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Elizabeth Siddall, la musa inmortal

“Uno de mis objetivos con esta obra es dar visibilidad a la mujer en todos los ámbitos, sean artistas o no”

 

Por Sergio Díaz

 

María Giménez de Cala se mete en la piel de la pintora, poeta y musa Elizabeth Siddall (25 de julio de 1829 – 11 de febrero de 1862), en un texto de Inés Piñole dirigido por Paco Montes que, partiendo de la historia de esta mujer que se vio abocada a una vida de sufrimiento por amar e intentar ser libre, trata de dar voz a todas esas mujeres silenciadas. Esta obra puede verse todos los sábados de enero en El Umbral de Primavera.

 

En tu Web se puede leer “Actriz que crea por necesidad, así me defino” ¿Cuál es la necesidad?

La necesidad de exteriorizar todo lo que tu interior te está enviando para poder avanzar en el camino de actor. Es algo intuitivo que fluye de los adentros, solo hay que escucharse en este ruido de la vida, que no es fácil. Yo estoy aprendiendo a escucharme, por eso digo que es una necesidad, porque, si no lo hago, siento que me apago.

 

¿Es por eso que en un momento de tu carrera decides crear tu propia compañía para poder llevar a cabo propuestas que de verdad te interesan, que de verdad necesites compartir?

Sí, cierto. Un día dejé de esperar a que me llamaran, el actor hace y si no haces, no existes. Empecé a pensar que es posible, no sabía cuándo reuniría todo el dinero, pero lo que sí sabía es que es posible, trabajando muy duro, renunciando a mucho también, pero la vida es una elección. Si no arriesgas, no ganas y, soy tan feliz luchando por eso, que el viaje ha merecido la pena. También sentí que quizás lo que yo quería contar también le interesaba a más gente y me lancé.

 

Elizabeth Siddall es tu segundo montaje teatral como compañía. ¿Por qué la has elegido a ella?

¡Pues creo que nos elegimos las dos! Es curioso porque tenía ganas de hacer algo cómico, pero Elizabeth Siddall apareció en mi vida de manera especial…, un taller de Shakespeare, una tienda de antigüedades, un libro de mujeres artistas, y ya no podía parar de pensar en ella; me dejé llevar por la intuición. Esta mujer es una mujer que cualquiera de nosotras a día de hoy se puede sentir identificada, es muy actual, aunque sea de la época Victoriana, luego me fui dando cuenta, durante el proceso de creación del personaje.

 

El texto es de Inés Piñole. ¿En qué textos se ha basado para construir la vida de Siddall? ¿La obra representa aspectos reales de su vida?

Ha investigado en diferentes libros de la época Victoriana y de mujeres artistas, profundizando más en sus poemas, que cuentan mucha verdad de lo que le estaba sucediendo a ella. En la obra hay referencias de momentos importantes de su vida, que creemos que marcaron su vida artística, por supuesto.

 

La obra es un formato monólogo. ¿Tenías claro que querías que fuese la voz de Elizabeth la única que hablara?

Sí, eso estaba muy claro, ella calló mucho en su vida, ahora le toca hablar. Vivió en la sombra de su marido, el pintor Dante Gabriel Rosetti, aunque brillaba con luz propia, según mis investigaciones, no era una mujer que pasaba desapercibida.

 

Elizabeth Siddall, la musa inmortal en Madrid
María Giménez de Cala. ©Julia D Velázquez

 

¿Qué Elizabeth nos vamos a encontrar? ¿Qué aspectos de su vida repasas?

Nos encontramos con una Elizabeth transparente, en un momento muy revelador, está agotada, su cuerpo y su alma están gritándola que ya no puede más… Momentos importantes de su carrera artística que van vinculada a su vida, es decir, donde la descubrieron, como era su trabajo de musa, su faceta de esposa y madre que no pudo ser, su amor por Dante y la naturaleza, su enfermedad que la acompaña siempre.

 

Al investigar sobre ella. ¿Te has sentido identificada, has descubierto cosas sobre ti misma?

Ambas somos mujeres artistas, deseando brillar en un mundo difícil, he descubierto que el amor es lo que ha movido toda su existencia como artista y en eso coincido con ella. No me había dado cuenta de que cuando estás entregada al amor, ya no hay solución… te lleva a territorios pantanosos donde todo es posible, para lo bueno y para lo malo. El amor por lo que haces puede traerte mucho dolor. También he descubierto que tengo capacidad de tener ideas que atraen, que construyen proyectos y se hacen realidad y eso para mí es mucho.

 

Ella fue la musa por excelencia de la Hermandad Prerrafaelita. Un modelo de belleza ideal para lo que estos artistas querían transmitir. ¿Fue su belleza lo que al final la condeno?

Lo que la condenó fue esa época tan dura, su belleza la ayudó a ser conocida en un entorno de artistas que jamás imaginó. Su belleza la hizo que cambiara de trabajo y ganase mas de musa, la hizo prosperar. Su belleza se marchitó con su enfermedad, eso la hizo sufrir mucho, no tenía la energía ni el estado de ánimo ideal.

 

Además de musa, ella también fue una gran pintora y poeta y apenas tiene reconocimiento ¿no?

No tuvo reconocimiento, porque la musa canibalizó a la artista. Imagino que cuando empezó a pintar no la tomaron en serio y, sus poemas los escribía como algo íntimo, más como una necesidad. Hubo un pintor llamado John Ruskin que se convirtió en su mecenas, creyó en sus pinturas y la financió para que pudiera seguir pintando, ella llegó a convertirse en una mujer independiente que, trabajaba de lo que amaba, eso en aquella época era impensable.

 

¿Qué precio tuvo que pagar por su independencia?

Ser artista en un mundo de hombres, ser la mujer de uno de los pintores más famosos de la época, vivir con él antes de estar casados…, en aquella época era toda una revolución, eso demuestra que fue una mujer vital, una mujer con personalidad. El precio que tuvo que pagar quizás fue una vida precaria, llena de incertidumbres, esperas, imagino que chismorreos, burlas y descalificaciones hacia su persona y sus cualidades artísticas. Alejada de lo que en ese momento de la historia era lo normal y, incluso tampoco pudo darle hijos a Dante, cosa que la trastornó bastante.

 

Elizabeth Siddall, la musa inmortal en Madrid

 

Hace poco he estado justamente en un gran museo europeo y en la exposición permanente y la más visitada tardé muchísimo en ver un cuadro firmado por una mujer. Las omisiones de las mujeres artistas en la Historia del Arte son flagrantes. ¿Por qué siempre ha sido así? ¿Qué razones ha habido para esconder y negar siempre su talento?

Partiendo de las sociedades patriarcales de las que venimos, con respecto al arte es lo mismo. El destino de la mujer es la familia, cualquier actividad ajena a eso se considera un hobby, una distracción, nunca se puso en valor un talento asociado a una figura femenina. Hay un gran trabajo a nivel de educación que empieza por nosotros mismos, por las instituciones y por el respeto hacia el ser humano, sea hombre o mujer. El miedo a que seamos mejores que ellos, quizás sea esa la razón. Aunque no se trata de quién es mejor o peor, se trata de que nos dejen existir a ambas figuras.

 

En este mismo museo que te comentaba, la Nacional Gallery de Londres, hay ahora mismo una exposición que reivindica el papel de 12 mujeres que tuvieron mucha importancia en el movimiento artístico de la Hermandad Prerrafaelita y de las que apenas se conoce su obra, entre las que está Siddall. Poco a poco se van haciendo cosas para restaurar su memoria y la de muchas otras. ¿Seguimos estando muy lejos de hacer justicia con ellas?

Nunca podremos reparar el daño que la historia ha hecho con estas mujeres, pero lo que sí podemos hacer ahora es hacerlas presentes con estas iniciativas, saber que todo lo que vivieron en determinadas ocasiones, por desgracia, no se aleja de nuestra realidad, donde en esta sociedad la belleza, lo efímero, la juventud, la delgadez, las arrugas, la edad… todo ello nos empuja a una sociedad falsa y llena de mentiras que nos hacen creer que ese es el camino. La imagen que deseamos mostrar al mundo para agradar… todo eso nos lleva al desastre. Lo que podemos hacer desde nuestro cotidiano, es crear ejemplo con uno mismo, en la educación y los valores, tener a estas mujeres muy presentes, para ver en lo que no podemos convertirnos, porque nosotras si podemos elegir, ellas algunas no tuvieron elección. Por primera vez tengo la sensación de que somos la voz de muchas otras.

 

Lo mismo pasa en otros muchos ámbitos de la vida, como la escritura, la dramaturgia. Cuando descubres casos como el de María Léjarraga o el de María Goyri, siempre bajo la sombra de sus maridos, te das cuenta que dentro del sistema educativo nunca se habló de ellas. Yo siento como que me han estafado, que han omitido grandes partes de la Historia… y en muchos casos es a través del teatro como he podido descubrirlas. ¿Ese es tu objetivo con esta obra, que sigamos descubriendo mujeres silenciadas por la Historia?

Mi objetivo es visibilizar a la mujer en todos los ámbitos, hay mujeres que no son artistas pero que también son invisibles, que tienen un trabajo que nadie valora, que están agotadas cuando llegan a casa y que no tiene tiempo para ellas, viven para los demás. A todas las mujeres en general, las artistas por supuesto, hay algo que me ha hecho pensar mucho, cuando pregunto a la gente que ha venido a ver el monólogo de Elizabeth al teatro, mujeres no artistas que se sienten identificadas también, porque ellas también han sufrido por no ser bellas, o jóvenes, o estar enfermas y no poder desempeñar funciones.

Este es un monólogo de visualización de la mujer, artista o no, todas hemos sufrido como Elizabeth alguna de las cosas que la han sucedido a ella. Mi fijación por Elizabeth nació de la imagen de Ofelia preparando el personaje de Ofelia, yo realmente no me había parado a pensar quien era esa mujer del cuadro, esa que posaba. Y esto es lo mágico, cuántas veces nos impacta algo y no miramos lo que hay detrás. Detrás de eso hay alguien que le está poniendo el alma y la esencia y es desconocido para nosotros, solo nos quedamos con lo externo, lo fácil…, no indagamos. Visibilizar a esas mujeres artistas en la sombra, ya sea de un cuadro, de un marido…, esa es una de las misiones de la obra, pero no la única.

 

Elizabeth Siddall, la musa inmortal en Madrid
‘Ophelia’, cuadro de John Everett Millais (1852)

 

Elizabeth se hizo inmortal a los 23 años. Una mujer plasmada en cuadros para la eternidad, pero de la que desconocemos todo. ¿Crees que ella representa a todas esas artistas invisibles?

Sí, ella en su corta vida pudo plasmar el conjunto de adversidades que sufrían las mujeres artistas de la época, al ser tan polifacética. Pintaba, posaba, escribía, trabajó en una sombrerería, necesitaba ayudar en casa para mantener a su familia, enferma en aquella época en la que su enfermedad estaba mal vista (neumonía), recordemos que antiguamente apenas se las dejaba toser en público, porque era como si fuera una apestada. Incluso sus propias infecciones se las provocaban al no poder expulsar las mucosidades (suena un poco escatológico pero he investigado sobre ello), su hija nació muerta, su marido le era infiel, era adicta al láudano… Tengo mucho que contar.

 

A Elizabeth siempre la pintaron de forma idealizada. En su autorretrato ella se pintó de forma muy diferente a como la pintaban los demás… Esto me recuerda a todos los anuncios de la televisión y a las películas y series en los que las mujeres siempre suelen estar dentro de unos estándares muy poco reales, como si solo existiesen mujeres perfectas. Lo mismo que decías tú antes. ¿Es tan fuerte esa exigencia física que sufrís las mujeres por parte de la sociedad?

Sí, es muy fuerte la exigencia, pero si tienes una edad y unos valores al final las exigencias las tomas como anécdotas. He vivido mucha discriminación, soy actriz y no soy famosa, con eso te lo digo todo, ¿dónde voy a ir yo a mi edad? Si hiciera caso a todo eso, Elizabeth Siddall nunca hubiera existido. Estoy feliz de no haber flaqueado y de haber confiado en otra gente a la que no le importa mi edad, que valora el talento, sin más. Estoy mejor ahora que con 19 años, cuando me vine a Madrid a probar suerte como actriz y, me tuve que volver a León, porque no podía vivir con un sueldo de dependienta e ir a pruebas.

 

Ella no solo fue silenciada por la historia, también tuvo que enfrentarse al rechazo de su pareja, él -en este caso sí- reconocido pintor Dante Gabriel Rossetti, que vio su ego amenazado por el talento de su esposa, algo muy habitual a lo que también aún os tenéis que enfrentar las mujeres ¿no?

Como mujer en general somos una amenaza dentro del mundo laboral para algunos hombres, si somos buenas en lo nuestro, te tachan de que eres guapa o cosas de esas que, lo único que hacen es afirmar hasta donde llega la estupidez de algunos. En el mundo de los artistas es igual. Pero sí que quiero decir algo bueno al respecto: La mitad del equipo son hombres porque así ha surgido y ellos han entendido el universo complejo de Elizabeth tanto como yo, incluso su mirada de creadores ha hecho de Elizabeth un ser más completo, ya que cualquier mirada ajena al propio creador sirve para enriquecer otros aspectos que yo no soy capaz de ver.

 

Un esposo infiel, celoso, que la maltrató psicológicamente, pero que al final la historia encumbra como pintor y también como marido, por un gesto que tuvo al meter en el ataúd el poemario de Elizabeth al se denominó en la época como la «máxima donación del amor»… Una vez más la historia es deformada para dejar bien al afligido marido. ¿Abordas también esto en el montaje?

Pues no, esto lo tuve claro desde el comienzo. Quiero que el público conozca a Elizabeth Siddall como mujer artista, lo que sucede con su muerte es otra historia que por mi parte sentí que ensombrecía todo lo que esta mujer consiguió en vida, con detalles escabrosos que su marido hizo. ¿Seguir hablando del famoso marido afligido? No era mi misión, esta obra no es para hablar de Dante, es para hablar de Elizabeth Siddall, para darle voz. Simplemente Dante está en la obra porque fue su gran amor. Pensé que de la obra no me gustaría que el público se quedara con esos detalles tan brutalmente escabrosos, me parece injusto para Elizabeth que la recuerden por eso y no por su obra y vida.

 

Elizabeth Siddall, la musa inmortal en Madrid

 

¿La relación con su marido fue muy tormentosa “Se puede amar y odiar con la misma plenitud? (en palabras de Siddall)

Yo creo que sí, por mi propia experiencia, me siento muy identificada con ella; amas a alguien con toda tu alma y de repente suceden cosas que hacen que todo eso se transforme dentro de ti, alguien que lo era todo ya no lo es, el ser humano es un poco despiadado. El mundo de las emociones es apasionante y si encima te atreves a vivirlas de manera plena, tu vida puede tambalearse para que “amar y odiar con la misma plenitud” sea algo real.

 

¿Fue la vida de Siddall una gran tragedia, al fin y al cabo? Cumplió con el triste ideal romántico de la época…

Pues sí, tenía todos los papeles , mujer bella, larga melena pelirroja, piel blanca, aspecto lánguido, educada, ideal de damisela obediente…, encima enamorada de su marido , mujer que no pudo darle hijos, mujer enferma, cansada, adicta al láudano por su enfermedad , admirada por todos los artistas de época, luego solo posaba para su marido, tuvo que soportar las infidelidades de su marido y ver que en los retratos de su marido estaban los rostros de sus amantes, recluida en su estudio, agotada, deprimida y olvidada… a su muerte exhuman su cadáver para recuperar sus poemas… La leyenda ha comenzado.

Ella nunca pudo imaginar que ese cuadro donde se sumergió (Ofelia) la llevaría a las aguas de la tragedia donde la enfermedad a causa de ese cuadro determinó su vida también.

 

Otra de las frases que dejó escrito fue: “Soy una flor rota, en medio de la muerte de todos los amores”. Verdaderamente duro, ¿no?

Como antes hacía alusión al centro de su vida, que creo que fue el amor. El no amor, eso hizo que su vida estuviera sumida en ese halo de tristeza con la que la podemos ver en diferentes cuadros. Su amor por Dante no fue correspondido como ella esperaba, el amor no llega a nosotros siempre como deseamos, en la mayoría de los poemas, es un grito a la desolación, al vacío, al corazón roto a la libertad de la muerte como algo placentero ya que para ella debía de ser insoportable. La poesía para ella siento que fue su bálsamo del alma roto. El amor puede destruir una vida por que el amor es el mayor motor del mundo, yo lo siento así.

 

Para los espectadores que vayan a ver tu montaje. ¿Con que idea quieres que salgan de Elizabeth Siddall?

Quiero que salgan tocados por dentro, que salgan diferentes a como han entrado, mi intención como creadora es hacer que suceda algo dentro de ti. Las ideas sobre Elizabeth, mujer desconocida para mucha gente, las ideas sobre todo los que tiene que pasar para existir, las preguntas o investigar más sobre Elizabeth luego en sus casas…, me encanta, porque eso significa que Elizabeth ha dejado de ser invisible para esa persona. Pero lo que más me gusta es conmover. Si consigo eso soy feliz. Y por supuesto, ¡que lo cuenten! para que la gente venga a ver la obra, esa es mi intención, existir como actriz con este regalo de vida que me ha llegado, que es Elizabeth Siddall.

También este montaje, aunque estoy sola en el escenario, hay mucho amor de muchas personas, importantes colaboraciones y un equipo de gente maravillosa detrás, que ha trabajado mucho para que Elizabeth exista, y eso es algo que hace sentirme muy afortunada, hemos trabajado muy duro para que este sueño hecho realidad salga adelante.

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