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VIII Festival Experimental de Teatro Clásico-clasicOFF

«clasicOFF es nuestra seña de identidad»

 

Aún me acuerdo del primer texto que escribí sobre clasicOFF y poder seguir haciéndolo aún hoy, 8 ediciones después, me parece maravilloso. Y todo es fruto del trabajo de Rocío Navarro, Alberto Salas y Álvaro Moreno, tres de los integrantes del equipo gestor de Nave 73, que allá por 2013 tuvieron la idea de crear el primer festival que llevaba una programación exclusivamente ‘clásica’ a la cartelera de una sala alternativa madrileña.

Es una delicia hablar con ellos sobre teatro. Primero porque les apasiona lo que hacen. Segundo porque saben mucho de lo que hablan y tercero porque son ‘majérrimos’. Los tres nos cuentan sus impresiones acerca de este gran evento que se ha convertido en el buque insignia de la programación de este icónico y especial espacio madrileño.

 

La modernidad del Teatro clásico

 

Por Sergio Díaz

Foto portada: Fernando Roca Andreu

 

La primera pregunta es obligada, ¿Cómo estáis y cómo habéis pasado este tiempo de cierre forzoso?

Rocío: Afortunadamente estamos bien, tanto nosotros como nuestras familias, que es lo más importante.

Alberto: Y a nivel de sala hemos intentado mantener abierta la escuela. Sí que mantuvimos todos los cursos profesionales durante el primer mes y medio, pero es verdad que luego se hizo muy difícil continuar porque ya empezaban las partes prácticas. Así que ya después nos dedicamos a intentar preparar y gestionar la vuelta en septiembre, que tampoco está siendo fácil poder encajar todo lo que queda del curso pasado con los nuevos cursos que comienzan. Al final hemos estado en casa sin público pero hemos trabajado mucho para que todo funcione correctamente.

 

¿Y cómo afrontáis esta reapertura? ¿Qué protocolos habéis tenido que implementar?

Rocío: Hemos trabajado mucho para hacer de Nave 73 un espacio seguro al que venir. Hemos ido incorporando todas las normas de seguridad e higiene que se nos exigen desde las administraciones y estamos preparados para adaptarnos a nuevos escenarios, ya que esto cambia cada día. Es obligatorio el uso de la mascarilla, por supuesto hay geles hidroalcohólicos en la entrada a cada estancia, hemos reforzado el tema de la limpieza y se desinfecta todo el espacio tras cada actividad. Es un gran esfuerzo para nosotros, porque tenemos que ir con el desinfectante, el paño y la lejía en la mano a cada momento para ir limpiando todo, para limpiar todas las butacas y cualquier superficie en la que haya habido gente y que se haya tocado, pero bueno, queremos que la gente se sienta cómoda y confiada al venir a nuestra sala.

Álvaro: Además estamos viendo la posibilidad de comprar telas que sean fácilmente limpiables y que no absorban líquidos ni sudores con las que forrar las butacas, por ejemplo; estamos viendo cómo cambiar el bar también… muchas cosas tenemos en mente.

 

Eso en cuanto a medidas de limpieza e higiene. ¿Y lo que afecta directamente a vuestra actividad?

Rocío: Hemos reestructurado la programación ya que no va a ser viable la doble función diaria tal y como lo teníamos hasta ahora por el tema de los tiempos para limpiar todo y evitar que coincidan las masas de gente que van a ver las distintas funciones.

Alberto: Y si seguimos como ahora abriremos con un aforo máximo del 70% de nuestra capacidad.

Álvaro: Lo que hemos hecho para clasicOFF, que es con lo que abrimos en septiembre, ha sido añadir un día de representación a las distintas funciones para poder compensar esa pérdida de aforo. Antes cada espectáculo se representaba dos días y ahora serán tres consecutivos, a ver si así conseguimos ir equilibrando entre públicos y taquillas.En octubre sólo tendremos el festival SURGE y de cara a noviembre, que es cuando arranca la estructura de base de la programación y si es posible, sí que trataremos de poner una doble función los sábados, adelantando la primera función a las 19h y poniendo la sesión golfa a las 23h. Es una de las ideas que tenemos sobre la mesa, pero hay que ver cómo evoluciona todo.

 

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Los tres componentes de Nave 73: Alberto Salas, Rocío Navarro y Álvaro Moreno. ©Fernando Roca Andreu

 

Habéis tenido que repensar todo, por lo que veo.

Álvaro: En eso estamos, viendo posibilidades. De hecho, hubo un momento en el que vimos que si esta actividad no se regulaba y no se legislaba tendríamos que dejar de hacer teatro tal y como lo habíamos hecho hasta ahora, pero no pensábamos dejar de hacer teatro. Si nos hubieran obligado a hacer teatro con mascarilla porque es la normativa, pues lo hacemos, nos adaptamos y lo hacemos así. Siempre tenemos algo que contar y vamos a seguir haciéndolo, de la forma que sea.

 

En marzo ya os preguntamos por todo lo que se os venía encima como sala. Han pasado ya los meses. ¿Qué medidas reales habéis visto que se hayan tomado para ayudaros a seguir adelante?

Álvaro: Sí se han hecho cosas, la verdad. Ha habido voluntad desde todas las administraciones. El problema es que lo principal que se ha hecho es alimentar a los bancos para darnos de comer a nosotros. Todo lo que se ha hecho ha sido a través de créditos, pólizas… ¿Qué pasa? Que todos hemos calculado esas pólizas hasta septiembre, que es cuando recuperamos actividad, pero hasta este punto vamos a llegar a 0, estamos al límite y no vamos a poder recuperar una actividad al 100% por muchas ganas que tengamos. INAEM, pese a las cagadas iniciales, se ha volcado y se ha peleado mucho con Hacienda, sobre todo en estas últimas semanas, para hacer una gran masa de ayudas que pueda cubrir a todo el mundo en la medida de lo posible. Incluso superando sus competencias ha conseguido que haya dinero para apoyar a todas las estructuras artísticas desde casi cualquier lado. El tema es que ese dinero no llegará hasta finales de 2020, principios de 2021. Con lo cual nosotros gastamos todos los créditos ahora hasta septiembre.

Las ayudas de la Comunidad de Madrid no hemos conseguido que las hagan previo pago, con lo cual llegarán en marzo de 2021. Estas ayudas son las de siempre, no se ha tocado ni una coma y quizás en estos momentos deberían haber analizado la situación desde otra perspectiva, porque estamos en una realidad mucho más compleja que en otros años. La verdad es que la CAM ha estado bastante desaparecida y tampoco se la espera. El Ayuntamiento se ha volcado para intentar ayudar a todo el mundo, la comunicación con ellos ha sido muy buena, pero luego se han topado con la intervención administrativo-política, que son las que retienen todo y las ayudas han salido un mes más tarde de lo esperado, así que prácticamente hasta 2021 no llegará nada. Ha habido mucha voluntad pero a la hora de la verdad el dinero llega a través de los bancos, ha llegado para un periodo muy concreto y se nos acaba. Y si nos vuelven a confinar…

 

La liquidez es el gran caballo de batalla para vosotros.

Álvaro: Sí, es verdad que lo hemos ido solventado con los prestamos bancarios, que es verdad que es lo más rápido a nivel legal y tanto el INAEM como la CAM los han gestionado muy bien, pero estamos haciendo equilibrios financieros y lo vamos a pasar realmente mal aguantando estos meses hasta que lleguen esas ayudas.

Alberto: Yo por mi parte siento un poco de desazón. Las líneas de crédito están muy bien, pero no dejan de ser eso, líneas de crédito con todo lo que ello implica. Es como un volver a empezar. He conseguido liquidez para llegar hasta este punto de reapertura pero vuelves a reabrir con tu crédito detrás. Es como volver a la línea de salida, a cuando empezamos el proyecto en 2013, pero con una situación social y sanitaria muy complicada. Así que da un poco de miedo, la verdad. Pero seguimos en la lucha, que es lo importante.

 

Estos días se pueden ver en la televisión campañas para volver a los bares, campañas muy potentes para que la gente vuelva al cine también… ¿Echáis en falta una campaña parecida para que la gente vaya a los teatros?

Álvaro: La estamos esperando, sí. La CAM iba a hacer una gran campaña sobre esto, pero me veo que esa gran campaña llega para 2021… viendo lo visto. O a lo mejor le pide al colega de turno que le haga unos vídeos con el móvil y listo.

 

Y con eso ya hacemos que la gente vaya al teatro…

Rocío: Así es. La verdad es que están muy bien las cosas que se hacen para apoyar otros sectores, pero nosotros lo echamos en falta también. No sólo la hostelería es la perjudicada.

 

Hablamos ya de algo más bonito como es clasicOFF, un festival que siempre celebrabais en julio y que este año, por las circunstancias, lo habéis trasladado a septiembre para abrir vuestra temporada. ¿clasicOFF es vuestro gran proyecto escénico como espacio, vuestro niño bonito?

Alberto: Yo creo que sí, porque además fue el primer gran proyecto que surgió cuando abrimos Nave 73 y la verdad es que surgió un poco de la casualidad. No llevábamos ni tres meses que estábamos abiertos cuando se nos ocurrió la idea de hacerlo. Y siempre ha sido nuestro niño bonito, como tú dices, nuestra seña de identidad, siempre es algo que nos ha ilusionado mucho hacer. Y ya que este año no pudo ser en julio pues dijimos que sería una buena manera de iniciar temporada.

Rocío: Sí, la verdad es que nos hace mucha ilusión empezar este año tan particular con algo tan nuestro, tan de Nave.

Álvaro: Sí que es la seña de identidad de Nave 73, pero no porque Nave 73 sea esto en su programación habitual, sino que es como jugar a hacer extraños equilibrios y a seguir en la búsqueda de lo imposible que tenemos como sello personal. Este festival es una mezcla de la identidad teatral de siempre, de lo que ha sido y siempre será el teatro con un lenguaje moderno y contemporáneo. Eso es lo que quiere ser también Nave 73.

 

Es como coger buena energía para afrontar esta época extraña, ¿no?

Alberto: Sí, eso es, es tomar impulso con algo bonito.

Álvaro: Es como un encaje perfecto. Nos parecía bonito comenzar con esto tras vernos obligados a cerrar, la verdad.

 

Habéis comentado antes lo de la casualidad. ¿Cómo surge entonces clasicOFF?

Álvaro: Sí que fue un cúmulo de casualidades. Empezó con un “¿Tú te imaginas qué?” y acabamos diciendo, pues oye, no lo vamos a imaginar, vamos a llevarlo a cabo. Ocurrió que César Barló, de Almaviva Teatro, nos pidió una residencia para un trabajo que estaba montando sobre una versión de Fuenteovejuna, un ensayo desde la violencia. Y pudimos darle esa residencia. También desde el Festival de Almagro venía una compañía mexicana con una versión fantástica de El Caballero de Olmedo, basada en las guerras cristeras del siglo XX en México. Y ya pensamos: “¿Te imaginas que encontramos una tercera obra y nos hacemos un ciclo de Lope?”, así que nos pusimos a ello y hablamos con Álvaro Morte, de 300 pistolas, una compañía estupenda que adaptaba clásicos en ese momento y tenía una versión de El perro del Hortelano en un salón del oeste que era maravillosa y de repente nos hicimos un ciclo con tres obrones que tuvo una repercusión estupenda. Y pensamos que algo así tenía que quedarse en cartelera y ya nos pusimos a buscar para la siguiente edición esos límites entre el lenguaje contemporáneo y los textos clásicos, que es como la forma más perfecta que ha tenido el castellano de mostrar cosas, además de ser la más enrevesada y la más difícil de ejecutar. Pero no queríamos sólo adaptaciones, también nos gustaba la idea de romper el texto del todo. Y así surgió y así sigue, porque hay mucha gente que quiere contar cosas a través del texto clásico.

 

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Foto de ‘La Margarita del Tajo que dio nombre a Santarén’

 

Es una frase muy recurrente, pero los textos clásicos siguen teniendo mucho que decir sobre la sociedad actual

Rocío: Por supuesto, su vigencia sigue intacta.

Álvaro: Sí, pero también tiene mucho que criticar sobre lo pasado o sobre cuestiones preestablecidas en una sociedad a través de un texto que lo defiende. Como te decía nosotros no tenemos ningún problema en que se deshaga y se destruya el texto. El año pasado tuvimos una versión que se llamaba La habitación de Laurencia, que precisamente hablaba de cómo una dramaturga intentaba adaptar Fuenteovejuna pero diciendo que no quería hacerlo así, tal y como marcaba el texto original. Y toda la obra era sobre esa gran omisión de Lope, sobre que es una obra injusta, cruel y que por mucho que parezca que defiende a la mujer, sigue contando las cosas desde el punto de vista patriarcal. Este es un buen ejemplo de lo que puede ser clasicOFF.

 

Entonces, a la hora de elegir proyectos para participar en el festival, ¿qué límite ponéis?

Alberto: clasicOFF lo montamos entre los tres y juntos buscamos que las obras participantes tengan ese punto de ruptura y de experimentación, que vaya un poco más allá de la mera interpretación de los textos del Siglo de Oro. Buscamos la diferencia, aunque sea en las formas, pero esos matices son importantes porque al final estamos hablando de un festival de teatro clásico experimental. Y para mí es muy importante lo que la obra me quiere contar y cómo me lo quiere contar. Que me llegue y me toque de alguna manera.

Álvaro: En mi caso busco las tripas puestas en el proyecto. Cuando tú coges algo que ya está hecho y que encima es más o menos perfecto o que está bien, al menos, sino es para mejorarlo, tiene que ser para transformarlo en algo que necesitas. Entonces coges eso, en vez de hacer un texto original, porque eso lo cuenta o te sirve para contar tu cosa mejor. Y todo eso también nos sirve para la comedia, también es válido para hacer bizarradas. No es sólo para contar un contenido y llevarlo a un conflicto interno dramático. Una ruptura de comedia, con esa mala baba que tiene el punto de vista actual frente a épocas anteriores funciona muy bien. Y luego a veces, ha habido casos, en los que intentas romper ese texto y resulta que lo que tú ibas a contar está perfectamente dicho y lo que haces es readaptar lo que ya has roto y haces tuya la obra a través del texto original. Eso también me interesa mucho, ese proceso de trabajo en el que alguien intenta romper un texto clásico porque quieres ser ‘hipercontemporáneo’ y te das cuenta de que lo que ya está diciéndose es contemporáneo y te funciona a ti. Y de golpe haces tus vísceras texto y sale. Para mí esa es la adaptación perfecta.

 

Quizá me equivoque, pero me parece que suelen ser más compañías jóvenes las que presentar proyectos de este tipo

Rocío: Depende de los años, la verdad. Puede que haya más, pero no es una norma.

Alberto: También puede ser que nosotros nos hagamos más viejos cada año y nos parezca eso (Risas). Puede ser que las compañías que empezaron el festival, por ejemplo, han subido ya de nivel y hay un cambio generacional y por eso da esa impresión.

 

Por dónde yo quería ir, aunque no haya acertado del todo, es que un festival así es una gran iniciativa para conocer la nueva dramaturgia contemporánea.

Alberto: Sí, está claro que se descubre mucho talento y hay mucha gente joven con ganas de expresarse que empieza investigando textos clásicos y quiere dar a conocer su propia voz a través de ellos, pero lo de la juventud no es la norma de clasicOFF, como sí ocurre por ejemplo en un festival como Imparables, que sí que son compañías jóvenes y noveles. Aquí no hay ese criterio de partida, es más dirección artística pura y dura, venga el proyecto de quien venga.

Rocío: Este año hemos tenido bastantes dificultades a la hora de seleccionar proyectos porque la convocatoria de clasicOFF estaba lanzada previa al estado de alarma y al final muchos proyectos se han quedado por el camino porque muchas veces la mayoría de los proyectos de este tipo no están montados, se montan en ese intervalo de tiempo desde que sale la convocatoria hasta que lo presentan.

 

¿Qué balance podéis hacer de estas 7 ediciones que lleváis? ¿Cómo lo sentís?

Álvaro: A mí me da mucha vida, la verdad. Alguna vez hemos pensado que nos lo iban a quitar, porque ha habido alguna tentativa de hacerlo, pero al final como es tan raro y siempre va tan al límite pues no es fácil que esto funcione. Pero afortunadamente seguimos aquí, a pesar de las dificultades y no se va nunca. Y está guay.

 

Esta edición tenéis un clásico a ritmo de trap.

Rocío: Bueno, nosotros ya hemos tenido trapeo aquí con Valle in trap.

Álvaro: Valle in trap era un Luces de bohemia que telita…

Alberto: Pero creo que PR3CIOXXA va más allá. Es un proyecto muy interesante, una adaptación perfecta a los tiempos actuales.

Álvaro: Es una gitanilla de ahora (Risas).

 

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Foto de ‘Rey Juan’

 

Sé que es difícil, ¿pero me podéis definir el resto de los proyectos que formarán parte de esta edición?

Álvaro: Pues mira, este año hay tres Shakespeare, que normalmente no tenemos tantos. Son tres versiones curiosas. Hay dos versiones desde un punto de vista un poco más ajeno y luego está Rey Juan que sí que es una puesta en escena intentado coger todo el conflicto de la corrupción en la corona. Rey Juan sí que está más basado en la obra original, pero las otras dos piezas que son Las brujas de Macbeth, que es una bizarrada, y Las sombras de Hamlet, son muy parciales. Es lo que hemos dicho antes, cogen bases del texto original para contar lo que ellas quieren contar. Y lo que me gusta del resto es que son obras de autores distintos. Hay un Cervantes, un Lope, un María de Zayas… y un Ángela de Azevedo, que yo no conocía y que el año pasado ganaron Almagro off. Es verdad que este montaje tiene una energía un poco más pausada, más clásica al uso, pero retoman un texto muy desconocido desde el punto de vista femenino y feminista de una dramaturga que es muy poco conocida.

 

Hablando de esto, ¿Habéis notado que desde esa primera edición en 2013 hasta ahora hay un mayor interés por descubrir textos de autoras?

Rocío: Sí, la verdad es que sí, que se va notando esa intención en cada edición. Se está haciendo un trabajo muy interesante para dar a conocer obras de autoras que son desconocidas para el público general.

Alberto: Es cierto, y diría más, diría que cada vez se va entendiendo más el clásico como parte de la programación off o alternativa. Las obras clásicas, descubrir autoras… sí que está más presente ahora que hace unos años. Se ha entendido que tienen visibilidad estos proyectos dentro de nuestro circuito.

 

Lo que resulta curioso, si lees la vida de estas autoras e investigas un poco en su obra, muchos coetáneos suyos alababan sus trabajos, las citaban en sus textos, las ensalzaban ya en aquella época, con lo complicado que era, pero luego la historia las han hecho desaparecer y no conocemos apenas nada de su trabajo… si no fuera por las revisiones y dramaturgias que se hacen ahora.

Alberto: Las mujeres han sido olvidadas por la historia a nivel general, en todos los ámbitos. La historia ha castigado sistemáticamente a las mujeres.

Rocío: Totalmente. Y si no fuera por las revisiones que se hacen ahora y por las adaptaciones y dramaturgias creadas a partir de sus obras seguiríamos sin conocerlas.

Álvaro: Este año tenemos obras de dos autoras de esa época y eso nos alegra mucho. A mí me hace especial ilusión el montaje de Ángela de Azevedo. Y es verdad lo que comentas, que el propio Lope alabara su trabajo y que no haya llegado apenas nada de ella es inadmisible. De María de Zayas nos ha llegado algo más, pero porque ella era la ‘Reina del Mambo’ en su época y una luchadora incansable. También nos ha llegado más cosas de Sor Juana Inés de la Cruz, también de Ana Caro porque ella tenía otras condiciones sociales. Pero de la propia Azevedo o de Feliciana Enríquez de Guzmán, que son personajes más populares, apenas ha llegado nada y es algo que da mucha rabia.

 

Sería interesante hacer un festival solo de dramaturgas del Siglo de Oro.

Rocío: Pues mira, sí es algo muy a pensar de cara al futuro.

 

Porque son ellos, los autores, los que siguen mandando. ¿Quién estaría número 1 en el ranking de más representado?

Alberto: Sin duda Lope.

Álvaro: Así es. Calderón es muy difícil de adaptar, es el tema que tiene. Este año tenemos un Amar después de la muerte, que lleva sin representarse muchísimo tiempo, y esta propuesta que nos ha llegado es maravillosa.

Alberto: Shakespeare también estaría en el top.

Álvaro: Shakespeare lo que tiene es la universalidad de la adaptación.

 

Más allá de dramaturgas, de las que ya hemos hablado, ¿echáis de menos adaptaciones de autores como Moreto, Ruiz de Alarcón o Vélez de Guevara, que son complicadas de ver? Imagino que porque no será fácil llevarlas a buen término.

Álvaro: Con esto pasa igual que cuando te vas al teatro isabelino. Con Inglaterra todas las cosas extreman hacia ese ‘western’ que es terrible y tremebundo sobre la tragedia, el asesinato y la crueldad, que es lo que tiene el final del siglo XVII en Inglaterra. A nosotros nos pasa en la parte más bufonesca de nuestro teatro. Nos lo llevamos al extremo y no nos llega igual. Moreto se representa muy poco en España siendo un grande y se nos queda como más cojo frente a la universalidad de los textos de Lope o de Calderón. De hecho, la recuperación de Cervantes como autor innovador del Siglo de Oro, también ha costado lo suyo.

 

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