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Ximena Vera: “Este proceso está siendo una experiencia de sororidad en vena”

Por Sergio Díaz

Fotografías: Javi Suárez

 

 

Hablamos con la dramaturga, directora y una de las intérpretes de Mujeres que corren con los lobos, una obra inspirada en el libro homónimo de la Doctora Clarissa Pinkola Estés, que es un canto de libertad para reencontrarse con la verdadera esencia femenina. La obra se vertebra sobre cuatro cuentos recopilados en el propio libro, que se han reinterpretado, y que van transitando por conflictos comunes a la experiencia de ser mujer en el mundo. Cuatro actrices escenifican las fábulas entretejidas con música en directo. La obra de Up-a-tree Theatre se adentra en el complejo recorrido identitario de las mujeres para recuperar su naturaleza salvaje. Puede verse en el Teatro de las Culturas y está protagonizada por la propia Ximena Vera y por Marta Cuenca, Andrea Nespereira y Raquel Pardos (que sustituye temporalmente a Esther Ramos)

 

 

¿Cómo llegas a la obra de la Doctora Pinkola Estés? Una mujer poco reconocida para la magnitud de su trabajo… ¿Fue por tu formación académica o habías leído el libro antes?

Es un libro que iba reapareciendo en las estanterías de mis amigas a lo largo de los años y en diferentes países. Me sentí muy identificada con varios de los cuentos recogidos en él, pero fue La Mujer Esqueleto el que me despertó la idea de crear un espectáculo basado no ya en el libro, sino en la experiencia compartida por muchas mujeres al leerlo; la poderosa sensación de reconocer fragmentos de tu propia vida en las fábulas.

 

¿El libro te ayudó a conectar con esa parte de ti misma que tantos años de patriarcado ha reprimido de forma global en las mujeres?

Ni nos imaginamos las dimensiones del potencial humano que ha reprimido el patriarcado en nuestra historia. Desconocemos cómo será el mundo cuando las mujeres tomen el 50% de riendas que les corresponde, pero intuimos que mucho menos violento. El libro de la Doctora Pinkola Estés pone palabras a sensaciones y metáforas a procesos psíquicos reconocibles, experiencia que resulta reparadora como lectora porque nos pasamos la vida leyendo y viendo obras que a menudo nos caricaturizan, malinterpretan o directamente nos borran; tenemos un hambre ancestral de narrativas que hablen de nosotras en primera persona. En lo personal, aunque yo ya había escrito, protagonizado y producido Nobilmente, basada en la vida de Jacqueline du Pre, la investigación y el proceso de creación de Mujeres… me han conectado con mi creatividad de forma aún más profunda. Además de asumir la dramaturgia, dirección e interpretación, me he encargado de la producción, el diseño de vestuario y el espacio escénico. Cada cuento me iba guiando en el proceso; La Vendedora de Fósforos por ejemplo, fue medicina en letras en un momento de bloqueo en la escritura. Pero por encima de todo, este proceso está siendo una experiencia de sororidad en vena, desde un círculo de mujeres que incluye tanto a las actrices como a las mujeres entrevistadas para la obra, a Sofía S. Manrique que lleva la coordinación de la compañía, la cantautora Ana Laan y la coreógrafa Agnes López Río. Ha sido un lujo trabajar con personas tan brillantes y carismáticas. Han sido también imprescindibles el acompañamiento y cuidado de Ignacio Jiménez como ayudante de dirección, Javi Suárez en la fotografía y Ernesto Reguera en producción técnica y vídeo, así como la colaboración de Raúl Alonso.

 

Hace poco que se ha celebrado FETAL (Festival de Teatro Alternativo de Urones de Castroponce), ¿el espectáculo surge allí, mediante el trabajo en residencia de todo el equipo ó montar esta obra es algo que tú tenías en la cabeza ya de antes?

FETAL es una joya de festival y un descubrimiento para cualquier amante del teatro. Estábamos ya ensayando la obra cuando contactamos con ellos y resultó que conocían el libro. Nos invitaron a estrenar allí, dándonos la oportunidad de realizar una residencia creativa donde probar la escenografía e iluminar el espectáculo. Fue maravilloso encontrarnos con un público que recibía la propuesta con entusiasmo y organizadores que nos acogían entre campos de girasoles. De hecho, este año hemos vuelto a FETAL como espectadoras para disfrutar de espectáculos estimulantes. Tras esta primera representación rescribí algunos textos, redefinimos aspectos de dirección y vestuario, participamos en un Croquis Abierto de la sala Beckett en Barcelona, el pasado marzo presentamos la obra en Asturias en su formato actual y llegamos a Madrid a Teatro de las Culturas, donde el equipo de dirección y artístico de la sala (Clara Méndez-Leite, Olaia Pazos y Alberto Ammann) apoyaron la propuesta desde las primeras conversaciones y nos programaron en temporada durante abril y junio. Aquí hemos crecido y creado un contexto profesional formidable con todo el equipo de Teatro de las Culturas. Actualmente hemos renovado fechas y continuamos con las representaciones en este espacio en septiembre y octubre.

 

¿Cómo ha sido el proceso de creación del montaje? Háblanos, por favor, un poco del trabajo escénico.

Quería jugar con la experiencia de leer el libro; el proceso de atar cabos de vivencias propias en contacto con las fábulas y hacerlo desde una fuerza colectiva. Las historias saldrían de un círculo de mujeres donde cada una sería protagonista y a la vez sosteniendo al grupo. Elegí cuatro de los cuentos populares recogidos en el libro que me resonaban como más universales (Las Zapatillas Rojas, La Vendedora de Fósforos, Barba Azul y La Mujer Esqueleto) y los hemos reinterpretado. Pensé en actrices que pudieran encarnar la esencia de cada personaje protagonista, pudiendo a la vez cantar y tocar instrumentos. La obra está escrita con las actrices y sus específicas capacidades en mente. Esther Ramos con su talento para la danza y genialidad cómica es la bailarina de las Zapatillas, Andrea Nespereira aporta voz y emoción cristalina a La Vendedora de Fósforos, yo interpreto a la esposa de Barba Azul y Marta Cuenca es pura potencia física y versatilidad en La Mujer Esqueleto. Actualmente nuestra talentosa Raquel Pardos, que también ha sido mi ayudante de dirección junto con Ignacio Jiménez (gracias a ellos he podido estar dentro y fuera) sustituye temporalmente a Esther Ramos. Junto con la dramatización de los cuentos desarrollamos un trabajo de ‘verbatim’ entrevistando a mujeres en torno a los temas centrales en la obra que son cronológicamente, la ‘represión del instinto’, la ‘creatividad’, ‘encuentro con la depredación’ y ‘aceptación de los ciclos vida-muerte-vida’. Tras seleccionar los fragmentos de las entrevistas grabadas, las actrices trabajaron con audios para adentrarse en el universo de cada mujer a través de la voz. El trabajo vocal, que concibo como un elemento más del plano musical de la obra, es fundamental en este espectáculo. Las cuatro cantamos y tocamos instrumentos en directo (violonchelo, flauta, ukelele, acordeón y percusión) e interpretamos 25 personajes entre todas, jugando con diferentes voces y acentos. Nuestra voz en escena es juguetona y colectiva; reivindica nuestras voces ignoradas en el día a día, en la historia… de ahí que empecemos y terminemos cantando en un alarde de resiliencia.

 

Pero imagino que también ha habido muchos momentos de compartir vivencias y opiniones sobre el libro, sobre la feminidad…

En los primeros ensayos hablamos mucho porque era importante saber cuál había sido la experiencia de ser mujer en el mundo para cada una de nosotras. Necesitaba saber qué partes de la obra entendíamos en nuestras propias carnes, qué aspectos nos tocaban demasiado cerca para poder contarlos o por el contrario nos despertaban la necesidad de compartir, de qué nos podíamos reír, etc. He intentado cuidar a las actrices en sus diferentes procesos porque trabajamos con material sensible que exige transitar lugares oscuros. Lo revelador fue que las mujeres entrevistadas, de forma natural, contaban sus experiencias desde lo aprendido, manifestando su propia resiliencia e intuición. Hablando de situaciones de maltrato, madres represoras o procesos de cáncer, ellas compartían con nosotras sus diversos caminos hacia la luz… así que hemos aprendido mucho.

 

Es la primera vez que vemos una adaptación teatral del libro de la Doctora Pinkola Estés. Y lo habéis hecho de una forma muy honesta. El mensaje está muy claro, pero en función de las vivencias de cada mujer/persona, cada una de nosotras saca sus propias conclusiones, o le toca más un cuento que otro. ¿Esa era la premisa, que las conclusiones fueran personales, que no vinieran marcadas desde la dirección de la obra?

Mas que hacer una adaptación (¡es absolutamente imposible representar el libro!) hemos creado una obra inspirada en el libro como fenómeno íntimo y colectivo, dándome mucho espacio interpretativo. Hay millones de maneras de ser mujer en el mundo y experiencias potentes que nos unen; me interesaba representar algo de nuestra diversidad entrevistando a mujeres de varias generaciones y elecciones vitales. No me interesa fabricar mensajes que insulten la inteligencia de la espectadora; aspiro a crear momentos de significado y dejar que el espectador una los puntos a su manera única. En esto la honestidad es muy importante; no soporto a un actor que hable en “doblado”, necesito actrices que compartan su verdad en voz y cuerpo, creerme lo que me están contando con juego, pero sin trucos. Es lo mínimo que se merece cualquiera que paga una entrada y abandona la comodidad de su hogar para venir a vernos.

 

 

Ximena Vera: “Este proceso está siendo una experiencia de sororidad en vena” en Madrid
De izq. a dcha. Esther Ramos, Andrea Nespereira, Ximena Vera y Marta Cuenca

 

 

Uno de los muchos aspectos interesantes del trabajo de la Doctora Pinkola Estés es que explica algunos cuentos y tradiciones orales desde una perspectiva femenina. Háblanos un poco acerca del simbolismo de los cuatro cuentos que conforman el espectáculo.

Cada cuento es un universo donde cada personaje representa aspectos de la psique advirtiéndonos de diferentes peligros. Relatan procesos complejos, pero intentaré poner algunos ejemplos. Cuando la niña renuncia a las zapatillas rojas que ha confeccionado con sus propias manos, para vivir en la casa de la rica anciana, está renunciando a su propia creatividad por un mundo de seguridad material que reprime una y otra vez su necesidad de bailar; bajo esa negación de sí misma enloquece. La Vendedora de Fósforos persiste en intentar vender sus cerillas (su fuego, su vitalidad) en un mundo que no reconoce su valor. Incapaz de viajar a un escenario donde sí sea apreciado, agotada, sucumbe a la idealización que la paraliza y acaba muriendo de frío. La esposa de Barba Azul no reconoce la depredación hasta que su propia vida corre peligro, experiencia que activa su instinto de supervivencia y le permite ponerse a salvo. La Mujer Esqueleto renace del fondo del mar en que muere; el mar simultáneamente sepulcro y origen la vida. El pescador que la atrapa consigue superar su miedo a lo desconocido, al cambio, y dejándose llevar por su empatía le sorprende el renacer de la vida.

 

 ¿Qué papel juega la música en directo?

A nivel estructural es un hilo conductor que hilvana el conjunto de retales que es la obra, que por otro lado está repleta de referencias al tejido y la costura. Es también un espacio de juego y elemento narrativo que nos permite crear atmósferas, personajes y espacios. Todo el sonido del espectáculo transcurre en el aquí y el ahora de la representación, como parte del encuentro ritual con los espectadores.

 

Se dice que el libro de la Doctora Pinkola-Estés deberían leerlo todas las mujeres, pero también los hombres ¿no?, sería una forma de acercarse mejor a la esencia femenina. Igual que ir a ver vuestro montaje… Los hombres no están excluidos, aunque no sean los protagonistas…

Entrar en contacto con perspectivas femeninas resulta enriquecedor para cualquiera. Podría asegurar que un 80% de los libros que he leído y obras y películas que he visto en mi vida han sido escritas por hombres occidentales blancos. Esto supone perdernos la mirada de la mitad de la población mundial de primeras, además de la de unas cuantas culturas. Yo llevo unos años intentando corregir mi ignorancia en este sentido y definitivamente recomiendo la exploración de otras perspectivas. La investigación antropológica de la Doctora Pinkola Estés, es tan original como exhaustiva y fascinante, absolutamente recomendable.

 

En el fondo es una llamada para que el ser humano regrese a la naturaleza, a su forma más espiritual y salvaje, algo de lo que nos estamos alejando. Pero sobre todo que lo hagan las mujeres, rompiendo con las cadenas que la sociedad patriarcal les impone…

En lo salvaje está el cuidado, tan devaluado en nuestro capitalismo patriarcal, valga la redundancia, que lo mismo desprecia a una mujer que amamanta en público como niega nuestros ciclos menstruales con los anuncios inodoros del liquidito azul. Cuando aprender a vivir en sincronía y escucha de nuestros ciclos biológicos nos conecta directamente con nuestra fuerza vital y unos cuantos procesos psíquicos. Volver a nuestros cuerpos tal y como son es absolutamente revolucionario y sanador en esta sociedad, ahora bien, para mí no se trata de romper nada ni somos nosotras las que ‘necesitamos liberarnos’. Por llevarlo a lo cotidiano, una mujer puede denunciar una violación, pero ¿depende de ella que la violación suceda en primer lugar o que un juez pueda no considerarla como tal? ¿Cómo se libera ella de eso? Son los hombres como colectivo, quienes tienen que empezar a plantearse su problema con la violencia. Nosotras no quedamos antes de un partido de futbol para pegarnos, no violamos, no iniciamos conflictos bélicos y no mueren cincuenta hombres al año en manos de sus parejas. Con las estadísticas en la mano, que son datos, no opiniones, el problema esencialmente, lo tienen los hombres. Son ellos los que necesitan empezar a hablar de modelos de masculinidad alternativos y encargarse de difundirlos. La buena noticia es que cada vez hay más hombres asumiendo su responsabilidad en el cambio. 

 

¿Qué os dice el público cuando sale de ver la función? ¿Qué impresiones os llegan?

Recibimos muchas muestras de cariño de gente que se acercan a darnos las gracias. Hemos tenido de todo; freakies del libro, mujeres jóvenes y mayores, extranjeros que sin entender una palabra lo entendieron todo, hombres jóvenes y mayores conmovidos… está siendo una experiencia muy bonita con públicos variopintos.

 

Siempre se ha echado en falta obras de teatro para adolescentes, aunque compañías como La Joven o Ventrículo Veloz están revirtiendo esa tendencia. Creo que vuestro montaje sería ideal para ese tipo de público. Un libro iniciático. Un montaje iniciático también para abordar cuestiones de género…

La obra está dirigida a un público multigeneracional. Obviamente el título atrae a muchas lectoras del libro, pero creo que resulta muy inclusiva; no es necesario haberlo leído para conectar con las diferentes historias escenificadas y a mucha gente le sorprende el humor en la obra, que no se esperaban. También he sentido que era importante dejar al público con sensación de esperanza y celebración, bastante deprimentes son ya los telediarios, que el teatro nos llene de fuerza para seguir…

 

 

Ximena Vera: “Este proceso está siendo una experiencia de sororidad en vena” en Madrid
Marta Cuenca en ‘La Mujer esqueleto’

 

 

¿Por qué asusta tanto la palabra feminismo?

Bueno, no asusta tanto como volver a casa sola de noche ¿no?… en este país a algunos les asustaba la democracia o que no se bautizase a los niños, después el matrimonio homosexual… ¿Y qué hacemos, dejar de vivir, vivir para agradar? Que se preparen alguna tila que otra y ya se les irá pasando.

 

Hay muchos hombres que no entienden los movimientos feministas: porque es más fácil no entender, por falta de educación y de información… ¿Qué sería necesario para poder ir cambiando esa mentalidad? ¿Qué es lo básico para que se empiecen a producir esos pequeños/grandes cambios?

¿Falta de información en el 2018, en serio? Voy a insistir con lo de empaparse de autoras. En nuestro ámbito teatral reclamemos y visibilicemos la presencia de dramaturgas y directoras, acusemos su ausencia de nominaciones y programaciones, sobre todo de teatros públicos sostenidos con los impuestos de todas. Preguntemos a los teatros de vez en cuando, y esto requiere la implicación del público ¿Dónde están las autoras? Y no me vale una de cada diez autores programados, estoy hablando de representatividad proporcional, es decir, real. Preguntemos hasta que ya no haga falta y esto empezará a caminar a otro ritmo.

  

Imagino que conoces Always #LikeAGirl que, más allá de ser una campaña publicitaria, muestra las perversiones del lenguaje, sobre cómo se transmite la cultura y con que conceptos erróneos crecemos… ¿Por qué “correr como una niña” no significa “poder ganar la carrera”?

Igual el tema no es ni “ganar la carrera” sino “superar tu marca”; la competitividad para mí es un aspecto más del desequilibrio testosterónico en el que vivimos, me parece mucho más interesante la palabra colaboración.

 

Aunque todo vaya demasiado despacio, aunque aún estemos lejos de la igualdad real, es un momento muy importante para el movimiento femenino global. Quiero pensar que el pasado 8 de marzo fue un punto de inflexión. ¿Lo crees así?

El 8 de marzo es una celebración de sororidad también en recuerdo de las generaciones de mujeres que nos preceden, y no podemos dejar que se mercantilice. Resulta patético el intento de apropiación de este día por parte de personas y medios que se desentienden el resto del año. Yo diría menos lecturas de manifiestos feministas en escena y más programación de directoras y dramaturgas a niveles proporcionales. Personalmente he tenido que recordar a varios programadores que podían contratarnos cualquiera de los otros 364 días del año; que existimos de enero a diciembre, resulta bastante ridículo tener que explicarlo. Paradójicamente un proyecto de dramaturgo y director y elenco exclusivamente masculino no se etiqueta como “obra de hombres”. No se les entrevista sobre masculinidades, nadie se plantea como de incluida se siente cualquier espectadora y por supuesto no hace falta justificar su programación con un día especial porque se considera sencillamente, una obra. En este sentido, en el panorama teatral estamos a años luz de países como el Reino Unido, donde la igualdad es una realidad.

 

Hablando un poco de tu compañía, Up-a-tree Theatre, os conocí y os disfruté con la maravillosa Nobilmente representada en la añorada Kubik. ¿Cómo trabajáis? ¿Qué tipo de teatro es el que queréis llevar a cabo? ¿Cuáles son vuestros próximos proyectos?

Siento que vamos descubriendo nuestros códigos con cada historia que intentamos contar. Como actriz antes que dramaturga y directora, doy mucho juego al trabajo actoral y disfruto enormemente trabajando con actores ya sea como directora, coach o profesora. Toda mi formación actoral ha transcurrido entre eSwatini (sur de África) e Inglaterra y creo que estas influencias se manifiestan en mis espectáculos ya desde el mismo nombre de la compañía, Up-a-tree Theatre. Tenemos dos proyectos de espectáculo en gestación, un programa de teatro social en eSwatini y talleres de Dramaterapia para mujeres basados en nuestro proceso de creación de Mujeres que Corren con los Lobos a partir de octubre. Como psicóloga para mí el teatro es un arma de sanación colectiva. Nuestra visión como compañía es seguir apostando por un teatro inclusivo y curioso, que propicie espacios de encuentro y reflexión, allá donde nuestro imaginario nos lleven.

 

¿La mujer salvaje sigue en peligro de extinción o afortunadamente no?

En peligro estamos todos como no nos metamos más en los bosques y menos en Instagram; la mujer salvaje es una invitación apasionante a redescubrirnos y conectar con nuestro potencial.

 

 

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS

Teatro de las Culturas

Del 13 de septiembre al 30 de octubre

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