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1888. Señorita Julia, de Estudo Momento

«Julia es uno de los personajes femeninos más fuertes que se han escrito jamás»

 

Iria Ares y Xoán Carlos Mejuto forman Estudo Momento, una compañía teatral y productora de cine gallega que ha surgido del inconformismo, de la pulsión interna de estos dos creadores que quieren hacer las películas que no ven en la pantalla y contar las obras de teatro a su manera, aunque se trate de grandes textos clásicos.

Hablando de teatro, que es lo que nos ocupa, llegan al OFF Latina con una versión de la obra más conocida de August Strindberg. Su montaje se llama 1888. Señorita Julia. El propio Xoán Carlos Mejuto es el autor y director de esta versión y ambos la protagonizan, dando vida a Julia y Juan. Es una versión brutal, macabra y con final incierto (como ellos la definen) en la que quieren poner patas arriba todo lo que se ha escrito sobre la obra original. Para ello hacen partícipes al espectador de este duelo dialéctico entre los dos personajes para que al final cada uno de nosotros pueda responder a las preguntas que plantea la obra y sacar nuestras propias conclusiones. ¿La mató o no la mató?

 

 

Estudo Momento y su versión de La Señorita Julia

 

 

Por Sergio Díaz

 

¿Qué os ha llamado del clásico de Strindberg para decidiros a hacer una versión sobre él?

Xoán C. Mejuto: Los silencios. Es un texto en el que puedes sentir el silencio. Te golpea. Nosotros nacimos como compañía montando una versión de Casa de Muñecas. En Ibsen el mensaje es impecable, claro y diáfano: incontestable. Strindberg es más violento, retorcido y pasional, nos atraía como el que se asoma a un abismo, al lado peligroso de la vida. Y hoy, antes de dejarnos arrastrar por nuevos pensamientos únicos, debemos tener la valentía de asomarnos al vacío y enfrentarlo cara a cara.

 

¿Cómo es esta versión de la obra que proponéis? ¿Hay mucho de la obra original o realmente le dais la vuelta a todo el texto?

Xoán C. Mejuto: No siento que exista, en nuestro caso, esa disyuntiva. Por un lado, hay mucho de la obra original, pero también esa vuelta de tuerca que es necesaria hoy para atrapar al espectador y mostrarnos una perspectiva renovada. Esta Señorita Julia comienza en una sala de interrogatorios, Juan está declarando y nos relata su versión de los hechos. Es decir, toda la obra es un gran ‘flashback’, en realidad un falso ‘flashback’, en el que no siempre podremos saber qué es verdad y qué es mentira y hasta qué punto Juan es culpable o no. Todo esto aderezado con un final incierto que estoy seguro de que va a sorprender a más de uno.

 

¿Qué significa remarcar el año del texto en el título de la obra? ¿Tiene alguna relevancia?

Xoán C. Mejuto: Es un guiño a nuestro primer espectáculo 1879. Casa de Muñecas, que esta Señorita Julia viene, de alguna manera, a completar. Con ese título quisimos resaltar algo que fue un ‘feedback’ constante de nuestro público a lo largo de toda la gira: “es increíble que esta obra sea de hace más de 140 años, podría haberse escrito ayer”, por lo que, aunque parezca paradójico, nosotros empleamos esas fechas en el título para poner de relieve lo actuales que siguen siendo estos clásicos.

 

¿Vuestra versión se centra más en la lucha de clases (quizá algo más opacada últimamente), la lucha de sexos (de plena vigencia) o ambas como en la versión original?

Xoán C. Mejuto: En ambas. Creo que sería muy difícil hacer una Señorita Julia en la que no estuviesen presentes estos dos temas, que creo se entrelazan en la obra hasta parecer uno solo. Así como tampoco creo que sea posible hacerlo del todo en la vida, en la que también parecen estar tozudamente entrelazados. No creo que sea casualidad.

 

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Iria Ares y Xoán C. Mejuto, intérpretes de 1888. Señorita Julia

 

Siempre se dice que Strindberg era misógino y esta es una obra con muchos claroscuros. ¿Qué aspectos de misoginia se pueden detectar en el texto? ¿Y de lo contrario?

Xoán C. Mejuto: Si nos atenemos al prólogo de la obra y a todo lo que conocemos de Strindberg, indudablemente deberíamos coincidir con la opinión generalizada de que era un misógino recalcitrante. Y probablemente sea enteramente cierto si nos referimos a August Strindberg como individuo. ¿Pero qué pasa con el artista? Y, sobre todo, ¿qué pasa con su creación? ¿En qué lugar queda todo el universo masculino que podemos percibir en la obra? ¿Son las ideas que le inculcó su madre sobre la emancipación de la mujer una moda pasajera? ¿Es realmente la señorita Julia un ser femenino débil y enfermizo? A nosotros evidentemente nos parece que no. Es más, creemos que la señorita Julia es uno de los personajes femeninos más interesantes que se hayan escrito, en el que vemos una fuerza y una vitalidad extraordinaria. Cualidades que quisimos explorar hasta el punto de querer montar este espectáculo. Una extraña paradoja, que un ser así, naciese de tal padre.

 

En las distintas versiones, tanto cinematográficas como escénicas, suele haber diferencias a la hora de plasmar a los tres personajes. ¿Nos podéis describir un poco cómo los habéis dibujado o qué cualidades habéis destacado en la interpretación de cada uno de ellos?

Xoán C. Mejuto: En nuestra versión sólo están presentes los dos personajes principales, Juan y Julia. De alguna manera queremos igualar fuerzas y enfrentarlos cara a cara. Al trasladar la acción a la sala de interrogatorios y al plano de los recuerdos y ensoñaciones de Juan, quisimos convertir a Cristina (el tercer personaje que aparece en el texto original) en otra presencia, como lo son el conde o la madre de Julia, ausentes, pero proyectando constantemente su sombra sobre la historia.

 

¿Qué busca Julia en Juan?

Iria Ares: El abismo. La caída libre. El vacío. En sus sueños, en sus fantasías más profundas, Julia desea la muerte. Intenta tapar esa atracción con unos juegos alocados con el criado preferido de su padre. Acelera hasta la extenuación una vida que se le escapa entre los dedos.

 

¿Y qué busca Juan en Julia?

Xoán C. Mejuto: Juan es un personaje muy complejo y con muchas capas, algunas de ellas tan ocultas que son difíciles de discernir. Está claro que ve en Julia la posibilidad del ascenso social, de cumplir sus ambiciones de llegar a ser conde, pero hay algo más, y es palpable a lo largo de toda la obra. Quiere demostrarse a sí mismo que tiene la clase suficiente como para poder enamorar a una mujer distinguida como ella, quiere separarse de la ‘gentuza’ como él mismo ve a sus iguales, quiere demostrar que es poseedor de sentimientos elevados, ‘nobles’, y también por supuesto, quiere su dinero… y su cuerpo. Detrás de todas estas capas, creo que cabe hacerse una última pregunta: ¿Quiere Juan a Julia?

 

¿Que la obra tenga lugar la noche de San Juan es algo revelador de la trama?

Xoán C. Mejuto: En Galicia la noche de San Juan es mágica, es nuestra ‘Noite Meiga’. Para la cultura sueca también tiene esas connotaciones, de hecho, en el texto hay una referencia a una tradición típica de esa noche: las chicas recogen nueve ramos de flores diferentes para hacer un ritual que las llevará a ver en sueños la cara del futuro esposo. Creo que Strindberg escoge esta noche como telón de fondo por ser propicia para la magia. Los sueños y la realidad se entremezclan y la razón puede perder la partida ante los deseos más ocultos de la mente. Es la noche más apropiada para que la distancia entre una señorita y su criado parezca desaparecer. A partir de ahí, puede ocurrir casi cualquier cosa.

 

Iria, ¿nos puedes hacer un análisis de la personalidad de Julia?, ¿Cuáles son sus pulsiones internas?

Iria Ares: Como actriz, huyo de analizar las personalidades de los personajes que interpreto. Es un trabajo que le dejo al director. En cuanto a las pulsiones internas de Julia, puedo decirte que es uno de los personajes más complejos que he conocido. Por un lado, cuando te metes en su piel sientes poder, deseo, fuerza, inteligencia, luz, belleza… pero también dolor, muerte, asfixia, rabia… Lo más impactante es esa atracción lúcida por el vacío, la atracción de la nada. Es un personaje que me sorprende en cada ensayo.

 

El padre y la madre de Julia, sin aparecer en escena, condicionan enormemente el desarrollo de la obra. Son dos visiones antagónicas, el patriarcado por un lado y la lucha de la mujer, un protofeminismo por parte de la madre. ¿Julia se mueve entre ambos conceptos, los tiene interiorizados? ¿Hay alguno que pesa más?

Iria Ares: Cuanto más fuerte tiras del extremo de una cuerda con más fuerza te golpeará la cara. Así siento a Julia. La madre tira hacia un lado, el padre contesta y tira hacia el otro. Pero la cara es siempre la de Julia. No, no creo que tenga interiorizado ninguno de estos conceptos. La han obligado en una dirección o en otra, pero ella no entiende absolutamente nada. Sólo quiere ser libre. Y eso es algo con lo que, pienso, todos nos identificamos.

 

¿Julia lucha contra esa sumisión inculcada a las mujeres?

Iria Ares: Con todas sus fuerzas. Repito, no se trata de papá o mamá, se trata de ser libre, de descubrirse a sí misma. La libertad no escoge, descubre.

 

También la culpa es un aspecto importante que se trata en la obra, es como una orden que se instaura en el cerebro de cada niña que nace. Iria, ¿las mujeres seguís sintiendo ese peso encima?

Iria Ares: ¿La culpa? No creo que eso tenga que ver con lo masculino o lo femenino. El sentimiento de culpa es un concepto más amplio, sacado de nuestros miedos más profundos para manipularnos. Todos cargamos con ese peso, a nuestra manera.

 

 

¿Se puede considerar a Julia como una mujer feminista o que lucha contra las imposiciones de su sexo?

Iria Ares: Rotundamente… no lo sé, dejemos que eso lo juzgue el público. Lo que sí puedo decirte es que las palabras de Julia resuenan desde el escenario con una fuerza atronadora. Es uno de los personajes femeninos más fuertes que se han escrito jamás. Y el hecho de que su padre sea Strindberg, un declarado misógino, convierte a la vida en algo extraordinario e imprevisible. Y así debe ser el teatro, conflictivo.

 

Desde la perspectiva de hoy, ¿qué aspectos están más de actualidad en LaSeñorita Julia?

Xoán C. Mejuto: Para mí lo más interesante de La Señorita Julia es la imposibilidad absoluta de comunicación y de intimidad real entre las personas. Juan y Julia podrían llegar a amarse de no existir entre ellos tantos condicionantes. Es interesante ver como dos personajes tan elocuentes, que dominan tan bien el lenguaje, son incapaces de comunicarse. Pasan una noche juntos, y sin embargo les separa siempre un abismo. En la actualidad, en la era de la comunicación, de las redes sociales, de la multi-pantalla… cuando podríamos creer que cada vez estamos mejor informados e interconectados… todo es virtual. El contacto real, la verdadera comunicación que nos debería llevar a la comprensión e intimidad entre personas y la vertebración de una sociedad sana y participativa, está en retroceso.

 

Se analiza el texto original a partir de un estilo marcadamente darwinista, usando conceptos como la supervivencia del más apto. ¿Lo veis así?

Xoán C. Mejuto: Para nosotros, los clásicos lo son porque conservan la capacidad de sorprendernos ante cada nueva lectura. Analizarlos desde un solo aspecto es posible, e incluso necesario, pero a nuestro juicio y desde nuestra perspectiva de creadores sería empobrecedor. Montar un espectáculo teatral debe trascender la experiencia analítica, que puede ser muy útil para alcanzar conclusiones intelectuales, pero un obstáculo para encontrar la verdad escénica. ¿Strindberg era darwinista? ¿Brecht comunista? ¿Tennesse Williams homosexual? Es posible, sí. Pero eran ante todo esencialmente humanos, volver a sus obras debe ser un viaje que nos permita discernir qué mensaje oculto aún no descubierto tienen para nuestros días.

 

Las teorías darwinistas, o el uso que se ha hecho de ellas, son controvertidas en muchos aspectos, por racistas, supremacistas, machistas, etc… ¿Creéis que estamos en un momento de resurgimiento del determinismo biológico por el auge del neoliberalismo? ¿Lo veis peligroso?

Xoán C. Mejuto: Todo determinismo es peligroso. Decía alguien que lo primero que debemos saber del ser humano es que todavía no existe. Somos una posibilidad, tenemos la potencialidad de florecer, pero también existe la posibilidad del fracaso. Somos capaces de lo mejor, pero también de lo peor. Si alguien nos dice que no tenemos la culpa de los males que provocamos, que todo nos viene determinado por los genes, por la religión, por la cultura, por lo que sea, lo abrazamos sin dudarlo porque nos libra de la responsabilidad. Lo peligroso es nuestro miedo a asumir la responsabilidad sobre nuestras vidas. Lo que normalmente nos priva del valor de enfrentarnos al neoliberalismo, que evidentemente es peligroso. Pero ojo, como casi todos los demás ‘ismos’. Asumamos la responsabilidad que es consustancial a nuestra propia humanidad.

 

¿Estudo Momento es una compañía de teatro que hace cine o una productora de cine que hace teatro?

Iria Ares: Una productora de cine que hace teatro, y si me lo preguntas mañana, una compañía de teatro que hace cine (risas).

 

¿De dónde nace el impulso de crear este proyecto?

Iria Ares: Del inconformismo. Sabemos qué tipo de películas nos gustaría ver en pantalla, pero no las vemos… Así que hemos decidido hacerlas. Sin ser excesivamente fans de la Nouvelle Vague… es algo que sí aprendimos de François Truffaut.

 

En teatro habéis hecho versiones de Shakespeare, Ibsen, ahora Strindberg… ¿Es porque en los clásicos ya están todos los problemas que preocupan al ser humano y vuestra idea es revisitarlos y traerlos a una época contemporánea?

Xoán C. Mejuto: Efectivamente, en los clásicos está todo. El ser humano lleva haciéndose las mismas preguntas una y otra vez, desde que el mundo es mundo. Por eso lo que Shakespeare, Ibsen, Strindberg y otros muchos perseguían, es lo mismo que todos nosotros queremos encontrar. Ellos comenzaron la búsqueda y alumbraron con su luz, con su genialidad un camino que desde Estudo Momento nos gusta explorar. Son voces del pasado, que vienen desde lo más profundo del alma humana, y por eso nos llegan jóvenes y vitales, por eso son clásicos. En nuestros días de avance científico y tecnológico asombroso, debemos tener mucho cuidado de no caer en la soberbia de creer que cualquier tiempo pasado fue peor. Corremos el riesgo de convertirnos en sociedades técnicamente muy avanzadas, formadas por individuos útiles, pero carentes de ciudadanos cultos y responsables. En ese contexto, creemos que sí, los clásicos son imprescindibles. Conocer las mejores voces de nuestro pasado nos debe ayudar a construir entre todos un futuro mejor.

 

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¿Vais a seguir por esa línea o pensáis hacer vuestros propios textos?

Xoán C. Mejuto: En un futuro es posible que sí, que hagamos alguna obra mía. Soy autor teatral y la idea de escribir siempre está ahí.

 

Sois una compañía gallega, pero ya habéis estado por Madrid. ¿Cómo es venir a actuar por nuestra ciudad? ¿Cómo os organizáis a nivel logístico haciendo uno o dos bolos a la semana? ¿Sale a cuenta?

Xoán C. Mejuto: Es la segunda vez que venimos, pero de no ser por la pandemia podría ser la tercera o la cuarta. Y la verdad es que teníamos muchas ganas de volver. Para nosotros fue realmente muy satisfactorio, el recibimiento del público, de la sala, la prensa, la crítica… teníamos que volver. Al ser también productora cinematográfica planificamos todo para hacer coincidir las funciones con trabajos de la productora. Venimos el mes entero mientras trabajamos en el desarrollo de proyecto de nuestra próxima película, con lo que, en nuestro caso sí, nos sale a cuenta.

 

Por último, ¿qué queréis provocar en el público que vaya a veros a OFF Latina?

Iria Ares: Este texto se ha puesto en escena muchas veces, pero nuestra visión es muy distinta. Queremos que el espectador se sienta como un detective que reabre un caso antiguo. El caso de la señorita Julia parece resistirse a toda versión única de los hechos. Queremos volver a presentar estos hechos, en frío, ante el espectador, y decirle… ¿Tú qué piensas? ¿La mató o no la mató?

 

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