Al hilo de la reposición en el Teatro del Barrio de esta obra que forma parte de la Trilogía ‘Mujeres que se atreven’, rescatamos el reportaje que hicimos al equipo artístico del montaje y que publicamos en el número 69 de ‘Godot’.

 

Emilia Pardo Bazán en el Teatro del Barrio

 

Por Ka Penichet 

Foto: Teresa Arilla

 

Estoy convencidísima de que si buceamos en las noticias que hay en Internet cada día encontraríamos al menos, un caso de acoso machista hacia alguna feminista. Sin ir más lejos, el más reciente que me viene a la mente es el de la biotecnóloga y redactora de ciencia Hipertextual Ángela Barnedo que, tras publicar un tweet criticando la ausencia femenina en los Premios Nobel 2016, se vio envuelta en una oleada de insultos y amenazas. Situación que se vio obligada a denunciar a la policía.

Si lo extrapolamos al contexto de la artes escénicas, el panorama no es mucho más tranquilizador. Según un reciente estudio publicado por Tragycom sólo el 23% de las obras de teatro españolas que se representan están escritas por mujeres. Bien es cierto, que existe una corriente que lucha para que este tipo de situaciones no se sigan produciendo pero queda mucho camino por recorrer aún para encontrar el equilibrio.
En concreto, el Teatro del Barrio se ha embarcado en una trilogía de mujeres que han sido relevantes en la lucha por la igualdad en los siglo XIX, XX y XXI. Esta iniciativa surge a demanda de los socios de la cooperativa del teatro del barrio que consideraban que las obras que se habían representado hasta el momento siempre eran de personajes relevantes masculinos pero nunca de mujeres.

Alberto San Juan, gestor de Teatro del Barrio, nos revela que en un primer momento “el subtítulo genérico iba a ser ‘Mujeres en lucha’, pero tras un debate con el equipo artístico decidimos denominarlo ‘Mujeres cañeras’” a pesar de que Noelia Adánez, la dramaturga, nos manifestaba no estar de acuerdo con esa decisión puesto que “eso sería reducir la lucha de las mujeres a la categoría de anécdota. Las luchas no consisten en «dar caña” y me parece que, además, no refleja el espíritu del proyecto”.

Las piezas se llamarán: Emilia (por Emilia Pardo Bazán), María Teresa (por María Teresa León) y Eva (por Eva Forest). Nos centraremos en la primera, Emilia.
Emilia Pardo Bazán fue una escritora gallega del siglo XIX, de procedencia aristocrática precursora en la lucha por los derechos de las mujeres. Adelantada a su tiempo se separó y mantuvo una relación intelectual con Galdós provechosa para ambos y, a posteriori, sentimental. Una de sus máximas luchas fue intentar hacerse un hueco en la RAE.

Emilia es un monólogo de un solo acto firmado por Noelia Adánez  que además de ser la dramaturga ha coordinado y participado en el curso de Historia de la Universidad del barrio y ha documentado montajes como El rey. Nos confiesa que su planteamiento es “dejar bastante abierto al espectador la interpretación de lo que está viendo y tratar de introducir matices”. A pesar de parecerle una mujer muy antipática le fascinaba el personaje y le interesaba “porque fue una mujer extraordinaria por las cosas que hizo y por el tipo de vida que eligió llevar ”.

Anna R. Costa, la directora, tiene la laboriosa capacidad de transformar un texto narrativo, alimentado de numerosas anécdotas, en teatral. De hecho, se centró principalmente en la teatralidad, buscando situaciones de conflicto que se tuvieran que resolver “así que partí de una situación ficticia en la que Emilia se presentaba en la RAE solicitando que la dejaran ocupar un sillón”. Si a Noelia, Emilia le podría resultar antipática, Anna le da la razón pero indica que al final “es un personaje al que le he cogido mucho cariño, de hecho si estuviese hoy en día aquí, colaboraría en un programa como Sálvame porque tenía muy claro que lo que tenía que hacer, era llegar al máximo de público posible”.
El broche de oro, interpretativamente hablando, lo pondrá Pilar Gómez dando vida a una Emilia muy valiente, de armas tomar, incómoda, excesiva…Cuando le pregunto qué cosas hay de Emilia en Pilar habla de ella con una pasión contagiosa: “Pues que yo pueda ser quién soy y expresarme como me expreso es por mujeres como ella y otras como ella, me siento heredera en eso”.

Cierro este encuentro con estas profesionales con la infinita satisfacción de haberme empapado cual esponja de una inagotable fuente de conocimiento. No me queda ninguna duda de que Doña Emilia Pardo Bazán sentiría mucho orgullo al comprobar que hay mujeres que siguen luchando por el legado que nos dejó generando debate sobre nuestra posición en este mundo que, a pesar del paso del tiempo, sigue teniendo un prisma machista. ¡Háganse un favor y vayan a conocerla!