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Guillem Albà, ante todo Calma!

“Parar es peligroso, pero es muy necesario porque seguro que, si estás más tranquilo, también estás más convencido de lo que quieres”

El Teatro del Barrio, después del éxito en noviembre, vuelve a darnos una oportunidad de disfrutar de Calma!, un espectáculo creado e interpretado por Guillem Albà, en el que reúne la poética, la emoción y el humor de su clown para hablar sobre estos tiempos en los que parece que la prisa domina nuestras vidas, el trabajo, las relaciones, nuestra manera de entender y observar.

Un espectáculo que donde Albà utiliza el teatro gestual, los títeres, las sombras y el teatro de objetos, como herramientas para ofrecer un mensaje lleno de optimismo.

Llegas a Madrid, una plaza pendiente de conquistar, tras triunfar en escenarios nacionales e internacionales y ser todo un referente en el circuito teatral catalán, ¿cómo sientes esta llegada al Teatro del Barrio?

La verdad que con muchas ganas de actuar en el Teatro del Barrio. Básicamente porque en Madrid he actuado muy poco. Hace unos años actúe con el grupo de rock Love of Lesbian a quienes dirigí un concierto espectáculo, en el que también actuaba, en el Teatro Español, y con Rhum en el Circo Price, pero como espectáculo propio es la primera vez. Bueno, sí vine con Marabunta, que es espectáculo que hago con músicos y que es propio, pero vinimos tan solo dos días al Teatro de la Latina, que fue muy bien, pero fue algo pasajero y no pudimos seguir. Por lo que, de alguna manera, esta es la primera vez que vengo a Madrid y con muchas ganas. Además, quedó pendiente porque debíamos actuar en el Teatro del Barrio justo cuando vino la pandemia. Estaba en Madrid preparando todo, realizando el mismo taller que he llevado a cabo ahora, y tres días antes del estreno tuvimos que irnos porque ya se hablaba del confinamiento. Así que ahora tengo muchas ganas de que el espectador de Madrid pueda ver Calma!, un trabajo que muestra lo que llevamos haciendo unos dieciséis años.

 

¿Cómo te presentarías ante esos espectadores y espectadoras que están a punto de descubrirte?

No sé… es un poco difícil. Así, muy rápidamente, hago teatro y hago espectáculos propios que es algo que me apetecía desde siempre: crear mi propia compañía y contar las historias que me interesan y de la manera en la que quiero. Siempre he utilizado el clown de diferentes maneras, en algunos espectáculos solo buscando la risa, la alegría, la fiesta y los gags y en otros buscando una mayor poética emocional mezclando con otras técnicas como los títeres o la música. Poco a poco lo he ido mezclando, de hecho Calma! es el primer espectáculo en el que mezclo esos dos colores que siempre había hecho por separado, en espectáculos propios o dirigiendo otras cosas. Con Calma! quería mezclar e ir de la risa a la emoción. Pero para presentarme mejor, decir que hago otras por curiosidad cómo buscar otras maneras de contar historias y llevar mensajes al público, trabajando y dirigiendo para otros artistas de música o de circo; también hago cosas en la tele o en la radio, y ahora he escrito un libro. Me gusta mezclarme con otros artistas y disciplinas par hacer experimentos. Creo que es una de las cosas bonitas de este trabajo. Me gusta tomarme este trabajo de una manera artesanal, siempre con los pies en el suelo alejándome del ego y disfrutar de todo lo que se hace. Me encanta actuar, es donde más cómodo me siento.

 

¿Adónde nos quieres llevar con Calma!?

Lo que quería conseguir con ese espectáculo eran unos cuantos retos que me propuse. En lo que respecta a la forma, poder mezclar estos dos colores, la risa y la emoción, e incluso crear una línea para que no fuese ni muy muy cómico ni muy muy dramáticos, encontrar una línea delgada donde el espectador pueda decidir si va hacia un lugar o hacia otro; a veces, depende de cada función para que vaya de un lugar a otro. También quería hacerlo sin palabras mezclando diferentes técnicas, con muy poco material. En el contenido, me propuse a su vez contar muchas cosas sobre la prisa, sobre estar hiperconectados, preguntar si realmente estamos viviendo como queremos hacerlo. Con Calma! quiero que el  público desconecte de todo, que no mire el móvil durante el espectáculo, aunque esto es cada vez más difícil porque es una droga muy fuerte, y que se ría, que se pueda emocionar y dejarse llevar. Por eso lo hago sin palabras, para que el público tenga más espacio para imaginar y que así entren los mensajes por los poros de la piel y no por la cabeza, porque me parece que así es más poético y el espectador puede viajar más si tiene más espacio para la imaginación. Tras el espectáculo, el público sale de la función y se marcha a cenar o al día siguiente, y se pone a charlar de todos los mensajes que aparecen en la obra. Durante la función se ríe, se emociona, pero después permite reflexionar, hacerse preguntas, cuestionarse.

 

 

Vamos con prisas y nos movemos por la inercia exigida por la sociedad. Si bajásemos un cambio al ritmo frenético que llevamos, ¿con qué crees que nos encontraríamos?

Pues la verdad, a mí me gusta ser muy utópico y lo soy bastante, pero no sé si es posibles serlo… Creo que si realmente consideramos parar el ritmo y ver todo con más calma cambiaría muchas muchas cosas, tantas cosas… Si paras, evidentemente, detienes al capitalismo, el tener que trabajar más y más, tener que ganar más dinero, no poder plantearte por qué te sientes mal cuando no estás produciendo y sentir temor porque, si dices que no estás haciendo, nada parecerá mal, al no tener que decir siempre que sí a más trabajo y más dinero… Seguro que si consigues parar un poco, por lo que sea, a veces por una enfermedad o por lo que sea, ves que el resto del mundo sigue corriendo; y creo que cuando paras estás más abierto a escuchar, estás más abierto a ver otras maneras de tomarse la vida, otras maneras de pensar. La calma es básicamente lo contrario, por ejemplo, a Twitter que representa las prisas constantes. Con calma creo que todo se puede decir de manera diferente, sin prisas, sin tener que vomitar lo primero que te viene a la cabeza, puedes escuchar mejor a la gente, lo que piensan los demás. De hecho, si paramos seguro que nos gustaría cambiar muchas cosas y seguramente nos quejaríamos mucho más de cosas que no nos gustan, no solo para una manifestación o pintar unas pancartas, sino que haríamos cosas más fuertes, más drásticas, para cambiar las cosas que no nos gustan. Creo que esto es para hablarlo con más extensión, pero por eso a la gente que manda y que está arriba y quienes deciden muchas cosas, les viene bien que estemos ocupados constantemente y produciendo, porque la gente puede llegar a ser muy peligrosa si se para, porque vería que esto no funciona y se diría “¡vamos a quemar cosas!”. Pero como estamos ocupados en tener que pagar el piso, la luz, el coche, tener que pagar todo, no tenemos tiempo para parar y mirar y pensar y ser conscientes de lo que pasa realmente. Parar es peligroso, pero es muy necesario porque seguro que, si estás más tranquilo, también estás más convencido de lo que quieres.

 

¿Cuál es tu fórmula para poner solución a esto ritmo enfermizamente frenético?

Intento buscarla… La primera fórmula para hacer un espectáculo como Calma!, para hablar de estos temas, era leer, pensar, darle vueltas a las cosas, hablar con gente, escribir… algo que también te ayuda para hacer terapia, para plantearte cosas. Esto fue lo primero. Luego ser consciente, lo máximo posible, de que cuando vas con prisas, cuando avanzas demasiado sin pensar, hay que detenerse, algo muy complicado con este trabajo que hacemos, porque como no es un trabajo estable y depende de lo que va saliendo. Un mes puedes tener un bolo, pero también puedes tener quince, y entonces te sale otro y es difícil decir que no, porque te sientes mal, porque no sabes si al siguiente mes vas a tener más. Entonces no sabes si descansar en ese momento o aprovechar el ofrecimiento. Es muy complicado encontrar el punto medio y es lo que intento cuando me llegan proyectos, o cuando yo mismo tengo muchas ideas; decirme a mí mismo: “esto no lo quiero hacer porque quiero vivir, porque este trabajo me apasiona mucho, pero muchísimo, pero a la vez quiero también pasear, ver el mar o tener una charla tranquila”.  Intento ser lo más consciente posible y tener mis espacios para descansar y poco a poco no sentirme mal y decir a cosas que no puedo hacerlo, porque tengo que descansar o porque tengo un plan para hacer, que es vivir, que no todo sea el trabajo.

 

¿Quién crees que tendría que ser el primero en reducir la velocidad para que, poco a poco, todos recuperásemos ese tempo que hemos perdido?

¡Otra pregunta muy difícil! No creo que sea una persona concreta quien pueda hacer esto, ni unas personas concretas, porque si hay alguien o algunos muy poderosos que podrían decidir parar el ritmo, no creo que les convenga hacerlo y seguro que no lo harían. Creo que lo único que podemos hacer los ciudadanos de pie, la gente de la calle y que no somos tan poderosos, es cambiar las cosas poco a poco, ir ayudándonos unos a otros, como intentar hacer ver a alguien que está muy estresado y ayudarle para que pare o, por ejemplo, cuando tienes un momento tranquilo no mirar el móvil, sino mirar a tu alrededor. Es decir, hacer cosas pequeñas que parecen muy utópicas o muy tontas, pero cambiar cosas pequeñas para lograr cambiar otras más grandes, pero siempre poco a poco.

 

¿Y si de repente suena un móvil en mitad de Calma!?

Si pasa esto lo tendría que jugar seguro… No recuerdo que me haya pasado, pero como en el espectáculo juego con la utilización de los móviles, yo creo que el espectador ya sabe que algo haría si eso sucede. Pero intento hacer el espectáculo muy oscuro al comenzar y observo a los espectadores y me tomo mi tiempo hasta ver que todas las luces de los móviles se han apagado. No tengo prisa en esperar. Es, como te decía antes, una manera de ir cambiando las cosas poco a poco.

 

Guillem Albà, ante todo <i>Calma!</i> en Madrid
Guillem Albà en un momento de Calma!. Foto de David Ruano.

 

Dices que tus trabajos están “cocinados a fuego lento”, ¿cuánto tiempo te ha llevado y de qué manera has dado forma a Calma!?

Sí, lo hacemos todo lo lento que podemos para poder disfrutarlo, para poder ser conscientes de lo que hacemos, para darle vueltas y verlo con distancia y con tiempo, que siempre cambia las cosas. En las creaciones de los espectáculos siempre he ido probando nuevas maneras de trabajar y pensando en lo que me ha funcionado y lo que n0. En Calma!, hubo un proceso de creación diferente para hacerlo en un tiempo determinado de tiempo, para poder probar cosas diferentes que, por ejemplo, en el siguiente seguramente no voy a utilizar. Con Calma! estuvimos un año, desde que empezamos a ensayar hasta que estrenamos. Siempre me gusta hacerlo con gente alrededor, en este en este caso dirijo yo, pero también quería gente de fuera de dramaturgia, el músico que crea la música, gente que viene de movimiento, y aunque yo voy decidiendo, hablamos entre todos para ir proponiendo cosas, por dónde ir tirando, qué cosas cambiar y qué se puede probar. Me gusta hacer las creaciones así ,con tiempo, porque nos gusta este trabajo, aunque ocupas todo este tiempo muchas veces sin cobrar o cobrando menos de lo que deberías, gastando mucho tiempo, ganas y energía, por eso en las producciones que hace una productora comercial son dos meses de ensayos, con más rapidez, y desde un punto de vista económico lo entiendo, pero con el objetivo creativo que nosotros tenemos, no podemos crear con esas prisas, y sé que es una postura complicada por el dinero, por eso siempre intento buscar gente que quieran hacerlo de esta manera y que le guste poner tiempo y fuerzas para hacer la creación de una manera muy diferente a otros modelos más comerciales.

 

¿Crees que el público ha aprendido a disociar dos conceptos como el clown y el circo?

La respuesta rápida es no, y no solamente el público, sino también programadores o gente de la profesión. Al igual que como tampoco diferencian entre el clown clásico y el clown contemporáneo. Aquí la imagen del payaso que se tiene es el de nariz roja, zapatones, maquillaje y que es para niños, pero ya hace muchos años que el payaso, el clown, al menos como yo la hago sin todo ese maquillaje y sin la nariz roja, ha cambiado. Es verdad que la gente tiene una imagen más clásica sobre el clown, pero esto también me ocurre con otras técnicas que usó en Calma! como, por ejemplo, hacerlo sin palabras, porque la gente cree que es mimo, y tengo que explicar que no soy un mimo; y, en cualquier caso, tampoco sería el mimo clásico maquillado que tenemos todos en mente. Con los títeres pasa lo mismo, hay quien piensa que al ser títeres es para niños y, también tengo que explicar que, aunque lo puedan ver los niños, no es solo para niños, porque los títeres también pueden ser solo para adultos. A veces pienso que siempre elijo técnicas que para la mayoría son otra cosa muy diferente a lo que hago. Por ejemplo, mis padres se dedican a hacer espectáculos de títeres para espectáculos familiares y cumplen cincuenta años este año haciendo teatro, y es algo que he vivido en casa, ese teatro para niños y con un nivel muy alto, pero es muy complicado que los adultos, incluso, para los programadores, que a veces te quieren programar para la semana de circo cuando no es lo que yo hago; aunque aquí también deberíamos hablar de los diferentes tipos de circo, que no son todos de dar saltos mortales. Pero bueno, hablamos del clown, cuando posiblemente podría decir payaso, qué es lo mismo, pero como siempre se ve como un insulto y está lleno de estigmas, referirme a clown ayuda.

 

¿Cómo es el espacio que queda cuando no se utiliza la palabra para contar una historia?

Creo que el espacio que queda es muy bonito y interesante, porque dejas más espacio para que la gente pueda hacer su viaje, hacer su interpretación. También porque las palabras y, posiblemente, quien trabaje con las palabras no estará de acuerdo conmigo, y lo respeto mucho, no dejan de ser muy concretas. Pueden ser muy poéticas, pero a su vez son muy concretas y te entran por el cerebro. Es muy diferente decir o contar que “estoy triste” con una palabra, que lo entiendes inmediatamente, a hacerlo con danza, por ejemplo, donde creo que hay más espacio para que el espectador pueda interpretar su versión, e incluso pueden pensar que no es tan triste o que es triste, pero con matices, y esa interpretación me parece perfecta. Yo sé concretamente lo que quiero contar y hacerle llegar al espectador, pero sé que hay algunas cosas que alguien las entiende más hacia un lado y otros que lo entienden más hacia otro. Y es estupendo, porque siempre hay alguna razón por lo que este espectador o espectadora se lo tome así. Por ejemplo, hay un momento en Calma! en el que espectadores me han dicho “ahí hablas de la muerte” y curiosamente es gente más mayor quien lo ha entendido así, mientras que la gente más joven lo ha interpretado de otra manera y lo ve desde otra referencia y me parece muy bonito esto y también me gusta, porque las palabras te pueden emocionar, pero van de la cabeza a la emoción y creo que la parte visual entra por los ojos, por los poros de la piel, y desde ahí ya puedes llegar a la cabeza, pero entra por otro sitio. Esto me parece muy interesante, aunque en otros espectáculos he utilizado texto, pero siempre he intentado que fuese el mínimo. Pero con Calma! decidí que iba a aprobar hacerlo sin absolutamente ninguna palabra.

 

Guillem Albà, ante todo <i>Calma!</i> en Madrid
Calma!de Guillem Albà. Foto de David Ruano.

 

¿A dónde puede llegar la comedia y la risa que no logran alcanzar otros géneros?

Creo que con la comedia y la risa puedes decir muchas verdades. A través de este género pueden llegar de manera muy diferente al espectador, como que entran como si fuera un masaje y el mensaje, o la hostia no duele tanto; puedes hacer parodia, puedes reírte de una manera u otra, pero si lo dices con risa el espectador se da cuenta de lo que has dicho, pero lo reciben de una manera más amable. En otros espectáculos, aunque no en Calma!, puedo llegar a ser faltón con el espectador, pero la gente se ríe y esto no me lo habrían comprado si se lo hubiera dicho de otra manera; al hacerlo con humor pues haces llegar muchas ideas, aunque también me gusta defender mucho la risa por la risa y creo que es muy necesaria y tengo algún espectáculo que en el que solo busco eso, pero a la vez quiero que con la risa sirva para transmitir mensajes e ideas y mostrar que con la comedia también se cuentan muchas cosas.

 

La vida del payaso está llena de paradojas como que acabe siendo premiado con un Max por dirigir un espectáculo como ‘Canto jo i la muntanya balla’. Aunque juega con lenguajes que tú mismo utilizas en tus propuestas, dista mucho de tu labor como clown. ¿Qué pasa por tu cabeza cuando suceden estas cosas?

Bueno, es increíblemente curioso lo que pasó. Adaptamos una novela que es un drama y la dirigimos dos personas, Joan Arqué y yo, que somos payasos; nos conocimos haciendo el payaso con el espectáculo Rhum con el que estuvimos en el Teatro Price de Madrid y los dos, que siempre habíamos hecho el payaso, decidimos dirigir este espectáculo, que no era el primero que hacíamos juntos, aunque sí el primero de texto, pero que tiene más componente de drama. Cuando estábamos preparándolo, recuerdo que le dije a Joan que nos iban a dar premios, y no lo digo desde el ego, pero como que intuía que cuando no estábamos haciendo el payaso, lo iban a valorar más; y efectivamente nos dieron el Max y también los Premios Butaca en Cataluña. Siempre se dice que la comedia no está valorada y que el drama lo está más, y es curioso que a dos payasos les den premios cuando dirigen un drama.

 

¿Lograremos verlo en Madrid?

Pues esperemos que sí, la verdad. Llevamos mucho tiempo intentándolo, pero no es fácil porque no tenemos los contactos necesarios para llevarlo a Madrid. Ya antes de los Max lo queríamos intentar y hay público que lo ha pedido, pero falta que productores o teatros quieran. Después de los Max pensamos que lo mismo sería más fácil, pero de momento no. Pero de verdad que esperemos que sí, porque la novela es preciosa y está traducida a muchos idiomas y el espectáculo ha funcionado muy bien en Cataluña, con dos temporadas en Barcelona agotando entradas, ha hecho gira, y la verdad es que yo creo que aquí en Madrid podría gustar mucho.

 

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