albert, Montse?

Montse: Yo tenía muy claro que quería a Albert parado en un mismo espacio pero no encontraba la forma exacta del movimiento. Parece contradictorio lo que digo. Ahí me ayudó mucho Guille Vidal-Ribas que es el coreógrafo de las canciones de Hip-Hop. Con el movimiento pasa lo mismo que con la selección de canciones, que vas generando distintas cosas hasta que das con lo que estabas buscando. Hay escenas que desde el primer día están igual y a otras que les hemos dado mil vueltas.

 

Humble de Skrillex 

Esta habla de la relación que entabla el personaje de Albert con la chica, que en parte sienta las bases bajo contactos a través de redes sociales. ¿Creéis que el uso de la redes puede crear relaciones tóxicas y controladoras?

Dani: No, como primer contacto está bien. Todo esto es peligroso durante la adolescencia. Lo difícil es inculcar una base sólida de valores.

Montse: El control al que a veces te someten las redes sociales me parece muy peligroso porque además generas dinámicas que parecen naturales que van cogiendo cada vez más poder.

 

Eternidad de Brock Ansiolitiko

Habla del amor y del paso del tiempo. En un fragmento la letra dice: “Qué infinito se torna un instante. Y qué efímera es la eternidad.” ¿Cómo despertamos a esa sociedad dormida que no reacciona ante casos de racismo institucional?

Montse: Yo creo que está llegando la nueva generación que va a volcar todo esto.

Dani: A esta persona le pasan una serie de circunstancias que le joden la vida pero en su eternidad al final él se cura, sana, no guarda un resentimiento. Él hace un luto a ese proceso.

Montse: Para mí lo que sí es un problema es cómo se comunica quién es quién. Por qué tenemos prejuicios sobre un determinado colectivo u otro. Quién pone las palabras o los juicios sobre ese colectivo para que yo luego tenga que hacerme mi opinión.

 

De la calle de Brock Ansiolitiko

Habla básicamente de la gente que se cría en las calles.  ¿Qué me decís de la gente que tiene como título la universidad de la calle?

Montse: Ahora mismo parece que si no tienes una carrera o un master no eres nadie  y yo a lo que me acojo con esta canción es hablar del aprendizaje de la vida.

Dani: Y de que lo legal, o lo que la justicia dictamina como justo, muchas veces no es lo éticamente justo. En la calle lo que se aprende es a generar una empatía para bien o para mal. Lo que es justo tiene más que ver con lo humano, no con lo establecido. Las reglas o las leyes son genéricas para ordenar una sociedad pero a veces las historias personales no se adaptan a eso.