Por David Hinarejos

 

A pesar de lo que pueda dar a entender el título aquí no voy a analizar el ‘postureo’ que rodea el boom de las series de televisión, tampoco la proximidad al género teatral de formatos como las ‘sitcoms’ grabadas con público en directo y, para otra ocasión, dejaremos el tema de adaptaciones de obras teatrales. Lo que pretendo es traer ejemplos de series que se han aproximado con mejor o peor resultado al mundo de las artes escénicas y a sus protagonistas. A priori no son tantas como cabría esperar teniendo en cuenta los grandes alicientes que puede tener retratar microcosmos humanos en los que la intensidad, las emociones, la exigencia artística y, por qué no decirlo, la competitividad es tan elevada. Además, ¿no es un gran aliciente para la televisión mostrar los entresijos de las artes de las que se ha alimentado desde el origen? Parece que no tanto para los jefazos de las cadenas. En todo caso, escarbando un poco hay algunos ejemplos, mejores y peores, que nos permiten a los amantes de las artes escénicas y de las series disfrutar al tiempo de ambas pasiones.

 

Esto es Broadway, más o menos

Comenzamos el repaso con dos aproximaciones a la producción de un musical con puntos de partida diferentes. La más reciente, Rise, llegó este año de la mano del productor del musical Hamilton y el creador de la pequeña joya que es Friday Nights Ligths como un híbrido entre el espíritu de esta última y el del grupo de canto a capella de Glee. Un instituto, un grupo de adolescentes buscando su sitio, un profesor de teatro interpretado por Josh Radnor (que siempre será el Ted de Cómo conocí a vuestra madre) y el proyecto de montar el musical Spring Awakening (estrenado en España como El despertar de la primavera). Sobre la mesa la utilidad pedagógica del teatro y de las artes para todos los aspectos de la vida. Lamentablemente no ha sido renovada para otra temporada y lo cierto es que a nadie le ha extrañado.

 

El teatro de las series en Madrid

El teatro de las series en Madrid
Arriba Rise con Josh Radnor a la izq. Abajo el elenco de Smash.

 

Nuestra segunda producción aguantó dos temporadas hasta que fue cancelada porque aunque venía de la mano en la producción de Steven Spielberg lo cierto es que Smash empezó a flaquear demasiado pronto. La historia giraba alrededor de la creación desde los cimientos de un proyecto musical para Broadway basado en la vida de Marilyn Monroe. A lo largo de los episodios asistíamos a cómo los personajes lidiaban con sus caóticas vidas mientras intentaban estar a la altura de las grandes exigencias que demandaba un montaje de tal calibre.

 

Mejor solos que en Compañía

Y lo decimos porque formar parte de las dos compañías artísticas protagonistas de las series que citaremos a continuación no es tarea sencilla. La enorme exigencia y competencia que se respira en cada ensayo de Flesh and Bone es el hilo conductor de una historia que nos remite irremediablemente al film Cisne Negro. Sinceramente, no es un retrato muy positivo del mundo de la danza, ni siquiera es al final la trama principal, pero hay mucho de lo que ocurre en esta Compañía de Ballet de New York que estoy seguro que es bastante fiel a la realidad. Otra compañía en la que no te gustaría estar, o sí si cambiaran de director, es la Orquesta Sinfónica de New York dirigida por Rodrigo de Souza, o lo que es lo mismo, el actor Gael García Bernal protagonizando Mozart in the Jungle con un personaje que dicen se inspira en el director venezolano Gustavo Dudamel. Mucho amor por la música clásica, rencillas, líos de faldas, envidias y corporativismo en forma de comedia. Cuatro temporadas de andanzas hasta la cancelación este año y dos Globos de Oro por la primera avalan un retrato algo alocado sobre la genialidad.

 

El teatro de las series en Madrid
Gael García Bernal en Mozart in the Jungle.

 

Escuelas de Artes Escénicas: estamos buen@s y somos muy guays

Así de claro. Este es un apartado en el que podríamos citar bastantes ejemplos pero la mayoría están dirigidas a un público adolescente. Supongo que el hecho de mostrar a jóvenes talentos guap@s y los líos sentimentales de todos con (o contra) todos, con producciones muy justitas de calidad, parece que sí sale rentable. Para hablar de algo serio deberíamos viajar a los 80 cuando el film Fama dirigido por Alan Parker se convirtió en serie y nos metió el gusanillo artístico a casi todos. ¿Quién no ha querido bailar encima de las mesas de aquella cafetería en las que se hacía de todo menos comer? Aquella escuela marcó las pautas de muchas producciones posteriores. El baile no era sólo ballet, ser un ‘freak’ de la música o el cine molaba, la pequeña pantalla abría la mente de muchos jóvenes que no encajaban y que habían etiquetado de problemáticos pero que solo buscaban expresarse. Con Leroy Johnson, aquel rebelde estudiante negro perfectamente esculpido, aprendimos que “la fama cuesta” y que lo de triunfar en el mundo del espectáculo tenía el precio del esfuerzo extremo. En cine, aún tendríamos algún ejemplo digno de inspiración ‘famera’ pero en televisión dejando de lado mamarrachadas como la española Un paso adelante, la australiana Dance Academy, o la ‘disneyriana’ Backstage, solo recomendamos a los amantes de la danza urbana la nueva serie de Youtube Red Step Up: High Water. Surgida de la saga de películas del mismo nombre, solo por la calidad de sus coreografías merece este reconocimiento aunque la historia y los personajes los hemos visto mil veces y sean lo de menos.

 

El teatro de las series en Madrid

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Imagen de Fama arriba y debajo el elenco de Step Up: High Water.

 

¿Quién se resiste a un buen monólogo?

Si la comedia es el género al que más recurren las cadenas para ganarse a la audiencia podría decirse que existe un pequeño subgénero centrado en monologuistas. Normalmente, además, suelen tirar de profesionales ya curtidos en el sector para que protagonicen, escriban e incluso dirijan el proyecto. Seinfeld, considerada en muchas listas como la mejor comedia de la historia, abrió camino con unos ingredientes de los más simples: formato ‘sitcom’, un monologuista con una vida ordinaria y tres personajes más. Y con solo eso se infló a premios y alabanzas de la crítica. Lo cierto es que Jerry Seinfeld ya era una estrella del ‘stand up’ americano al concebir el programa a finales de los 80, así que como hacía en sus monólogos hizo que situaciones de lo más cotidianas tratadas con un gran ‘timing’ cómico, interpretaciones excelentes y un buen guión se ganarán a la audiencia. Muchos años después, bajo las mismas premisas pero con un humor altamente corrosivo, llegaría la otra joya, Louie, con un Louis C.K. que tras las revelaciones sobre comportamientos censurables con algunas actrices ha puesto una lamentable mancha en todo su trabajo.

Dos producciones muy distintas a las anteriores por envergadura de las historias y cantidad de tramas y personajes nos invitan a viajar al pasado. Por un lado I’m Dying Up Here (aquí traducida como Morir de pie), la producción que ya va por la segunda temporada creada por Jim Carrey (él no sale, importante dato) que explora las vidas de un grupo de personajes en Los Ángeles de los ‘70 que intentan vivir de la comedia en vivo. Una serie que encuentra su mejor tono cuando alguno de ellos realiza su show pero que, como dice la canción, se “vuelve vulgar al bajarse de cada escenario”. Completamente satisfactorio, éste sí, es el viaje a 1958 que nos propone The Marvelous Mrs. Maisel, una muy recomendable apuesta que el año pasado triunfó en los Globos de Oro. La transformación de la descarada protagonista de esposa perfecta a exitosa monologuista que nos ha regalado la creadora de Las chicas Gilmore ha dejado los mejores minutos de comedia del año pasado con su genuino sentido del humor y su reivindicación de la mujer. Su todavía no estrenada segunda temporada tiene el listón muy alto.

 

El teatro de las series en Madrid

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Arriba el elenco de Seinfeld con Jerry Seinfeld en medio. Debajo la protagonista de The Marvelous Mrs. Maisel.

 

Por último, es de justicia mencionar Mira lo que has hecho, la serie creada por Berto Romero que a la espera de la segunda tanda ha sabido a poco. Concederle, eso sí, la valentía de la apuesta y que esa versión ficticia de sí mismo enfrentándose a la paternidad ha tenido algunos grandes momentos.

 

Una píldora más, I Love Dick, lo nuevo de Jill Soloway, creadora de esa delicia que es Transparent. Inspirada en la obra homónima de la autora Chris Kraus, un auténtico manifiesto feminista que reflexionaba sobre la mujer como artista y su invisibilización, estamos ante una serie muy peculiar que nos muestra de una forma tragicómica al hombre (Kevin Bacon es Dick), por una vez, como objeto de inspiración y deseo de una artista. La presencia en todos los capítulos de fragmentos de famosas piezas de performance realizadas por mujeres nos permite terminar este repaso seriéfilo dándole también su espacio a esta vertiente artística.

 

El teatro de las series en Madrid
Los protagonistas de I love Dick.