Cristina Rojas: «Por amor puedo hacer o dejar de hacer casi todo. La vida va de eso»

 

Tras el éxito alcanzado con su anterior montaje, Felicidad, la compañía teatral tenemos gato (así, en minúsculas) regresa a nuestra ciudad con su última creación, La perra (o la necesidad de ser amado). La desaparición de su perra fue la causante de que Cristina Rojas, dramaturga, directora y actriz, diera a luz este texto que se estrena en la Sala Cuarta Pared. Un pieza sencilla pero llena de capas que ahonda sobre la necesidad de ser amado. En escena, Homero Rodríguez, Raquel Mirón, Javier Márquez, Mónica Mayén y la propia Cristina, serán los responsables de dar vida a quince personajes que con una agilidad vertiginosa ponen de manifiesto cómo el ser humano desarrolla el instinto animal para sobrevivir antes situaciones delicadas.

 

Por Ka Penichet/@KaPenichet

Foto portada:  ©D. Sagasta

 

He leído que el texto es producto de una experiencia personal ficcionada, en tu caso ¿qué pasó dentro de ti para que consideraras que de una experiencia así pudieras sacar tanto material?
Lo pasé muy mal cuando mi perra se perdió. Muy mal. Estaba sucediendo y era tan intenso, doloroso y revelador y a su vez anduvimos, gritamos y buscamos tanto, que tenía la sensación de que estaba en una película. Como si fuese capaz de mirar desde fuera y verme en esa película en la que alguien desaparece y hay que encontrarla. Hubo sentimientos de culpabilidad, frustración, alegría, esperanza, odio, empatía, lástima, admiración, gratitud… Conocimos a personas de todo tipo. Cuando acabó todo, supe que lo escribiría.

 

El eje de la función, son las relaciones familiares, ¿qué es para ti la familia? 
Familia es lo que uno quiere y puede. A veces son familia los que no conoces de nada y comparten contigo un momento. Todo puede ser una familia. Y una familia puede no ser nada, nada más que un título. Me crié con mi madre y mi abuela. En una casa de mujeres. Y ahora tengo una hija y un hijo con mi chico. Y una perra. Pero no tengo hermanos. Tengo amigas y amigos que son como si lo fueran y echo de menos a mi padre (que apenas conocí) cada día. Tengo idealizada la familia a la que me gustaría pertenecer. Quiero a mis hijos y compañero por encima de todas las cosas. Tengo un sentimiento cursi y otro radicalmente macarra con esto. Todo vale. Imagino que un poco de todo esto eso es familia.

 

¿Qué relaciones establecemos con nuestros amigos, nuestra comunidad y nuestro entorno ante una situación de crisis? 
Creo que en una situación de crisis es realmente donde puedes darte cuenta de a quién quieres o qué te importa. Me recuerda a cómo trabajábamos con Cristina Rota. Pones en un lado lo peor que puede pasar si no consigues eso que necesitas (tu deseo) y en el otro tu estado de ánimo, tu vínculo, de dónde vienes… y te lanzas. Puro conflicto. Teatro puro. Nunca se sabe hasta donde sois capaces de llegar.

 

Una de las necesidades básicas del ser humano es que le quieran ¿qué crees que está pasando en esta sociedad que cada estamos más carentes de amor? 
Yo creo que no estamos carentes de amor, ¿no? Tal vez puede taparse, frivolizarse, pero todos queremos que nos quieran. A mí me pasa. A veces me siento como un animalillo herido. Y voy buscando aceptación, cariño, empatía, reconocimiento, amabilidad, caricias…

 

¿Qué cosas estás dispuesta a sacrificar por amor? 
La palabra sacrificio me suena muy cristiana, no me gusta. Pero si me paro un poco, pienso que por amor, puedo hacer o dejar de hacer casi todo. La vida va de eso.

 

tenemos gato nos trae 'La perra' en Madrid

 

La música juega un papel relevante en la función, cuéntanos cómo se ha realizado la selección. 
Ya al escribir había varias canciones que resonaban en mi cabeza (de Lole y Manuel, José González, Pink Floyd, Devendra Banhart…), y otras, poco a poco han ido apareciendo. Raquel Mirón, amiga, ayudante de dirección y actriz también estuvo trabajando conmigo. Después tuvimos la suerte de que nos dejaron usarlas. En tenemos gato, nuestra compañía, prácticamente llevamos haciendo eso desde hace más de 10 años. Es una maravilla poder escucharlos cuando estás en escena. Casi que no hace falta nada más.

 

El elenco está formado por 5 actores (una de ellas tú), que a su vez interpretan a 15 personajes, ¿cómo trabajas con ellos el cambio de registro teniendo en cuenta la agilidad de la pieza?
Podríamos decir que cada intérprete tenemos un personaje más cercano a nosotros, uno opuesto y un tercero para gozar. Los hemos trabajado por separado. Cuando teníamos uno casi listo, pasábamos a otro. Y después hemos hecho muchos pases generales, para ser conscientes de cuanto tiempo tenemos entre un personaje y otro para hacer la transición (no sólo externa) sino emocional, de voz, de cuerpo… Sentíamos que era la única manera de lograr estar en cada personaje sin tener que pensar mucho. A su vez, toda esta transformación (o como lo queramos llamar) se muestra al público. El público ve, como un actor pasa de ser un hombre burgués a un pastor o una señora pasa a ser una niña. Y esto es un juego. Bueno, esto lleva haciéndose toda la vida en el escenario y es divertidísimo.

 

Además, he leído que das libertad a los actores para improvisar algo cada día en relación a sus sentimientos, ¿ha pasado algo en alguna que te haya sorprendido de alguna forma? 
Yo soy actriz, no directora. Así que dirijo más o menos parecido a como me preparo un personaje, pero justo antes de que me tenga que ceñir cien por cien al texto. Al dirigir, me paro justo antes de eso. Suelo decir que como yo no soy Lorca, ni Sanzol, ni Rojano… podemos hacer con el texto lo que no nos de la gana. Ese ‘lo que nos de la gana’ es muy poco, y  aunque a nivel de historia no cambia nada, lo que sí cambia es la actitud con la que sales a escena. Saltas al vacío. Y eso hace que estés muy viva (o vivo). Que estés alerta. De manera que lo que cuentas es lo mismo, pero estás más libre, y si algo no va, o si no llegas emocionalmente, puedes indagar un poco más, o si te sientes cómoda en un sitio, puedes quedarte un poco, o si algo que has dicho te resuena y te llega al corazón puedes nadarlo, o si tu compañero te ha tocado en el alma más que nunca, lo incluyes. Y sigues. Así que podría decirse que me sorprende cada día. Ya lo hacíamos (y hacemos) en Felicidad, y nos sentimos muy cómodas y muy relajadas. Hay días en que estás más cómoda o incómoda en una escena porque eso que dices eres tú, ahora.

 

Cómo logras equilibrar en la balanza una propuesta sencilla pero con un resultado tan brutal y con una infinidad de capas. 
Gracias. No sé qué decir. Ese es mi objetivo siempre, pero siempre tengo miedo de no conseguirlo. Tengo unos actores formidables conmigo, eso sí.

 

A pesar de localizar geográficamente la pieza, es una propuesta que representa la realidad de los tiempos modernos ¿por qué crees que una situación tan particular puede tener tanto alcance? 
Sigo teniendo la duda de si tendrá tanto alcance. Sólo sé que necesitaba contarlo, y que todos somos iguales, -seamos de donde seamos- como dice la ‘guiri de la montaña’. De eso va el teatro.

 

Hay un denominador común en tus textos y es que obligas al espectador a no sentir el texto, a tener que desmenuzarlo y a pensar. No es una tarea fácil, ¿cómo trabajas o te entrenas para lograr ese resultado? 
Primero leemos. Hablamos. Pensamos por qué decimos eso y no otra cosa. Nos vamos a estudiar. Improvisamos y vemos si algo de lo que sale nos sirve, nos gusta más… Ensayamos con texto. Metemos eso que nos gustó. Valoramos. Limpiamos. Fijamos. Y volvemos a ensayar. Y luego nos permitimos esa licencia de la que hablábamos antes.

 

¿Qué grado de responsabilidad te exiges a la hora de cargar tus textos de una enorme crítica social al capitalismo?  

No era consciente de esto. Y me halaga muchísimo. Gracias. Siento que tengo una ideología clara pero que luego hago otras cosas que me avergüenzan. Y después me fustigo, porque no soy honesta con las ideas que tengo. Puede que por eso haya algo de eso en los textos. Me gusta pensar que podría ser mejor persona de lo que soy.

 

El vestuario y la escenografía es bastante llamativo, ¿qué nos podrías destacar de estos dos aspectos de la propuesta? 
Yo veía todo marrón y con una luna llena como la de Una vida americana. Tenía que haber mucha arena, marismas, juncos… Entonces llegó Alessio Melonni e hizo algo muy bonito con esas cosas que le dije. Lo entendió al segundo. Es estupendo. Y le sumé el vestuario y se lo enseñé y lo vimos juntos. Y nos gustó. Y así quedó.

 

tenemos gato nos trae 'La perra' en Madrid
©F. Yamuza