Un día. Tres obras. Más de seis horas de teatro. El 7 de diciembre se podrá ver en el Teatro del Barrio la enorme dimensión que tiene lo que la compañía Club Caníbal ha hecho en estos últimos años. Ellos mismos nos cuentan en primera persona lo que ha supuesto esta radiografía distorsionada de la esencia española.

 

CHIQUI CARABANTE. DIRECTOR

Entré en esto por casualidad. Sin darme cuenta. Supongo que en la épica biográfica sonaría más epatante la intención que tuve desde el principio de ser parte de un grupo que desarrollara un humor negro que viajara de la sátira al esperpento sin complejos. Un grupo dispuesto a embarcarse en una trilogía que destripara el concepto de lo ibérico. Pero no fue así. Fue lo más parecido a una historia de amor. Nos conocimos y nos reímos. Y ese fue nuestro flechazo. Porque nuestra patria común es el humor. Y como bufones nos reconocimos de inmediato. Juan, Font, Vito y yo aficionados a no dejar títere con cabeza. Ese es nuestro problema y nuestra virtud, que somos capaces de reírnos de todo. Algo que a veces no es entendido por todos. Pero bendito sea ese lugar común que nos mantiene unidos. Un lugar llamado Club Caníbal. Un club tan descabellado como para decir un día que haría una trilogía. Un club tan osado que fue capaz de hacerla y llamarla ‘Crónicas Ibéricas’. El único club al que tengo el orgullo de pertenecer. Viva el Club Caníbal.

 

Crónicas ibéricas: una trilogía para la Historia en Madrid
©Nerea Castresana

 

FONT GARCÍA. ACTOR

Para mí la consecución de esta trilogía ha supuesto un sueño hecho realidad, traer los castillos del aire a la arena, juntarnos los cuatro unidos por el humor y por una visión parecida del teatro y de la vida. Poder, como amigos, familia, crear, divertirnos y pelearnos. Club Caníbal desde el primer día ha sido un sitio en el que hacer lo que me da la gana, eso es una bendición que creo que hemos sentido todos. Una de las cosas más grandes que me llevo de esta trilogía, y por tanto de mis compañeros, ha sido aprender a no tener razón, a confiar en el otro o en los otros… eso se queda para siempre. A veces ha sido muy fácil sacar la compañía adelante, y otras muy complicado y, a las dos etapas, les tengo el mismo cariño. El miedo que pasábamos el primer día en el Fringe antes de salir a escena lo calmamos con chupitos de ron, ahora eso es un ritual sagrado en el camerino (“aunque sea mojarte el labio”, le decimos a quien se atreve a pisar nuestro camerino. No sale sin catar el chupito del miedo).

 

VITO SANZ. ACTOR

‘Crónicas Ibéricas’ es el final de un viaje. Un viaje que empezó en el salón de una casa en la calle Magdalena, donde ahora seguramente vivirán unos desconocidos, y que cinco años atrás, sirvió como sala de ensayo improvisada para una compañía de teatro de cuatro tíos que aún no sabían que eran “compañía” y de los que, aún ahora, sigo cuestionando su virilidad de “tíos”. Es la conclusión, el cierre, el remate de un camino hermoso con tres grandes amigos, “los caníbales” como los llama mi madre, con los que he compartido horas de ensayos y furgoneta, peleas descarnadas, risas delirantes, cigarrillos nocturnos y habitaciones de hotel con desayuno incluido.

 

Crónicas ibéricas: una trilogía para la Historia en Madrid

 

JUAN VINUESA. ACTOR

Club Caníbal es la familia que uno elige y ha sido casa cuando han corrido vientos fríos. Tres preguntas la han formado: “¿Qué respeto merece una barbarie por ser considerada tradición?”,“¿qué lleva a una persona a hacerse pasar por alguien con discapacidad?” o “¿cómo afecta la adquisición de poder a alguien que nada tuvo en su infancia?”. Ha sido entender que, si queríamos reflexionar sobre la inclusión, qué mejor que tratar a un personaje con discapacidad como a cualquier otro. Sin condescendencia ni autocensura. También comprender que, aunque alguien se haya ofendido, está en su derecho pero no hay nada más patético que un autor explicando un chiste. Ha sido jugar a ser cada uno 25 personas diferentes (y eso para una persona que aprendió a nadar a los 11 años es mucho). Ha sido vivir lo que es que un teatro se te ponga en pie y, a la noche siguiente, sentir en otro que, de ese patio de butacas, nadie te dejaría a sus hijos un domingo por la tarde. Y ha sido recordar que el teatro es compañía e intentar aplicarnos aquello que decía Amos Oz: «Nunca he visto a un fanático con sentido del humor, ni a nadie con sentido del humor que sea un fanático».

 

 

Gracias a todas las personas que forman o han formado parte de Club Caníbal: Pablo Peña, Nerea Castresana, Salvador Carabante, Susana Rubio, Fratelli Mocca, Area Martínez, Alicia Pedraza, José Fernández Valencia, Silvia Rey, Vanessa Espín, Irene López Navarro, Lucía Esteso, Laura Nadal, Juanma Díez, Chete Guzmán, Fernando Clemente, Juanfra Romero, Joaquín Tejada y Sirai Triumph.